martes, 31 de marzo de 2020
No está vivo, pero tampoco está muerto
El coronavirus por dentro
-Salvador García Liñán
Un virus es cualquiera de varios parásitos simples submicroscópicos de plantas o animales que a menudo causan enfermedades.
Un parásito es un organismo que crece, se alimenta, se refugia y se asila en un organismo diferente, sin contribuir, de ninguna manera, para la existencia y la salud de su anfitrión. A menudo sucede lo contrario, como pasa con el coronavirus en animales y en seres humanos.
El virus del coronavirus es tan pequeño que no se alcanza a ver con un microscopio óptico simple. Es un grumo o ramo de sustancias como el ácido nucleico y proteína que coagulan y que ni siquiera está totalmente vivo. No se lo imaginen como a un animalito moviendo sus patitas.
El coronavirus es un término que se refiere a la familia de siete viruses conocidos que pueden infectar a la gente. "¡A mucha gente!" El término infección del latín inficere, se refiere a los microorganismos patógenos (organismos que originan y desarrollan una enfermedad). Desde la gripa común hasta un severo y agudo síndrome respiratorio más o menos grave de la salud, como el SARS (Severe Acute Respiratory Syndrome) y el MERS, otro síndrome respiratorio de la Edad Media.
El término Covid-19 es usado algunas veces en forma intercambiable con el término coronavirus y el nombre oficial: SARS-Cov-2, se refieren al daño que el virus causa. El virus puede hacer cualquier cosa "que quiera" y que afecte la salud de un ser humano. ¿Cómo detenerlo? Nadie lo sabe. Quizás hasta fines del próximo año, 2021 lo sabremos.
El nuevo coronavirus fue transmitido de animales a la gente. Esto se conoce con el término: zoonótica. La expresión "pandemia" se refiere a una epidemia que implica el esparcimiento de una infección en un área geográfica muy extendida que involucra a varios países en el mundo. Hasta hoy no se ha encontrado ninguna sustancia que mitigue, que disminuya, que modere, que suavice o que aplaque el daño mortal que causa el coronavirus.
El coronavirus es llamado así porque presenta un centro esferoide rodeado de spikes, espigas o espigones que son proteína. En inglés se les llama: peplomers. A colores se observan muy hermosos, pero el veneno la disimulan muy bien.
-Salvador García Liñán
Un virus es cualquiera de varios parásitos simples submicroscópicos de plantas o animales que a menudo causan enfermedades.
Un parásito es un organismo que crece, se alimenta, se refugia y se asila en un organismo diferente, sin contribuir, de ninguna manera, para la existencia y la salud de su anfitrión. A menudo sucede lo contrario, como pasa con el coronavirus en animales y en seres humanos.
El virus del coronavirus es tan pequeño que no se alcanza a ver con un microscopio óptico simple. Es un grumo o ramo de sustancias como el ácido nucleico y proteína que coagulan y que ni siquiera está totalmente vivo. No se lo imaginen como a un animalito moviendo sus patitas.
El coronavirus es un término que se refiere a la familia de siete viruses conocidos que pueden infectar a la gente. "¡A mucha gente!" El término infección del latín inficere, se refiere a los microorganismos patógenos (organismos que originan y desarrollan una enfermedad). Desde la gripa común hasta un severo y agudo síndrome respiratorio más o menos grave de la salud, como el SARS (Severe Acute Respiratory Syndrome) y el MERS, otro síndrome respiratorio de la Edad Media.
El término Covid-19 es usado algunas veces en forma intercambiable con el término coronavirus y el nombre oficial: SARS-Cov-2, se refieren al daño que el virus causa. El virus puede hacer cualquier cosa "que quiera" y que afecte la salud de un ser humano. ¿Cómo detenerlo? Nadie lo sabe. Quizás hasta fines del próximo año, 2021 lo sabremos.
El nuevo coronavirus fue transmitido de animales a la gente. Esto se conoce con el término: zoonótica. La expresión "pandemia" se refiere a una epidemia que implica el esparcimiento de una infección en un área geográfica muy extendida que involucra a varios países en el mundo. Hasta hoy no se ha encontrado ninguna sustancia que mitigue, que disminuya, que modere, que suavice o que aplaque el daño mortal que causa el coronavirus.
El coronavirus es llamado así porque presenta un centro esferoide rodeado de spikes, espigas o espigones que son proteína. En inglés se les llama: peplomers. A colores se observan muy hermosos, pero el veneno la disimulan muy bien.
lunes, 30 de marzo de 2020
sábado, 28 de marzo de 2020
viernes, 27 de marzo de 2020
Chelas pelas
Constellation Brands,ecocidio y demagogia
-Gabriel Quadri, 27 de marzo 2020
La demagogia es una perversión de la política. El demagogo, a través de la retórica y de decisiones y acciones, apela a prejuicios y emociones, odios, resentimientos e ignorancia, con el objeto concentrar poder y mantenerlo de manera indefinida. Un ejemplo preclaro de ello ha sido la grotesca e ilegal consulta, y la decisión de cancelar el proyecto cervecero de Constellation Brands en Mexicali. El gobernante populista, nuevamente, exige ratificarse a sí mismo; manotea, gesticula, parlotea, delira, acusa y calumnia, y pisotea el Estado de derecho desde el púlpito presidencial, no importa que sacrifique el futuro del país e incluso que socave su propio proyecto autocrático, el narcisismo desbocado le impide reconocerlo. Rechaza la razón y las cifras, a los expertos y a la ciencia. Sólo cuenta su instinto iluminado.
Ciertamente, el valle de Mexicali observa un proverbial estrés hídrico, producto de su fisiografía y del despilfarro de agua que lleva a cabo desde hace casi un siglo la agricultura de riego, en una pobre emulación del Valle Imperial de California, al otro lado de la frontera. La verdadera tragedia ecológica de la región ha sido el exterminio de los ecosistemas del delta y desembocadura del río Colorado, antes de asombrosa exuberancia y biodiversidad en sus bosques de galería, praderas, humedales y estuarios. Todo ha desaparecido, y con ello las aportaciones de agua dulce del propio río hacia el Alto Golfo de California. La agricultura de riego a ambos lados de la frontera ha sido la responsable y ejecutora del ecocidio. Pero eso a pocos importa.
La oferta total de agua en el valle de Mexicali es de 3,000 millones de metros cúbicos anuales (MMC); 62% viene del río Colorado (en términos de Tratado de Aguas y Límites entre México y Estados Unidos), el resto de acuíferos subterráneos. Casi 95% de estas aguas es detentada por una agricultura de riego ineficiente y derrochadora, mientras que la industria utiliza poco más de 4% y el uso público urbano alrededor de 1 por ciento. A pesar de ello, el municipio de Mexicali tiene un excedente importante de agua: de un total asignado de 124 MMC, consume sólo 93 MMC, mientras que el resto (sin considerar pérdidas) son transferidos en buena parte a las ciudades de Tijuana y Tecate. Pronto, la planta desaladora de agua de mar que se construye en Rosarito liberará ese caudal excedente. Es en este escenario que se emprendió la construcción de la planta cervecera de Constellation Brands y que a la fecha, antes de su cancelación arbitraria por parte del gobierno federal, llevaba un avance de aproximadamente 60 por ciento.
La planta cervecera iría a demandar 3.15 MMC que representan 0.11% de la disponibilidad total en el valle de Mexicali, y 14% del excedente. La empresa adquirió 600 hectáreas de tierras agrícolas para el desarrollo del proyecto, con lo cual se liberaron 3.5 MMC de agua antes usada para riego, y que serían transferidos a la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Mexicali para uso público urbano e industrial. Es decir, la empresa iba a retornar al municipio de Mexicali más agua de la tomaría. Huelga decir que Constellation Brands cuenta con todos los permisos, concesiones y autorizaciones requeridas por la ley. También, que el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua y la propia Comisión Nacional del Agua llevaron a cabo los estudios hidrológicos necesarios que determinaron la viabilidad del proyecto. Se han invertido ya más de 900 millones de dólares, de un total de 1,400 millones de dólares, con una generación de más de 2,000 empleos directos. Todo esto se ha perdido. Se trata de una confiscación ilegal y autocrática, y que seguramente implicará que el gobierno mexicano (o sea, todos nosotros) pague a la empresa una indemnización por aproximadamente 35,000 millones de pesos. Asistimos a una réplica de la absurda cancelación del NAIM en Texcoco, con un daño patrimonial sin precedente a la nación, y que lanza una señal rotunda de desconfianza e incertidumbre económica.
-Gabriel Quadri, 27 de marzo 2020
La demagogia es una perversión de la política. El demagogo, a través de la retórica y de decisiones y acciones, apela a prejuicios y emociones, odios, resentimientos e ignorancia, con el objeto concentrar poder y mantenerlo de manera indefinida. Un ejemplo preclaro de ello ha sido la grotesca e ilegal consulta, y la decisión de cancelar el proyecto cervecero de Constellation Brands en Mexicali. El gobernante populista, nuevamente, exige ratificarse a sí mismo; manotea, gesticula, parlotea, delira, acusa y calumnia, y pisotea el Estado de derecho desde el púlpito presidencial, no importa que sacrifique el futuro del país e incluso que socave su propio proyecto autocrático, el narcisismo desbocado le impide reconocerlo. Rechaza la razón y las cifras, a los expertos y a la ciencia. Sólo cuenta su instinto iluminado.
Ciertamente, el valle de Mexicali observa un proverbial estrés hídrico, producto de su fisiografía y del despilfarro de agua que lleva a cabo desde hace casi un siglo la agricultura de riego, en una pobre emulación del Valle Imperial de California, al otro lado de la frontera. La verdadera tragedia ecológica de la región ha sido el exterminio de los ecosistemas del delta y desembocadura del río Colorado, antes de asombrosa exuberancia y biodiversidad en sus bosques de galería, praderas, humedales y estuarios. Todo ha desaparecido, y con ello las aportaciones de agua dulce del propio río hacia el Alto Golfo de California. La agricultura de riego a ambos lados de la frontera ha sido la responsable y ejecutora del ecocidio. Pero eso a pocos importa.
La oferta total de agua en el valle de Mexicali es de 3,000 millones de metros cúbicos anuales (MMC); 62% viene del río Colorado (en términos de Tratado de Aguas y Límites entre México y Estados Unidos), el resto de acuíferos subterráneos. Casi 95% de estas aguas es detentada por una agricultura de riego ineficiente y derrochadora, mientras que la industria utiliza poco más de 4% y el uso público urbano alrededor de 1 por ciento. A pesar de ello, el municipio de Mexicali tiene un excedente importante de agua: de un total asignado de 124 MMC, consume sólo 93 MMC, mientras que el resto (sin considerar pérdidas) son transferidos en buena parte a las ciudades de Tijuana y Tecate. Pronto, la planta desaladora de agua de mar que se construye en Rosarito liberará ese caudal excedente. Es en este escenario que se emprendió la construcción de la planta cervecera de Constellation Brands y que a la fecha, antes de su cancelación arbitraria por parte del gobierno federal, llevaba un avance de aproximadamente 60 por ciento.
La planta cervecera iría a demandar 3.15 MMC que representan 0.11% de la disponibilidad total en el valle de Mexicali, y 14% del excedente. La empresa adquirió 600 hectáreas de tierras agrícolas para el desarrollo del proyecto, con lo cual se liberaron 3.5 MMC de agua antes usada para riego, y que serían transferidos a la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Mexicali para uso público urbano e industrial. Es decir, la empresa iba a retornar al municipio de Mexicali más agua de la tomaría. Huelga decir que Constellation Brands cuenta con todos los permisos, concesiones y autorizaciones requeridas por la ley. También, que el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua y la propia Comisión Nacional del Agua llevaron a cabo los estudios hidrológicos necesarios que determinaron la viabilidad del proyecto. Se han invertido ya más de 900 millones de dólares, de un total de 1,400 millones de dólares, con una generación de más de 2,000 empleos directos. Todo esto se ha perdido. Se trata de una confiscación ilegal y autocrática, y que seguramente implicará que el gobierno mexicano (o sea, todos nosotros) pague a la empresa una indemnización por aproximadamente 35,000 millones de pesos. Asistimos a una réplica de la absurda cancelación del NAIM en Texcoco, con un daño patrimonial sin precedente a la nación, y que lanza una señal rotunda de desconfianza e incertidumbre económica.
jueves, 26 de marzo de 2020
miércoles, 25 de marzo de 2020
martes, 24 de marzo de 2020
lunes, 23 de marzo de 2020
Detente...razón
El charlatán de las estampitas
-Jesús Silva-Herzog Márquez, 23 mar 020, REF
Tenemos un Presidente incapaz de gobernarse. Esclavo de sus impulsos, no logra cumplir la elemental disciplina que es indispensable trasmitir en tiempos de emergencia. Los mensajes más simples son los más persuasivos. No provienen, por cierto, de la palabra sino de la acción. Rechazar visiblemente el aseo de las manos, no guardar las distancias aconsejadas, seguir con las rutinas como si nada estuviera pasando, promover la superstición. Esos son los mensajes del presidente López Obrador ante la peor crisis sanitaria de la historia reciente. El presidente de México se ha convertido en estos últimos días en el ejemplo mundial de lo que no debe hacerse. Se reirían en otras latitudes del salvaje que sigue empeñado en diseminar su baba por todo el territorio que gobierna para demostrar aplomo y valentía, pero nadie puede tomárselo a la ligera. Sus besuqueos y sus apretujones no son tomados como una simple inconsciencia sino como lo que son: una amenaza a la salud pública. El Presidente de un país latinoamericano promueve activamente el contagio con su conducta. Desprecia el conocimiento científico al invocar la protección de los amuletos que habrían de cubrirlo con un manto protector. Un Presidente entregado al impulso y a la sinrazón. Y no hablo de lo que hizo hace un mes ni de lo que hizo hace una semana. Me refiero a lo que ha hecho en las últimas horas, desatendiendo las indicaciones de todos los conocedores, desoyendo las recomendaciones de su propio gobierno, cerrando los ojos a lo que sucede en el mundo. Este fin de semana pudo verse al presidente de México organizando todavía eventos públicos, saludando a decenas de personas, rompiendo cotidianamente la barrera de distancia que su programa sanitario ha indicado. ¿Cómo puede atenderse una crisis de esta dimensión si el gobernante se escuda en la superchería? ¿Cómo puede gobernarse una crisis, si el gobernante no logra gobernarse?
El Presidente que no se gobierna es incapaz de mandar en la emergencia. Me confieso sorprendido por la nulidad de su liderazgo en esta circunstancia. Habría pensado que el político tenaz y ambicioso, que el dirigente rebelde y astuto habría tenido prendas para aquilatar la amenaza de estos días y, sobre todo, que habría tenido madera para el mando. Ni lo uno ni lo otro. Ni cabeza para entender, ni encierro para planear, ni claridad para coordinar, ni firmeza para decidir. La crisis sanitaria ha exhibido la insolvencia del liderazgo lopezobradorista. Lo que ya hemos visto durante su Presidencia queda brutalmente demostrado en la batalla contra el virus. El implacable opositor, el eficaz destructor de un viejo orden no está equipado para proveer el remplazo ni para diseñar una respuesta de Estado. Hace apenas unos días, al salir de una reunión de gabinete, la secretaria de Economía lo reveló con penosa candidez: de la junta con su jefe no había salido decisión alguna. Después de unas horas, se resolvió que el equipo se volvería a reunir. Formaremos equipos de trabajo, pero no hemos decidido nada. ¡Ninguna decisión!
No me parece trivial la invocación constante a los dioses, los mandamientos y los pecados en el nuevo discurso oficial. Al hablar de santitos y divinidades protectoras, el jefe del Estado mexicano no solamente atenta contra la laicidad sino también contra la salud. Las creencias del Presidente son irrelevantes, pero no es irrelevante que las promueva desde Palacio Nacional. Las estampitas religiosas que el presidente de México presume como sus guardianes conspiran contra el pensamiento científico en el momento en que más necesitamos de las orientaciones de la razón probada; fomentan las supersticiones más nocivas y atentan contra la responsabilidad cívica. Un daño irreparable se hizo a sí mismo el titular de la política sanitaria del país cuando habló del Presidente como una "fuerza moral" de tal magnitud que no podía ser considerada como una "fuerza de contagio". La zalamería es incompatible con la autoridad científica.
La crisis apenas se asoma en México y nos toma sin un liderazgo responsable. El feroz político del antagonismo no está dispuesto para coordinar esa gran empresa común que nada tiene que ver con sus viejas previsiones y sus tercas manías. Ha quedado en los huesos como un charlatán de estampitas.
-Jesús Silva-Herzog Márquez, 23 mar 020, REF
Tenemos un Presidente incapaz de gobernarse. Esclavo de sus impulsos, no logra cumplir la elemental disciplina que es indispensable trasmitir en tiempos de emergencia. Los mensajes más simples son los más persuasivos. No provienen, por cierto, de la palabra sino de la acción. Rechazar visiblemente el aseo de las manos, no guardar las distancias aconsejadas, seguir con las rutinas como si nada estuviera pasando, promover la superstición. Esos son los mensajes del presidente López Obrador ante la peor crisis sanitaria de la historia reciente. El presidente de México se ha convertido en estos últimos días en el ejemplo mundial de lo que no debe hacerse. Se reirían en otras latitudes del salvaje que sigue empeñado en diseminar su baba por todo el territorio que gobierna para demostrar aplomo y valentía, pero nadie puede tomárselo a la ligera. Sus besuqueos y sus apretujones no son tomados como una simple inconsciencia sino como lo que son: una amenaza a la salud pública. El Presidente de un país latinoamericano promueve activamente el contagio con su conducta. Desprecia el conocimiento científico al invocar la protección de los amuletos que habrían de cubrirlo con un manto protector. Un Presidente entregado al impulso y a la sinrazón. Y no hablo de lo que hizo hace un mes ni de lo que hizo hace una semana. Me refiero a lo que ha hecho en las últimas horas, desatendiendo las indicaciones de todos los conocedores, desoyendo las recomendaciones de su propio gobierno, cerrando los ojos a lo que sucede en el mundo. Este fin de semana pudo verse al presidente de México organizando todavía eventos públicos, saludando a decenas de personas, rompiendo cotidianamente la barrera de distancia que su programa sanitario ha indicado. ¿Cómo puede atenderse una crisis de esta dimensión si el gobernante se escuda en la superchería? ¿Cómo puede gobernarse una crisis, si el gobernante no logra gobernarse?
El Presidente que no se gobierna es incapaz de mandar en la emergencia. Me confieso sorprendido por la nulidad de su liderazgo en esta circunstancia. Habría pensado que el político tenaz y ambicioso, que el dirigente rebelde y astuto habría tenido prendas para aquilatar la amenaza de estos días y, sobre todo, que habría tenido madera para el mando. Ni lo uno ni lo otro. Ni cabeza para entender, ni encierro para planear, ni claridad para coordinar, ni firmeza para decidir. La crisis sanitaria ha exhibido la insolvencia del liderazgo lopezobradorista. Lo que ya hemos visto durante su Presidencia queda brutalmente demostrado en la batalla contra el virus. El implacable opositor, el eficaz destructor de un viejo orden no está equipado para proveer el remplazo ni para diseñar una respuesta de Estado. Hace apenas unos días, al salir de una reunión de gabinete, la secretaria de Economía lo reveló con penosa candidez: de la junta con su jefe no había salido decisión alguna. Después de unas horas, se resolvió que el equipo se volvería a reunir. Formaremos equipos de trabajo, pero no hemos decidido nada. ¡Ninguna decisión!
No me parece trivial la invocación constante a los dioses, los mandamientos y los pecados en el nuevo discurso oficial. Al hablar de santitos y divinidades protectoras, el jefe del Estado mexicano no solamente atenta contra la laicidad sino también contra la salud. Las creencias del Presidente son irrelevantes, pero no es irrelevante que las promueva desde Palacio Nacional. Las estampitas religiosas que el presidente de México presume como sus guardianes conspiran contra el pensamiento científico en el momento en que más necesitamos de las orientaciones de la razón probada; fomentan las supersticiones más nocivas y atentan contra la responsabilidad cívica. Un daño irreparable se hizo a sí mismo el titular de la política sanitaria del país cuando habló del Presidente como una "fuerza moral" de tal magnitud que no podía ser considerada como una "fuerza de contagio". La zalamería es incompatible con la autoridad científica.
La crisis apenas se asoma en México y nos toma sin un liderazgo responsable. El feroz político del antagonismo no está dispuesto para coordinar esa gran empresa común que nada tiene que ver con sus viejas previsiones y sus tercas manías. Ha quedado en los huesos como un charlatán de estampitas.
domingo, 22 de marzo de 2020
Ejecutivo ejemplar
El adicto
-Carlos Elizondo Mayer-Serra, 22 mar 2020, REF
Como esos adolescentes incapaces de despegarse del celular, AMLO requiere estar hablando en público, ya sea en la mañanera, en una reunión de gabinete o en un mitin. Es tan grande su necesidad de no sentirse solo, que, aun estando rodeado de cientos de personas, tiene la pulsión de darle un beso con mordisco a una niña que se resistía a su cariño en un mitin el sábado 14 de marzo.
Su incapacidad de quedarse en la oficina (que es su casa) para estudiar junto con su gabinete los problemas con profundidad, lo lleva a recorrer el país frenéticamente. Todavía ayer estuvo en un mitin en Oaxaca. Quizás es un millennial incapaz de estar en la oficina. Las implicaciones de su adicción son muchas. La primera, perder su tiempo, el de su equipo y el del país en parloteos generales y en temas absurdos como la rifa del avión o las estampitas religiosas. En lugar de estar en celebraciones, debería analizar la mejor ruta de acción frente a la crisis epidemiológica y económica que ya se nos vino encima, apoyándose en los expertos.
Expertos con libertad para opinar. Cuando el líder de un gobierno es adicto a la adulación, todos, incluidos los expertos, aprenden a anticipar sus deseos y evitan decir lo que no le va a gustar al gran timonel. Pero quizás no necesita expertos, porque, según John Ackerman, AMLO es un científico. Su secretario de Salud solo sigue instrucciones.
El segundo problema es la señal de despreocupación que manda a la población al negarse a usar el gel antibacterial y al continuar en giras y reuniones públicas. Para muchos la conclusión es obvia: el problema no es tan grave. Un mandatario debe comportarse como tal, sobre todo en circunstancias en las que está en juego la salud o la vida. Se debe gobernar con el ejemplo. (...)
-Carlos Elizondo Mayer-Serra, 22 mar 2020, REF
Como esos adolescentes incapaces de despegarse del celular, AMLO requiere estar hablando en público, ya sea en la mañanera, en una reunión de gabinete o en un mitin. Es tan grande su necesidad de no sentirse solo, que, aun estando rodeado de cientos de personas, tiene la pulsión de darle un beso con mordisco a una niña que se resistía a su cariño en un mitin el sábado 14 de marzo.
Su incapacidad de quedarse en la oficina (que es su casa) para estudiar junto con su gabinete los problemas con profundidad, lo lleva a recorrer el país frenéticamente. Todavía ayer estuvo en un mitin en Oaxaca. Quizás es un millennial incapaz de estar en la oficina. Las implicaciones de su adicción son muchas. La primera, perder su tiempo, el de su equipo y el del país en parloteos generales y en temas absurdos como la rifa del avión o las estampitas religiosas. En lugar de estar en celebraciones, debería analizar la mejor ruta de acción frente a la crisis epidemiológica y económica que ya se nos vino encima, apoyándose en los expertos.
Expertos con libertad para opinar. Cuando el líder de un gobierno es adicto a la adulación, todos, incluidos los expertos, aprenden a anticipar sus deseos y evitan decir lo que no le va a gustar al gran timonel. Pero quizás no necesita expertos, porque, según John Ackerman, AMLO es un científico. Su secretario de Salud solo sigue instrucciones.
El segundo problema es la señal de despreocupación que manda a la población al negarse a usar el gel antibacterial y al continuar en giras y reuniones públicas. Para muchos la conclusión es obvia: el problema no es tan grave. Un mandatario debe comportarse como tal, sobre todo en circunstancias en las que está en juego la salud o la vida. Se debe gobernar con el ejemplo. (...)
viernes, 20 de marzo de 2020
jueves, 19 de marzo de 2020
miércoles, 18 de marzo de 2020
martes, 17 de marzo de 2020
El líder vitalicio chino
El coronavirus y la visión de Xi Jinping
-Kevin Rudd
La crisis del coronavirus representa el mayor desafío para Xi Jinping desde que se convirtió en secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) en el 2012. Las personas y las familias de toda China viven con miedo. Varias provincias chinas están bajo bloqueo virtual. El virus ha detenido partes importantes de la economía, ya que las empresas instruyen a su personal para que trabaje desde su hogar. Políticamente, el juego de la culpa rebota entre las autoridades locales en Wuhan —epicentro del brote— y el gobierno central en Beijing, con ambas partes conscientes del principio eterno de la política china: cuando ocurre un desastre, se debe ver que alguien pague el precio.
El mundo en general debería mostrar simpatía y solidaridad con el sufrido pueblo chino. Enfrentan tiempos difíciles, y el racismo implícito (y a veces explícito) en muchas respuestas a los chinos en todo el mundo me hace cuestionar qué tan lejos hemos llegado realmente como familia humana. Muchas personas, más allá de las costas de China, parecen haber olvidado otro principio eterno: "Ningún hombre es una isla entera por sí mismo".
Xi ejerce un poder político casi absoluto sobre el estado marxista-leninista de China. Podría decirse que sólo un régimen autoritario podría haber seguido los métodos draconianos que China tiene para tratar de controlar el virus desde enero. Sólo el tiempo dirá qué tan efectivas resultan ser estas medidas. Sin embargo, lo que sí es seguro es que la crisis, una vez resuelta, no cambiará la forma en que se gobernará China en el futuro.
Para entender por qué, uno debe considerar la visión del mundo subyacente que guía a Xi mientras busca realizar su sueño de hacer de China el gran poder mundial del futuro. Cuando la gente me pregunta qué quiere Xi, le describo su enfoque a partir de 10 prioridades. Esto debe ser, más bien, visto como 10 conjuntos de círculos concéntricos que emanan del partido central o, bajo el concepto del psicólogo Abraham Maslow, la jerarquía de necesidades de Xi.
La primera prioridad es mantener al PCCh en el poder. Xi nunca ha visto al partido como un mecanismo de transición hacia algún tipo de democracia o semidemocracia. Más bien, ve la forma única de capitalismo autoritario de China como esencial para su futuro estatus de gran potencia, y como un modelo que podría ser aplicable a otras partes del mundo.
En segundo lugar, Xi cree que siempre debe mantener la unidad nacional, porque eso es fundamental para la legitimidad interna del PCCh. Esta es la razón por la cual ha habido represiones sostenidas en Tíbet y Xinjiang bajo su gobierno, así como un endurecimiento constante de la política hacia Taiwán. La tercera tarea es expandir la economía. Xi entiende que el tamaño, la fuerza y la sofisticación tecnológica de la economía china son fundamentales para todas las dimensiones del poder nacional, incluida la capacidad militar. Además, sin un crecimiento a largo plazo, el ingreso per cápita no aumentará y China caerá en la trampa del ingreso medio. El crecimiento sostenido también es fundamental para la legitimidad del PCCh, como lo es el esfuerzo nacional para convertirse en una superpotencia tecnológica, con dominio global en 5G, semiconductores, supercomputación e inteligencia artificial.
El cuarto objetivo es incorporar la sustentabilidad ambiental en la matriz de crecimiento de China. En el pasado, tales preocupaciones fueron ignoradas, pero ahora son fundamentales para la legitimidad del partido. El pueblo chino no tolerará altos niveles de contaminación de aire, suelo y agua. Aun así, la sustentabilidad, incluidas acciones para combatir el cambio climático, siempre competirá con la prioridad tres (crecimiento económico), tanto en la industria doméstica como en los proyectos de infraestructura transnacionales previstos en la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda de Xi.
La prioridad número cinco es expandir y modernizar el ejército chino. Xi Jinping encabeza la mayor reforma del Ejército Popular de Liberación (EPL), en términos de organización militar, plataformas de armas y personal, desde 1949. El EPL se está transformando, de una institución del ejército para la defensa continental, en una fuerza para proyectar poder más allá de las fronteras de China, a través de capacidades navales, aéreas, cibernéticas, espaciales y de inteligencia artificial ampliadas. La misión declarada de Xi es construir un ejército de clase mundial "para luchar y ganar guerras".
El sexto objetivo es asegurar relaciones benignas y (cuando sea posible) sumisas con los 14 estados vecinos de China y seis vecinos marítimos. Rusia ha sido clave para este proyecto, ya que pasó de ser un adversario histórico que ocupó gran parte de la atención estratégica de China a un aliado virtual. En el frente marítimo, China ha dejado en claro que no cederá en sus reclamos territoriales en los mares del este y sur de China.
Séptimo, en la periferia marítima oriental de China, Xi cree que debe empujar a Estados Unidos a la "segunda cadena de islas" que se extiende desde el archipiélago japonés, a través de Guam, hasta el este de Filipinas. China también quiere debilitar (o cortar, si es posible) las antiguas alianzas de seguridad de Estados Unidos en la región, particularmente aquellas con Corea del Sur, Japón y Filipinas. El objetivo final, en este caso, es mejorar la capacidad de China para asegurar la reunificación con Taiwán, por la fuerza, si es necesario.
Octavo: para asegurar la periferia continental occidental de China, Xi quiere convertir la masa continental de Eurasia en un nuevo mercado para bienes, servicios, tecnología e inversión en infraestructura crítica de China. A través del plan Cinturón y la Ruta de la Seda también quiere que Asia Central y Medio Oriente, así como Europa Central, Oriental y Occidental, se sensibilicen y apoyen cada vez más los intereses centrales de la política exterior de China.
Del mismo modo, China ve potencial como mercado a gran escala, no muy diferente al de Eurasia, en el resto del mundo en desarrollo, en África, Asia y América Latina. Por lo tanto, la novena prioridad de Xi se manifiesta en la "Ruta de la seda marítima", que se está volviendo tan importante como el cinturón y la ruta de la seda original. En términos más generales, China también ha estado convirtiendo con éxito esta estrategia económica global en un confiable apoyo electoral del G77 en foros multilaterales críticos.
Finalmente, Xi quiere remodelar el orden global para que sea más complaciente con los intereses y valores chinos. Los líderes de China ven el orden internacional liberal posterior a 1945 como un reflejo de la cosmovisión de las victoriosas potencias coloniales blancas que lo crearon. Xi considera que el mundo del 2020 es radicalmente diferente al de la posguerra. Por lo tanto, China ha desarrollado una estrategia doble. Mientras aumentan su poder, personal e influencia financiera dentro de las instituciones de gobernanza global existentes, los líderes de China también están construyendo nuevas instituciones centradas en China, como la iniciativa Cinturón y Ruta de la Seda y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura.
No todos en la alta jerarquía del CPC comparten la visión de Xi sobre el mundo. Existe mucho disenso interno y debate acerca de si China se está excediendo al apartarse mucho de la estrategia de Deng Xiaoping de "esconde tu fuerza, espera tu tiempo, nunca tomes la iniciativa". El tiempo dirá cómo se sacuden estos debates, especialmente en la carrera hasta el XX Congreso Nacional del partido, en el 2022, que tomará la decisión crucial sobre si extender el mandato de liderazgo de Xi más allá de los límites del mandato anterior, hasta la década del 2020 y posiblemente más allá.
En este contexto, la gestión de Xi Jinping en la crisis del coronavirus en casa y de proyectos políticamente totémicos como la expansión 5G en el extranjero, asume una nueva importancia crítica.
-Kevin Rudd
La crisis del coronavirus representa el mayor desafío para Xi Jinping desde que se convirtió en secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) en el 2012. Las personas y las familias de toda China viven con miedo. Varias provincias chinas están bajo bloqueo virtual. El virus ha detenido partes importantes de la economía, ya que las empresas instruyen a su personal para que trabaje desde su hogar. Políticamente, el juego de la culpa rebota entre las autoridades locales en Wuhan —epicentro del brote— y el gobierno central en Beijing, con ambas partes conscientes del principio eterno de la política china: cuando ocurre un desastre, se debe ver que alguien pague el precio.
El mundo en general debería mostrar simpatía y solidaridad con el sufrido pueblo chino. Enfrentan tiempos difíciles, y el racismo implícito (y a veces explícito) en muchas respuestas a los chinos en todo el mundo me hace cuestionar qué tan lejos hemos llegado realmente como familia humana. Muchas personas, más allá de las costas de China, parecen haber olvidado otro principio eterno: "Ningún hombre es una isla entera por sí mismo".
Xi ejerce un poder político casi absoluto sobre el estado marxista-leninista de China. Podría decirse que sólo un régimen autoritario podría haber seguido los métodos draconianos que China tiene para tratar de controlar el virus desde enero. Sólo el tiempo dirá qué tan efectivas resultan ser estas medidas. Sin embargo, lo que sí es seguro es que la crisis, una vez resuelta, no cambiará la forma en que se gobernará China en el futuro.
Para entender por qué, uno debe considerar la visión del mundo subyacente que guía a Xi mientras busca realizar su sueño de hacer de China el gran poder mundial del futuro. Cuando la gente me pregunta qué quiere Xi, le describo su enfoque a partir de 10 prioridades. Esto debe ser, más bien, visto como 10 conjuntos de círculos concéntricos que emanan del partido central o, bajo el concepto del psicólogo Abraham Maslow, la jerarquía de necesidades de Xi.
La primera prioridad es mantener al PCCh en el poder. Xi nunca ha visto al partido como un mecanismo de transición hacia algún tipo de democracia o semidemocracia. Más bien, ve la forma única de capitalismo autoritario de China como esencial para su futuro estatus de gran potencia, y como un modelo que podría ser aplicable a otras partes del mundo.
En segundo lugar, Xi cree que siempre debe mantener la unidad nacional, porque eso es fundamental para la legitimidad interna del PCCh. Esta es la razón por la cual ha habido represiones sostenidas en Tíbet y Xinjiang bajo su gobierno, así como un endurecimiento constante de la política hacia Taiwán. La tercera tarea es expandir la economía. Xi entiende que el tamaño, la fuerza y la sofisticación tecnológica de la economía china son fundamentales para todas las dimensiones del poder nacional, incluida la capacidad militar. Además, sin un crecimiento a largo plazo, el ingreso per cápita no aumentará y China caerá en la trampa del ingreso medio. El crecimiento sostenido también es fundamental para la legitimidad del PCCh, como lo es el esfuerzo nacional para convertirse en una superpotencia tecnológica, con dominio global en 5G, semiconductores, supercomputación e inteligencia artificial.
El cuarto objetivo es incorporar la sustentabilidad ambiental en la matriz de crecimiento de China. En el pasado, tales preocupaciones fueron ignoradas, pero ahora son fundamentales para la legitimidad del partido. El pueblo chino no tolerará altos niveles de contaminación de aire, suelo y agua. Aun así, la sustentabilidad, incluidas acciones para combatir el cambio climático, siempre competirá con la prioridad tres (crecimiento económico), tanto en la industria doméstica como en los proyectos de infraestructura transnacionales previstos en la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda de Xi.
La prioridad número cinco es expandir y modernizar el ejército chino. Xi Jinping encabeza la mayor reforma del Ejército Popular de Liberación (EPL), en términos de organización militar, plataformas de armas y personal, desde 1949. El EPL se está transformando, de una institución del ejército para la defensa continental, en una fuerza para proyectar poder más allá de las fronteras de China, a través de capacidades navales, aéreas, cibernéticas, espaciales y de inteligencia artificial ampliadas. La misión declarada de Xi es construir un ejército de clase mundial "para luchar y ganar guerras".
El sexto objetivo es asegurar relaciones benignas y (cuando sea posible) sumisas con los 14 estados vecinos de China y seis vecinos marítimos. Rusia ha sido clave para este proyecto, ya que pasó de ser un adversario histórico que ocupó gran parte de la atención estratégica de China a un aliado virtual. En el frente marítimo, China ha dejado en claro que no cederá en sus reclamos territoriales en los mares del este y sur de China.
Séptimo, en la periferia marítima oriental de China, Xi cree que debe empujar a Estados Unidos a la "segunda cadena de islas" que se extiende desde el archipiélago japonés, a través de Guam, hasta el este de Filipinas. China también quiere debilitar (o cortar, si es posible) las antiguas alianzas de seguridad de Estados Unidos en la región, particularmente aquellas con Corea del Sur, Japón y Filipinas. El objetivo final, en este caso, es mejorar la capacidad de China para asegurar la reunificación con Taiwán, por la fuerza, si es necesario.
Octavo: para asegurar la periferia continental occidental de China, Xi quiere convertir la masa continental de Eurasia en un nuevo mercado para bienes, servicios, tecnología e inversión en infraestructura crítica de China. A través del plan Cinturón y la Ruta de la Seda también quiere que Asia Central y Medio Oriente, así como Europa Central, Oriental y Occidental, se sensibilicen y apoyen cada vez más los intereses centrales de la política exterior de China.
Del mismo modo, China ve potencial como mercado a gran escala, no muy diferente al de Eurasia, en el resto del mundo en desarrollo, en África, Asia y América Latina. Por lo tanto, la novena prioridad de Xi se manifiesta en la "Ruta de la seda marítima", que se está volviendo tan importante como el cinturón y la ruta de la seda original. En términos más generales, China también ha estado convirtiendo con éxito esta estrategia económica global en un confiable apoyo electoral del G77 en foros multilaterales críticos.
Finalmente, Xi quiere remodelar el orden global para que sea más complaciente con los intereses y valores chinos. Los líderes de China ven el orden internacional liberal posterior a 1945 como un reflejo de la cosmovisión de las victoriosas potencias coloniales blancas que lo crearon. Xi considera que el mundo del 2020 es radicalmente diferente al de la posguerra. Por lo tanto, China ha desarrollado una estrategia doble. Mientras aumentan su poder, personal e influencia financiera dentro de las instituciones de gobernanza global existentes, los líderes de China también están construyendo nuevas instituciones centradas en China, como la iniciativa Cinturón y Ruta de la Seda y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura.
No todos en la alta jerarquía del CPC comparten la visión de Xi sobre el mundo. Existe mucho disenso interno y debate acerca de si China se está excediendo al apartarse mucho de la estrategia de Deng Xiaoping de "esconde tu fuerza, espera tu tiempo, nunca tomes la iniciativa". El tiempo dirá cómo se sacuden estos debates, especialmente en la carrera hasta el XX Congreso Nacional del partido, en el 2022, que tomará la decisión crucial sobre si extender el mandato de liderazgo de Xi más allá de los límites del mandato anterior, hasta la década del 2020 y posiblemente más allá.
En este contexto, la gestión de Xi Jinping en la crisis del coronavirus en casa y de proyectos políticamente totémicos como la expansión 5G en el extranjero, asume una nueva importancia crítica.
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