martes, 31 de julio de 2018

lunes, 30 de julio de 2018

domingo, 29 de julio de 2018

viernes, 27 de julio de 2018

Carg(o)a


Findesemanía lunalunerolunamielero

Es viernes y don Venus lo sabe


En terapia/ Walter, el empresario adicto al trabajo, a cargo de todos y de todo/ O cuando la persona se miente a sí misma...desde los seis años

Notas sobre la mentira involuntaria

"La fórmula de la mentira es la siguiente: "si es posible hacer que alguien crea como cierto algo que no lo es, entonces es posible que ciertas verdades, cuyo recuerdo me amenaza, no sean ciertas". 
Es decir, la mentira como una forma de negar y esconder partes desagradables del mundo interno e involucrar al mundo externo para que las crean. Así, la mentira como metáfora busca expresar la verdad del mundo interno (...) el mentiroso expresa con la mentira, la verdad de su mundo interno, psíquico. 
Es la mentira entendida como el esfuerzo (extenuante, estresante, como cadena perpetua) del sujeto por hacer congeniar su dramático mundo interno con el mundo externo: ya sea negando la parte inaceptable (conflictiva, desagradable, sucia) de su mundo interno, ya sea tratando de modificar el mundo externo y a los demás a través de la mentira (fantasía omnipotente, megalomanía: "yo soy capaz de engañar a todos todo el tiempo"). 
La mentira puede servir para expresar fantasías inconscientes (...) Es indudable que el mentiroso ha mentido acerca de lo que ocurrió en la realidad, pero ¿mintió acerca de su realidad psíquica? Si la mentira del mentiroso es expresión de su realidad psíquica, es por tanto, una verdad. Por ejemplo, cuando dice: "me robaron y me golpearon y por eso no asistí a la reunión"; en realidad quiere decir: "asistir a la reunión me hace sentir como si me hubieran robado y lastimado"). Así, con la mentira, el sujeto logra expresar tanto un contenido inconsciente como la emoción (temor a ser despojado de su Yo) ligada a dicho contenido, lo cual no puede expresar de manera explícita y directa. 
Tanto el mentiroso como los espectadores o testigos, desconocen por qué debe actuar de esa forma pues se aprecia como una conducta innecesaria y hasta ridícula, pero para el sujeto que miente, es la única opción. 
Coloquialmente se dice de alguien que "es tan mentiroso que se cree hasta sus propias mentiras". Y en efecto ocurre así, porque la mentira al mentiroso le parece mucho más verdadera que los acontecimientos tales como fueron vividos por él en la dura (e inaceptable por dolorosa, frágil, triste) realidad; y por tanto, es casi imposible para él no intentar modificarla, tergiversarla, mejorarla. Mentir le permite reorganizar (falsificar) los contenidos de dicha realidad amenazante y recrear una nueva versión admirable, fuerte y feliz ante los demás como testigos. 
Al mentiroso le resulta imposible lograr su estrategia diciendo la verdad y siendo genuino. Porque la mentira le permite poner una distancia entre su mundo interno (que a menudo, le hace sentir vergüenza y culpa) y la realidad exterior, social, ante la cual muestra (reorganizada) la que supone la mejor versión de sí mismo. Como ocurre con las fobias, ser confrontado con la verdad es para el mentiroso algo terrible y catastrófico."

-extractos de La mentira como metáfora: Otto Fenichel

jueves, 26 de julio de 2018

miércoles, 25 de julio de 2018

martes, 24 de julio de 2018

Las dos linternas/ 1846 / Ramón de Campoamor

I

De Diógenes compré un día
la linterna a un mercader;
distan la suya y la mía
cuanto hay de ser a no ser.
Blanca la mía parece;
la suya parece negra;
la de él todo lo entristece;
la mía todo lo alegra.
 
Y es que en este mundo traidor
  nada es verdad ni mentira;
  todo es según el color
  del cristal con que se mira.


II


– Con mi linterna – él decía-
no hallo un hombre entre los seres-.
¡Y yo que hallo con la mía
hombres hasta en las mujeres!
Él llamó, siempre implacable,
fe y virtud teniendo en poco,
a Alejandro, un miserable,
y al gran Sócrates, un loco.
Y yo ¡crédulo! entretanto,
cuando mi linterna empleo,
miro aquí, y encuentro un santo,
miro allá, y un mártir veo.
¡Sí! mientras la multitud
sacrifica con paciencia
la dicha por la virtud
y por la fe la existencia,
para él virtud fue simpleza,
el más puro amor escoria,
vana ilusión la grandeza,
y una necedad la gloria.
¡Diógenes! Mientras tu celo
sólo encuentra sin fortuna,
en Esparta algún chicuelo
y hombres en parte ninguna,
yo te juro por mi nombre
que, con sufrir al nacer,
es un héroe cualquier hombre,
y un ángel toda mujer.


III


Como al revés contemplamos
yo y él las obras de Dios,
Diógenes o yo engañamos.
¿Cuál mentirá de los dos?
¿Quién es en pintar más fiel
las obras que Dios creó?
El cinismo dirá que él;
la virtud dirá que yo.

Y es que en este mundo traidor
nada es verdad ni mentira:

  todo es según el color
  del cristal con que se mira.

Arribo en lancha presidencial


lunes, 23 de julio de 2018

domingo, 22 de julio de 2018

jueves, 19 de julio de 2018

IN(t)Erferencia


La Biblia en la traducción de Casiodoro de Reina

La Biblia del Oso 

En la carretera entre Sevilla y Santiponce, poco antes de que se avisten los cipreses de
Itálica, se desmigaja un edificio melancólico con un gran escudo, que parece el escombro de un viejo palacio imperial. Pero no es un palacio, sino un convento: San Isidro del Campo, antigua sede de la Orden de los Jerónimos Observantes. Aunque hoy el edificio resulte penoso, su indigencia se aviene bien con las intrigas y ataques de que fue protagonista. San Isidro del Campo constituyó, durante el siglo XVI, uno de los focos más activos de protestantismo de todo el país. Los monjes que lo habitaban se llamaban a sí mismos Ermitaños, formaban una secesión de los Padres Jerónimos fundada en 1429 y pretendían seguir rígidamente el austero modo de vida del santo que los patrocinaba. En el verano de 1557, la congregación decidió huir a Ginebra, hostigada por las amenazas de las jerarquías españolas y temiendo que el paso de las palabras a los actos estuviera demasiado próximo. Once o doce de ellos lograron llegar a Suiza con sus familias, después de un largo periplo a través de montañas, caminos y poblaciones en que evitaban a las autoridades. Otros no fueron tan afortunados: 40 de los monjes sirvieron para dar esplendor a cuatro multitudinarios autos de fe celebrados entre 1559 y 1562, y la casa de Isabel de Baeza, que servía para reunirse a los adeptos a las ideas reformistas, se arrasó, quemó y borró, llegándose incluso a sembrar sal bajo las cenizas del solar. Pero la lengua castellana tuvo suerte; entre los fugados se hallaba Casiodoro de Reina, un erudito sevillano que había ingresado en la orden unos años antes y que se caracterizaba por predicar el sermón de la misa en lengua vernácula: costumbre peligrosa que podía hacer a los feligreses entender la palabra de Dios en vez de obedecerla.
Dios no exige que lo comprendamos, ni siquiera que lo amemos, sino que reconozcamos su fuerza: éste fue el principio que mantuvo férreamente la Iglesia Católica durante todos los oscuros años de la Contrarreforma. Pero Lutero primero, y Casiodoro de Reina luego, compararon la Biblia, un libro escrito con letras, con el mundo, el otro libro hecho de símbolos que Dios había redactado, y postularon que todo creyente debe poder gozar del privilegio de interpretar ambos. Traducir las Escrituras era un delito capital, que llevaba parejas la excomunión y la muerte. Durante más de diez años, desatento a las órdenes de busca y captura que se dictaban contra él, Casiodoro vagó entre Estrasburgo, Francfort y Basilea, entregado a la tarea de volcar al español el lenguaje seco y terso de la divinidad. El resultado se publicó en esta última ciudad en 1569, y se llamó la Biblia del Oso, logotipo del impresor bávaro Matthias Apiarius (el apellido en latín significa 'colmena'), un oso que arranca un panal de miel de la copa de un árbol. En 1602, la Biblia se había agotado y era difícil de encontrar como un hombre honesto: Cipriano de Valera, exegeta protestante, la reeditó con muchos añadidos y notas. Celebremos aquella gesta que entregó la literatura de Dios a los españoles; de su belleza, coherencia y pudor puede dar fe cualquiera que se acerque a esta traducción primera que luego oscureció la pesadez de las versiones canónicas. 
-Luis Manuel Ruiz, 2002

Reposo/ citas de la Biblia en la versión Reina-Valera

Antiguo Testamento / 
Génesis  
2 Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. 
2 Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. 
3 Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. 
*****************************************

Nuevo Testamento

La epístola a los Hebreos 


3 El reposo del pueblo de Dios

Por lo cual, como dice el Espíritu 
Santo:
      Si oyereis hoy su voz,

8    No endurezcáis vuestros corazo-
        nes,
      Como en la provocación, en el día 
          de la tentación en el desierto,

9     Donde me tentaron vuestros pa-
         dres; me probaron,
       Y vieron mis obras cuarenta años.

10   A causa de lo cual me disgusté  
        contra esa generación,
      Y dije: Siempre andan vagando 
        en su corazón,
      Y no han conocido mis caminos.

11    Por tanto, juré en mi ira:
      No entrarán en mi reposo
12 Mirad, hermanos, que no haya 
en ninguno de vosotros corazón malo 
de incredulidad para apartarse del 
Dios vivo;
13  antes exhortaos los unos a los otros 
cada día, entre tanto que se dice: 
Hoy; para que ninguno de vosotros se 
endurezca por el engaño del pecado.
14  Porque somos hechos participantes 
de Cristo, con tal que retengamos 
firme hasta el fin nuestra confianza del 
principio,
15  entre tanto que se dice:
     Si oyereis hoy su voz,

    No endurezcáis vuestros corazo-
        nes, como en la provocación.
16  ¿Quiénes fueron los que, habiendo 
oído, le provocaron? ¿No fueron to-
dos los que salieron de Egipto por 
mano de Moisés?
17  ¿Y con quiénes estuvo él disgus-
tado cuarenta años? ¿No fue con los 
que pecaron, cuyos cuerpos cayeron 
en el desierto?
18  ¿Y a quiénes juró que no entrarían 
en su reposo, sino a aquellos que 
desobedecieron?
19  Y vemos que no pudieron entrar a 
causa de incredulidad.

4  Temamos, pues, no sea que per-
        maneciendo aún la promesa de 
entrar en su reposo, alguno de voso-
tros parezca no haberlo alcanzado.
Porque también a nosotros se nos 
ha anunciado la buena nueva como a 
ellos; pero no les aprovechó el oír la 
palabra, por no ir acompañada de 
fe en los que la oyeron.

Pero los que hemos creído entramos 
en el reposo, de la manera que dijo:
       Por tanto, juré en mi ira,
       No entrarán en mi reposo;  
aunque las obras suyas estaban acaba-
das desde la fundación del mundo.
Porque en cierto lugar dijo así del 
séptimo día: Y reposó Dios de todas 
sus obras en el séptimo día.
Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.
Por lo tanto, puesto que falta que 
algunos entren en él, y aquellos a 
quienes primero se les anunció la 
buena nueva no entraron por causa de 
desobediencia,

otra vez determina un día: Hoy, 
diciendo después de tanto tiempo, 
por medio de David, como se dijo:
       Si oyereis hoy su voz,
      No endurezcáis vuestros cora-
         zones.
Porque si Josué les hubiera dado el 
reposo, no hablaría después de otro día.
Por tanto, queda un reposo para el 
pueblo de Dios.
10  Porque el que ha entrado en su 
reposo, también ha reposado de sus 
obras, como Dios de las suyas.
11  Procuremos, pues, entrar en aquel 
reposo, para que ninguno caiga en 
semejante ejemplo de desobediencia.

miércoles, 18 de julio de 2018

martes, 17 de julio de 2018

domingo, 15 de julio de 2018

jueves, 12 de julio de 2018

martes, 10 de julio de 2018

lunes, 9 de julio de 2018

domingo, 8 de julio de 2018

jueves, 5 de julio de 2018

miércoles, 4 de julio de 2018

Sin liana


Tomaso Albinoni/ Adagio en Sol menor


adagio (italiano)- indicación del tempo: cómodamente, despacio, lentamente sin exceso. Con valor expresivo: grave, sostenido.

martes, 3 de julio de 2018

Encuentro palaciego


Postelectoralbergue


Clímax/anticlímax

acmé (Del gr. ἀκμή akmḗ 'punta') 

1. Momento culminante. U. menos c. f.  
2. m. o f. Med. Período de mayor intensidad de una enfermedad. U. menos c. f.

lunes, 2 de julio de 2018

domingo, 1 de julio de 2018