miércoles, 30 de septiembre de 2015

Cascajo


Borges

EL TESTIGO
         En un establo que está casi a la sombra de la nueva iglesia de piedra, un hombre de ojos grises y barba gris, tendido entre el olor de los animales, humildemente busca la muerte como quien busca el sueño. El día, fiel a vastas leyes secretas, va desplazando y confundiendo las sombras en el pobre recinto; afuera están las tierras aradas y un zanjón cegado por hojas muertas y algún rastro de lobo en el barro negro donde empiezan los bosques. El hombre duerme y sueña, olvidado. El toque de oración lo despierta. En los reinos de Inglaterra el son de campanas ya es uno de los hábitos de la tarde, pero el hombre, de niño, ha visto la cara de Woden, el horror divino y la exultación, el torpe ídolo de madera recargado de monedas romanas y de vestiduras pesadas, el sacrificio de caballos, perros y prisioneros. Antes del alba morirá y con él morirán, y no volverán, las últimas imágenes inmediatas de los ritos paganos; el mundo será un poco más pobre cuando este sajón haya muerto.

Caricatura mercurial de miércoles ('Wednesday': Woden-day o día de Wotan, dios sajón)

Penélope Cruz por Nate Kapnicky
 Winston Churchill por Cássio Ribas
 Hugh Laurie (Dr. House) por Nate Kapnicky
 Quentin Tarantino Por Nate Kapnicky
Calvin Cordozar Broadus, Jr. (a) Snoop Dogg por Nate Kapnicky
 Bradgelina (Brad Pitt + Angelina Jolie) por Nate Kapnicky

Mapa estereo-tipo, o sea

(amplíese)

martes, 29 de septiembre de 2015

¿A qué país (¿o cabe decir "países"?) invitó la Fil este año?

Funcionario


'Union Jack' o la bandera del Reino Unido

La bandera del Reino Unido (en inglés UK -pron. 'iu-kei'- United Kingdom) fue diseñada en 1801, mediante la sobreposición de las banderas de cada reino de las Islas Británicas.
1) La bandera de Inglaterra plantó la Cruz de San Jorge por encima de las siguientes:
2) La bandera de Escocia con la Cruz de San Andrés
3) La bandera de Irlanda con la Cruz de San Patricio (Saint Patrick)
4) La bandera del Reino Unido es así la suma de las tres banderas anteriores y en términos populares se le denomina Union Jack

lunes, 28 de septiembre de 2015

Fenómeno


Para bien leer

Escondiéndose en Montaigne

26 SEP 2015 - 20:54 CEST

La torre de Montaigne en Saint Michel-de-Montaigne. / Romain Cintract

Cuando arrecia la bronca pública y la temperatura del delirio, entre nosotros siempre tan alta, va llegando al punto de ebullición, mi instinto es el de esconderme y el de retirarme. Uno se esconde como puede en la vida privada y se retira a un silencio que está hecho en gran parte de las palabras luminosas y acogedoras de unos cuantos libros, o más bien de las voces de quienes los escribieron, preservadas en ellos desde hace siglos. “El mundo está demasiado encima de nosotros”, decía Saul Bellow. El chantaje de la actualidad y el descrédito de todo lo que no sea nuevo o inmediato lo acosan a uno más insidiosamente que nunca. Por eso, y por supervivencia, por salud mental, cuando el estrépito es ya como un martillo neumático taladrando la acera bajo la ventana, yo busco para esconderme, de manera instintiva, las voces que más me acompañan y me serenan, como hacía Josep Pla cuando pasaba un día entero de invierno en la cama leyendo a Montaigne, que tenía sobre él un efecto a la vez tónico y sedante.

A Pla, Montaigne lo abrigaba contra el frío crudo y el tedio funeral de la posguerra franquista. A mí me alivia del espectáculo usual de la palabrería intoxicadora y del encono estéril, y de la extraña propensión española y antiespañola a echar leña al fuego y preferir lo peor a costa de lo razonable. Un dicho americano me viene a la memoria: to cut off your nose to spite your face: literalmente, cortarse uno la nariz para injuriarse la cara, o, en términos de la política española, hacer todo lo posible por perjudicar al otro, sabiendo o no queriendo saber que ese otro está tan entreverado a uno mismo que no es posible hacerle daño o prevalecer sobre él sin precipitar la propia ruina. Montaigne vivió muy de cerca los horrores de su propia época, desatados por la mezcla letal de la ambición política y el fanatismo religioso, y los interpretó a la luz de sus lecturas de los clásicos griegos y latinos, del estoicismo de Séneca, el epicureísmo de Lucrecio, la perspicacia histórica y psicológica de Plutarco. Ahora, el risueño cretinismo de los propagadores de la ignorancia ha puesto de moda la llamada “caducidad de los saberes”: en la Francia trastornada de mediados del siglo XVI, Montaigne reconoció en las obras de escritores romanos de más de mil quinientos años atrás el diagnóstico de las debilidades y las estupideces humanas que había presenciado él mismo: la facilidad del error, el éxito del engaño, lo incierto y variable de las inclinaciones y las capacidades humanas, la utilidad de la ironía, la necesidad de modelar la propia vida autónoma y el ejercicio soberano y escéptico de la razón. Viviendo en tiempos oscuros, Montaigne no concedía ningún crédito intelectual a la pesadumbre, y consideraba que uno de los indicios más seguros de la sabiduría era un disfrute constante de los placeres de la vida, más valiosos todavía por ser pasajeros e inseguros. Los profesionales de la ortodoxia, con independencia de las fantasías políticas o religiosas que los animaban a matarse entre sí, y de paso a cualquiera que se les cruzara por delante, tenían en común la convicción de que sólo existe una manera legítima de pensar y vivir, y que fuera de ella no cabe más que la condenación al fuego eterno, anticipado en ocasiones por el fuego terrenal de un auto de fe: Montaigne se complace en enumerar la variedad inaudita de las creencias y las costumbres en las sociedades no europeas, y hasta hace el elogio de la buena salud, el coraje, la dulzura de trato de los caníbales del Nuevo Mundo, que, al fin y al cabo, dice, mutilan y se comen a sus víctimas cuando ya están muertas, en vez de atormentarlas vivas, como prefieren los matarifes militares y los inquisidores europeos.
Cuando vuelvo a Motaigne es raro que no vuelva también a Cervantes. Hay un aire común, una música semejante de naturalidad en el estilo, una observación cercana, meticulosa, escéptica, cordial. Cuando leo, en el Quijote de 1615, los capítulos que suceden en la casa del Caballero del Verde Gabán, me parece que estoy visitando una versión manchega y por lo tanto más modesta del castillo del señor de Montaigne, coronado por esa torre en la que él se retiraba a leer y a escribir, y en la que también habría ese silencio laborioso del que habla con admiración y probablemente con íntima envidia Cervantes, que casi nunca disfrutaría de comodidades semejantes: “El maravilloso silencio que en toda la casa había, que semejaba un convento de cartujos”. Don Diego de Miranda, el Caballero del Verde Gabán, lleva una vida que habría aprobado Montaigne: apartada en el sosiego de su casa y en la lectura —tiene “hasta seis docenas de libros”—, pero también activa, de una manera equilibrada, porque se ocupa de administrar su hacienda y se distrae con la caza menor, y disfruta de recibir invitados y de ofrecerles una comida “limpia, abundante y sabrosa”. Montaigne dice que la conversación es “el ejercicio más fructífero y natural de nuestro espíritu”, “más dulce que ninguna otra acción de nuestra vida”. Don Diego de Miranda, igual que sin duda lo era Cervantes, es un excelente conversador, y hasta Don Quijote, cuando se encuentra en su casa, habla con más conocimiento y lucidez que nunca, y hay momentos en los que sus reflexiones sobre la invención literaria, y sobre el uso noble y natural en ella de la propia lengua en lugar del latín, nos hacen pensar en la prosa de Montaigne.

Que en la política española predomine el monólogo mitinero y que todo diálogo sea un diálogo de sordos y un guirigay de insultos quizás tenga que ver con la falta de la tradición reflexiva y conversadora de Montaigne y Cervantes. En el siglo XVII hubo tentativas de traducción al español de los Ensayos, pero se quedaron en nada por la presión del integrismo religioso y político. Montaigne sólo llegó a nuestro idioma a finales del XIX, cuando ya llevaba varios siglos ejerciendo una influencia vivificadora en la cultura francesa y también en la inglesa, irradiando su espíritu de indagación y de irreverencia, su ejemplo de claridad expresiva. Una gran parte del pensamiento racional y democrático y la escritura crítica vienen de Montaigne, de manera semejante a como la tradición de la novela viene de Cervantes. En los Ensayos, como en Don Quijote, se examina la vida tal y como es, con plena conciencia de la dificultad del conocimiento, y de las fantasías que inventa la imaginación, y de la capacidad humana para ponerlas por encima de la realidad, y para cometer estupideces y atrocidades en su nombre, y para obstinarse en no ver lo que está delante de los ojos.
De la trastienda de uno mismo o la “arrière-boutique” en la que, según Montaigne, hay que saber esconderse a solas aprendió Virginia Woolf la idea de la habitación propia que una mujer necesita para escribir. Entre Montaigne y Cervantes, yo busco el camino para retirarme sin hosquedad ni misantropía y para estar presente con dignidad y con los ojos abiertos, y a ser posible sin angustia.

Uñón Jack


domingo, 27 de septiembre de 2015

Satélite: del latín 'satelles, -itis': escolta, guarura del rey

Viñeta de Jack Kirby
 Stanley Kubrick (amplíese)

sábado, 26 de septiembre de 2015

Actorpe


Rocas


Flying saucers, levitation, yo, I could do that
Get ready for heavy duty, go on, give it a chance
Give it a chance, give it a chance
I saw your hair start to curl, so get up
Write it down, you better wait for a while
So take your hands out of your pockets
Get your face adjusted, I heard it, somebody lied
And I'm staring out the window
Gonna let this thing continue, in its natural time 

Roundheads, squareheads, get settled in
You can hear my belly rumble
There's a voice that starts to mumble
Woo, it's startin' to sing

Protons, neutrons, I ate a rock from the moon
Got shocked once, got shocked twice
Let's see what it can do
Man in the moon, the moon in the man
I got a rock in my throat, upside, upside down
My tummy start to talk, what it say?

Gonna rock it 'til I shock it
Gonna kick it 'til I drop it
Woo, love at first sight
You can kick it, you can poke it, ooh
I think you broke it, what about that?

Skin from a snake, blood from a stone
You know, that ain't no lie
I got hundreds of expressions
Try to make a good impression
Woo, right between the eye

I don't mind, let me go
I don't know, I don't know
Let me be, why not stay?
I feel numb, let me play

I got a wild imagination
Talkin' transubstantiation
Any version will do
I got mass communication
I'm the human corporation
I ate a rock from the moon

Moon in the rock, rock in the moon
There's a moon in my throat
You might think I'm wasting time
You might laugh but not for long
Hey! I'm workin' it out, work it out
I don't mind, let me go
Sounds inside, I don't know
Let me be, why not stay?
I feel numb, let me play

Visión


Luuuunabrazaditos

Hugo Gutiérrez Vega 1934-2015

Verte desnuda es recordad la tierra
Federico García Lorca


Por las arduas colinas de tu cuerpo
van mis ojos desnudos contemplando
los tersos panoramas, precipicios
y el bosque primordial que mi deseo
exalta en la constante ceremonia
de mirarte, llamarte desde el fondo del ser,
de contemplarte como se ven los campos en otoño
o las vertiginosas catedrales erguidas en la niebla
y entrevistas en la región sin nombre de la aurora.
Eres como una isla, te rodeo
y me ajusto a tus formas.
Me impide hacerles modificaciones
El antiguo temor de hacerte daño.
Por eso me mantengo en tus orillas
y tierra adentro sólo van mis ojos.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Findesemanía lunático

Viernes, prenda de Venus

-Ok, perdí la apuesta: tómala rápido ¿Pedimos algo de comer o el puro cafecito?

Alcaldesechos


jueves, 24 de septiembre de 2015

martes, 22 de septiembre de 2015

Un día sin auto(propulsión a chorro)


'Game of Thrones'/ El juego de poder, la ruleta de los tronos

You will never walk again, Bran... 
but you will fly 

Brandon Stark descubre el árbol de Weirwood (amplíese)

F.G. Lorca

¡Árboles! ¿Habéis sido flechas
caídas del azul?
¿Qué terribles guerreros os lanzaron?
¿Han sido las estrellas?

Vuestras músicas vienen del alma de los pájaros,
de los ojos de Dios,
de la pasión perfecta.
¡Arboles!
¿Conocerán vuestras raíces toscas
mi corazón en tierra?

Enfoca: ¿qué ocurre bajo la corteza de un árbol?

gay-forest-spirit-liberation:

rocknrollfuldead:

click to trip balls

~

Arborícola

Tronco firme
Eje

de rugosa
nervadura y

  esbelta figura
Cargada
de savia
profunda

miel
táctil

flexible a mis sondeos,

A mis fantasías
-Lucano Alfil

Huéspedes del árbol



click to trip balls

Árbol

Boceto de historieta,1986,MFM (amplíese)



Hábitat

La visita

sábado, 19 de septiembre de 2015

viernes, 18 de septiembre de 2015

jueves, 17 de septiembre de 2015

Es jueves del Acertijo

-Mal a nadie hizo ni deseó; amó en vez de odiar, pero hay quienes creen que merece que se le linche ¿De quién se trata?

Choro hipnótico


miércoles, 16 de septiembre de 2015

Lectora de la mente

Malinalli ('hierba'), Malintzin, Malinche, doña Marina por Renan GM

La Malinche: "la lengua" de Hernán Cortés

La Malinche media entre Cortés y los tlaxcaltecas (Códice Florentino)
 La Malinche traduce desde el balcón del palacio de Hernán Cortés
La Malinche (Coatzacoalcos, actual estado de Veracruz, ? - 1527). 
Indígena intérprete y compañera de Hernán Cortés, cuya labor fue fundamental para la conquista de México. Nacida con el nombre de Malinali, era hija de un cacique feudatario del Imperio azteca y su lengua era la náhuatl. El tratamiento reverencial que recibía convertía su nombre en Malintzin (de donde, en la deformación castellana, resultóMalinche). Malinali fue vendida por sus padres a un cacique de Tabasco, donde aprendió la lengua maya propia del territorio. Cuando el conquistador Hernán Cortés llegó a la zona, el 12 de marzo de 1519, recibió como presente veinte jóvenes esclavas, entre las cuales se encontraba quien, pese a que fue bautizada como Marina, pasaría a ser más conocida como Malinche.Las jóvenes fueron repartidas entre los hombres de Cortés, resultando Malinche asignada a Alonso Hernández Portocarrero, quien hubo de marchar a España comisionado por aquél, en julio de 1519. Desde entonces, Malinche se convirtió en la amante de Cortés así como en su intérprete. En un principio contó con la colaboración en la traducción de Jerónimo de Aguilar, pero pronto habló la lengua de los españoles. En 1523, Malinche tuvo un hijo de Cortés, Martín, el primogénito aunque ilegítimo del conquistador. Participó en la expedición que, en busca del rebelde Cristóbal de Olid hacia la región de las Hibueras (Honduras), emprendió Cortés en 1524. Por entonces, fue repudiada por Cortés y se casó con uno de sus hombres de confianza, Juan Jaramillo, de quien dio a luz una hija, llamada María, poco antes de fallecer, a los 25 años.

martes, 15 de septiembre de 2015