Hierba con olor a Wyeth

a C. C.

Las dos obras del artista estadounidense Andrew Wyeth* (1917-2009) que ahora se comentan, invitarían quizá a encajonar al pintor dentro del arte realista, pero pronto se cae en cuenta de que en su obra hay algo más que mera copia de la realidad. Se trata en principio de retratos; pero es el paisaje, el horizonte, la hierba, lo que otorga sentido a la composición que plasma una atmósfera de soledad y nostalgia. Ambos cuadros -conviene adelantar- poseen trasfondo dramático. El paisaje muestra el apacible mundo entre dos granjas del pueblo de Cushing, en el estado de Maine, EEUU (frontera con Quebec, Canadá).
Christina's World, 1948
El mundo de Cristina es quizá la obra más famosa e impactante del artista. Es el retrato -¿dónde está el rostro?- de Christina Olson, vecina del pintor (Wyeth vivía con su familia en la casa que se observa a la izquierda de la joven). Antes de cualquier interpretación, conviene revelar el dato de que Cristina padecía polio y no podía caminar; mujer muy guapa, vigorosa y dotada de gran sentido del humor, se desplazaba y jugaba en el campo de esa manera. Wyeth la atisbaba cada día desde su ventana. Y decidió pintarla. La crudeza del dato no mengua empero, el sentido profundo de la obra. Pues amén del obvio triunfo sobre la fatalidad, Christina's World es una reflexión sobre el horizonte de la vida. Así, Cristina, desde su postura o punto de vista, deviene mirada filosófica sobre la casa o lo que cada persona ha dispuesto como su propio centro del mundo (el proyecto personal y la circunstancia).
Ni que decir tiene que conviene esforzarse por llegar allí, como Cristina.
Trodden Weed, 1951
En Hierba pisada el pintor se retrató a sí mismo cuestionando de tal modo, el concepto mismo de retrato (de nuevo, ¿dónde está la cara?). Calza las viejas botas de su padre fallecido, un magnífico ilustrador de libros infantiles. El gesto es simbólico en cuanto alude al dicho de "morir con las botas puestas", pues Andrew en ese momento, se recobraba de una intervención quirúrgica. Sus pensamientos por tanto, fluctuaban entre lo mórbido y la huida suicida hacia adelante que insta a deambular sin rumbo fijo. Por fortuna, Wyeth mejoró de salud y pudo reírse después de la situación, pues vivió 50 años más, pero dejó constancia de su ánimo y visión en ese instante de miedo al futuro. Aun sin el dato, Trodden Weed-Hierba pisada trasmite la sensación de pisar fuerte sobre el mundo, sobre la hierba húmeda, es decir, sobre el propio camino o destino que siempre se recorre en soledad.
* (Pron. guai-eds)