domingo, 31 de agosto de 2014
sábado, 30 de agosto de 2014
viernes, 29 de agosto de 2014
jueves, 28 de agosto de 2014
miércoles, 27 de agosto de 2014
Atlas Farnesio
El así denominado Atlas Farnesio (por haber sido adquirido en 1575 por el cardenal Alessandro Farnesio) se exhibe hoy en día en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Se trata de una escultura en mármol de 2 metros de alto, con un globo de 65 centímetros de diámetro. Adviértase en la esfera celeste, entre otras figuras en altorrelieve, el barco Argos y, a la derecha, la constelación de Sagitario (amplíese)
En la escultura original, que data del 300 a. de C., se pueden observar en el globo cuarenta y dos constelaciones (de las cuarenta y ocho que se reconocían en la antigüedad, registradas por Claudio Ptolomeo en su tratado astronómico Almagesto)
Miércoles de caricatura mercurial
Heather Ledger en el papel del Joker, por Russo
Guillermo del Toro por Duque
martes, 26 de agosto de 2014
¿Por qué pensar en los 100 que no cumplió?
Lazos de familia
Odian de tal manera a la tía Angustias que se aprovechan hasta de las vacaciones para hacérselo saber. Apenas la familia sale hacia diversos rumbos turísticos, diluvio de tarjetas postales en Agfacolor, en kodachrome, hasta en blanco y negro si no hay otras a tiro, pero todas sin excepción recubiertas de insultos. De Rosario, de San Andrés de Giles, de Chivilcoy, de la esquina de Chacabuco y Moreno, los carteros cinco o seis veces por día a las puteadas, la tía Angustias feliz. Ella no sale nunca de su casa, le gusta quedarse en el patio, se pasa los días recibiendo las tarjetas postales y está encantada.
Modelos de tarjetas: «Salud, asquerosa, que te parta un rayo, Gustavo». «Te escupo en el tejido, Josefina». «Que el gato te seque a meadas los malvones, tu hermanita». Y así consecutivamente.
La tía Angustias se levanta temprano para atender a los carteros y darles propinas. Lee las tarjetas, admira las fotografías y vuelve a leer los saludos. De noche saca su álbum de recuerdos y va colocando con mucho cuidado la cosecha del día, de manera que se puedan ver las vistas pero también los saludos. «Pobres ángeles, cuántas postales me mandan», piensa la tía Angustias, «ésta con la vaquita, ésta con la iglesia, aquí el lago Traful, aquí el ramo de flores», mirándolas una a una enternecida y clavando alfileres en cada postal, cosa de que no vayan a salirse del álbum, aunque eso sí clavándolas siempre en las firmas vaya a saber por qué.
-Julio Cortázar, fallecido a los 69 años
Odian de tal manera a la tía Angustias que se aprovechan hasta de las vacaciones para hacérselo saber. Apenas la familia sale hacia diversos rumbos turísticos, diluvio de tarjetas postales en Agfacolor, en kodachrome, hasta en blanco y negro si no hay otras a tiro, pero todas sin excepción recubiertas de insultos. De Rosario, de San Andrés de Giles, de Chivilcoy, de la esquina de Chacabuco y Moreno, los carteros cinco o seis veces por día a las puteadas, la tía Angustias feliz. Ella no sale nunca de su casa, le gusta quedarse en el patio, se pasa los días recibiendo las tarjetas postales y está encantada.
Modelos de tarjetas: «Salud, asquerosa, que te parta un rayo, Gustavo». «Te escupo en el tejido, Josefina». «Que el gato te seque a meadas los malvones, tu hermanita». Y así consecutivamente.
La tía Angustias se levanta temprano para atender a los carteros y darles propinas. Lee las tarjetas, admira las fotografías y vuelve a leer los saludos. De noche saca su álbum de recuerdos y va colocando con mucho cuidado la cosecha del día, de manera que se puedan ver las vistas pero también los saludos. «Pobres ángeles, cuántas postales me mandan», piensa la tía Angustias, «ésta con la vaquita, ésta con la iglesia, aquí el lago Traful, aquí el ramo de flores», mirándolas una a una enternecida y clavando alfileres en cada postal, cosa de que no vayan a salirse del álbum, aunque eso sí clavándolas siempre en las firmas vaya a saber por qué.
-Julio Cortázar, fallecido a los 69 años
Atlas/O el cielo sobre nuestra cabeza
Atlas con las esferas celestes a lomo, 1515, grabado de Hans Holbein
Atlas carga la esfera de las constelaciones, 1560, grabado de Durero
Atlas carga a Urano, el cielo (no a Gaia, la Tierra)
Detalle del Atlas Farnesio
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¿Qué soporta el titán Atlas en hombros?
Atlas carga la esfera de las constelaciones, 1560, grabado de Durero
Atlas carga a Urano, el cielo (no a Gaia, la Tierra)
Detalle del Atlas Farnesio
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¿Qué soporta el titán Atlas en hombros?
Don Étimo y los Emmy
Ayer se llevó a cabo la entrega de premios a lo mejor de la TV gringa: los Emmy
Awards, vigentes desde la posguerra, en los albores (1949) de la década de los cincuenta, cuando brotaron en serie los miembros de tradicional familia ideal de clase media norteamericana, modelo a seguir del American-Way-of-Life (o consumismo compulsivo familiar: ¡todos al Mall!) que hizo impensable "la célula básica de la sociedad" sin casa propia, auto propio, niños propios, perro propio y... TV propia.
¿Por qué los premios se llaman Emmy? La jerga gringa perezosa y, por ende, proclive a las contracciones, bautizó con nombre de mujer (Emmy) dichos premios de TV, por el parecido fonético de emmy con la contracción: immy, pronunciación inicial de 'imidch' o image-tube, imagen en pantalla del televisor de bulbo.
En los cincuentas, la TV era la máxima tecnología de comunicación masiva. De ahí que la estatuilla de los Emmy, según los diseñadores, simbolizara la conjunción de ciencia (en su noción de ciencia aplicada o tecnología)... y arte (la interpretación de los actores, la labor del guionista, la dirección del teledrama), conjunto representado por una mujer con alas, ¡Oh, ángel de la señal instantánea!, sosteniendo un gran átomo. Trofeo obsoleto porque la imagen del átomo ya no es, en el imaginario popular, sinónimo de ciencia moderna ni la TV es ya 'tecnología de punta': lo es ahora el internet que posibilita el adictivo-enjambre-de-perfiles, vulgo 'redes sociales', o -actualizando el cacofónico Himno Nacional-u-u-un gadget con aplicaciones en-cada-hijo-te-dio.
De cualquier manera, 'todo-el-mundo' habrá contemplado la ceremonia de premios Emmy con arrobo extático (la zorra-que no-alcanza-pero-saliva-las-uvas del glamour) y pasmo admirativo (esto es una orden masiva: atiéndase con morbo y tómese nota pormenorizada -nombres y apellidos; parejas y consortes- de los especímenes peatonales de la red carpet, pues la moda, el gesto, el estilo a imitar está en los detalles de la alfombra mágica del E!ntretenimiento gringo urbi et orbi).
¿Quién ganó este año en la TV estadounidense? ¿Breaking Bad o Modern family? Da igual: atada con cable al cable, la audiencia cautiva de la periferia mexicana se rinde extasiada a las series gringas de televisión, género que se erige como el único remedio casero posible contra el habitual déficit de atención. O casi, va el zapping! (MFM)
Awards, vigentes desde la posguerra, en los albores (1949) de la década de los cincuenta, cuando brotaron en serie los miembros de tradicional familia ideal de clase media norteamericana, modelo a seguir del American-Way-of-Life (o consumismo compulsivo familiar: ¡todos al Mall!) que hizo impensable "la célula básica de la sociedad" sin casa propia, auto propio, niños propios, perro propio y... TV propia.
¿Por qué los premios se llaman Emmy? La jerga gringa perezosa y, por ende, proclive a las contracciones, bautizó con nombre de mujer (Emmy) dichos premios de TV, por el parecido fonético de emmy con la contracción: immy, pronunciación inicial de 'imidch' o image-tube, imagen en pantalla del televisor de bulbo.
En los cincuentas, la TV era la máxima tecnología de comunicación masiva. De ahí que la estatuilla de los Emmy, según los diseñadores, simbolizara la conjunción de ciencia (en su noción de ciencia aplicada o tecnología)... y arte (la interpretación de los actores, la labor del guionista, la dirección del teledrama), conjunto representado por una mujer con alas, ¡Oh, ángel de la señal instantánea!, sosteniendo un gran átomo. Trofeo obsoleto porque la imagen del átomo ya no es, en el imaginario popular, sinónimo de ciencia moderna ni la TV es ya 'tecnología de punta': lo es ahora el internet que posibilita el adictivo-enjambre-de-perfiles, vulgo 'redes sociales', o -actualizando el cacofónico Himno Nacional-u-u-un gadget con aplicaciones en-cada-hijo-te-dio.
De cualquier manera, 'todo-el-mundo' habrá contemplado la ceremonia de premios Emmy con arrobo extático (la zorra-que no-alcanza-pero-saliva-las-uvas del glamour) y pasmo admirativo (esto es una orden masiva: atiéndase con morbo y tómese nota pormenorizada -nombres y apellidos; parejas y consortes- de los especímenes peatonales de la red carpet, pues la moda, el gesto, el estilo a imitar está en los detalles de la alfombra mágica del E!ntretenimiento gringo urbi et orbi).
¿Quién ganó este año en la TV estadounidense? ¿Breaking Bad o Modern family? Da igual: atada con cable al cable, la audiencia cautiva de la periferia mexicana se rinde extasiada a las series gringas de televisión, género que se erige como el único remedio casero posible contra el habitual déficit de atención. O casi, va el zapping! (MFM)
El resultado de entrevistar a un presidente analfabeto/ O de hablar de todo menos de (¡horror!) libros
-Héctor de Mauleón, 25 de agosto de 2014
El director del Fondo de Cultura Económica (FCE) decidió celebrar los 80 años de la legendaria editorial que dirige, mediante la transmisión de un programa de 90 minutos en el que el presidente Enrique Peña Nieto no habló de la fundación del Fondo de Cultura Económica, ni de los libros que a lo largo de ocho décadas ha publicado el Fondo de Cultura Económica, ni de los autores que a lo largo de ese tiempo ha dado a conocer el Fondo de Cultura Económica, ni tampoco de los temas que la editorial ha traído a la cultura mexicana desde que publicó, en 1935, su primer libro (El dólar plata, traducido por Salvador Novo).
No, el presidente fue al aniversario del Fondo de Cultura Económica a hablar de las reformas estructurales que su gobierno ha emprendido. Seis señalados periodistas preguntaban, y el presidente contestaba, o hacía que contestaba. Las redes sociales hirvieron desde el primer instante: se cuestionó duramente la calidad de las preguntas y la calidad de las respuestas. En mi opinión, quedó de lado la cuestión de fondo: el desprecio tradicional por la cultura, el espectáculo de ver actuar al director del Fondo no como director del Fondo, sino como comunicador social de la Presidencia.
Me gusta pensar que el FCE nació, no el 3 de septiembre de 1934, según se lee en los libros de historia, sino un poco antes, la tarde en que el filósofo español más influyente de su tiempo, José Ortega y Gasset, demostró su desdén infinito por la cultura latinoamericana y una ceguera absoluta sobre el tiempo que estaba viviendo.
En México se acababa de abrir la carrera de Economía. Terminaba el "maximato". No había en el país los libros de economía más básicos: los pocos que circulaban estaban escritos en inglés, y los estudiantes mexicanos no conocían otra lengua que la suya.
Daniel Cosío Villegas concibió la idea de viajar a España para proponer a los editores de Espasa Calpe que editaran libros de economía traducidos por mexicanos. Las ganancias se quedarían en la península, pero los estudiantes naciuonales podrían tener acceso a algunos títulos. Ortega y Gasset, asesor de Espasa, declaró que el día en que los latinoamericanos tuvieran algo que ver en la actividad cultural de España, la cultura española "se volvería una cena de negros."
Cosío regresó con la idea de formar una pequeña editorial que pusiera la literatura económica al alcance de los estudiantes. Tras reunir el donativo de algunos amigos burócratas, propuso al estado mexicano la creación de un fideicomiso. "Aseguramos una completa independencia, pues ni el gobierno ni los particulares podrían decirnos 'doy dinero si ustedes hacen tal o cual cosa', declaró.
En tres años sólo pudo publicar 16 títulos. Esos libros bastaron, sin embargo, para que el FCE empezara a convertirse en un fenómeno inédito en la historia cultural de América Latina.
Como sucede en las novelas, en 1937 llegó el exilio español, del que formaban parte editores, traductores, correctores de estilo. Aquello fue una verdadera cena de negros que habría hecho vomitar a Ortega (y, como dice el chiste, también a Gasset). El FCE amplió su vocación económica, se asomó a la literatura y al pensamiento humanista contemporáneo, ensanchó su catálogo editorial, abrió nuevas colecciones que pronto se volvieron legendarias y adquirió un papel protagónico en el surgimiento de la industria editorial mexicana. Antonio Caso, Alfonso Reyes, Silvio Zavala, Agustín Millares, Pedro Henríquez Ureña, José Gaos, Joaquín Díez-Canedo, son sólo algunas de las firmas que ayudaron a consolidar su prestigio.
Pero la política suele estorbar los proyectos editoriales. Cosío dejó la dirección del FCE, dice el historiador Víctor Erwin Nova, en parte por su carácter difícil y autoritario; en parte por un artículo, La crisis de México, que molestó al presidente Alemán (el artículo decía que 'la Revolución había sido capturada por arribistas sin ideología').
En su lugar quedó el argentino Arnaldo Orfila, quien a lo largo de 17 años no sólo prosiguió la obra de Cosío sino hizo de la editorial, para decirlo en pocas palabras, la casa de la cultura mexicana y una sede del pensamiento universal. Gracias a Orfila, el Fondo dejó de ser una editorial para académicos y universitarios y se volvió una editorial para lectores, con proyección nacional e iberoamericana.
Orfila fue despedido por tres razones: por el escándalo que desató la publicación del libro Los hijos de Sánchez, acusado de denigrar a México; por la simpatía que él le domostraba a la revolución cubana "y a todo lo relacionado con el tercer mundo"; y porque al presidente Díaz Ordaz no le gustó que un personaje con ese perfil tuviera la visibilidad que Orfila había adquirido. Intervino la editorial y dejó como director a un personaje afín: Salvador Azuela. Se conoce de sobra la lucha emprendida por los editores que han dirigido el Fondo.
Muchos nos preguntamos por su futuro en estos tiempos de crisis del libro. El FCE es, sin embargo, todos los libros que en este país hemos leído: de Juan Rulfo a Octavio Paz, de Elena Garro a José Emilio Paceco, de Carlos Fuentes a Sor Juana, de Juan José Arreola a Rodolfo Usigli, de Bertrand Russell a Roger Chartier, de Marc Bloch a Claude Lévi-Strauss...
¿Es tan difícil recordarlo?
lunes, 25 de agosto de 2014
¿Y la labor del FCE? Al fondo a la derecha
Conversación a modo
-Jesús Silva Herzog
Se entiende que el gobierno defienda su gestión, que argumente el
sentido de los cambios que ha impulsado, que llame al respaldo. Se
aprecia que finalmente haya un esfuerzo de comunicación pública, tras el
encierro de las negociaciones palaciegas. Lamentable que, para hacerlo
atropelle a una institución de cultura tan importante para México como
el Fondo de Cultura Económica.
Sin vínculo con la misión de la editorial, la entrevista constituyó, estrictamente, una violación de su Estatuto Orgánico. El Fondo de Cultura Económica no es un órgano periodístico ni merece trato de agencia de relaciones públicas de la Presidencia. Lejos de ser una conversación a fondo, la editorial organizó una conversación a modo. Uno de los momentos más penosos en la historia de esa casa. Una institución pública de cultura convertida en plataforma publicitaria de la Presidencia. La estructura del programa exhibió, en primer lugar, una perversión de nuestra vida pública que no puede considerarse normal. Un funcionario público conduce un programa televisivo para entrevistar… a su jefe. Los temas que se plantean para guiar la conversación son… los que convienen al jefe y se plantean con la elogiosa etiqueta de sus promotores: Las Reformas Estructurales. ¿El crimen, la inseguridad, la falta de crecimiento? Temas fastidiosos que podrían molestar al Señorpresidente que tan generosamente abre las puertas de Palacio Nacional. El tema único son "Las Reformas" y los periodistas invitados para interrogar al jefe coinciden en lo fundamental con ellas. En un lance de atrevimiento, el director del Fondo de Cultura Económica osó plantear lo que él consideró una "provocación". Si a alguno de ustedes les hubieran dicho que Peña Nieto conseguiría en 20 meses todo lo que se propuso, ¿lo habrían creído? ¿Provocación? No: piropo. Y los piropos al jefe merecen otro nombre: adulación.
Esa es la mancha que deja el evento. El Fondo de Cultura Económica, una institución capital de nuestra cultura, ofreciendo tribuna al servilismo más obsceno, levantando murallas a lo discutible, masticando las superficialidades del columnismo cotidiano.
Algo aportó esa entrevista: una confesión. Para el presidente la corrupción es un molestia menor, un hábito cultural. Es un fenómeno mundial. Está en la misma naturaleza humana, insistió. Luego soltó su convicción profunda y firme: la corrupción es un fenómeno cultural. La corrupción, "es un tema, yo insisto, de orden cultural." En una intervención muy oportuna y clara, León Krauze discrepó: la corrupción no radica en nuestro modo de ser, sino en un régimen político fincado, como dijo Zaid, en la propiedad privada de las funciones públicas. Ubicar la corrupción en el espacio de las costumbres es abdicar a combatirlo institucionalmente, es confiar en la intervención de los siglos, disculpar los abusos con excusas antropológicas. La confesión presidencial es en extremo preocupante. Que siga pensando a estas alturas que la corrupción es un tema "de orden cultural" significa que la corrupción existe porque "así somos." Hacer trampa está en nuestra naturaleza histórica. Peña Nieto apuesta a una solución: ¡la reforma educativa! Tenemos que fomentar valores, principios. No será con mecanismos persecutorios que podremos cambiar nuestra cultura. El argumento del presidente será lamentable pero no es incongruente: si se cree que la corrupción es un hábito cultural, habrá que esperar que dentro de dos o tres generaciones empiecen a cambiar los valores de los mexicanos.
Tal vez Peña Nieto pensaba en la escuelas de su estado natal donde, en lugar de civismo, se imparten lecciones prácticas de vasallaje. Animal político hizo público un documento que merecería un escándalo gigantesco. La oficina de Servicios Educativos Integrados del Estado de México instruyó a los directores de las escuelas públicas que leyeran un mensaje de promoción del presidente y el gobernador. Había que agradecer al presidente Peña Nieto el regalo de 317 mil tabletas. Sí: esa fue la primera lección que recibieron los niños mexiquenses este año escolar. Los servicios públicos presentados como obsequio de los gobernantes. Como la entrevista del Fondo de Cultura Económica, hay que empezar dándole las gracias al Señorpresidente.
Este experimento de modernización ya lo conocimos. Que la modernidad mexicana sea en verdad "nuestra": corrupta, como, a juicio del PRI, somos.
José Carreño Carlón, actual director del FCE (y Jefe de Prensa durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari)
Sin vínculo con la misión de la editorial, la entrevista constituyó, estrictamente, una violación de su Estatuto Orgánico. El Fondo de Cultura Económica no es un órgano periodístico ni merece trato de agencia de relaciones públicas de la Presidencia. Lejos de ser una conversación a fondo, la editorial organizó una conversación a modo. Uno de los momentos más penosos en la historia de esa casa. Una institución pública de cultura convertida en plataforma publicitaria de la Presidencia. La estructura del programa exhibió, en primer lugar, una perversión de nuestra vida pública que no puede considerarse normal. Un funcionario público conduce un programa televisivo para entrevistar… a su jefe. Los temas que se plantean para guiar la conversación son… los que convienen al jefe y se plantean con la elogiosa etiqueta de sus promotores: Las Reformas Estructurales. ¿El crimen, la inseguridad, la falta de crecimiento? Temas fastidiosos que podrían molestar al Señorpresidente que tan generosamente abre las puertas de Palacio Nacional. El tema único son "Las Reformas" y los periodistas invitados para interrogar al jefe coinciden en lo fundamental con ellas. En un lance de atrevimiento, el director del Fondo de Cultura Económica osó plantear lo que él consideró una "provocación". Si a alguno de ustedes les hubieran dicho que Peña Nieto conseguiría en 20 meses todo lo que se propuso, ¿lo habrían creído? ¿Provocación? No: piropo. Y los piropos al jefe merecen otro nombre: adulación.
Esa es la mancha que deja el evento. El Fondo de Cultura Económica, una institución capital de nuestra cultura, ofreciendo tribuna al servilismo más obsceno, levantando murallas a lo discutible, masticando las superficialidades del columnismo cotidiano.
Algo aportó esa entrevista: una confesión. Para el presidente la corrupción es un molestia menor, un hábito cultural. Es un fenómeno mundial. Está en la misma naturaleza humana, insistió. Luego soltó su convicción profunda y firme: la corrupción es un fenómeno cultural. La corrupción, "es un tema, yo insisto, de orden cultural." En una intervención muy oportuna y clara, León Krauze discrepó: la corrupción no radica en nuestro modo de ser, sino en un régimen político fincado, como dijo Zaid, en la propiedad privada de las funciones públicas. Ubicar la corrupción en el espacio de las costumbres es abdicar a combatirlo institucionalmente, es confiar en la intervención de los siglos, disculpar los abusos con excusas antropológicas. La confesión presidencial es en extremo preocupante. Que siga pensando a estas alturas que la corrupción es un tema "de orden cultural" significa que la corrupción existe porque "así somos." Hacer trampa está en nuestra naturaleza histórica. Peña Nieto apuesta a una solución: ¡la reforma educativa! Tenemos que fomentar valores, principios. No será con mecanismos persecutorios que podremos cambiar nuestra cultura. El argumento del presidente será lamentable pero no es incongruente: si se cree que la corrupción es un hábito cultural, habrá que esperar que dentro de dos o tres generaciones empiecen a cambiar los valores de los mexicanos.
Tal vez Peña Nieto pensaba en la escuelas de su estado natal donde, en lugar de civismo, se imparten lecciones prácticas de vasallaje. Animal político hizo público un documento que merecería un escándalo gigantesco. La oficina de Servicios Educativos Integrados del Estado de México instruyó a los directores de las escuelas públicas que leyeran un mensaje de promoción del presidente y el gobernador. Había que agradecer al presidente Peña Nieto el regalo de 317 mil tabletas. Sí: esa fue la primera lección que recibieron los niños mexiquenses este año escolar. Los servicios públicos presentados como obsequio de los gobernantes. Como la entrevista del Fondo de Cultura Económica, hay que empezar dándole las gracias al Señorpresidente.
Este experimento de modernización ya lo conocimos. Que la modernidad mexicana sea en verdad "nuestra": corrupta, como, a juicio del PRI, somos.
José Carreño Carlón, actual director del FCE (y Jefe de Prensa durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari)
domingo, 24 de agosto de 2014
sábado, 23 de agosto de 2014
viernes, 22 de agosto de 2014
Don Étimo y el río viral
La enfermedad conocida como ébola se detectó por primera vez en agosto de 1976, en las cercanías del río Ébola, en la República Democrática del Congo, antes Zaire; de ahí el nombre popular: ébola; y el científico: Zaire ebolavirus. El virus del ébola fluye hoy en día precisamente cual caudaloso río. Por cierto, ¿cuál es la diferencia entre virus y bacteria? Los virus son organismos acelulares (sin células) que no tienen metabolismo propio y para reproducirse necesitan habitar en las células de otro organismo vivo, las cuales se denominan células huésped (un ejemplo de virus además del ébola, es el VIH o virus de inmunodeficiencia humana). En cambio, las bacterias son microorganismos unicelulares con la estructura celular necesaria para su crecimiento y reproducción. Las bacterias no son necesariamente nocivas -los virus, siempre- para el organismo (por ejemplo, los intestinos requieren de ciertas bacterias para funcionar).Una de las bacterias que en el pasado causó estragos fue la mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch, causante como indica, de la tuberculosis.
Diálogo entre el Sujeto y el Objeto/ Del punto de vista
Microcosmos y macrocosmos
(un diálogo entre la materia y el sujeto del conocimiento):
El defectuoso parecer concerniente a la contradicción entre materialismo e idealismo podría quedar dilucidado mediante un diálogo entre la materia y el sujeto, un drama que también podría titularse "macrocosmos y microcosmos":
El Sujeto: Yo soy, y fuera de mí no hay nada, puesto que el mundo es una representación mía.
La Materia: ¡Qué delirio tan osado! Yo, yo soy, y nada hay fuera de mí. Pues el mundo es mi forma transitoria. Tú eres un mero resultado de una parte de esa forma y, por ello, eres algo casual y fortuito.
El Sujeto: ¡Cuán disparatada arrogancia!. Ni tú ni el mundo existiríais sin mí y a mí estáis condicionados. Quien haga abstracción de mí y crea poder seguir pensando vuestra existencia, da en concebir un tosco engaño; su existencia al margen de mi representación supone una inmediata contradicción, un hierro de madera. Ambas cosas están representadas por mí, mi representación es el ámbito de su existencia, y por ende, yo soy su primera condición.
La Materia: Afortunadamente la osadía de tus asertos será puesta muy pronto en sus sitio y no merced a meras palabras; algunos instantes más y dejarás de ser nada en realidad, te hundirás en la nada junto con tu grandilocuencia, después de haberte columpiado transitoriamente cual una sombra espectral y correr la suerte de cada una de mis efímeras formas. Pero yo, en cambio, permanezco incólume y sin merma siglo tras siglo, a través del tiempo infinito, y presencio impávida el juego de las transformaciones de mis formas.
El Sujeto: Ese tiempo infinito, que te vanaglorias de atravesar, así como el espacio igualmente infinito, sólo existen en mi representación, habida cuenta de que son meras formas de mi representación, esa representación que albergo dentro de mí y en la que tú te presentas, dando cabida a todo cuanto eres. El aniquilamiento con que me amenazas, no me atañe, pues de lo contrario tú te verías aniquilada junto conmigo; ese aniquilamiento le concierne sólo al individuo que es mi portador por algún tiempo y que, como todo lo demás, es representado por mí.
La Materia: Aun cuando te conceda esto y lo admita, tu existencia, a la cual ese transitorio individuo está indisolublemente ligado, lejos de ser algo que se sostiene por sí mismo, sigue dependiendo pese a todo de la mía propia. Pues tú sólo eres sujeto en tanto que tengas un objeto, y ese objeto soy yo; yo soy el núcleo y su contenido, lo que permanece, aquello que lo coaliga y sin lo cual revolotea tan incoherente como sustancialmente, al igual que los sueños y las fantasías de tus individuos, quienes gracias sólo a mí ponen a buen recaudo su apariencia.
El Sujeto: Haces bien en no querer impugnarme a través de mi existencia por el hecho de manifestarse ésta en los individuos, pues tan inseparablemente encadenado a ella como yo lo estoy, lo estás tú a tu hermana, la forma, sin la cual no te manifiestas nunca. A ti, al igual que a mí, ningún ojo te ha visto desnuda y a solas, ya que ambos somos meras abstracciones, y por lo tanto, entes de razón. Un ser es, al fin y a la postre, algo que se intuye a sí mismo y es intuido de suyo, aun cuando su ser en sí mismo no pueda consistir en esa intuición ni en el proceso de verse intuido, papeles que nos repartimos entre ambos.
Ambos: Así pues, estamos inseparablemente unidos como partes necesarias de un todo, el cual nos comprende a ambos y se halla por encima de los dos como un género superior. Sólo un malentendido puede enfrentarnos para que cada uno combata la existencia del otro, siendo así que la suya propia se mantiene o quiebra con ella.
Este otro género superior es el mundo como representación o la manifestación, con cuya desaparición sólo queda todavía la voluntad, en cuanto algo metafísicamente puro, como cosa en sí. Pero aquel que no reconoce como tal a la voluntad, puede colocar en su lugar una x, al que también puede dar en llamar y o z, como le venga en gana.
-Arthur Schopenhauer
El defectuoso parecer concerniente a la contradicción entre materialismo e idealismo podría quedar dilucidado mediante un diálogo entre la materia y el sujeto, un drama que también podría titularse "macrocosmos y microcosmos":
El Sujeto: Yo soy, y fuera de mí no hay nada, puesto que el mundo es una representación mía.
La Materia: ¡Qué delirio tan osado! Yo, yo soy, y nada hay fuera de mí. Pues el mundo es mi forma transitoria. Tú eres un mero resultado de una parte de esa forma y, por ello, eres algo casual y fortuito.
El Sujeto: ¡Cuán disparatada arrogancia!. Ni tú ni el mundo existiríais sin mí y a mí estáis condicionados. Quien haga abstracción de mí y crea poder seguir pensando vuestra existencia, da en concebir un tosco engaño; su existencia al margen de mi representación supone una inmediata contradicción, un hierro de madera. Ambas cosas están representadas por mí, mi representación es el ámbito de su existencia, y por ende, yo soy su primera condición.
La Materia: Afortunadamente la osadía de tus asertos será puesta muy pronto en sus sitio y no merced a meras palabras; algunos instantes más y dejarás de ser nada en realidad, te hundirás en la nada junto con tu grandilocuencia, después de haberte columpiado transitoriamente cual una sombra espectral y correr la suerte de cada una de mis efímeras formas. Pero yo, en cambio, permanezco incólume y sin merma siglo tras siglo, a través del tiempo infinito, y presencio impávida el juego de las transformaciones de mis formas.
El Sujeto: Ese tiempo infinito, que te vanaglorias de atravesar, así como el espacio igualmente infinito, sólo existen en mi representación, habida cuenta de que son meras formas de mi representación, esa representación que albergo dentro de mí y en la que tú te presentas, dando cabida a todo cuanto eres. El aniquilamiento con que me amenazas, no me atañe, pues de lo contrario tú te verías aniquilada junto conmigo; ese aniquilamiento le concierne sólo al individuo que es mi portador por algún tiempo y que, como todo lo demás, es representado por mí.
La Materia: Aun cuando te conceda esto y lo admita, tu existencia, a la cual ese transitorio individuo está indisolublemente ligado, lejos de ser algo que se sostiene por sí mismo, sigue dependiendo pese a todo de la mía propia. Pues tú sólo eres sujeto en tanto que tengas un objeto, y ese objeto soy yo; yo soy el núcleo y su contenido, lo que permanece, aquello que lo coaliga y sin lo cual revolotea tan incoherente como sustancialmente, al igual que los sueños y las fantasías de tus individuos, quienes gracias sólo a mí ponen a buen recaudo su apariencia.
El Sujeto: Haces bien en no querer impugnarme a través de mi existencia por el hecho de manifestarse ésta en los individuos, pues tan inseparablemente encadenado a ella como yo lo estoy, lo estás tú a tu hermana, la forma, sin la cual no te manifiestas nunca. A ti, al igual que a mí, ningún ojo te ha visto desnuda y a solas, ya que ambos somos meras abstracciones, y por lo tanto, entes de razón. Un ser es, al fin y a la postre, algo que se intuye a sí mismo y es intuido de suyo, aun cuando su ser en sí mismo no pueda consistir en esa intuición ni en el proceso de verse intuido, papeles que nos repartimos entre ambos.
Ambos: Así pues, estamos inseparablemente unidos como partes necesarias de un todo, el cual nos comprende a ambos y se halla por encima de los dos como un género superior. Sólo un malentendido puede enfrentarnos para que cada uno combata la existencia del otro, siendo así que la suya propia se mantiene o quiebra con ella.
Este otro género superior es el mundo como representación o la manifestación, con cuya desaparición sólo queda todavía la voluntad, en cuanto algo metafísicamente puro, como cosa en sí. Pero aquel que no reconoce como tal a la voluntad, puede colocar en su lugar una x, al que también puede dar en llamar y o z, como le venga en gana.
-Arthur Schopenhauer
jueves, 21 de agosto de 2014
Es jueves del Acertijo
-Gatúbela va en bicicleta por avenida Chapultepec, sin embargo va corriendo
¿Cómo se llama su perro?
¿Cómo se llama su perro?
De ribete
SACIAMORBOS
-Carlos Loret de Mola, 21 de agosto de 2014
Mandan atentas cartas los legisladores panistas Juan Bueno Torio y Francisco García Cabeza de Vaca. Rechazan categóricamente haber intercambiado su voto en la reforma energética por contratos a empresarios aliados, como me revelaron fuentes que cité antier en este espacio bajo el título Los 4 jinetes del PAN.
Bueno Torio agrega: "que por cierto no fuimos sólo cuatro sino seis los que participamos, le faltó Salvador Vega Casillas y Jorge Luis Lavalle. Le aseguro que todos lo hicimos por el mejor interés del país".
Agradezco ambas respetuosas réplicas. Sólo contesto que dichas fuentes nunca me han fallado.
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Cartón publicado el 30 de septiembre de 2003, en El Independiente (amplíese)
-Carlos Loret de Mola, 21 de agosto de 2014
Mandan atentas cartas los legisladores panistas Juan Bueno Torio y Francisco García Cabeza de Vaca. Rechazan categóricamente haber intercambiado su voto en la reforma energética por contratos a empresarios aliados, como me revelaron fuentes que cité antier en este espacio bajo el título Los 4 jinetes del PAN.
Bueno Torio agrega: "que por cierto no fuimos sólo cuatro sino seis los que participamos, le faltó Salvador Vega Casillas y Jorge Luis Lavalle. Le aseguro que todos lo hicimos por el mejor interés del país".
Agradezco ambas respetuosas réplicas. Sólo contesto que dichas fuentes nunca me han fallado.
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Cartón publicado el 30 de septiembre de 2003, en El Independiente (amplíese)
miércoles, 20 de agosto de 2014
Bueno Torio/ O roedores que vienen de lejos
Los 4 jinetes del PAN
-Carlos Loret de Mola, 19 de agosto de 2014
Sus
interlocutores los desdeñan. Sus colegas legisladores prefieren guardar
distancia. Sus compañeros de partido les vieron el cobre y sólo
levantan las cejas.
En los pasillos del Congreso y en las oficinas del gobierno federal, cuatro panistas quedaron manchados de chapopote al concluir la aprobación de la Reforma Energética.
Según fuentes involucradas en las negociaciones que condujeron al cambio radical en las reglas de cómo se manejan Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, hubo quienes intercambiaron su apoyo por contratos.
No se supo en la opinión pública porque muchos diputados y senadores de distintos partidos, que fueron testigos, optaron por interpretar una especie de "secreto profesional" y no denunciar.
Según los mismos informantes, cuando el gobierno y el PRI empezaron a buscar aliados para aprobar la Reforma Energética, un grupo de panistas comprometió su apoyo legislativo y al mismo tiempo solicitó beneficiar a una empresa que en ese momento no estaba en el centro del escándalo: Oceanografía.
Pero cuando ésta cayó en la desgracia del descrédito internacional, las peticiones de contratos relacionados directamente con el negocio energético se volvieron solicitudes de presupuesto por donde fuera: asignaciones de compras de escritorios, uniformes, lápices, todo para sus amigos.
Según el registro de varios involucrados en las negociaciones, los cuatro panistas que destacaron en este singular cabildeo fueron Juan Bueno Torio, Rubén Camarillo, Francisco Domínguez y Francisco García Cabeza de Vaca.
Algunos datos para refrescar la memoria:
El diputado Bueno Torio fue alto funcionario de Petróleos Mexicanos: en la recta final del sexenio de Vicente Fox encabezó Pemex Refinación. Ha sido objeto de muchas denuncias sobre su presunto involucramiento en casos de corrupción, especialmente el de Oceanografía. Ninguna denuncia ha prosperado en tribunales. El PAN ha estado siempre interesado en brindarle fuero. Nunca ha dejado de tenerlo desde que dejó Pemex: fue senador durante todo el sexenio de Calderón y diputado federal en lo que va de la actual administración.
El también diputado Rubén Camarillo, oriundo de Aguascalientes, es socio del priista Francisco Labastida Ochoa. Se estrecharon sus lazos durante el sexenio pasado cuando ambos fueron senadores y estuvieron involucrados en las discusiones energéticas, cuya Comisión presidía Labastida, hoy retirado de la política y dedicado a los negocios.
El senador queretano Francisco Domínguez, que aspira a la candidatura del PAN para ser gobernador de su estado el próximo año, sorprendió cuando públicamente refrendó su amistad/apoyo a los hermanos Rodríguez Borgio, sobre quienes pesa la acusación de lavado de dinero.
Habrá que seguir la ruta del dinero en las carreteras que llevan estos cuatro nombres.
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Cartón publicado el 28 de agosto de 2003, en el periódico El Independiente (amplíese)
En los pasillos del Congreso y en las oficinas del gobierno federal, cuatro panistas quedaron manchados de chapopote al concluir la aprobación de la Reforma Energética.
Según fuentes involucradas en las negociaciones que condujeron al cambio radical en las reglas de cómo se manejan Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, hubo quienes intercambiaron su apoyo por contratos.
No se supo en la opinión pública porque muchos diputados y senadores de distintos partidos, que fueron testigos, optaron por interpretar una especie de "secreto profesional" y no denunciar.
Según los mismos informantes, cuando el gobierno y el PRI empezaron a buscar aliados para aprobar la Reforma Energética, un grupo de panistas comprometió su apoyo legislativo y al mismo tiempo solicitó beneficiar a una empresa que en ese momento no estaba en el centro del escándalo: Oceanografía.
Pero cuando ésta cayó en la desgracia del descrédito internacional, las peticiones de contratos relacionados directamente con el negocio energético se volvieron solicitudes de presupuesto por donde fuera: asignaciones de compras de escritorios, uniformes, lápices, todo para sus amigos.
Según el registro de varios involucrados en las negociaciones, los cuatro panistas que destacaron en este singular cabildeo fueron Juan Bueno Torio, Rubén Camarillo, Francisco Domínguez y Francisco García Cabeza de Vaca.
Algunos datos para refrescar la memoria:
El diputado Bueno Torio fue alto funcionario de Petróleos Mexicanos: en la recta final del sexenio de Vicente Fox encabezó Pemex Refinación. Ha sido objeto de muchas denuncias sobre su presunto involucramiento en casos de corrupción, especialmente el de Oceanografía. Ninguna denuncia ha prosperado en tribunales. El PAN ha estado siempre interesado en brindarle fuero. Nunca ha dejado de tenerlo desde que dejó Pemex: fue senador durante todo el sexenio de Calderón y diputado federal en lo que va de la actual administración.
El también diputado Rubén Camarillo, oriundo de Aguascalientes, es socio del priista Francisco Labastida Ochoa. Se estrecharon sus lazos durante el sexenio pasado cuando ambos fueron senadores y estuvieron involucrados en las discusiones energéticas, cuya Comisión presidía Labastida, hoy retirado de la política y dedicado a los negocios.
El senador queretano Francisco Domínguez, que aspira a la candidatura del PAN para ser gobernador de su estado el próximo año, sorprendió cuando públicamente refrendó su amistad/apoyo a los hermanos Rodríguez Borgio, sobre quienes pesa la acusación de lavado de dinero.
Habrá que seguir la ruta del dinero en las carreteras que llevan estos cuatro nombres.
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Cartón publicado el 28 de agosto de 2003, en el periódico El Independiente (amplíese)
Miércoles de caricatura mercurial
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martes, 19 de agosto de 2014
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