miércoles, 31 de marzo de 2021
martes, 30 de marzo de 2021
domingo, 28 de marzo de 2021
sábado, 27 de marzo de 2021
viernes, 26 de marzo de 2021
jueves, 25 de marzo de 2021
miércoles, 24 de marzo de 2021
martes, 23 de marzo de 2021
lunes, 22 de marzo de 2021
domingo, 21 de marzo de 2021
La estrategia de la vacunalpiste
La propaganda Willy Wonka de la vacunación en México
-Luis Antonio Espino, Letras Libres, 18 de marzo de 2021
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha respondido a la pandemia usando propaganda política en vez de seguir una estrategia profesional de comunicación de riesgos sanitarios. Los resultados han sido extraordinariamente buenos para el presidente, quien ha logrado que la mayoría de los mexicanos no lo responsabilice de la desastrosa respuesta gubernamental a la crisis sanitaria. Pero también han traído consecuencias funestas para la sociedad, que se miden en cientos de miles de vidas perdidas por la pandemia, en el dolor de millones de enfermos y, no hay que olvidarlo, en afectaciones al bienestar emocional de niñas, niños y adolescentes que ya llevan un año de aislamiento y estrés. Las cosas no han cambiado, ni cambiarán, porque el presidente ve su porcentaje de aprobación, y no el bienestar de las personas, como la única medida que importa para evaluar su respuesta ante el coronavirus.
No es sorprendente entonces que, con la vacunación, el presidente haya doblado su exitosa apuesta para sustituir comunicación con propaganda mediante cinco acciones:
Primero, generar altas expectativas y comprar tiempo. Al principio de la vacunación, pudimos ver cómo el presidente lanzó a los cuatro vientos un plan que prometía, entre otras cosas, vacunar en corto tiempo a todo el personal de salud del país y a todos los adultos mayores, promesa que no tenía sustento en el número de vacunas que estaban realmente en posesión del gobierno. Se compró tiempo al crear un improvisado y disfuncional sitio web que obligaba a todos los adultos mayores a registrarse para ser elegibles para vacunarse. Así se generaba la falsa sensación de que había vacunas y que el problema era de organización para aplicarlas.
Segundo, convertir en triunfo desproporcionado cada pequeño avance. Ante la lenta llegada de las vacunas debido a la fuerte demanda global, se comenzó a mostrar cada paso de la vacunación como un inmenso logro. En el aeropuerto capitalino se escenificaron ceremonias de recepción de diversos lotes de vacunas y se hicieron simulacros de distribución y aplicación. La propaganda genera en muchos mexicanos una sensación de avance que no corresponde a la realidad, pues México va sumamente rezagado en ritmo y eficacia de vacunación. Baste mencionar como ejemplo que, mientras aquí se han aplicado 3.5 dosis por cada 100 habitantes, en Argentina llevan 5.3, en Brasil 5.6, en Chile 36.9 y en Estados Unidos 32.9 dosis por cada 100 personas.
Tercero, exacerbar el resentimiento y manejar un doble discurso. Ante la falta de vacunas suficientes para cumplir las promesas iniciales, se convirtió la falta de planeación en un logro del populismo, usando una eficaz narrativa demagógica de "malos" vs. "buenos" o, en este caso, "ricos" vs. "pobres". Se disfrazó la incompetencia de revancha social, al vender como un logro el hecho de que las personas de clase media y alta sufrieran la misma escasez y tuvieran que hacer las mismas filas que las demás para recibir la vacuna. También se atizó el resentimiento con afirmaciones hiperbólicas falaces, como cuando AMLO asegura que los gobiernos anteriores hubieran cobrado la vacuna. Pese a la promesa del presidente de que no habría "influyentismo", se han presentado denuncias sobre manejo indebido de vacunas para altos funcionarios, mientras que personajes muy afines al presidente han viajado al extranjero con cargo al erario para obtener la vacuna. Al mismo tiempo, la inmensa mayoría de la gente no sabe cuándo ni dónde será vacunada.
Cuarto, convertir la escasa vacunación en un melodrama familiar con final feliz. La decisión de concentrar las pocas vacunas existentes en las personas de la tercera edad ha sido una magistral jugada propagandística de AMLO. Él sabe, por su experiencia con el otorgamiento de pensiones en la Ciudad de México, que apoyar a los adultos mayores genera una respuesta emocional positiva en todos los integrantes de las familias. Así, la narrativa demagógica toma un giro de melodrama: hay muy pocas vacunas, pero como los mexicanos somos "buenos hijos" decidimos ponérselas primero a "los abuelos". Aprovechándose de una arraigada mentalidad de dependencia, el gobierno ha logrado que la vacuna sea vista por muchos como un codiciado premio, no como un derecho ciudadano que el Estado está obligado a brindar universalmente de manera eficaz. No sorprende entonces que muchos vacunados y sus familiares adopten la actitud de afortunados ganadores de una rifa, con mensajes de agradecimiento en redes sociales.
Quinto, hacer de la vacunación un espectáculo político, no un procedimiento serio de salud pública. Mientras que en países como India, Japón, Chile o Estados Unidos las imágenes de los sitios de vacunación muestran una logística que privilegia la seriedad, la rapidez y la eficacia, en México la prioridad de las autoridades es el espectáculo. La vacunación se ha disfrazado de mitin político, con música a todo volumen y animadores uniformados que ponen a los asistentes de la tercera edad a bailar, perdiendo su sentido real de procedimiento médico serio ante una emergencia sanitaria.
En suma, gracias al enorme poder de la propaganda, las pocas e insuficientes vacunas aplicadas en México no son motivo de indignación ni de exigencia social para que el gobierno mejore su desempeño y acelere el paso. Al contrario, su escasez las ha convertido en un premio similar al preciado boleto dorado que en el cuento de Roal Dahl permitía a los afortunados ganadores pasar un día en la mágica fábrica de chocolate de Willy Wonka. Tratando a los ciudadanos como menores de edad que sueñan con ganar una rifa, y no como sujetos de derechos, el populismo pretende que su incompetencia sea recibida con gratitud. Lo increíble es que está funcionando y el partido del presidente lo está aprovechando al máximo rumbo a las elecciones intermedias.
viernes, 19 de marzo de 2021
jueves, 18 de marzo de 2021
martes, 16 de marzo de 2021
lunes, 15 de marzo de 2021
¿Cómo se escribe...? Vacúnese de erratas
¿Vacuna del Covid-19, vacuna contra el Covid-19 o vacuna para la prevención del Covid-19?
- Vacuna implica prevención, por lo que se descarta por redundante.
-Las vacunas todas son contra una enfermedad, por tanto, se presupone el contra.
-Con precisión es: Vacuna del Covid-19.
domingo, 14 de marzo de 2021
sábado, 13 de marzo de 2021
viernes, 12 de marzo de 2021
jueves, 11 de marzo de 2021
Humor
El humor no es violencia
-Pascal Beltrán del Río
La sátira ha sido parte fundamental de la cultura política de esta tierra, incluso, desde antes de que México fuera un país independiente.
Durante la época colonial abundaron los versos y comedias contra la dominación española. La Inquisición persiguió a la literatura popular, la cual, mediante la sátira y la burla, dio vida a una conciencia de autonomía y sembró la semilla de la independencia (Manuel López Forjas, en Arte, cultura y poder en la Nueva España, 2016).
En diferentes momentos de la historia, la ridiculización de los personajes encumbrados ha servido para transitar del enojo estéril a la reflexión y la participación en política.
Uno de los casos más conocidos es el teatro de carpa y su exponente más consolidado, Jesús Martínez Palillo. Tanto hacía enojar al entonces regente Ernesto P. Uruchurtu, que varias veces lo pagó con la cárcel y la clausura de sus escenarios.
Con el tiempo, la sátira fue ganando reconocimiento e incluso se abrió camino en la televisión. Hoy está claro que esa forma de expresión tiene frecuentemente una mayor capacidad de desbaratar la acartonada retórica de los políticos mexicanos que el análisis académico más sesudo.
Sin embargo, el chiste político podría estar en peligro ante la sobrerregulación de la actividad electoral que los partidos han inscrito en la ley por efecto de la profunda desconfianza heredada de la época anterior a la transición democrática.
Seguramente con buenas intenciones, el legislador colocó entre las conductas punibles la violencia política de género. Está claro que durante largo tiempo la política era una actividad casi exclusiva de hombres y que una de las maneras de frenar la entrada de las mujeres era la estigmatización.
Aunque todavía hay mucho que avanzar, hoy vemos cada vez más mujeres en posiciones de poder y responsabilidad. Pero sería lamentable que las reglas que han ayudado a empujar ese cambio fuesen aprovechadas para callar a los cómicos que, mediante chistes sobre los poderosos, ayudan al ciudadano a trascender las apariencias con las que se construyen las carreras en la administración pública.
Esta semana, el comediante regiomontano Marco Polo fue denunciado por violencia política de género por la candidata de Morena a la gubernatura de Nuevo León, Clara Luz Flores Carrales, luego de la difusión de un sketch en el que fue parodiada. Flores carga con la mala fama de ser controlada por su esposo, el también político Abel Guerra Garza, pero eso no es culpa de Marco Polo y su equipo.
Si la actual puntera en las encuestas cree que la mencionada parodia le causa menosprecio en su condición de mujer y la estigmatiza, debió haber comenzado por denunciar a su cónyuge, quien, en un video que se puede encontrar fácilmente en internet, dijo una vez que "la gente vota por Clara porque es mi esposa".
Por la razón que sea, Marco Polo decidió no hacer frente a la denuncia. Bajó de sus redes sociales los videos donde sale el personaje de "Carla Lucía" que hace alusión a Flores. Y en conferencia de prensa, ofreció disculpas a la candidata. "Nuestra intención –dijo– jamás ha sido ni será menoscabar el esfuerzo de las mujeres y lo que hacen para participar en la vida pública del país".
Sin embargo, Judith González, la actriz que interpreta el personaje en la serie que el equipo realiza sobre la contienda electoral en el estado, se inconformó con la decisión y con la denuncia presentada por Flores. "Yo tengo derecho de manifestar mis ideas y nadie tiene derecho de limitar mi libertad de expresión", afirmó según Milenio.
Aunque signifique aún más regulación, el legislador debiera definir con mayor claridad qué debe entenderse por violencia política de género y estipular quiénes pueden cometerla. Desde mi punto de vista, el arte –que eso es la sátira política– debiera quedar exento.
Durante el gobierno de Vicente Fox, la actriz Raquel Pankowsky hizo una muy popular parodia de la entonces primera dama Marta Sahagún, que ayudó a muchos a entender los riesgos de que la "pareja presidencial" quisiese actuar en tándem. De la parodia no se han salvado Angela Merkel ni Jacinda Ardern, quienes están entre las más eficaces mandatarias que hay hoy en el mundo. Y ambas lo han tomado de muy buena manera.
Si Clara Luz Flores tiene tanto temor a un sketch humorístico, quizá no vaya a aguantar las presiones de la gubernatura.
miércoles, 10 de marzo de 2021
martes, 9 de marzo de 2021
lunes, 8 de marzo de 2021
domingo, 7 de marzo de 2021
El culto - Carlos Elizondo Mayer-Serra
Había que oírlos: repitiendo datos y argumentos, sin lógica ni
fundamento, para defender su reforma eléctrica. No sé si se lo creían,
pero solían terminar con el mantra del gurú: es para proteger la
soberanía nacional.
El concepto de "soberanía nacional" es inútil
en esta materia. La inversión para no depender del gas de Texas no la
pueden pagar ni Pemex ni CFE. El relevante es el de seguridad
energética, la cual se consigue con suficiente capacidad de
almacenamiento de gas y gasolina, diversas fuentes de energía, mejores
líneas de transmisión y distribución, una buena regulación y capacidad
de extraer el gas en yacimientos no convencionales ubicados en el
noreste de México, similares a los de Texas. Todo ello estaba previsto
en la reforma eliminada. Todo fue cancelado por el gobierno de AMLO
desde el día uno de su gobierno.
No hay un país en el mundo que
siga un modelo como el ahora escogido por nuestro gobierno, que consiste
en conectar primero a la red eléctrica a las plantas más caras,
propiedad de una ineficaz empresa estatal. Ningún país prefiere usar
combustóleo a energías limpias. No hay un solo experto reconocido en el
mundo que recomiende ese camino. Pero es el que le gusta a AMLO.
Así,
sin un diagnóstico de los costos e implicaciones de la reforma, a
contracorriente de la tendencia mundial de hacer más limpia la matriz
energética, con el riesgo de no tener la energía eléctrica que el país
requiere, sabiendo que se viola la Constitución (lo había dicho la
Suprema Corte con medidas reglamentarias dictadas por la Sener,
idénticas a esta reforma) y violatorio de lo firmado en el T-MEC, la
aplanadora morenista no hizo caso de un solo argumento del parlamento
abierto. Fue mero show.
Trabajar para AMLO es aceptar su
voluntad. Si él quiere un trenecito que dé la vuelta a la península de
Yucatán, a construirlo. Si AMLO defiende a un presunto violador, mejor
olvidar el agravio. Si le preocupa la seguridad del palacio donde vive, a
construir un muro nunca antes visto. A AMLO no le gusta que le lleven
la contra, ni en público ni en privado.
Quien decide sin
restricciones termina atascado en proyectos ridículos. Le pasó a Perón,
cuando un charlatán, el austriaco Ronald Richter (ligado con el
ingeniero nazi Kurt Tank), lo convenció de que se podía llegar a la
energía nuclear mediante la fusión nuclear controlada. Le montaron todo
un laboratorio en Bariloche. Un fracaso monumental.
Nadie se
atreve a decirle al rey que está desnudo. Muchos saben que no trae ropa,
aunque más de uno le cree y está convencido de la superioridad moral e
intelectual de su líder. El caricaturista El Fisgón resumió así esta
postura: "Con Andrés Manuel me pasa con mucha frecuencia que no estoy de
acuerdo con cosas que dice. Pero ahora, mi reflejo es preguntarme:
'¿Qué es lo que no estoy entendiendo?'. Y sí, me doy cuenta de que con
mucha frecuencia, a la larga, él tiene razón, y esto lo ves a la larga".
Que
la gente le crea no legitima nada. Cerca del 75 por ciento de los
republicanos cree que a Trump le hicieron fraude en la última elección.
Para
evitar el gobierno de un solo hombre las democracias contemplan la
división de poderes. Y también un espacio de racionalidad técnica para
la toma de decisiones complejas, que no pueden depender del capricho de
una persona.
En México esto no existe más. El Congreso hace lo
que AMLO le pide. Saben que la reforma energética es inconstitucional,
pero esperan que, cuando el tema llegue a la Corte, ya cuenten con un
tercio de ministros leales a AMLO capaz de validarla.
De la
racionalidad técnica ni hablemos. Para este gobierno es signo de
perversión moral buscar a los mejores expertos para hacer análisis
sofisticados sobre cuál es la decisión óptima. Para qué, si ya hay quien
tiene la razón, tarde o temprano: el líder y fundador del culto, el
señor Presidente.
sábado, 6 de marzo de 2021
El 6 de marzo de 1475 nació en Caprese, Italia, Miguel Ángel Buonarroti
En 1501, a los 26 años, Miguel Ángel aceptó el encargo de esculpir, en mármol de Carrara (región de los Alpes Apuanos, en Toscana, al norte de Italia), al personaje bíblico David representado con la honda al hombro, mirando fijamente (calculando) al gigante filisteo Goliat antes de derribarlo de una pedrada.
viernes, 5 de marzo de 2021
jueves, 4 de marzo de 2021
Fra' Galgario, 1710, retrato de Giovanni Battista Vailetti
miércoles, 3 de marzo de 2021
martes, 2 de marzo de 2021
lunes, 1 de marzo de 2021
Tretas del ilusionista - J. Silva-Herzog
Regreso a la advertencia del historiador Timothy Snyder: no hay que
confiar en que las instituciones se cuidan a sí mismas. Sus peores
enemigos pueden ser sus titulares. Complacientes o ineptos pueden, desde
dentro, destruir la institución que tienen encomendada. Nadie ha hecho
tanto daño a la Auditoría Superior de la Federación como quien todavía
es, en este momento, su titular. El auditor ha causado un daño
gigantesco y tal vez irreparable a este órgano clave de la rendición de
cuentas. En unas cuantas horas la Auditoría destruyó el prestigio que
había cultivado durante años de trabajo serio e independiente. De un
golpe ha demolido las dos columnas que la sostienen en el concierto
constitucional: solvencia técnica y autonomía. El daño es enorme. A
partir de ahora será difícil leer sus reportes como documentos
confiables que provienen de un análisis técnico y riguroso del gasto
público. Manchados por la politiquería de dentro y de fuera, han perdido
contundencia como dictámenes fundados en una firme imparcialidad.
Dice
el presidente López Obrador que la Auditoría ha quedado en ridículo y
tiene razón. No es, sin embargo, algo que deba celebrarse. El fiasco del
reporte no significa aprobación de la gestión lopezobradorista. Aún
borrando el cálculo controversial, las observaciones del órgano
fiscalizador muestran el predominio de la opacidad y el capricho en la
definición de las prioridades del gobierno y en el uso de los recursos
públicos. ¿Se retractará también el auditor sobre estas lacras
administrativas que se retratan a lo largo de su reporte? Contrataciones
opacas, programas mal diseñados, obras que empiezan a construirse sin
contar con los permisos indispensables, proyectos que se echan a andar
sin los estudios técnicos que los justifiquen. Si analizamos tan solo
dos de los proyectos predilectos, veremos problemas gravísimos. La
refinería de Dos Bocas se empezó a construir sin tener los permisos
ambientales y sin tomar en cuenta el riesgo de inundación y de erosión
del terreno. Aún seguimos sin saber si el aeropuerto de Santa Lucía, ése
que se anuncia como "el mejor del mundo", será viable.
Lo que
hemos perdido con el fiasco del auditor es confianza en la radiografía
de la actuación gubernamental. El mejor instrumento para analizar las
decisiones y el gasto ha quedado en entredicho. No debemos desviarnos
del asunto. El Presidente quisiera que habláramos de sus insultos y de
las personas a las que agrede desde Palacio Nacional. Ese no es el tema
relevante y no debemos morder el anzuelo que nos lanza cotidianamente
con sus pedestres descalificaciones y absurdos paralelos históricos. El
ilusionista engaña por distracción. Truena los dedos de una mano para
esconder la carta con la otra. Lo que importa es examinar el ejercicio
del poder público, no el circo de sus embestidas. Por eso debemos volver
a preguntarnos por el espacio de la racionalidad en las decisiones del
gobierno federal. ¿A dónde nos conduce esa antipatía por la técnica y
esa simplificación maniquea del debate público? ¿Qué consecuencias ha
tenido la purga de los servidores públicos, el desprecio de la
experiencia y la preparación? ¿Qué proceso de reflexión hubo en el seno
de la administración para ponderar el mérito y el costo de las
propuestas del candidato? ¿Se recabaron los estudios técnicos que eran
indispensables para llevarlos a cabo? ¿Se cumple la ley? ¿Se analizaron
objetivamente las alternativas disponibles? ¿No se esconde un gigantesco
dispendio en esa inclemente política de austeridad que se subordina a
los antojos de la Presidencia?
La soberbia moral del gobierno
quiere hacernos pensar que el mero planteamiento de las preguntas es una
blasfemia. ¡No somos iguales!, repite indignado el Presidente, como si
su gestión pudiera levantarse por encima de cualquier sospecha y la
nación tuviera el deber patriótico de aplaudirlo. Aunque le pese al
vanidoso, esa sospecha es deber profesional de unos y misión
institucional de otros. ¿No son iguales? Será el tiempo el que dirá si
fueron de veras distintos, si fueron mejores o fueron peores. Por lo
pronto, algo podemos saber ya: el aura de un predicador no termina con
la corrupción. Y también sabemos que no es ése el único mal de la
gestión gubernamental. La ineptitud puede ser tan nociva al interés
público como la pillería.