Ayer ejercí plenamente mis derechos peatonales y recorrí el centro, en pos de pinceles, lápices y cartulina opalina, cuando topé con una tiendita de libros usados, algunos muy estropeados (había una mesa de libros tan marchitados como pila de hojas secas dispuestas para la fogata, con una cartulina encima donde se leía un letrero con pluma
bic azul: "C/libro 10 pesos"); a un lado, por fortuna, descubrí un texto cubierto de polvo, pero en buenas condiciones: "Dos fantasías memorables/Un Modelo para la Muerte", escrito al alimón por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares de editorial
Emecé: un hallazgo. Pregunté a un tipo gordo en camiseta que descansaba en una mecedora al fondo de un túnel de libros; se incorporó de mala gana y bamboléandose se aproximó a mí, tan cerca que pude oler su aliento a cerveza; con sus lentes oscuros de pasta negra, enormes como pantallas de TV, buscó el precio: tomó el libro, eructó, lo abrió en la primera página, lo abrió por detrás, revisó la contraportada: nada, no tenía escrito ningún precio. "¿Es todo lo que va a llevar?" Noté que atrás de él, había una caja repleta con fotografías en sepia. "LLevo también dos fotos", dije, mientras seleccionaba rápidamente: vi una de avenida Chapultepec, antes Lafayette (
véase arriba), y otra de la Casa de los Perros (irónicamente, sede del actual Museo del Periodismo-que-ladra...). "Las dos fotos y el libro, 90 pesos". No entendí el cálculo, pero pagué sumiso porque amenzaba lluvia. Caminé de regreso, revisando la fotografía de avenida Chapultepec, con el monumento de los Niños Héoes al fondo. Entonces ni a quién se le ocurriera celebrar un Día sin Auto, caray.
MFM.