miércoles, 31 de julio de 2019

lunes, 29 de julio de 2019

domingo, 28 de julio de 2019

Arcano


Don Benito y la caricatura

La prensa frente a Juárez
-Enrique Krauze , 28 jul 019, REF
 
En una reciente conferencia matutina el presidente criticó a la revista Proceso por "no portarse bien", es decir, por no apoyar a su gobierno, y para probarlo evocó al periodismo que se practicaba durante la República Restaurada. Su referencia histórica está equivocada.

Aunque todas las publicaciones del grupo liberal coincidieron en celebrar el triunfo sobre el Imperio, diferían en su apreciación sobre su circunstancia, y a todo lo largo de aquel período (1867-1876) mantuvieron posturas muy distintas entre sí. La más superficial ojeada a la prensa de la época (decenas de publicaciones en todo el país) muestra que jamás existió un apoyo incondicional a los gobiernos sucesivos de Juárez y Lerdo, entre otras cosas porque la filosofía misma del régimen, el liberalismo, abjuraba de la obediencia. Nacido contra el poder absoluto, el caudillismo, el clero y el dogmatismo religioso, el liberalismo alentaba las corrientes diversas, las ópticas divergentes, el debate abierto.

Para muestra un botón. Conservo los ejemplares de La Orquesta, el legendario "Periódico omniscio, de buen humor y con caricaturas", fundado en 1861. Su Jefe de redacción era Vicente Riva Palacio. Se imprimía en un despacho de la Calle de Santo Domingo, salía los miércoles y sábados, costaba un real, se vendía por suscripción, tenía anuncios de ocasión (corridas de toros, carteleras teatrales, funciones de circo, ofertas comerciales, plantas medicinales). Recorrí sus páginas de 1867, leí algunas editoriales y disfruté las maravillosas caricaturas de Constantino Escalante (vid infra). Cinco días antes de la entrada triunfal de Juárez a la ciudad de México, la editorial advertía:


Libres. Independientes. Sin odio y sin temor, queremos cumplir con nuestra conciencia y ofrecer a los vencedores una corona adornada con las espinas de la verdad y no con las flores de la adulación.

El periódico cumplió su promesa. Reconocía los méritos históricos de los tres "inmaculados" (Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y José María Iglesias), pero tras su llegada al poder los criticó acremente. Aludiendo a Juárez, advirtió los peligros del cesarismo y las facultades extraordinarias, condenó las distorsiones a la ley y su permanencia en el poder. En una caricatura titulada "El gabinete de costura", Juárez detiene y zurce el lienzo parchado de la Constitución de 57 mientras que Lerdo lo corta con unas inmensas tijeras. En "El mundo al revés", Juárez aparece sentado sobre el pedestal de la "Constancia", y sobre sus rodillas se sienta la silla coronada por el águila y el letrero bordado en el respaldo: "Presidencia, 14 años". En otras palabras: Juárez es la Silla presidencial y la Silla presidencial es Juárez.

Ese año, La Orquesta dio la bienvenida a un nuevo periódico titulado El Padre Cobos. Sería una de las publicaciones más mordaces en la historia de nuestra la prensa. Los irreverentes sonetos que publicó su editor, Ireneo Paz, prefiguran el genio poético de su nieto y merecen una antología. En Siglo de caudillos recogí uno contra la reelección de Juárez en 1871, que comienza así (y termina peor):


¿Por qué si acaso fuiste
tan patriota
estás comprando votos
de a peseta?

¿Para qué admites esa inmunda treta
de dar dinero al que
en tu nombre vota?


La postura de La Orquesta y El Padre Cobos fue característica del espíritu de la época. La compartían viejos compañeros de Juárez, como Guillermo Prieto e Ignacio Ramírez, y las nuevas generaciones, que se referían a él como "Su Majestad Benito I".

Llegado el tiempo, Vicente Riva Palacio e Ireneo Paz -escritores y editores notabilísimos- fueron indulgentes con el poder absoluto de Díaz, pero el hecho mismo de que nunca dejara de existir una prensa combativa es un tributo al espíritu original de la República Restaurada y a sus hombres que, en palabras de Cosío Villegas, "eran fiera, altanera, soberbia, insensata, irracionalmente independientes".

"Para aquellos hombres -decía el historiador- expresar una inconformidad era un ejercicio tan natural como caminar o respirar". También los gobernantes participaban de esa convicción. Fueron blanco continuo de críticas feroces, pero nunca reclamaron obediencia por una razón elemental:


Juárez y Lerdo [...] sentían la libertad igual que sus adversarios. Sabían que la libertad de sus enemigos era la condición de su propia libertad y que la del país dependía de la libertad de todos.

La prensa de la República Restaurada no "se portaba bien" con el poder. Esa era su misión y también su gloria.

Don Benito, Porfirio Díaz y Sebastián Lerdo de Tejada

jueves, 25 de julio de 2019

martes, 23 de julio de 2019

Orientación


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Ganga 4T


Apolíneo


Faetón en el carruaje de Apolo, 1720, Nicolas Bertin (amplíese)

Inquilino invasor


lunes, 22 de julio de 2019

domingo, 21 de julio de 2019

Con los gringos, vamos por partes

Aguas turbulentas 
-Luis Rubio, 21 jul 2019 
Cuando el barco Andrea Gail zarpa del puerto de Gloucester, Massachusetts (1991) en un acto desesperado por lograr la última gran pesca de la temporada, su capitán y tripulación no tenían ni la menor idea de lo que les esperaba en lo que acabó siendo conocido como la "Tormenta Perfecta": todos los factores que podían salir mal se conjuntaron para producir un desastre de dimensiones inconmensurables. Algo así podría estarse cocinando en la relación México-Estados Unidos: quizá nadie lo esté buscando o deseando pero, poco a poco, se van acumulando elementos que, de no atenderse, podrían producir el tipo de choque que desde hace más de tres décadas parecía haberse eliminado del panorama. 

Por casi un siglo, la relación entre las dos naciones vecinas varió entre violento a conflictivo a distante. La invasión norteamericana de 1846 cimbró a México, provocando una reacción nacionalista a la que algunos historiadores atribuyen el verdadero nacimiento de la mexicanidad. Las dos naciones experimentaron altibajos durante el periodo revolucionario, con crisis eventuales por la amenaza de no reconocimiento de un nuevo presidente mexicano, con todo lo que eso implicaba. Los gobiernos postrevolucionarios mantuvieron una relación distante, a la vez que promovían la unidad nacional empleando a la pérdida del territorio como instrumento de cohesión interna. Todo esto era factible porque México tenía su mirada puesta al interior del país y sus lazos con el exterior eran importantes pero esencialmente simbólicos.
Las crisis financieras de los setenta y ochenta obligaron a replantear la política económica y eso conllevó a una redefinición de la relación con EUA. México comenzó a exportar cada vez más bienes al mercado norteamericano, lo que provocó conflictos comerciales: desde acusaciones de dumping hasta boicots al atún. Por primera vez desde la guerra de independencia, México comenzó a ver a su vecino como una fuente potencial de solución a sus problemas económicos. De la misma manera, Estados Unidos enfrentaba problemas cuya solución requería de la cooperación del gobierno mexicano. La interacción bilateral crecía, pero los problemas -viejos y nuevos (desde el cierre de los cruces fronterizos de Nixon hasta la muerte del agente de la DEA Enrique Camarena)- se multiplicaban. Ambas naciones acabaron por reconocer la necesidad de establecer mecanismos para una relación funcional./ Al final de los ochenta, Bush y Salinas acordaron un conjunto de principios, explícitos e implícitos, para el buen funcionamiento de la relación y para la solución -o, al menos, manejo- de los problemas que son inherentes a una interacción tan compleja, amplia y disímbola, además de asimétrica, como la de estos dos países. El corazón de ese acuerdo radicó en un principio seminal: aislar los problemas y lidiar con cada uno de ellos por separado. El objetivo era que, al no vincular o mezclar asuntos distintos, se le pudiera dar cauce y viabilidad a lo fundamental y cotidiano. 

La mezcla de asuntos no vinculados (como drogas y comercio) producía crisis constantes y ánimos exacerbados. Al acordar la compartimentalización, los dos gobiernos se comprometían a atender cada asunto en su justa dimensión, evitando que las cosas más explosivas para la política interna -como la migración para EUA o las armas para México- impidieran el funcionamiento de las que se han tornado naturales, no conflictivas e inherentes a la vida entre dos vecinos, como el comercio fronterizo. El acuerdo de Houston en 1988 permitió darle celeridad a la relación bilateral y eventualmente llevó al TLC. Un gobierno tras otro desde entonces -de ambos lados- se apegó al principio establecido porque reconoció el valor de no contaminar asuntos y, sobre todo, el riesgo de hacerlo porque siempre se entendió que una buena relación era de interés mutuo. 

Al romper la esencia de aquel entendido -por vincular migración con comercio-, Trump ha puesto en entredicho los cimientos de la relación bilateral. Ya no es sólo el hecho de atacar a México y a los mexicanos de manera retórica, sino de amenazar la viabilidad del principal motor de la economía mexicana (las exportaciones) y poner al gobierno de AMLO contra la pared en un asunto, el migratorio, que es particularmente sensible para su base política y su legitimidad. 

A la fecha, el gobierno mexicano ha respondido de dos formas: por un lado, desde antes, había anunciado su decisión de revisar el esquema de cooperación en materia de seguridad (el llamado Plan Mérida); por el otro, ha aceptado, a regañadientes, los términos de las exigencias de Trump en cuanto a la migración centroamericana. Las dos vertientes son contradictorias y, tarde o temprano, generarán chispas. 

Hasta ahora, la discusión dentro de EUA ha ignorado el provecho que ese país deriva de la cooperación de parte del gobierno mexicano en diversos asuntos de su interés y que constituyeron el incentivo para que ellos activamente promovieran el acuerdo de Houston hace treinta años. El riesgo ahora es que su actuar presione de tal forma a un gobierno que, de por sí, preferiría regresar a un distanciamiento, que acabe destruyendo lo que ha funcionado con eficacia por tanto tiempo, para beneficio de las dos naciones.

Día del perro


sábado, 20 de julio de 2019

jueves, 18 de julio de 2019

miércoles, 17 de julio de 2019

Circo maniqueo


¿Pejeconcepto?

¿Qué quiso decir AMLO con 'economía moral'? 
-Nadia Rodríguez en Eje Central
El presidente Andrés Manuel López Obrador hoy le puso nombre a la política económica de la Cuarta Transformación, la llamó "Economía Moral", un término que acuñó el historiador inglés E.P. Thompson, y que se puede definir como la inmoralidad de lucrar con base a las necesidades de las personas.  
Thompson fue un intelectual marxista y simpatizante de los movimientos sociales de izquierda, y utilizó por primera vez el concepto en su texto "La economía moral del campesino", trabajo que inició desde 1963, y fue enriquecido en una de sus obras cúspide "La formación de la clase obrera en Inglaterra".  
La "Economía Moral" es, para el historiador, una contrapropuesta a la economía de mercado, y una respuesta a la ortodoxia de la escuela clásica de economía.  
El contexto en que fueron pensados los materiales de Thompson explicaban la concepción del historiador como una necesidad, en la Europa de los siglos XVIII y XIX, cuando ocurrían los motines de pan, es decir, protestas de las clases marginales que reclamaban que en sus localidades hubiera abasto suficiente de alimento para subsistir y que no fuera a costo elevado.  
En ese contexto de crisis, Thompson sostiene que hay que considerar las emociones profundas de la población se estimulan frente a "las exigencias de la multitud hacía a las autoridades en tales crisis, y la indignación provocada por el lucro durante emergencias". 
En la economía de mercado, añade, existen "agravios" cometidos por las clases dominantes que tienen acciones y prácticas "incorrectas" e "ilegítimas", que provocan las protestas de las multitudes para poder subsistir.  
La "Economía Moral" evolucionó, dice el académico Carlos Aguirre de la UNAM, hasta entenderse como un conjunto de mecanismos de regulación y autorregulación que modulan y determinan el comportamiento rebelde de las clases y sectores marginales "frente a los agravios y las presiones de las clases dominantes".  
El término de "Economía Moral" se lo apropió el académico del Colegio de México Julio Boltvinik, y desde 1993 denominó así a su columna, pero fue hasta 1999 cuando explicó la genealogía del concepto como "el conjunto de creencias, usos y formas asociadas con la comercialización de alimentos en tiempos de escasez".
Thompson recibió severas criticas en su momento, pues el concepto se anclaba a una idea de conservadurismo y antiprogreso (entendido desde la mirada occidental), a lo que él respondió en 1991 con otro texto: "(Habrá que) desechar la idea de que la ‘Economía Moral’ debe siempre ser tradicional, ‘retrógrada’, etc.; al contrario, ella se regenera continuamente como crítica anticapitalista y como movimiento de resistencia".

martes, 16 de julio de 2019

domingo, 14 de julio de 2019

sábado, 13 de julio de 2019

miércoles, 10 de julio de 2019

martes, 9 de julio de 2019

lunes, 8 de julio de 2019

Michi punchis-punchis

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Corre-a federal


Tope


Presidentocracia

Apetito de oposición
-Jesús Silva-Herzog Márquez

México cumple un año sin uno de los dos motores de la democracia. Tras la elección del 18 nos quedamos sin turbina opositora.(...) 
Los brotes de oposición regional duraron un instante. Las discrepancias que se ventilaron hace unos meses en defensa del federalismo han desaparecido. El centro se impuso para someter a los críticos regionales que se atrevían a cuestionar la centralización. Si llegamos a hablar por un momento de las alternativas que se perfilaban en Jalisco o en Chihuahua, hoy no podemos más que registrar su aquiescencia y sus silencios. Esas semillas de oposición, esos bosquejos de antagonismo institucional se desvanecieron muy pronto. 
El vacío de las oposiciones es el mayor problema democrático de México. Tanto o más que la política del avasallamiento, preocupa la fuga, la indolencia y la confusión de los opositores. Nada puede sustituir a esos órganos de la discrepancia. A los medios, a las organizaciones sociales, a los núcleos de interés no les corresponde suplir a los ausentes.

domingo, 7 de julio de 2019

Pejebulario

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Sauriosupersticiones

El mito del cerebro reptiliano 
-José R. Alonso
 
El "cerebro triúnico" o "cerebro triuno" es un modelo propuesto por Paul MacLean para explicar la organización del cerebro humano, la existencia de sistemas contradictorios o al menos alternativos en nuestro comportamiento y la influencia de la evolución como elemento organizador. MacLean sugirió esta idea en los años sesenta del siglo XX y la desarrolló en su libro The Triune Brain in Evolution (1990). Para MacLean nuestro cráneo no aloja un cerebro sino tres, que operan como "tres ordenadores biológicos interconectados, cada uno con su propia inteligencia, su propia subjetividad, su propio sentido del tiempo y su propia memoria". Los tres cerebros son el complejo reptiliano, el sistema límbico y la neocorteza. Veamos las características de las tres estructuras:
a) El cerebro reptiliano, también llamado complejo-R para disimular ese nombre ridículo, estaría formado básicamente por los ganglios basales, el tronco del encéfalo y el cerebelo. Según los que defienden este mito es un cerebro primitivo, que controla comportamientos instintivos y que se centra en las actividades más básicas de la supervivencia incluidas la agresividad, la dominación, la territorialidad y los rituales. El cerebro reptiliano estaría lleno de memorias ancestrales y controlaría las funciones autonómicas (respiración y latido cardíaco), el equilibrio y el movimiento muscular. Sus respuestas son directas, reflejas, instintivas.
b) La segunda "capa", el segundo cerebro, es el sistema límbico, un término también introducido por MacLean que ha tenido un enorme éxito. También se conoce como el "cerebro paleomamífero" y sería el responsable de las emociones, un sistema basado en un sistema de evasión (sensaciones desagradables como el dolor) y atracción (sensaciones agradables como el placer). Partes clave del sistema límbico serían la amígdala, el septo, el hipotálamo, la corteza del cíngulo y el hipocampo. El cerebro paleomamífero sería el responsable de la motivación y la emoción que sentimos al alimentarnos, al reproducirnos en el comportamiento parental. 
 c) La tercera estructura superpuesta es el cerebro moderno de mamífero, neomamífero o neocorteza. Es característico de los mamíferos más evolucionados, de nosotros los primates, y es responsable del pensamiento avanzado, la razón, el habla, la planificación, la abstracción, la percepción y lo que en general llamamos funciones superiores.  
El modelo del cerebro triuno considera, por tanto, que nuestro cerebro humano es el resultado de un proceso estratigráfico, de suma de capas sucesivas: el cerebro instintivo reptiliano, el más profundo y primitivo; al que se superpone un cerebro emocional e intermedio y, sobre ese, se deposita un cerebro racional y moderno. La realidad es que ningún estudio consigue separar la emoción y la racionalidad de una forma clara, están íntimamente interrelacionadas en nuestra organización cerebral y en nuestro funcionamiento mental. Por otro lado, la idea de una aparición de estructuras nuevas y complejas en un proceso de acreción sucesiva es contraria a todo lo que sabemos sobre la evolución que, en realidad, funciona reorganizando los circuitos existentes y, en todo caso, dotándolos de mayor complejidad y asumiendo nuevas funciones.

La idea del cerebro triúnico es considerada una patochada por todos los neurocientíficos pero, en particular, por los que más tienen que decir al respecto: los que investigan la neuroanatomía comparada. Los ganglios basales, que forman la parte del león del complejo reptiliano de MacLean, comprenden una parte mucho menor del telencéfalo de los reptiles, existen en todos los grupos de vertebrados y no son, por tanto, estructuras asociadas a este grupo de vertebrados con escamas sino que están presentes en los antecesores de los vertebrados, mucho más primitivos. Del mismo modo, las estructuras del sistema límbico que según MacLean surgirían con los primeros mamíferos se sabe ahora que están presentes en otros grupos de vertebrados y que características definitorias de este segundo "cerebro" como el cuidado de las crías se presentan también en otros grupos como aves o peces.
 Finalmente lo mismo es cierto con la neocorteza, cuyos primeros rudimentos están en los mamíferos más tempranos y aunque otros vertebrados no presentan estructuras con la característica laminación en seis capas, sí presentan áreas homólogas. El telencéfalo de las aves, por ejemplo, forma conexiones con otras estructuras telencefálicas similares a las que hace el neocórtex y se encarga de funciones teóricamente "neomamíferas" como el aprendizaje y la memoria, la toma de decisiones, el control motor o el pensamiento conceptual. Hemos visto aves utilizando herramientas para sacar insectos de un hueco, añadiendo agua a una probeta para que flote una semilla y podérsela comer o recordando las caras de las personas que los persiguieron. Esas capacidades de planificación y aprendizaje entrarían según el modelo de MacLean dentro del ámbito último, neomamífero, pero resulta que las aves presentan ya esa capacidad. Las únicas virtudes del modelo del cerebro triuno son su sencillez y su facilidad, pero es simplemente un modelo erróneo, sencillo y fácil. 

 Otro punto importante a recordar es que la evolución no funciona como una hilera de seres que se van sucediendo unos a otros, en el caso de la evolución humana cada vez menos encorvados y con más cosas en la mano. Todas las especies actuales, por decirlo de una manera clara, tenemos la misma edad. Como muy bien dice Juan Ignacio Pérez: "Todos los seres vivos retrotraemos nuestro linaje hasta las primeras formas de vida que aparecieron sobre la faz de la Tierra y fueron capaces de dejar descendencia tras de sí generación tras generación. Todos somos herederos de aquellas formas y, por lo tanto, todos los linajes, sean del reino que sean, del filo que sean o de la familia o género que sean, tienen la misma antigüedad, tanta como la vida terrestre tiene". Curiosamente, la idea del cerebro reptiliano ha aterrizado en un mundo alejado del de la ciencia: los tribunales de justicia. Hay un conjunto de técnicas para litigar que se conocen como 'la estrategia del reptil'. Los estudiosos del debate jurídico explican que estas metodologías legales buscan apelar al cerebro reptiliano de jueces y jurados "pulsando el botón del miedo". Según Keenan y Ball, cuando el reptil ve un peligro para su supervivencia, incluso uno pequeño, protege sus genes, y exige a todo el mundo a su alrededor que le proteja a él y a la comunidad. El concepto de comunidad es importante, porque es enormemente flexible, lo que es útil en un proceso legal. El sistema es muy básico: generar una sensación de peligro que ponga a los jurados en modo "supervivencia": el demandado, aunque es posible que no haya hecho nada, pudo causar un enorme peligro. En segundo lugar mostrar que el peligro afecta a toda la comunidad, incluyendo el jurado, su familia y sus amigos. Por lo tanto el jurado ya no es un observador independiente sino una posible víctima de la acción del acusado, tanto él como sus seres queridos. En tercer lugar, argumentar que una enorme compensación económica es el único sistema de protección de la comunidad. Algunos autores calculan que 'la teoría del reptil' ha conseguido unas compensaciones muy superiores a las estimadas como sensatas, un exceso de más de 7, 500 millones de euros desde 2008, y en las escuelas de práctica jurídica se enseña cómo aprovecharla y cómo desmontarla. 
Ya lo dijo el biólogo David Attenborough: "A veces vemos a los reptiles como primitivos, sosos y lerdos. De hecho pueden ser letalmente rápidos, espectacularmente bellos, sorprendentemente cariñosos y muy sofisticados". Ellos sí que tienen un cerebro reptiliano.

jueves, 4 de julio de 2019

Cachatodo


Abrir

San Jorge y el dragón, Donato Giancola

¿La visión del mundo...en inglés? Mejor en español/ Vid: cronicaglobal.elespanol.com

Resultado de imagen para Coetzee
Coetzee, en español 
El Premio Nobel sudafricano publica su última novela en español antes que en cualquier otro idioma. Todas las traducciones tomarán como referencia la versión en castellano

-Antonio Rivero Taravillo, 4 jul 2019 

John Maxwell Coetzee nació en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en 1940. Se doctoró en Literatura por la Universidad de Austin (Texas) con una tesis sobre Samuel Beckett, quien parece haberle contagiado el rostro enjuto y el estilo despojado (o el rostro despojado y el estilo enjuto), y ha sido profesor en algunas importantes universidades. Es lingüista y crítico literario, además de matemático computacional, lo que añade frialdad y sistema a su creación. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 2003 y es doblemente ganador del Booker.
Su narración más reciente, La muerte de Jesús, acaba de salir en español. En español, y sólo en español. Si el libro prosigue la trama de La infancia de Jesús (2013) y Los días de Jesús en la escuela (2017), lo novedoso (o no tanto, porque fue lo ya sucedido con la colección Siete cuentos morales, en 2018), es que, escrito en inglés, la traducción de la argentina Elena Marengo es la considerada versión original, por raro que parezca. El propio Coetzee lo ha explicado: las traducciones a todas las lenguas se realizan a partir de esta versión española. Hasta la edición inglesa partirá de ella, en un proceso que se antoja inverosímil. 
En sus declaraciones a diferentes medios y en comparecencias públicas, el escritor sudafricano ha querido resaltar la idea de que el inglés, el idioma hegemónico, se ha convertido en una amenaza para otras lenguas y, por muy lingua franca que sea, un obstáculo para el entendimiento entre las culturas; se puede afirmar, en esa línea, que el inglés pone unos anteojos con los que se distorsiona la realidad, mediatizada por la visión anglosajona, por su etnocentrismo. Es la lengua del Imperio, y esto se nota incluso en el adjetivo que se emplea para la queja de que esto sea así: eso de lengua global, cuando en español lo global ha sido hasta hace nada lo tomado en conjunto, no lo que abarca el globo terráqueo. 
A pesar de que sus libros han aparecido siempre en inglés, Coetzee se educó en afrikáans, ese idioma que parte del holandés, como si fuera una nueva especie de tulipán mutante. Él cree que en el mundo de habla inglesa se le considera un escritor extranjero perteneciente a ese cajón de sastre, por amplio que sea, que constituye la world literature, etiqueta que para un británico o yanqui significa, no importa la calidad de la prenda, una esmirriada XS frente a la propia y gigantesca XXL. No sólo busca la bibliodiversidad Coetzee en lo lingüístico, también lo hace en lo relativo a la comercialización: La muerte de Jesús ha sido coeditado por la editorial independiente argentina El Hilo de Ariadna y por el megagrupo internacional Penguin Random House.

Síndrome de Medea/ O de la violencia intrafamiliar

 Jasón y Medea, 1907, John William Waterhouse


Síndrome de Medea. Situación patológica que padecen madres y padres donde debe incluirse no sólo el abandono y el daño físico, sino también las agresiones psicofísicas o afectivo-emocionales o el daño social, económico e incluso la muerte.
Se refiere a un cuadro de síntomas que caracteriza a la madre (en ocasiones el padre) que en respuesta a los conflictos y al estrés que se derivan de la relación con su pareja, descarga todas sus frustraciones con agresividad hacia su descendencia, llegando incluso a utilizar a su hijo o hija como un instrumento de poder y de venganza hacia su pareja, hasta arrebatarle la vida, se piensa que algunas mujeres identifican la maternidad con la feminidad, reafirmándola con el reconocimiento del otro, matando al hijo destruyen el vínculo de unión con su compañero, valorando a los hijos como a cualquier adquisición material. 
Estadísticamente las madres Medea suelen matar a sus hijos cuando son pequeños, los padres cuando son adolescentes; estos padres se sienten agobiados por sus hijos llegando al delirio y viendo a sus hijos como a monstruos, consideran que alguna "persona, entidad, demonio o ser maligno" les ha cambiado. Según investigaciones recientes el síndrome o complejo de Medea puede también darse durante la gestación ya que se genera un estado psicobiológico que en situación de conflicto entre la madre y el padre puede generar grandes cambios en la mente de la madre y de el futuro bebé, generando esta hipótesis el concepto de microsicoanálisis y de "guerra intrauterina" entre madre y feto, asociando el síndrome a la incapacidad de la madre a mantener la gestación por raciones psíquicas y en el contexto de su relación personal y emocional con el padre. El síndrome de Medea, término que se originó a partir de la tragedia Griega de Eurípides que relata la triste historia de la sacerdotisa Medea, esposa y madre que para castigar la traición de su esposo Jason que la abandonó por la hija de el Rey de Corinto, sacrificó la vida de sus hijos para que el dominio de mujeres sobre hombres quedase asegurado. En la antigua Roma el padre también tenía el derecho de matar a sus propios hijos bajo la ley "Patria potestas" hasta el siglo cuarto que influenciada por el Cristianismo comenzó a considerar el asesinato de los hijos como un crimen. Otras culturas a través de la historia han tratado el asesinato de los hijos con similar ligereza e impunidad. 

El complejo de Medea, nace de la mitología griega, Medea hechicera, hija de Eetes, rey de Cólquida. Cuando el héroe Jasón, al frente de los Argonautas, llegó a Cólquida en busca del vellocino de oro, Medea se enamoró desesperadamente de él. A cambio de la promesa de Jasón de una fidelidad duradera y de llevarla a Grecia con él, se sirvió de sus poderes mágicos para permitirle engañar a su padre y obtener el vellocino. Medea zarpó entonces de Cólquida con Jasón, llevándose a Apsirto, su joven hermano, con ella.
Para escapar de la persecución de Eetes, Medea mató a Apsirto y dispersó sus restos en el mar. El rey se detuvo a recogerlos y la demora permitió escapar a Jasón y a su grupo. En otra leyenda, es Jasón quien mata a Apsirto después de que Eetes lo envía en persecución de los fugitivos.
Cuando Jasón y Medea llegaron a Grecia, supieron que Pelias, el malvado tío de Jasón, había sido responsable de la muerte de los padres del héroe. Para vengar sus muertes, Jasón pidió una vez más a Medea que lo ayudara con su magia. Complaciente siempre a sus deseos, la hechicera consiguió la muerte de Pelias mediante una astuta estratagema. Les dijo a sus hijas que sabía cómo ellas podían hacer que su anciano padre recuperara la juventud y para demostrarlo, descuartizó a una oveja de muchos años y puso los trozos a hervir. Después, soltó a un cordero joven, encantador y juguetón, que surgió de la caldera de agua caliente. Las hijas se convencieron de que podían rejuvenecer de manera semejante a su padre. Así, después de darle Medea a Pelias un poderoso narcótico, las hijas se dispusieron a cortarlo en pedazos, pero Medea desapareció sin decir las palabras mágicas que le habrían devuelto la vida. Después de esto, Jasón y Medea zarparon hacia Corinto, donde tuvieron dos hijos. Vivieron felices hasta que Jasón se enamoró de la hija del rey Creonte. Le promete a esta matrimonio. Para vengarse, Medea mató a su rival enviándole un vestido envenenado (un vestido de bodas que la consumió en llamas). Temiendo que Jasón intentara vengar la muerte de su novia, daño a sus hijos, ella los mató. Medea escapó de la ira de Jasón abandonando Corinto en un carro alado en dirección a Atenas.
Allí logró gran influencia sobre el rey Egeo. Gracias a sus poderes como maga, se dio cuenta de que Egeo era, sin saberlo, el padre de Teseo, un joven héroe que en ese momento llegaba a Atenas.
Ella no deseaba que su influencia sobre Egeo se viera afectada por la aparición de un hijo, así que tramó con Egeo invitar a Teseo a un banquete y le dio un vaso con una bebida envenenada. Egeo voluntariamente conspiró con ella por miedo a que los atenienses prefirieran al popular y joven héroe antes que a él y quisieran colocar a Teseo en el trono. Afortunadamente, Teseo le hizo saber que era su hijo y Egeo arrojó el vaso con veneno. Medea escapó de la ira de Egeo y se fue a Asia.

Sobre leer las caras/ Seinfeld

martes, 2 de julio de 2019

Recibos y (a)pagones


La boca del dragón

San Jorge y el dragón, 1470, Paolo Uccello (amplíese)  
Fíjense en esa cadena que va de las manos de la doncella hasta el cuello del dragón. ¿Está la mujer encadenada al dragón? Lo está, sin duda, pero, ¿por qué da también la impresión de ser más bien ella la que lleva, de la cadena, a su dragón? ¿Cuál es, entonces, la índole profunda de esa relación entrambos? En el rostro de la doncella hay cierto rubor. Baja la mirada, a la vez que el gesto de su mano parece señalar hacia abajo, en dirección hacia la cabeza de ese monstruoso dragón de siniestra mirada y terribles colmillos. Un rubor, una mirada y un gesto de la mano que parecen decir: esto es lo que hay. Si quieres tenerme a mí,debes, primero, vencer a mi dragón. (...)
Por lo demás, la constelación de lo femenino (a la izquierda del lienzo) no se limita a la princesa y el dragón, sino que incluye también ese otro tercer elemento, de netas resonancias medievales. Me refiero, claro está, a la cueva, a esa oscura gruta que reúne a la mujer y al dragón en un conjunto compositivo cerrado. Un ámbito, además, donde el interior de la tierra se manifiesta de manera inquietante, similar al interior del cuerpo. Esa gruta es desde luego una hendidura en la tierra que se abre a un oscuro espacio interior. Y una que rima con esa otra tremenda abertura que es la boca del dragón. Resulta entonces obligado llamar la atención sobre el hecho de que el rostro de la doncella obtiene una luz suplementaria por el hecho de situarse sobre la zona más oscura del fondo de la cueva. 
Y, por eso mismo, dos rostros opuestos: el dulce y bello de la mujer y el brutal y horrible del monstruo. Dos figuras, pues, opuestas, pero ambas ligadas, insistamos en ello, tanto por la cadena que las ata, como por la gruta que las enmarca, constituyendo así, entonces, un grupo bifronte. El grupo bifronte, enigmático, desconcertante, de lo femenino, dotado de dos caras: arriba la bella, abajo la otra —esa boca agresivamente dentada que se abre al interior del cuerpo del dragón. 
Freud vio en el tema mítico de la cabeza cortada de la Gorgona (con su cabellera de serpientes) y de su siniestra mirada, una imagen precisa del horror provocado en el varón por la visión de los genitales femeninos. Pero podríamos decir también que lo que hizo fue poner en palabras cosas que otros antes habían puesto en imágenes. Volvamos así, a Uccello. Pues su configuración cromática nos devuelve una nueva manifestación de todo ello. El dragón es verde, como la tierra y el bosque que el caballero ha logrado atravesar. El caballo, en cambio, es blanco, como la blanca piel de la mujer. Y el vestido de esta es rojo, como la silla de montar del caballero. Pero el rojo más intenso se encuentra en la boca sangrante del dragón. Y es ese el mismo rojo de la parte delantera del vestido de la mujer, de su pecho y, sobre todo, de los pliegues delanteros de su falda. Pues, después de todo, lo que la boca abierta y amenazante —pero que habrá de ser vencida— del dragón pone en escena sobre la tela del lienzo, es eso que los vestidos de la bella mujer esconden.
'
-Jesús González Requena