viernes, 13 de mayo de 2011

Ay, nstein

- Casi nadie me comprende, así qué chiste
En mayo de 1916, Einstein publicaba su Teoría General de la Relatividad. Se sabe que revolucionó la ciencia. Sin embargo, son muy pocas las personas que comprenden el significado de los conceptos einsteinianos. Y es que aun cuando se conoce el sentido de las palabras tiempo, espacio y luz, claves para la teoría de la relatividad, cuando se acuña una frase como "la velocidad de la luz", el pensamiento cotidiano se sobresalta, cae en un bache: disculpe, ¿la luz tiene velocidad como un auto? Pero, ¿cuál luz: la del sol, la de un foco, la del baño? Y ¿con qué, cómo se mide la lentitud o la rapidez de la luz? Por cierto, ¿la luz que va de dónde a dónde? Si la luz, durante una mañana normal, se ve por todos lados, ¿qué rayito eligen para medirlo? Las preguntas de la mente cotidiana buscan bajar a tierra un pensamiento abstracto, abstraído de la realidad diaria. Así, al leer: "para un cuerpo que se desplazara a la velocidad de la luz, el tiempo se dilataría y el espacio se contraería, en relación con otro cuerpo que permaneciera en reposo; éste último, de hecho, envejecería con respecto al primero." Se hace el esfuerzo de imaginar a alguien viajando a "la velocidad de la luz".Y, de nuevo, el pensamiento habitual se frena en seco: pero, a ver: ¿por qué habría alguien de viajar a la velocidad de la luz? ¿Cuál es la prisa? ¿Cómo lo haría? ¿"El espacio se contraería"? Es decir, que si la persona viajara en una gran nave, ¿esta se encogería de súbito?
La dificultad para comprender los conceptos fundamentales de Einstein, como se puede apreciar, estriba en que ocurre una colisión de escalas: el pensamiento habitual, el sentido común, aplicable a casi todas las experiencias humanas, no sirve cuando se cambia de repente la medida habitual para comprender experiencias a escalas in-humanas. ¿Un viaje a la velocidad de la luz? ¿Cuánto costaría el boleto? Sin el contexto del conocimiento científico, en este caso, de la física, la mente viaja a la velocidad del caracol-que-va-por-el-sol-y-en-cada-ramita-llevaba-una-flor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es verdad, las ideas originales de Einstein son geniales y rompen siglos de tradición, pero como muchas otras aportaciones científicas, reproducir su aportación no debe ser tan complejo, bastan matemáticas de bachillerato y un buen profesor.