domingo, 22 de mayo de 2011

El movimiento de los NiNis españoles


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La indignación no es suficiente
-Daniel Innerarity, El País, 21/05/2011

En una sociedad con ciudadanía de baja intensidad, desafección galopante hacia la política, debates planos y argumentos inexistentes, cualquier llamamiento a sumarse a las críticas encuentra una inmediata acogida. Si quien escribe ¡Indignaos! es Hessel, que es además un luchador de la Resistencia francesa, uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y si quienes han escrito Reacciona son personas de indudable talla intelectual, entonces resulta imposible llevarles la contraria o matizar sus opiniones sin parecer un mercenario del sistema.
Et pourtant... La indignación es una virtud cívica necesaria pero insuficiente. Lo siento por estos autores pero yo veo las cosas de otra manera y el problema fundamental en otro sitio. De entrada, no nos sobra indignación sino todo lo contrario. Indignación la hay en todas partes; basta hacer un poco de zapping y uno se encuentra, sobre todo, gente indignada (preferentemente en los canales de la extrema derecha). Indignados están, por ejemplo, los que creen que el Estado de bienestar disminuye pero también los que consideran que está yendo demasiado lejos, los que piensan que ya hay demasiados extranjeros, los fanáticos de todo tipo, aquellos cuyo miedo ha sido agitado por quienes aspiran a gestionarlo.
Nuestras sociedades están llenas de gente que está "en contra" y escasean los que están "a favor" de algo concreto e identificable. El problema es cómo nos enfrentamos al hecho de que lo que moviliza son energías negativas de indignación, afectación y victimización. Es lo que Pierre Rosanvallon ha denominado como "era de la política negativa", en la que quienes rechazan no lo hacen a la manera de los antiguos rebeldes o disidentes, ya que su actitud no diseña ningún horizonte deseable, ningún programa de acción. En este panorama, el problema es cómo distinguir la cólera regresiva de la indignación justa y poner esta última al servicio de movimientos con eficacia transformadora.
¿Y si el público que escucha con agrado esas imprecaciones no fuera la solución sino parte del problema? Pedir a la gente que se indigne equivale a darles la razón para que continúen como hasta ahora, viviendo en una mezcla de conformismo e indignación improductiva. Lo revolucionario sería romper eficazmente con el populismo, con esa inmediatez y adulación que está en el origen de nuestras peores regresiones. Y este tipo de llamamientos sigue ofreciendo explicaciones simples para problemas complejos. La indignación deja de ser un exabrupto inofensivo e ineficaz a la hora de modificar los hechos intolerables que la suscitan cuando incluye además algún análisis razonable de por qué pasa lo que pasa, si identifica bien los problemas en vez de contentarse con haber encontrado a los culpables, si propone algún horizonte de acción.
¿Y si la indignación actuara en beneficio de quienes están satisfechos o incluso son responsables del estado de cosas contra las que nos indignamos? Puede ser que esas explosiones de airada protesta sean menos transformadoras de la realidad que el trabajo sostenido en el tiempo para formular buenos análisis y esforzarse pacientemente por introducir algunas mejoras. Se podría hablar de una función conservadora de la indignación que estabiliza los sistemas como lo hacen las válvulas de escape o las canas al aire, tan funcionales a la hora de dejar las cosas como están. Ese algo más que necesitamos para transitar hacia un mundo mejor no es una mayor exageración dramática de nuestro descontento; es, de entrada, una buena teoría que nos permita comprender lo que está pasando en el mundo sin caer en la cómoda tentación de escamotear su complejidad. Sólo a partir de entonces pueden formularse programas, proyectos o liderazgos que permitan un tipo de intervención social eficaz, coherente y capaz de resultar atractiva para una mayoría que no esté formada sólo por gente cabreada.

8 comentarios:

. dijo...

Llamar ninis a los hacedores de esta gran movida española, desde mi punto de vista, es chato.

Falcón dijo...

Broux- tienes razón, pero revisa el origen y sentido de la protesta: parte de la crisis económica europea que tiene a la mayoría de los chavos universitarios en 'paro' o desempleados (equivalente a nuestros 'ni estudian ni trabajan') que son antipartidos, antisistema, pero sin alternativa política real. Por eso hoy, al anular su voto o abstenerse de votar facilitaron el triunfo del Partido Popular (el PAN español).

Falcón dijo...

PD- añado texto a propósito de los indignados.
Por cierto, Innerarity menciona dos libros: "¡Indignaos!", del francés Stéphane Hessel y "Reacciona", una compilación de varios autores antisistema porque sí.

super-conciencia Internet dijo...

Al revés, yo creo que las personas ahora están más informadas que antes y por eso ya no le votan a ninguno si da igual.
¿Qué diferencia hay entre estar (en el mejor de los casos), intentando buscar trabajo de esclavo o sentado bien a gusto, porque da gusto expresar el descontento, en la Plaza del Sol?
Se acabaron las cúpulas, los comité central, los gremios. Y lo otro está por venir o ya llegó y no lo vemos pero lo hacemos.
Se agotaron las válvulas de escape para el poder.

. dijo...

A pesar de que desgraciadamente, en las elecciones, haya ganado la derecha española DRY no ha sido en vano, hay un eje ha sido movido.

En fin, largo viaje y yo necesito descansar.

Saludos.

Daniel Glez. S. dijo...

"Lo otro [...] ya llegó y no lo vemos pero lo hacemos". Bonita manera de engañarse creyendo que el cambió ya se dió y somos diferentes pero seguimos haciendo lo mismo.
Cuando uno habla de "ninis" debe evitar los juicios absolutos, tanto del tipo "los ninis son ninis por huevones", como "los ninis son ninis por fallas del sistema"; porque si se analiza bien ambas posturas están en lo correcto.
Hay muchos que por más que le buscan no pueden encontrar trabajo o estudiar, pero hay otros que aunque no tengan que trabajar y que se les apoye en la casa pare ir a estudiar se la pasan calentando la banca culpando a los profesores de su mediocridad y esperando el fin de semana para ir, con la bendición de padres y madres, a cotorrear.
O los que no trabajan porque se les hace "muy poquito" lo que ofrecen. Digo, si estan mal los sueldos en México, pero tampoco esperen salir a la calle y que los contraten de gerentes ganando 40mil así como así. El problema de los ninis se va a resolver cuando todas las partes (gobierno, padres, y los ninis mismos) acepten su parte de responsabilidad.

super-conciencia Internet dijo...

Daniel, y por qué esos ninis huevones, como los llamas tú, tendrían que estar interesados en lo que se supone, por convención, debería interesarles. Acaso no tienen derecho a no querer ir al colegio, si es una porquería. ¿Trabajar? Hace años conocí a un adolescente de la calle que soñaba con ser basurero. Le gustaba ese trabajo porque se hace al aire libre y se recorre la ciudad.
Para este tema, Daniel, del valor moral del trabajo, te recomiendo 'Factotum' de Bukowski.

Anónimo dijo...

una amiguita mía del kinder cuando la profe le preguntaba qué quería ser de grande, siempre decía QUIERO SER SIRVIENTA y por k, no?
y por k, no?
y por k, no?
y por k, no?
y por k, no?