lunes, 31 de mayo de 2021

Arrumbado

Cortar la cauda del caudillo

Votos y caudillismo

-Jesús Silva-Herzog Márquez, 31 de mayo 2021/ Reforma

La elección del próximo domingo reviste una importancia semejante. Mucho se juega en esa suma de votos: la sobrevivencia de los contrapoderes, la reanimación de la sospecha en el Congreso, la policromía política regional. La votación no implica solamente una evaluación del presidente López Obrador, de su proyecto y sus resultados, sino un juicio a una política que viste con orgullo la camiseta del caudillismo. Ese es el voto de confianza que pide Morena: respaldo al personalismo que se presenta como el único proyecto popular. Respaldar a una persona que da nombre a un movimiento. El caudillismo ha vuelto a ser bandera. Así lo defiende el presidente de la República: los caudillos han sido impulso de grandes transformaciones históricas y deben ser reconocidos, por lo tanto, como agentes legítimos del cambio en el México contemporáneo. No piensa, desde luego, en plural sino en singular. Es tiempo del nuevo caudillo, del nuevo dirigente popular que, desatado de esas restricciones del escepticismo liberal que es el constitucionalismo, encamine a la patria a la justicia.

 Pienso en ese sentido que la restauración que está en marcha encuentra brújula en la era prepriista. No se busca tanto la reconstrucción del priismo de la época dorada sino regresar al tiempo previo al PRI. Es la política basada en la confianza en un personaje que se pretende encarnación de espíritu del presente. Así se mira el caudillo en el espejo. Así lo retratan sus promotores. El oficialismo invoca la tradición del caudillo para enfatizar que el poder del Presidente es personal más que institucional; que el destino que anuncia es tan glorioso que no tiene que someterse al fastidio de las instituciones. No son tiempos de cortesías legales sino para el libre despliegue de esa voluntad que rehará la historia. Esa es una de las novedades más profundas del horizonte lopezobradorista: la orgullosa personalización del poder que lleva a extremos grotescos como el definir la razón a partir de su palabra. Si estoy en desacuerdo con él, quien se equivoca soy yo. Cuando el Presidente pronuncia la hora hay que ajustar el reloj del observatorio.

Creo que ahí está la importancia de la elección del domingo próximo. En la boleta no está el Presidente, pero lo que se define para los próximos años es el horizonte del caudillismo.

domingo, 30 de mayo de 2021

miércoles, 26 de mayo de 2021

lunes, 24 de mayo de 2021

domingo, 23 de mayo de 2021

viernes, 21 de mayo de 2021

jueves, 20 de mayo de 2021

miércoles, 19 de mayo de 2021

martes, 18 de mayo de 2021

domingo, 16 de mayo de 2021

Al maestro (fósil) del alumno (fósil)


Conflicto laberíntico

GUERRA EN GAZA/ Los dudosos 'amigos' del pueblo palestino/

 (...)¡Qué alivio ver a los palestinos reales, en vez de a esos palestinos imaginarios, que creen estar haciendo resistencia, atacando sinagogas en Europa! Los primeros, repito, se obligan a la moderación y, con una admirable sangre fría, intentan preservar las oportunidades de cohabitación del mañana; los segundos arden de odio, son más radicales que los radicales y están dispuestos a vengar, sobre el asfalto de las ciudades de Europa, hasta la última gota de sangre del último palestino. Los primeros hacen distinciones. Saben que, en este asunto, ni todo es blanco ni todo es negro. Saben, sobre todo, que Hamas tiene una parte aplastante de culpa en el desastre en el que se ha visto sumido su pueblo. Los segundos, como si la confusión no fuese ya suficiente, utilizan con delectación las tonterías más enormes de la propaganda antiisraelí. Y se convierten en teóricos y prácticos del atentado suicida y del escudo humano de los nuevos Che Guevara, cuyas insignias y emblemas enarbolan. En vez de calmar el asunto, juegan a la política del cuanto peor, mejor y arrojan fuego a las almas. 

¡Qué regresión, qué grado cero del pensamiento y de la acción entre estas gentes que, a distancia, ignorantes de los datos del drama, llaman al odio, cuando tendrían que estar propiciando la reconciliación y la paz! Una paz que supone dos estados que acepten vivir juntos y proceder al reparto de la tierra. Una paz que supone, por parte de ambos lados, la renuncia al extremismo, a ir hasta el final, a las ideas preconcebidas e, incluso, a los sueños. Una paz que implica, por ejemplo, un Israel que se retire de Cisjordania, como se retiró de Líbano y, después, de Gaza. Pero también implica que el bando palestino no aproveche las retiradas para transformar el territorio evacuado en base de lanzamiento de misiles contra los civiles. Una paz que pasa por un alto el fuego. Pasa por parar los combates que están ocasionando un número de víctimas, especialmente entre los niños, evidentemente insostenible. Pero también pasa por la eliminación política de un Hamas al que le importan un comino las víctimas y la paz y que, por no haber podido imponer la sharia* a su pueblo, lo arrastra a la vía del martirio y del infierno. 

Estoy, pues, en Ramala. En Sderot y en Ramala. Y viendo, desde Sderot y desde Ramala, esta movilización contra un "holocausto"que, en el momento en el que escribo, ocasionó 888 muertos, planteo unas simples preguntas. ¿Dónde estaban estos manifestantes, cuando se trataba de salvar, no ya a 888, sino a los 300, 000 muertos de las matanzas programadas de Darfur? ¿Por qué nunca salieron a la calle cuando Putin arrasaba Grozni y transformaba a decenas de miles de chechenos en gavillas humanas y en carne de cañón? ¿Por qué se callaron, cuando, un poco antes, durante años interminables y, esta vez en el propio corazón de Europa, se exterminó a 200, 000 bosnios, cuyo único crimen era haber nacido musulmanes? Parece que hay gente para la que el buen musulmán sólo es el que está en guerra contra Israel. Más aún, he aquí a los nuevos adeptos del viejo "dos pesos, dos medidas", que sólo se preocupan del sufrimiento musulmán cuando se creen autorizados a imputárselo a los judíos. El autor de estas líneas encabezó la movilización en pro de los habitantes de Darfur, de los de Chechenia y de los de Bosnia. Además, apuesta, desde hace cuarenta años, por un Estado palestino viable, al lado del Estado de Israel. Aunque sólo sea por eso, se le permitirá que considere este tipo de actitudes como algo repugnante y frívolo a la vez.

 Bernard-Henri Lévy es filósofo y escritor francés.

* 'senda del Islam' o ley islámica

miércoles, 12 de mayo de 2021

lunes, 10 de mayo de 2021

Amlobvio

Érase el vacío y el caos cuando de la nada brotó el Pejidente

La voz del 88

- Jesús Silva-Herzog Márquez en REFORMA-10 may 2021

La reunión de los fundadores de la Corriente Democrática es un buen recordatorio de que ese proceso que inició a fines de los años ochenta del siglo pasado produjo un cambio histórico. El cambio se asentó en nuevas reglas, en instituciones confiables, en alternancias y en un complejo mecanismo de controles. No imagino una reunión para celebrar acríticamente los frutos del "régimen de la transición". Por el contrario, la trayectoria de Cuauhtémoc Cárdenas, de Ifigenia Martínez y de Porfirio Muñoz Ledo da cuenta de importantes y profundos desacuerdos con las políticas y los resultados del pluralismo en los últimos veinte años. Pero interpreto su aparición pública como un llamado de alarma frente a la pretensión de barrer con todo lo existente, a partir de la vanidad de que nada de lo anterior tiene mérito.

 El nuevo régimen desconoce la transición. Le parece una farsa, un engaño. A su juicio no hubo tal cosa. Lo que hemos vivido desde la alternancia del 2000, no es más que cambio de camisetas para defender las mismas políticas ruinosas. Lo notable de esa lectura es que pasa por alto la profunda transformación que se ha vivido en el orden político. En muchos sentidos, la transición puede haber sido decepcionante y en algunos casos, incluso, contraproducente, pero no fue una mentira, ni fue un cambio superficial. La transición fue un hecho histórico. Desconocer su impacto en la experiencia de la ciudadanía, en la apertura del debate público, en la proliferación de contrapesos e instancias de neutralidad es cerrar los ojos a lo evidente. Es desconocer la naturaleza de los retos políticos que tenemos por delante. Insisto: reconocer la transición no es celebrarla como un acontecimiento precioso: es advertir que los problemas que enfrentamos derivan, precisamente de ella.

 Pero el Presidente no conoce gratitudes ni está dispuesto a reconocer predecesores. No aquilata la contribución de la generación que le antecedió, no aprecia su contribución a la construcción del pluralismo. Andrés Manuel López Obrador se imagina como el fundador solitario de una democracia cuyo único antecedente fue el maderismo. La historia de lo inmediato que el oficialismo nos cuenta cotidianamente es el relato de un horror: el neoliberalismo. De ahí vienen todas las desgracias de la nación. En ese proyecto económico se comprime todo lo acontecido en los últimos años. De acuerdo a esta crónica, la política no ha sido más que el instrumento de los neoliberales para imponer su voluntad. No ha habido en los últimos años, por lo tanto, avance en el pluralismo, ni en la construcción de contrapoderes, ni ha habido avance en la defensa de los derechos. Con una visión que parece provenir de un marxismo muy pedestre, se ha insistido en que la política ha sido el títere de los intereses económicos. Los cambios institucionales que se sucedieron desde el fin del siglo XX no tienen importancia porque han sido, en realidad, engaños de las élites para decorar su imperio. Todas las elecciones, una mentira; todos los órganos del Estado, una farsa, todas las leyes, una artimaña de los poderosos.

La voz de los tres fundadores de la Corriente Democrática es por eso especialmente valiosa en estos días, porque fueron ellos, en buena medida, los arquitectos de una transición decepcionante. Subrayo las dos palabras porque la democratización fue un proceso real que transformó la representación política y el modo de ejercer el poder, porque sembró las semillas de una institucionalidad pluralista. Y también fue decepcionante porque esa transición no aprendió a negociar, no asentó ley, no garantizó paz. El lopezobradorismo pretende resolver los problemas de la transición con culto a la personalidad, destrucción institucional, y exigencias de lealtad ciega. Para defender las instituciones democráticas hay que impulsar su renovación, no su destrucción. Es necesaria la negociación, no la prédica. La experiencia de los impulsores de aquel cambio no es la voz de la nostalgia sino la de la exigencia crítica. Defender el orden constitucional cuando es amenazado desde la Presidencia de la República; apreciar el aporte de los órganos autónomos, exigir respeto a la prensa independiente, rechazar los caprichos del personalismo no es buscar el retorno a un tiempo que nunca fue dorado. Por eso parece más fresca y más certera la voz de los mayores que la de los restauradores.

Llamada

domingo, 9 de mayo de 2021

sábado, 8 de mayo de 2021

Conmovido

Día de la Madre

 El festejo del Día de la Madre el 10 de mayo se debe a la estadounidense Ana Jarvis, novena de once hijos, siete de los cuales murieron en la infancia; ella quedó al cuidado de los hermanos supervivientes... y de su madre (¿No es curioso que el Día dedicado a la santa Madre no lo haya propuesto Edipo, es decir, un hombre capaz de batirse en duelo por una mentada? La clave reside en el tipo de mujer -hija identificada con la función dominante de una madre potente- que fue Anita Jarvis)
Anita fue hija de Ana María Reeves, una madre todo-terreno que además de llevar las riendas del hogar participaba en cuanta actividad a favor de la comunidad fuese posible, como por ejemplo, ofrecer su casa como hospital para soldados heridos durante la Guerra Civil de EEUU.

Así, la gran madre doña Ana María, en compañía de su hija Anita, convocó a todas las señoras de postín de la época, a colaborar en el mejoramiento de los servicios de la ciudad de Virginia y fundó con ellas el "Mothers Day Work Club" (o 'Club del Día del Trabajo de las Madres') que se reunía un día a la semana en la Parroquia Metodista para atender las necesidades de la comunidad. Los maridos se escabullían arguyendo ser incapaces de seguir el ritmo hiperkinético de sus esposas activistas. 

Pero, al fallecer doña Ana María, un 9 de mayo de 1905 (el segundo domingo de mayo entonces), su hija Anita Jarvis juró realizar lo que ella interpretó como el sueño de su mamá: idealizar a las madres estableciendo en todo EEUU, no sólo el "Mothers Day Work" Club sino... el "Mother's Day". Es decir, decretar un día especial, precisamente el segundo domingo de mayo cuando murió su madre, en el que se recordara no sólo la labor de su progenitora y las señoras del "Club", sino la labor de toooodas las madres. 
Así, Anita Jarvis lanzó una campaña nacional de recolección de firmas a favor de establecer el Día oficial de la Madre, lo que la llevó hasta el Congreso en Washington y finalmente, a la Casa Blanca. Anita entregó una carta con miles de firmas al entonces Presidente Woodrow Wilson quien de su puño y letra firmó, en 1914, el decreto oficial que proclamaba el Día de la Madre el segundo domingo de mayo.
México, enterado del decreto presidencial gringo, también "escogió" -copió- mayo para festejar a las madres mexicanas. Pero, los comerciantes (sobre todo de restaurantes, florerías y reposterías) propusieron fijar el día -nada de domingos móviles- para fijar bien las ventas.
Paradojas de la vida: Anita Jarvis, la hija abnegada, la creadora del Día de su Madre, nunca fue mamá, pues se le fue la vida ("no tengo tiempo para noviazgos") y su fortuna en realizar el sueño de doña Ana María Reeves, la megamadre potente, recia y tenaz.
Por cierto, del marido de doña Ana María Reeves, padre de Anita, nadie recuerda el nombre ni nadie le preguntó su opinión.

miércoles, 5 de mayo de 2021

A gusto

Lectura nocturna, 1795, Marguerite Gérard

martes, 4 de mayo de 2021

lunes, 3 de mayo de 2021

domingo, 2 de mayo de 2021

sábado, 1 de mayo de 2021

El Todopoderoso

Es mayo por la diosa Maia

Dolce Far Niente, 1897, John William Godward