sábado, 30 de noviembre de 2019
viernes, 29 de noviembre de 2019
jueves, 28 de noviembre de 2019
Cafecito Bach
Es momento de una buena taza de café.
Johann Sebastian Bach amaba el café. Vaya, le compuso una cantata: Schweigt stille, plaudert nicht (algo así como Cállate, no rezongues), mejor conocida como La cantata del café, número de catálogo BWV 211, compuesta en 1735 en Leipzig, en honor a un sitio exquisito de toda exquisitez: el Café Zimmermann, abierto en 1715 por Gottfried Zimmermann, quien lo convirtió en epicentro social y cultural.
La cantata del café es una pequeña ópera que anticipa la exquisitez de los diálogos entre Tamino y Pamina y entre Papagena y Papageno, escritos por Mozart, otro gran degustador de café, en 1791. En el caso del compositor alemán, se trata de una operita cómica, un diálogo entre un señor y su hija, a quien recrimina su
viciopor el café que le costará, amenaza en vano el vejete,
el no conseguir novio, a lo que ella, Liesgen, responde a su padre, Schlendrian, algo así como
pues me vale madre, pero en alemán antiguo (je) y se declara feliz con su vicio del café:
Ei!, wie schmeckt der Coffe süsse,
Lieblicher als tausen Küsse
(Ah!, el grato gusto del café,
más amable que mil besos)
Me encontré este hermoso disco, titulado Routes du Café. Bach. Bernier (Alpha-Classics), del Ensemble Masques dirigido por Olivier Fortin. Lo comparto ahora (está disponible también en Spotify).
Desde mediados del siglo XVI tenemos esa costumbre licenciosa: sentarnos frente a frente en una mesa, charlar y tomar café, y escuchar música.
Luego de nacer en Abisinia y crecer en Egipto y Yemen e inundar el glorioso mundo árabe, el café se convirtió en algo así como la versión laica del santo grial y la meca se multiplicó en forma de cafés, o cafeterías: locales de culto, templos de lascivia y gozo.
Los primeros cafés se abrieron en Constantinopla y un siglo después, a mediados del XVII, se esparcieron por Europa. Fue un fenómeno social y cultural.
En el Café Zimmermann había concierto los viernes por la noche.
Esa tradición perdura. De hecho, un capítulo fundamental en la historia de la música es la orquesta Café Zimmermann, especializada en repertorio barroco y bautizada en honor de ese antro de vicio y delicia.
El disco que hoy nos ocupa es un homenaje y una celebración. Una fiesta. Homenaje al café. Celebración del café.
Reúne las dos cantatas que inauguraron la inmensa literatura en torno al café que ya resulta inconmensurable
C’est alors que l’odeur du café
remonte l’escalier
como estos versos de Saint-John Perse (y es así como el aroma del café / asciende por la escalinata) y como muchos otros poemas y libros y obras musicales.
Cuando Bach (1685-1750) escribió su Cantata del café ya existía Le Caffé, capítulo fundamental del Troisiéme Livre de Cantates de Nicolas Bernier (1664-1729), donde el compositor francés rinde tributo a las sensuales cualidades del brebaje.
El disco que ahora recomendamos trae entreveradas esas dos cantatas con lujuriosas piezas de música otomana. Has de cuenta Las mil y una noches del café.
El disco tiene cuatro paradas: París, Londres, Constantinopla y Leipzig. En la primera estación, París, una suntuosa composición del gran maestro de Constantinopla, Nayi Osman Dede (1652-1729), nos tiende una alfombra exótica para levantarnos en vilo, en vuelo.
Construyó este disco como una fasil, siendo fasil una suite o forma musical otomana que incluye taqsim (improvisaciones) y una variedad completa de piezas tradicionales e integra de esa manera las obras occidentales (las cantatas de Bach y de Bernier) con la suculenta música turca.
Puras delicias. Toda la sensualidad en una taza de café, es decir en un disco: Routes du Café.
Suenan en este disco instrumentos del barroco. La piel se eriza cuando se combina un tambor turco con una bas de viole. Vaya lascivia. El escucha entorna los ojos y se va. Y regresa.
La viola da gamba, la flauta barroca, los violinos y el tanbur, el ney, los artefactos de Oriente y de Occidente.
Como una mezcla magistral de café arábica y café robusta. En su tueste exacto: tueste medio sin rasgar la frontera de lo oscuro, torrefacción en equilibrio de PH, aromas y sabores desperdigados como si una ninfa en un óleo de Adolphe Bouguereau se llevara a los labios el claroscuro objeto del deseo: una taza de café.
Igualito como la muchacha en éxtasis degustando café, óleo del siglo XVIII de autor desconocido y pieza estelar del Pera Museum de Estambul, que ilustra la portada del disco que hoy le servimos en taza humeante, con su galletita y su chocolatito.
El track 13 de este disco es como un spresso latte que se sorbe así: los labios entreabiertos, el silbo de los labios un estremecimiento, tus cabellos rojos apenas mecidos por el suspiro que nace de mi pecho.
Este track, 13, se titula Saillie du caffé y lo escribió una taza de café sobresaliente en su mano izquierda, la pluma de ganso entintada en la mano derecha el elegante caballero de peluca y gesto adusto (Gerard Depardieu en Todas las mañanas del mundo, filme de Alain Corneau que relata la belleza del sonido de la bas de viole en manos de Marin Marais y de su maestro, Monsieur de Saint Colombe), la escribió, digo, el maestro Marin Marais, otro ferviente del hechizo.
El track 16 es un estremecimiento: Fantasía en re menor del caballero inglés don Matthew Locke (1621-1677), cuya música, recuerdas, nos unió de manos y cuerpo en medio del tráfico de Coyoacán después de horas de charlar al calor de muchas tazas de café: 10:11, eso duró aquella pieza, track 6, de Matthew Locke en un disco de música para piezas teatrales de William Shakespeare, otro adorador del café.
Tan íntimo como un amanecer en medio de la neblina en Coatepec.
El track siguiente, 17, refleja el rubor rosado de tus mejillas después del amor. Tanburi Cemil Bey (1873-1916) es el autor otomano de este prodigio de yayli tanbur con violino.
Y es momento de entrecerrar los ojos y sorber otro trago de café.
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1
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Recitativo T
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1
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Recitativo [tenor]
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Continuo
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Erzähler:
Schweigt stille, plaudert nicht Und höret, was itzund geschicht: Da kömmt Herr Schlendrian Mit seiner Tochter Liesgen her, Er brummt ja wie ein Zeidelbär; Hört selber, was sie ihm getan! |
Narrador:
Silencio, no habléis, y oíd lo que sucede: Ahí viene el señor Schlendrian con su hija Lieschen, y él gruñe como un oso, ¡oíd lo que ella le ha hecho! |
2
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Aria B
|
2
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Aria [bajo]
|
Violines I/II, viola y continuo
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|||
Schlendrian:
Hat man nicht mit seinen Kindern Hunderttausend Hudelei! Was ich immer alle Tage Meiner Tochter Liesgen sage, Gehet ohne Frucht vorbei. |
Schlendrian:
¡No son suficientes los cien mil problemas que se tienen con los hijos! Lo que todos los días a mi hija Lieschen digo es del todo inútil. |
|
Recitativo B S
|
3
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Recitativo [bajo y soprano]
|
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Continuo
|
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Schlendrian:
Du böses Kind, du loses Mädchen, Ach! wenn erlang ich meinen Zweck: Tu mir den Coffee weg! |
Schlendrian:
Niña mala y díscola, ¡ay, cuándo lograré mi propósito, deja el café! |
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Liesgen:
Herr Vater, seid doch nicht so scharf! Wenn ich des Tages nicht dreimal Mein Schälchen Coffee trinken darf, So werd ich ja zu meiner Qual Wie ein verdorrtes Ziegenbrätchen. |
Lieschen:
¡Padre, no seáis tan estricto! Si no puedo tomar al día tres tacitas de café, quedaré, para mi mal, más flaca que una cabra. |
Sobre el festejo gringo llamado 'Thanksgiving'
The Horrible History of Thanksgiving
When I was a
child, Thanksgiving was simple. It was about turkey and dressing, love
and laughter, a time for the family to gather around a feast and be
thankful for the year that had passed and be hopeful for the year to
come.
Before you fill your plate, please remember why we mark this day.
NYT Opinion Columnist
"The First Thanksgiving at Plymouth" (1914) By Jennie A. Brownscombe
|
|
In school, the story we learned was simple, too: Pilgrims and Native Americans came together to give thanks.
We
made pictures of the gathering, everyone smiling. We colored turkeys or
made them out of construction paper. We sometimes had a mini-feast in
class.
I thought it was such a
beautiful story: People reaching across race and culture to share with
one another, to commune with one another. But that is not the full story
of Thanksgiving. Like so much of American history, the story has had
its least attractive features winnow away — white people have been
centered in the narrative and all atrocity has been politely papered
over.
So, let us correct that.
What
is widely viewed as the first Thanksgiving was a three-day feast to
which the Pilgrims had invited the local Wampanoag people as a
celebration of the harvest.
About 90 came, almost twice the number of Pilgrims.
This is the first myth: that the first Thanksgiving was dominated by
the Pilgrim and not the Native American. The Native Americans even
provided the bulk of the food, according to the Manataka American Indian Council.
This is counter to the Pilgrim-centric
view so often presented. Indeed, two of the most famous paintings
depicting the first Thanksgiving — one by Jennie Augusta Brownscombe and the other by Jean Leon Gerome Ferris — feature the natives in a subservient position, outnumbered and crouching on the ground on the edge of the frame.
The Pilgrims had been desperate and sick and dying but had finally had some luck with crops.
The second myth is that the Wampanoag were feasting with friends. That does not appear to be true.
As Peter C. Mancall, a professor at the University of Southern California, wrote for CNN
on Wednesday, Gov. William Bradford would say in his book “Of Plymouth
Plantation,” which he began to write in 1630, that the Puritans had
arrived in “a hideous and desolate wilderness, full of wild beasts and
wild men.”
Mancall further
explained that after the visits to the New World by Samuel de Champlain
and Capt. John Smith in the early 1600s, “a terrible illness spread
through the region” among the Native Americans. He continued: “Modern
scholars have argued that indigenous communities were devastated by
leptospirosis, a disease caused by Old World bacteria that had likely
reached New England through the feces of rats that arrived on European
ships.”
This weakening of the native population by disease from the new arrivals’ ships created an opening for the Pilgrims.
King James’s patent called this spread of disease “a wonderfull Plague” that might help to devastate and depopulate the region. Some friends.
But many of those native people not killed by disease would be killed by direct deed.
As Grace Donnelly wrote in a 2017 piece for Fortune:
The celebration in 1621 did not mark a friendly turning point and did not become an annual event. Relations between the Wampanoag and the settlers deteriorated, leading to the Pequot War. In 1637, in retaliation for the murder of a man the settlers believed the Wampanoags killed, they burned a nearby village, killing as many as 500 men, women, and children. Following the massacre, William Bradford, the Governor of Plymouth, wrote that for “the next 100 years, every Thanksgiving Day ordained by a Governor was in honor of the bloody victory, thanking God that the battle had been won.”
Just 16 years after the Wampanoag shared that meal, they were massacred.
This
was just one of the earliest episodes in which settlers and colonists
did something horrible to the natives. There would be other massacres
and many wars.
According to History.com,
“From the time Europeans arrived on American shores, the frontier — the
edge territory between white man’s civilization and the untamed natural
world — became a shared space of vast, clashing differences that led
the U.S. government to authorize over 1,500 wars, attacks and raids on
Indians, the most of any country in the world against its indigenous
people.”
And this says nothing of all
the treaties brokered and then broken or all the grabbing of land
removing populations, including the most famous removal of natives: the
Trail of Tears. Beginning in 1831, tens of thousands of Native Americans
were forced to relocate from their ancestral lands in the Southeast to
lands west of the Mississippi River. Many died along the way.
I spent most of my life believing a
gauzy, kindergarten version of Thanksgiving, thinking only of feasts and
family, turkey and dressing.
I was blind, willfully ignorant, I suppose, to the bloodier side of the Thanksgiving story, to the more honest side of it.
But
I’ve come to believe that is how America would have it if it had its
druthers: We would be blissfully blind, living in a soft world bleached
of hard truth. I can no longer abide that.
miércoles, 27 de noviembre de 2019
martes, 26 de noviembre de 2019
lunes, 25 de noviembre de 2019
domingo, 24 de noviembre de 2019
sábado, 23 de noviembre de 2019
jueves, 21 de noviembre de 2019
Revoloconfusión
109 aniversario
-Macario Schettino
Ayer,
20 de noviembre, se celebró el desfile para conmemorar el 109
aniversario del inicio de la Revolución Mexicana. Así que ahora tenemos
dos días para este festejo: el tercer lunes del mes, que es asueto, y el
20 de noviembre, que resucitó.
Mi investigación y opinión acerca de la Revolución, y del régimen que resultó de ella, aparecen en el libro Cien Años de Confusión,
que se publicó hace algunos años, aunque hay ediciones más recientes.
En ese texto recojo el trabajo de muchos estudiosos, para documentar
cómo se trató en realidad de tres procesos diferentes: la rebelión
contra Díaz, que duró unos meses y no causó mayor mortandad; el golpe de
Huerta y el levantamiento en su contra, que fue bastante más serio, y
la guerra civil por el poder entre dos grupos, que fue lo que realmente
dañó al país.
El
grupo triunfador, los sonorenses, se mantuvo en el poder por 15 años,
en los que se destruyeron a sí mismos, y acabaron entregándolo a un
michoacano, Lázaro Cárdenas, quien es el verdadero constructor del
régimen político en que vivimos el resto del siglo. Como dato curioso,
desde entonces no hemos vuelto a tener un presidente originario del
norte del paralelo 20, a menos que se considere así a Vicente Fox (cuya
vida se desarrolló más en la Ciudad de México).
El
régimen de la Revolución Mexicana, o Priato, se establece con claridad
en 1938, cuando Cárdenas funda el Partido de la Revolución Mexicana, un
partido corporativo, y además nacionaliza la industria petrolera, gran
signo político. Este régimen funciona durante 50 años, hasta que en 1988
se cimbra con la candidatura de oposición del hijo del general. En ese
medio siglo, el régimen obtiene su legitimidad de la leyenda de la
Revolución, que se construye con los murales de Rivera, los almanaques
de Helguera, algunos discursos y después los libros de texto.
El
sistema educativo, de hecho, se crea como mecanismo de adoctrinamiento
para fortalecer esa legitimidad. Ésa es la razón de que los niños y
jóvenes mexicanos destinen la cuarta parte del tiempo que están en la
escuela a estudiar “ciencias sociales” (esto no ocurre en ningún país
civilizado). La fuerza de la leyenda es tal, que alcanzó para que 30
años después del inicio del fin del PRI, éste pudiera transfigurarse en
Morena y alcanzar un triunfo abrumador.
El
presidente López Obrador apela a la Revolución para obtener su
legitimidad. Eso es notorio en sus discursos, en las personas que eligió
para acompañarlo, en su obsesión petrolera, en la renovación del mito
de la política social. En una población con serias dificultades de
lectura e incapacidad para resolver problemas elementales (datos de
PISA), el discurso de la Revolución resuena. No en balde se les repitió
infinidad de veces, por esos maestros-activistas que han recuperado el
control de su futuro, es decir, de su presupuesto.
La
Revolución, y el régimen que se construyó a su amparo, tal vez nos
hayan costado dos terceras partes del ingreso de los mexicanos. No
olvide que el ingreso que había en 1910 se recuperó hasta 1939. Los
siguientes 25 años crecimos junto con todo el mundo, pero para 1965 el
modelo extractivo estaba agotado. Desde entonces, fue la deuda externa
lo que financió el crecimiento, hasta la crisis de 1982. Un fracaso en
toda la regla. Si quiere más detalles, lo refiero al libro.
El
actual gobierno representa el tercer fracaso de México en su intento de
modernizarse. Fracasaron las Reformas bBrbónicas (1770-1800), las
Reformas Liberales (1867-1911) y ahora las Reformas Estructurales
(1990-2015). Ellos le dicen cuarta transformación, en realidad es Tercer
Fracaso. Hágase a la idea.
miércoles, 20 de noviembre de 2019
martes, 19 de noviembre de 2019
lunes, 18 de noviembre de 2019
El dato y el datón
Las razas humanas no existen
*El color de los seres humanos actuales es el resultado de una compleja secuencia de eventos biológicos y demográficos
*Los distintos rasgos que caracterizan las poblaciones humanas no tienen correspondencia con el color de la piel
-Juan Ignacio Pérez Iglesias
Al decir de alguien que es blanco o negro, es posible que pensemos que pertenece a una categoría biológica definida por su color. Mucha gente cree que la pigmentación de la piel refleja la pertenencia a una raza, "cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia", según la RAE. Esa noción, en el caso de nuestra especie, carece de sentido. Desde un punto de vista biológico, las razas humanas no existen.
*El color de los seres humanos actuales es el resultado de una compleja secuencia de eventos biológicos y demográficos
*Los distintos rasgos que caracterizan las poblaciones humanas no tienen correspondencia con el color de la piel
-Juan Ignacio Pérez Iglesias
Al decir de alguien que es blanco o negro, es posible que pensemos que pertenece a una categoría biológica definida por su color. Mucha gente cree que la pigmentación de la piel refleja la pertenencia a una raza, "cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia", según la RAE. Esa noción, en el caso de nuestra especie, carece de sentido. Desde un punto de vista biológico, las razas humanas no existen.
En la piel hay melanocitos, células que
producen y contienen pigmentos. Hay dos tipos de pigmentos, llamados
melanina: uno es marrón parduzco (eumelanina) y el otro, rojo
amarillento (feomelanina). El color de la piel depende de la cantidad y
la proporción de ambos. Esto depende de diferentes genes: unos inciden
en la cantidad de pigmento en los melanocitos y otros sobre la
proporción entre los dos tipos de melanina. Por lo tanto, colores muy
similares pueden ser el resultado de diferentes combinaciones y obedecer
a configuraciones genéticas diferentes.
Los africanos, en general, son de piel oscura. Los dinka,
de África oriental, la tienen muy oscura; los san, del sur del
continente, más clara. Los nativos del sur de la India, Nueva Guinea y
Australia también son de piel oscura. En el centro de Asia y extremo
oriente, así como en Europa, las pieles son, en general, claras. Los
nativos americanos las tienen de diferente color, aunque no tan oscuras
como los africanos.
Si nos atenemos al color de la
piel escondida bajo el grueso pelaje de los chimpancés, lo más probable
es que nuestros antepasados homínidos la tuviesen clara. Hace unos dos
millones de años los miembros de nuestro linaje vieron reducido el
grosor y consistencia del pelaje, que se convirtió en una tenue capa de
vello. Esa transformación expuso la piel a la radiación solar
ultravioleta, que puede causar cáncer y, además, eliminar una sustancia
de gran importancia fisiológica, el ácido fólico. Seguramente por esa
razón se seleccionaron variantes genéticas que oscurecían la piel,
porque la melanina la protege de dichos daños.
Los
seres humanos hemos llegado a casi todas las latitudes. Nuestra piel se
ha visto expuesta a diferentes condiciones de radiación. Al igual que un
exceso de rayos ultravioleta puede ser muy dañino, su defecto también
lo es. Sin esa radiación no se puede sintetizar vitamina D, cuyo déficit
provoca raquitismo y otros problemas de salud. Por esa razón, sin
descartar otras posibles como la selección sexual a favor de las pieles
más claras, la piel humana se ha ido aclarando en algunas zonas
geográficas por selección natural.
Además, los
movimientos de población han propiciado la mezcla de linajes, cada uno
con sus rasgos genéticos y características pigmentarias, para dar lugar a
múltiples configuraciones. El color de los seres humanos actuales es el
resultado de una compleja secuencia de eventos biológicos y
demográficos. No es posible delimitar biológicamente unos grupos y otros con arreglo a ese rasgo.La diversidad genética existe
Lo anterior no pretende negar la diversidad genética en la especie humana. Existe diversidad, por supuesto.
Hay poblaciones con numerosas copias del gen de la α-amilasa y otras en las que hay muy pocas.
Los
inuits toleran el frío mejor que otros seres humanos y cuentan con unas
desaturasas que les permiten alimentarse con una dieta exclusivamente
carnívora sin que ello les cause los problemas que provocaría a otros
seres humanos.
Los pigmeos africanos presentan
variantes genéticas relacionadas con el sistema inmunitario. Una
mutación en el gen PDE10A –que codifica una fosfodiestearasa- permite a
los bajau laut (los llamados "nómadas del mar") permanecer sumergidos en
apnea hasta trece minutos.
La mayor parte de europeos
y descendientes de europeos, así como los miembros de otros grupos
humanos en África, la península arábiga y el subcontinente indio
retienen en la edad adulta la capacidad para digerir la lactosa de la
leche.
Los tibetanos tienen menor concentración
sanguínea de hemoglobina y una mayor densidad de capilares. Ambos rasgos
parecen tener base genética.
En los pueblos de África occidental que hablan lenguas kwa la anemia falciforme es mucho más prevalente que en otros africanos.
Estos
rasgos que caracterizan las poblaciones humanas no tienen
correspondencia con el color de la piel. Ni las diferencias en el color
de la piel se corresponden con muchos otros rasgos que también varían
según otros patrones y por efecto de diversas presiones selectivas.
¿Un concepto útil?
Hay
quienes sostienen que la categoría 'raza' es útil en nuestra especie a
efectos sociosanitarios. Se ha observado, por ejemplo, que los
norteamericanos de origen africano (llamados habitualmente
"afroamericanos") tienen mayor propensión a padecer ciertas
enfermedades. Por eso defienden el uso del término "raza" para
diferenciar a negros de blancos. Un ejemplo es el de la mayor propensión
-de base genética- de los afroamericanos a padecer cáncer de próstata.
La mayor parte de ellos descienden de personas esclavizadas procedentes
de pueblos de África Occidental en los que es muy frecuente la variante
genética responsable. Cuando el gen en cuestión tiene, en esas mismas
personas, ascendencia europea, la frecuencia de esa variante es muy
inferior. Y todos ellos tienen la piel oscura.
Las
categorías biológicas son problemáticas. En el mundo animal se
diferencian, no sin dificultades, distintos linajes y grupos de linajes.
Clasificamos a los animales en filos, clases, órdenes, familias,
géneros, especies y, en algunos casos, subespecies. También pueden
definirse categorías intermedias. Pero no tenemos razas. Por debajo de
la especie o la subespecie, hay poblaciones.
En los
animales domésticos sí se suele hablar de razas, pero ese es un caso muy
especial, pues se han obtenido por selección artificial de determinados
atributos. Se trata, por ello, de una categoría no trasladable al
resto.
Claro que hay diversidad genética en la especie
humana. Se ha producido, como en los demás animales, a causa de
mutaciones al azar y por efecto de la selección natural sobre la
frecuencia de las variantes genéticas en cada población, del flujo
génico provocado por migraciones y cruzamientos entre individuos de
diferentes poblaciones, y de la deriva genética. Pero no hay conjuntos
homogéneos de variantes que permitan definir grandes grupos humanos a
los que podamos denominar razas.
No hay, pues,
fundamento para invocar su existencia. Como tampoco lo hay para
justificar, sobre bases inexistentes, otras diferencias.
Evo-car los matices
Bolivia desde Bolivia
-Rubén Aguilar
A Evo Morales "nadie le dio un golpe de Estado, la insurrección juvenil lo corrió" escribe el boliviano Carlos Toranzo Roca, uno de los intelectuales progresistas más conocidos y reconocidos en su país.
En 1971 era integrante de la Asamblea Popular cuando el golpe de Estado perpetrado por el general Hugo Banzer, para establecer un régimen dictatorial (1971-1978) que después es derrocado por la junta militar del general Juan Pereda Asbún.
Toranzo y su compañera, junto con otros bolivianos perseguidos por la dictadura, se exilian en México. Su hermano, guerrillero, había sido asesinado por el ejército. En la Facultad de Economía de la UNAM imparte el seminario sobre "El Capital de Marx". Cuando estudié la maestría en sociología llevé con él ese curso dos semestres.
A partir de los noventa, con la vuelta de la democracia a Bolivia, Toranzo, ya de regreso en su país, dedica su trabajo a reflexionar sobre la construcción de la democracia y la caracterización de la sociedad boliviana. Tiene libros y decenas de artículos sobre el tema.
En "¡Viva la democracia y los jóvenes!", publicado el pasado martes en Página Siete de La Paz, analiza la caída de Morales y la reacción de la sociedad boliviana. Su lectura de los hechos es bien distinta a la del gobierno de México.
El boliviano, gran conocedor de la realidad mexicana, asegura que Morales "mandó matar, sembró odio para dominar al país, dijo que hay discriminación, lo hizo para manipular y cosechar adictos a su proclama de odio. Cosa que igual hizo García Linera, ese exguerrillero que alentó el odio. ¿Acaso Morales y García Linera defendieron a los indígenas? No, los reprimieron en Chaparina. ¿Acaso defendieron la madre tierra? No, quemaron la Chiquitania".
Morales y los suyos "usaron a los indígenas. Utilizaron la discriminación para manipular a la gente. Durante 14 años corrompieron a los movimientos sociales, compraron a los mineros, cooperativistas, a la Central Obrera Boliviana; a base de prebendas los volvieron masistas. Hoy, ellos abandonan al MAS; no basta, requieren otros valores, precisan recuperar la ética que perdieron".
Para Toranzo "la OEA con su auditoría le dio un balón de oxígeno, tardío, pero sirvió, pues demostró el fraude monumental y manipulación de los resultados electorales, lo cual ameritaba juicios penales a los responsables del fraude, es decir a Morales. Renunció quien fue autoritario en el poder y caminaba a ser dictador".
Piensa que, ante la maniobra de Morales para perpetuarse en el poder, "la población decidió por nuestra Bolivia que es de la democracia, no la del narcotráfico del Chapare. La gente, los jóvenes, las mujeres optaron por Bolivia; GRACIAS, jóvenes, por la defensa de valores y su óptica de defensa por la paz. Gracias, jóvenes, por silenciar a los pocos que quieren hablar de discriminaciones".
Y añade ahora "estamos esperando a los exiliados, deseamos acabar los juicios indebidos y que salgan de la cárcel los inocentes. No basta que renuncien los represores y corruptos, deben ir a la cárcel, sin violencia, sólo aplicando la ley. No queremos venganza, sólo la ley, respetando los DDHH. Se fue a México, mintiendo, diciendo que defiende la paz; nunca lo hizo, hace dos días mandó a las huestes masistas a quemar La Paz, a incendiar casas".
-Rubén Aguilar
A Evo Morales "nadie le dio un golpe de Estado, la insurrección juvenil lo corrió" escribe el boliviano Carlos Toranzo Roca, uno de los intelectuales progresistas más conocidos y reconocidos en su país.
En 1971 era integrante de la Asamblea Popular cuando el golpe de Estado perpetrado por el general Hugo Banzer, para establecer un régimen dictatorial (1971-1978) que después es derrocado por la junta militar del general Juan Pereda Asbún.
Toranzo y su compañera, junto con otros bolivianos perseguidos por la dictadura, se exilian en México. Su hermano, guerrillero, había sido asesinado por el ejército. En la Facultad de Economía de la UNAM imparte el seminario sobre "El Capital de Marx". Cuando estudié la maestría en sociología llevé con él ese curso dos semestres.
A partir de los noventa, con la vuelta de la democracia a Bolivia, Toranzo, ya de regreso en su país, dedica su trabajo a reflexionar sobre la construcción de la democracia y la caracterización de la sociedad boliviana. Tiene libros y decenas de artículos sobre el tema.
En "¡Viva la democracia y los jóvenes!", publicado el pasado martes en Página Siete de La Paz, analiza la caída de Morales y la reacción de la sociedad boliviana. Su lectura de los hechos es bien distinta a la del gobierno de México.
El boliviano, gran conocedor de la realidad mexicana, asegura que Morales "mandó matar, sembró odio para dominar al país, dijo que hay discriminación, lo hizo para manipular y cosechar adictos a su proclama de odio. Cosa que igual hizo García Linera, ese exguerrillero que alentó el odio. ¿Acaso Morales y García Linera defendieron a los indígenas? No, los reprimieron en Chaparina. ¿Acaso defendieron la madre tierra? No, quemaron la Chiquitania".
Morales y los suyos "usaron a los indígenas. Utilizaron la discriminación para manipular a la gente. Durante 14 años corrompieron a los movimientos sociales, compraron a los mineros, cooperativistas, a la Central Obrera Boliviana; a base de prebendas los volvieron masistas. Hoy, ellos abandonan al MAS; no basta, requieren otros valores, precisan recuperar la ética que perdieron".
Para Toranzo "la OEA con su auditoría le dio un balón de oxígeno, tardío, pero sirvió, pues demostró el fraude monumental y manipulación de los resultados electorales, lo cual ameritaba juicios penales a los responsables del fraude, es decir a Morales. Renunció quien fue autoritario en el poder y caminaba a ser dictador".
Piensa que, ante la maniobra de Morales para perpetuarse en el poder, "la población decidió por nuestra Bolivia que es de la democracia, no la del narcotráfico del Chapare. La gente, los jóvenes, las mujeres optaron por Bolivia; GRACIAS, jóvenes, por la defensa de valores y su óptica de defensa por la paz. Gracias, jóvenes, por silenciar a los pocos que quieren hablar de discriminaciones".
Y añade ahora "estamos esperando a los exiliados, deseamos acabar los juicios indebidos y que salgan de la cárcel los inocentes. No basta que renuncien los represores y corruptos, deben ir a la cárcel, sin violencia, sólo aplicando la ley. No queremos venganza, sólo la ley, respetando los DDHH. Se fue a México, mintiendo, diciendo que defiende la paz; nunca lo hizo, hace dos días mandó a las huestes masistas a quemar La Paz, a incendiar casas".
viernes, 15 de noviembre de 2019
jueves, 14 de noviembre de 2019
Guillermo Cosío Vidaurri 1929-2019
Jorge de la Vega Domínguez, entonces presidente del PRI, entrega Jalisco a Cosío, el 25 de julio de 1988 (cartón publicado el 26 de julio de dicho año, en el periódico El Occidental)
miércoles, 13 de noviembre de 2019
Impeachment
Trump is a victim of his own impulses
-Michael D'Antonio, November 13, 2019 (CNN)
If President Donald Trump's binky is his Twitter account -- and it's probably safe to assume it is -- then his security blanket is his television. TV offers our tube-addicted President a soothing glow any time of day or night while Twitter gives him something to do with his anxious fingers. Expect both to get a workout as public hearings on his possible impeachment begin on Wednesday.
Morbidly obsessed with his own demise, in the aftermath of the testimony, Trump will undoubtedly feel the impulse to offer commentary on social media. No doubt his advisers have counseled him to refrain, but this kind of advice hasn't stopped him yet.
The top diplomats called by Congress to testify first know all about Trump's effort to shakedown Ukraine for dirt on his political rival Joe Biden. They were witnesses to the disruption he caused and to the dangers his action posed to both countries.
Worse for Trump is that these witnesses are serious, sober, experts who clearly place country above self, representing the opposite of the President's manner and temperament.
That Trump finds himself facing the disgrace of the impeachment inquiry is a reflection of his hunger for attention, even when it hurts him, and a powerful reminder of his limitations. When challenged in any way, he knows only to stay the course while firing in every direction.
Never admit fault and always attack were the main political lessons taught by Roy Cohn, whom Trump adopted as a mentor back in the early 1970. Having displayed himself as a cruel inquisitor during the sordid McCarthy hearings of the 1950s, Cohn had fled Washington for New York where, as dark lord of the local legal and political scenes, he bullied and blustered until, near the end of his life, he was disbarred.
In addition to Trump, Cohn's protégés included Roger Stone who, it so happens, is currently on trial in a federal courtroom not far from the White House. Stone's nightmare was born of his involvement in Trump's 2016 campaign and his response to investigators looking into his possible role in the hacking and distribution of Democrats' emails. Like Trump, Stone has always pushed things beyond where most others would go and now he's answering for it. (Stone has been unwavering in his proclaiming his innocence.)
In the President's case we have both a practitioner of Cohn-style extremism and a man who couldn't take his chance to quit while he was ahead. His current trouble was sparked on the day after special counsel Robert Mueller testified before Congress about his probe of Russia's cyberattack on the 2016 election to benefit Trump.
Although Mueller noted much evidence of Trump's possible obstruction of justice, the day ended with the President seemingly in the clear. Not satisfied with well enough, the next day Trump made some requests of Ukrainian President Volodymyr Zelensky during a phone call -- namely an investigation of the debunked Crowdstrike conspiracy theory, which would undermine the idea that Russia interfered in the 2016 election, and an investigation of the Bidens -- with an implied reward of nearly $400 million in military aid that Zelensky needed to fight invading Russian forces and their proxies.
Why did Trump press this issue? At the root of this impulse seems to be some sense that he can't win a fair fight (thus he needs Biden's reputation to be besmirched) or some perverse need to not only prevail, but to do so while pulling the wool over everyone's eyes.
Delighted by dramatic schemes and surprise plot twists (remember, he was a reality TV show host) Donald Trump was likely hoping that Zelensky would also help him confirm a conspiracy theory that puts Ukraine and not Russia at the heart of the 2016 election hack. This cockamamie notion, which has no basis in fact, connects Kiev with Hillary Clinton and the Democratic Party and removes the stain from Trump's election victory. How it must tantalize him to think that with the right pressure applied here and the perfect spin there he could emerge the undisputed champion.
Only a fantasist would imagine getting away with what Trump attempted with Zelensky. But then again only a fantasist would believe that all life requires is the Roy Cohn method. Cohn himself demonstrated the error in this assumption as he died in disgrace. The President seems headed for a similar fate, victim of his own intractable impulses. Sadly, he's taking the country along on his ride to hell. And we all may need some comfort objects of our own before it's over.
-Michael D'Antonio, November 13, 2019 (CNN)
If President Donald Trump's binky is his Twitter account -- and it's probably safe to assume it is -- then his security blanket is his television. TV offers our tube-addicted President a soothing glow any time of day or night while Twitter gives him something to do with his anxious fingers. Expect both to get a workout as public hearings on his possible impeachment begin on Wednesday.
Morbidly obsessed with his own demise, in the aftermath of the testimony, Trump will undoubtedly feel the impulse to offer commentary on social media. No doubt his advisers have counseled him to refrain, but this kind of advice hasn't stopped him yet.
The top diplomats called by Congress to testify first know all about Trump's effort to shakedown Ukraine for dirt on his political rival Joe Biden. They were witnesses to the disruption he caused and to the dangers his action posed to both countries.
Worse for Trump is that these witnesses are serious, sober, experts who clearly place country above self, representing the opposite of the President's manner and temperament.
That Trump finds himself facing the disgrace of the impeachment inquiry is a reflection of his hunger for attention, even when it hurts him, and a powerful reminder of his limitations. When challenged in any way, he knows only to stay the course while firing in every direction.
Never admit fault and always attack were the main political lessons taught by Roy Cohn, whom Trump adopted as a mentor back in the early 1970. Having displayed himself as a cruel inquisitor during the sordid McCarthy hearings of the 1950s, Cohn had fled Washington for New York where, as dark lord of the local legal and political scenes, he bullied and blustered until, near the end of his life, he was disbarred.
In addition to Trump, Cohn's protégés included Roger Stone who, it so happens, is currently on trial in a federal courtroom not far from the White House. Stone's nightmare was born of his involvement in Trump's 2016 campaign and his response to investigators looking into his possible role in the hacking and distribution of Democrats' emails. Like Trump, Stone has always pushed things beyond where most others would go and now he's answering for it. (Stone has been unwavering in his proclaiming his innocence.)
In the President's case we have both a practitioner of Cohn-style extremism and a man who couldn't take his chance to quit while he was ahead. His current trouble was sparked on the day after special counsel Robert Mueller testified before Congress about his probe of Russia's cyberattack on the 2016 election to benefit Trump.
Although Mueller noted much evidence of Trump's possible obstruction of justice, the day ended with the President seemingly in the clear. Not satisfied with well enough, the next day Trump made some requests of Ukrainian President Volodymyr Zelensky during a phone call -- namely an investigation of the debunked Crowdstrike conspiracy theory, which would undermine the idea that Russia interfered in the 2016 election, and an investigation of the Bidens -- with an implied reward of nearly $400 million in military aid that Zelensky needed to fight invading Russian forces and their proxies.
Why did Trump press this issue? At the root of this impulse seems to be some sense that he can't win a fair fight (thus he needs Biden's reputation to be besmirched) or some perverse need to not only prevail, but to do so while pulling the wool over everyone's eyes.
Delighted by dramatic schemes and surprise plot twists (remember, he was a reality TV show host) Donald Trump was likely hoping that Zelensky would also help him confirm a conspiracy theory that puts Ukraine and not Russia at the heart of the 2016 election hack. This cockamamie notion, which has no basis in fact, connects Kiev with Hillary Clinton and the Democratic Party and removes the stain from Trump's election victory. How it must tantalize him to think that with the right pressure applied here and the perfect spin there he could emerge the undisputed champion.
Only a fantasist would imagine getting away with what Trump attempted with Zelensky. But then again only a fantasist would believe that all life requires is the Roy Cohn method. Cohn himself demonstrated the error in this assumption as he died in disgrace. The President seems headed for a similar fate, victim of his own intractable impulses. Sadly, he's taking the country along on his ride to hell. And we all may need some comfort objects of our own before it's over.
martes, 12 de noviembre de 2019
lunes, 11 de noviembre de 2019
Cuentito de poder
Había una vez un poderoso rey que tenía tres hijos. Dudando sobre quién debía sucederle en el trono, envió a cada uno de ellos a gobernar un territorio durante cinco años, al término de los cuales deberían volver junto a su padre para mostrarle sus logros.
Así marcharon los tres, cada uno a su lugar, alegres por poder ejercer como reyes. Pero al llegar descubrieron decepcionados que tan sólo se trataba de pequeñas villas con un puñado de aldeanos, en las que ni siquiera había un castillo.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores, pero demostraré a mi padre que puedo ser un gran rey - se dijo el mayor. Y juntando a los pocos habitantes de su villa, les enseñó las artes de la guerra para formar un pequeño ejército con el que conquistar las villas vecinas. Así, su pequeño reino creció en fuerza y poder, y al cabo de los cinco años había multiplicado cien veces su extensión. Orgulloso, el joven príncipe reunió a aquellos primeros aldeanos, y viajó junto a su padre.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores; sin duda mi padre quiere probar si puedo ser un gran rey - pensó el mediano. Y desde aquel momento inició con sus aldeanos la construcción del mayor de los palacios. Y tras cinco años de duro trabajo, un magnífico palacio presidía la pequeña aldea. Satisfecho, el joven príncipe viajó junto a su padre en compañía de sus fieles aldeanos.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores, así que la gente de esta aldea debe de ser importante para mi padre - pensó el pequeño. Y resolvió cuidar de ellos y preocuparse por que nada les faltara. Durante sus cinco años de reinado, la aldea no cambió mucho; era un lugar humilde y alegre, con pequeñas mejoras aquí y allá, aunque sus aldeanos parecían muy satisfechos por la labor del príncipe, y lo acompañaron gustosos junto al rey.
Los tres hermanos fueron recibidos con alegría por el pueblo, con todo preparado para la gran fiesta de coronación. Pero cuando llegaron ante su padre y cada uno quiso contar las hazañas que debían hacerle merecedor del trono, el rey no los dejó hablar. En su lugar, pidió a los aldeanos que contaran cómo habían sido sus vidas.
Así, los súbditos del hijo mayor mostraron las cicatrices ganadas en sus batallas, y narraron todo el esfuerzo y sufrimiento que les había supuesto extender su reino. El hermano mayor sería un rey temible, fuerte y poderoso, y se sentían orgullosos de él.
Los súbditos del mediano contaron cómo, bajo el liderazgo del príncipe, habían trabajado por la mañana en el campo y por la tarde en la obra para construir tan magnífico palacio. Sin duda sería un gran rey capaz de los mayores logros, y se sentían orgullosos de él. Finalmente, los súbditos del pequeño, medio avergonzados, contaron lo felices que habían sido junto a aquel rey humilde y práctico, que había mejorado sus vidas en tantas pequeñas cosas. Como probablemente no era el gran rey que todos esperaban, y ellos le tenían gran afecto, pidieron al rey que al menos siguiera gobernando su villa.
Acabadas las narraciones, todos se preguntaban lo mismo que el rey ¿Cuál de los príncipes estaría mejor preparado para ejercer tanto poder?
Indeciso, y antes de tomar una decisión, el rey llamó uno por uno a todos sus súbditos y les hizo una sola pregunta:
- Si hubieras tenido que vivir estos cinco años en una de esas tres villas, ¿cuál hubieras elegido?
Todos, absolutamente todos, prefirieron la vida tranquila y feliz de la tercera villa, por muy impresionados que estuvieran por las hazañas de los dos hermanos mayores.
Y así, el más pequeño de los príncipes fue coronado aquel día como el más grande de los reyes, pues la grandeza de los gobernantes se mide por el afecto de sus pueblos, y no por el tamaño de sus castillos y riquezas.
Así marcharon los tres, cada uno a su lugar, alegres por poder ejercer como reyes. Pero al llegar descubrieron decepcionados que tan sólo se trataba de pequeñas villas con un puñado de aldeanos, en las que ni siquiera había un castillo.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores, pero demostraré a mi padre que puedo ser un gran rey - se dijo el mayor. Y juntando a los pocos habitantes de su villa, les enseñó las artes de la guerra para formar un pequeño ejército con el que conquistar las villas vecinas. Así, su pequeño reino creció en fuerza y poder, y al cabo de los cinco años había multiplicado cien veces su extensión. Orgulloso, el joven príncipe reunió a aquellos primeros aldeanos, y viajó junto a su padre.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores; sin duda mi padre quiere probar si puedo ser un gran rey - pensó el mediano. Y desde aquel momento inició con sus aldeanos la construcción del mayor de los palacios. Y tras cinco años de duro trabajo, un magnífico palacio presidía la pequeña aldea. Satisfecho, el joven príncipe viajó junto a su padre en compañía de sus fieles aldeanos.
- Seguro que a mis hermanos se les han dado reinos mayores, así que la gente de esta aldea debe de ser importante para mi padre - pensó el pequeño. Y resolvió cuidar de ellos y preocuparse por que nada les faltara. Durante sus cinco años de reinado, la aldea no cambió mucho; era un lugar humilde y alegre, con pequeñas mejoras aquí y allá, aunque sus aldeanos parecían muy satisfechos por la labor del príncipe, y lo acompañaron gustosos junto al rey.
Los tres hermanos fueron recibidos con alegría por el pueblo, con todo preparado para la gran fiesta de coronación. Pero cuando llegaron ante su padre y cada uno quiso contar las hazañas que debían hacerle merecedor del trono, el rey no los dejó hablar. En su lugar, pidió a los aldeanos que contaran cómo habían sido sus vidas.
Así, los súbditos del hijo mayor mostraron las cicatrices ganadas en sus batallas, y narraron todo el esfuerzo y sufrimiento que les había supuesto extender su reino. El hermano mayor sería un rey temible, fuerte y poderoso, y se sentían orgullosos de él.
Los súbditos del mediano contaron cómo, bajo el liderazgo del príncipe, habían trabajado por la mañana en el campo y por la tarde en la obra para construir tan magnífico palacio. Sin duda sería un gran rey capaz de los mayores logros, y se sentían orgullosos de él. Finalmente, los súbditos del pequeño, medio avergonzados, contaron lo felices que habían sido junto a aquel rey humilde y práctico, que había mejorado sus vidas en tantas pequeñas cosas. Como probablemente no era el gran rey que todos esperaban, y ellos le tenían gran afecto, pidieron al rey que al menos siguiera gobernando su villa.
Acabadas las narraciones, todos se preguntaban lo mismo que el rey ¿Cuál de los príncipes estaría mejor preparado para ejercer tanto poder?
Indeciso, y antes de tomar una decisión, el rey llamó uno por uno a todos sus súbditos y les hizo una sola pregunta:
- Si hubieras tenido que vivir estos cinco años en una de esas tres villas, ¿cuál hubieras elegido?
Todos, absolutamente todos, prefirieron la vida tranquila y feliz de la tercera villa, por muy impresionados que estuvieran por las hazañas de los dos hermanos mayores.
Y así, el más pequeño de los príncipes fue coronado aquel día como el más grande de los reyes, pues la grandeza de los gobernantes se mide por el afecto de sus pueblos, y no por el tamaño de sus castillos y riquezas.
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