viernes, 31 de julio de 2020

10 gobernadores 10


Cat Chase Dog GIFs | Tenor

Fuera el Guapo Gatoél

Hoy nuestro país atraviesa una de las peores crisis de su historia, resultado de un manejo errático de la epidemia y de la falta de respuestas eficaces para frenar una brutal caída económica, que ha dejado sin ingresos a millones de familias mexicanas. Las cifras no mienten. La economía nacional cayó casi 20 puntos, un nivel jamás visto; hoy seremos el tercer país con más muertes en el mundo, sólo por debajo de Brasil y Estados Unidos, que duplican y triplican la población de México. Se espera que esta crisis deje por lo menos 10 millones de pobres más en México; además, cada hora están muriendo 27 personas por COVID. Las cifras siguen empeorando y la emergencia de salud comienza a tomar la dimensión de una crisis humanitaria. Todo esto ha ocurrido frente a un Gobierno Federal que, durante más de 5 meses, no ha mostrado la capacidad de autocrítica que le permita corregir los errores. No hay justificación válida para mantener una estrategia que no ha dado resultado y que ha costado la vida a decenas de miles de mexicanos. Falló la estrategia de contención, como ya se venía advirtiendo por especialistas nacionales e internacionales; fallaron las medidas sanitarias, que no han sido claras ni firmes; mientras que el vocero y responsable del manejo de la epidemia, Hugo López-Gatell, no ha dejado de mentir, de caer en contradicciones sobre las proyecciones y las estrategias a implementar. La receta del doctor Gatell ha tenido terribles consecuencias, pero sigue presumiendo que hay camas disponibles, y que los hospitales no se saturaron como en Italia o Nueva York. Esta crisis que hoy se agudiza y que no tiene un final a la vista, sin duda, es responsabilidad de quien ha dirigido y decidido la estrategia de contención y atención, quien optó por el uso político de la gestión de la epidemia, antes que privilegiar la vida, la salud, la unidad nacional y dar una verdadera respuesta de Estado. A lo largo de más de 5 meses, se ha politizado el uso de un mecanismo de protección para millones de mexicanos y mexicanas como lo es el cubrebocas. Tuvieron que morir más de 35 mil personas para que López-Gatell aceptara, y a medias, su utilidad, lo cual ha generado confusión en la población. Con todo, se ha intentado trasladar la responsabilidad del manejo de la epidemia a los gobiernos estatales y municipales, a través de un semáforo que ha asfixiado las economías locales, porque nunca se quiso atender esta epidemia de manera coordinada y con recursos extraordinarios. Hoy México está en el peor de los escenarios. Al número de muertos se suma el colapso de la economía nacional, que ya arrastraba una recesión, que comenzó el año pasado. Por eso, los Gobernadores de 40 millones de mexicanos y mexicanas, demandamos al Gobierno Federal la salida inmediata de Hugo López-Gatell y que se ponga al frente a un experto en la materia, con conocimiento y humildad para entender en toda su dimensión los temas de esta crisis de salud tan grave como la que estamos atravesando. La emergencia sanitaria exige no solamente de un especialista, sino de un perfil con sensibilidad, inteligencia y un alto sentido de responsabilidad que el señor Gatell carece y lo demuestra cada vez que emite información contradictoria, confusa e incoherente que nos muestra el indolente número de muertes en México. Las y los mexicanos tienen derecho a una vida digna, pero con la estrategia fallida y las omisiones del Gobierno Federal para enfrentar la crisis, ese derecho está siendo vulnerado. Ustedes prometieron esperanza y bienestar, y, sin embargo, más muerte y pobreza parece ser nuestro futuro. Los convocamos a rectificar porque México lo necesita, porque México no merece que ustedes le sigan fallando.
Atentamente:
•Martín Orozco Sandoval, Gobernador Constitucional del Estado de Aguascalientes; 
•Javier Corral Jurado; Gobernador Constitucional del Estado de Chihuahua; 
•Miguel Ángel Riquelme Solís, Gobernador Constitucional del Estado de Coahuila; 
•José Ignacio Peralta Sánchez, Gobernador Constitucional del Estado de Colima; 
•José Rosas Aispuro Torres, Gobernador Constitucional del Estado de Durango;
•Diego Sinhue Rodríguez Vallejo,Gobernador Constitucional del Estado de Guanajuato;
•Enrique Alfaro Ramírez, Gobernador Constitucional del Estado de Jalisco;
•Silvano Aureoles Conejo, Gobernador Constitucional del Estado de Michoacán;
•Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, Gobernador Constitucional del Estado de Nuevo León, y
•Francisco Javier García Cabeza de Vaca, Gobernador Constitucional del Estado de Tamaulipas. 
-31 de julio de 2020

Findesemanía agotando julio

Es viernes (amanece lloviendo) y don Venus lo sabe


jueves, 30 de julio de 2020

Receta


Apelativo


Administrar la abundancia...de deudas

Pemex no perdió $44,000 millones, sino casi seis veces más: pasivo laboral la hunde
-Luis Miguel González, El economista, 29 de julio, 2020

Todos estaban mirando por el ojo de la cerradura la primera audiencia de Emilio Lozoya. Ahí se trata de entender una parte del pasado de Petróleos Mexicanos (Pemex). En otro lugar, la empresa dio a conocer su informe de resultados del segundo trimestre del 2020. En la página 2 se informa que la petrolera tuvo una pérdida neta 44,000 millones de pesos. Los funcionarios comparan esta cifra con los 562,000 millones del primer trimestre y se congratulan, hasta el punto de hablar de una recuperación en V.
En el mismo documento, 33 páginas más adelante, nos encontramos con que las pérdidas fueron bastante mayores: 238,600 millones de pesos. La diferencia es enorme: equivalen a 8,800 millones de dólares. No es un error: el diferencial se explica por el pasivo laboral.
En este rubro caben las obligaciones que tiene Pemex con sus trabajadores. Aquí están las pensiones por jubilación, vejez, invalidez y viudez, además de los compromisos derivados de los contratos colectivos. ¿De qué tamaño es el pasivo laboral de Pemex? Al cierre de junio del 2020 ascendió a 1 billón 490,000 millones de pesos. En dólares son 64,870 millones. Atención: esta cifra no tiene que ver con otras deudas financieras, que el informe cuantifica en alrededor de 103,000 millones de dólares. Cuando se suman los pasivos laborales y las deudas financieras resulta que el pasivo de largo plazo de Pemex suma 3 billones 837,000 millones de pesos.
Tenemos a la empresa petrolera más endeudada del mundo, pero además tenemos la mala costumbre de subestimar la deuda que carga esta empresa. No son 107,000 millones de dólares, sino una cifra 62% más grande, alrededor de 167,034 millones de dólares, tal y como reconoce la empresa en la página 32 de su informe. Pemex tiene alrededor de 120,000 trabajadores activos y más de 130,000 trabajadores jubilados. Para éstos, hay uno de los esquemas de retiro más generosos que existen en la República mexicana en donde es "normal" jubilarse antes de cumplir los 58 años de edad y gozar de 100% del último salario durante más de dos décadas. Es el cielo para los petroleros. El infierno para las finanzas públicas. Pemex no tiene dinero para pagar estas jubilaciones. 

¿Qué implicaciones tiene esto? Que el esfuerzo de rescate de Pemex es una tarea aún más complicada de lo que normalmente se asume. Obliga a atender muchísimos detalles y cuidar los pesos, pero también a pensar a gran escala e imaginar de dónde saldrán los millones. Un ejemplo: el informe de Pemex "celebra" los resultados en el combate al robo del combustible. Bajó de 804 millones de pesos en el segundo trimestre del 2019 a 601 millones en el mismo periodo del 2020. El avance equivale a un ahorro de 2.2 millones de pesos diarios. Es una cifra importante, pero se convierte en migajas cuando la comparamos con la evolución de los pasivos laborales. En los 91 días que van de abril a junio, crecieron 33,352 millones de pesos, a un ritmo de 366 millones de pesos diarios.
¿Tiene futuro Pemex? Como va, no. Por prudencia, porque estoy consciente de que estamos frente a un organismo muy enfermo, no quise hablar de lo poco que está haciendo Pemex para reconvertirse. La duodécima petrolera del mundo no tiene un plan para sobrevivir en un mundo que prescindirá de los combustibles fósiles en las próximas tres décadas. Quise enfocarme en uno de los mayores retos que implica para la política petrolera de Andrés Manuel López Obrador: sacar adelante la empresa en sus tareas sustantivas, como la producción de petróleo y derivados, además de generar los recursos para hacer frente a compromisos que más parecen de otra empresa, de otro país... o de otro planeta.

martes, 28 de julio de 2020

lunes, 27 de julio de 2020

AMLO aumenta su autoritarismo antiprensa- Carlos Loret

El viernes pasado, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dedicó más de 20 minutos de su conferencia de prensa a atacar a un periodista: a mí. Uno pensaría que tendría cosas más importantes sobre las cuales informar a la nación: los contagios por COVID-19 siguen en ascenso, se han registrado casi ocho veces más muertes de las pronosticadas inicialmente por las autoridades, la violencia ha dejado cerca de 60,000 homicidios en su gobierno, y se avecina una crisis económica sin precedentes que, según los especialistas, significará una caída de hasta 9% del Producto Interno Bruto.
 En la conferencia, el presidente hizo que su vocero leyera casi íntegras dos columnas mías y presentó dos videos con fragmentos de entrevistas que realicé hace años. Uno de los videos, como no lo encontraban en ese momento, le fue entregado improvisadamente por el comandante de la Guardia Nacional por orden del secretario de Seguridad. El simbolismo no pudo ser más desafortunado, si no es que francamente intimidante: en un momento de crisis por la violencia en México, los jefes del cuerpo militar creado para combatir al crimen organizado ocupan su tiempo en proveer elementos para calumniar a la prensa.
 López Obrador no quiere hablar de la pandemia, la crisis económica o la crisis de seguridad. Como dentro de un año hay elecciones para renovar la Cámara de Diputados y su popularidad ha ido cayendo dramáticamente, teme perder la mayoría que su partido, Morena, tiene en el Congreso y truncar sus planes. Así que está en campaña y prefiere atacar a la prensa, así sea mintiendo abiertamente, inventando entrevistas inexistentes, confundiendo videos y alterando la secuencia de hechos hasta por años. Y una vez que él da el banderazo, sus huestes digitales se activan para redondear el acoso en redes sociales.
 El mal ejemplo presidencial cunde. Recientemente Sanjuana Martínez, la directora de la agencia de noticias estatal, Notimex, emprendió una campaña sucia en redes que no escatimó en ataques personales contra Carmen Aristegui —comunicadora que difícilmente podría incluirse en la lista de críticos del gobierno— por haber publicado una investigación. El presidente, que se sabe que tiene cariño por ambas, dijo que les creía a las dos, y con ello legitimó el ataque.
 En los últimos días, el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, del mismo partido que el presidente, arremetió públicamente contra el semanario Zeta y su directora, Adela Navarro, por haber exhibido sus cifras contradictorias sobre la pandemia.
 ¿Dónde está el peligro? En un país como México, donde 98% de los crímenes quedan impunes, la actitud del presidente contra los periodistas y los medios —varios hemos sido sistemáticamente atacados por él— motiva a que cualquier autoridad, de cualquier nivel de gobierno, se sienta con la bendición presidencial para agredir a cualquier reportero, editor o comentarista que lo critique.

El tema se complica si consideramos que, en 2019, México fue el segundo país del mundo en el que murieron más periodistas a consecuencia de su profesión, solo detrás de Siria (que está en guerra), de acuerdo con el Comité de Protección de Periodistas. La organización Human Rights Watch contabiliza 19 asesinatos de colegas en el poco más de año y medio que lleva el gobierno lopezobradorista.
Esos dos organismos, además de la Sociedad Interamericana de Prensa, ya han señalado los peligros de estas amenazas y hostigamiento presidencial a la prensa.
Para López Obrador, “todos los buenos periodistas de la historia siempre han apostado a las transformaciones”, y él ha dicho que quiere encabezar una. “Se está por la transformación del país o se está en contra”, ha planteado.
 El presidente demuestra así que no le gusta la democracia. No entiende el papel de los periodistas en ella y no tolera la crítica. Su ADN político es autoritario y por eso usa con descaro los instrumentos del Estado para intimidar, calumniar y descalificar a los periodistas que no lo alaban. En general, va contra quien no piense como él y se atreva a decirlo, sean periodistas, científicos, intelectuales, mujeres activistas o padres de niños con cáncer. Su abuso del poder y la estructura que le brinda el cargo para el que fue electo no tiene límite si se trata de ensuciar a ciudadanos que simplemente ejercen la libertad de expresión.
Al ubicarse por encima de los mecanismos de control democrático elementales, apunta hacia una presidencia que va hacia la megalomanía.
No entiende el fundamento de la democracia: el derecho a pensar distinto a quien está en el poder, y tener el derecho a expresarlo. Por eso, en su mente, el periodista que documenta hechos de corrupción de su gobierno y da a conocer información que no le gusta, debe responder a intereses oscuros. No entiende que haya periodistas que hemos investigado, criticado y cuestionado a todos los presidentes sobre los que nos ha tocado informar, del color partidista que sean. Para él, los que no se asumen como porristas de su presidencia son malvados, corruptos, indignos de mancillar con una crítica o una investigación a su santificada figura presidencial.
En esa ecuación cuasi religiosa, la democracia no tiene cabida. Para usar sus propias palabras: no entiende que México ya cambió. Y que ya dejó atrás el régimen cerrado que tanto añora.

¿Qué más van a militarizar? -Carlos Marín

Especializado en derecho aeronáutico, Rodrigo Soto Morales comienza a ocuparse de un tema que domina ya: el marítimo. Gracias a mi amigo Armando Rendón abrí la liga https://drive.google.com/file/d/19cQF4vk_OPNbGHI4lAcQz-EApKCq5UeH/view?usp=sharing y conocí una luminosa explicación sobre la insensatez de responsabilizar a la Marina Armada del manejo administrativo de los puertos. 
Aquí un quemón:
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La investigación de los delitos fiscales y el contrabando son tareas de una institución civil: la policía. Y asegurarse del pago de derechos aduaneros, el control arancelario y la licitud de las mercancías del comercio exterior corresponden a un órgano aduanero que, entre otras atribuciones, puede multar. Darle tal función a la Marina Armada contraría el diseño constitucional de la República porque se concentra el poder en menos instituciones.
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Hablar de corrupción y delitos es sacarle el bulto al Estado de Derecho. Corrupción y concentración de funciones debilitan a las instituciones civiles. 
El derecho marítimo parte de tratados internacionales para facilitar la navegación y el comercio. Admite una autoridad mixta (desde 2017 las capitanías están en manos de la Marina Armada), con reparto preciso de atribuciones entre los poderes civil y militar (éste vela por la soberanía territorial y la seguridad portuaria). 
La plena militarización inhibe la actividad comercial, ya que los puertos son para facilitar la navegación y el comercio. Cuando el registro marítimo y la matriculación de los buques pasa de las autoridades administrativas civiles a las militares, se distorsiona la concepción del Estado moderno, republicano y democrático. 
Para operar, las fuerzas armadas fueron creadas y diseñadas con el uso de la fuerza como atributo primordial. 
El abogado se plantea: "Cuando digo que el tráfico de mercancías, que debe ser controlado a través de las aduanas cuyos pagos de derechos son de naturaleza fiscal y, so pretexto de que hay corrupción e inseguridad, las funciones de la policía pasan a los militares, ¿qué sigue? ¿La aviación, las torres de control, los servicios a la navegación aérea, el autotransporte federal, el ferroviario…?". 
El trabajo de erradicar la corrupción, de denunciar, perseguir y procesar, es más extenuante. Una carrera de largo plazo, pero "a los políticos lo que les interesa son carreras de corto plazo. A los hombres de Estado lo que les interesa no es ganar unas elecciones, sino beneficiar a generaciones". 
Asignarles cada vez más tareas administrativas a las fuerzas armadas revela una visión cortoplacista, nociva a la idea de Nación plasmada en la Constitución. 
Por indeseable que sea, militarizar los puertos impone reformar el 21 constitucional y las leyes orgánica de la Marina (y su reglamento interior), la aduanera y la de comercio exterior; las regulaciones no arancelarias y arancelarias, el código de comercio y asegurarse de los avisos que tienen que darse a la Organización Marítima Internacional…

El General debería renunciar-P.Hiriart

El viernes se rebasó una línea que nos marca el peligroso grado al que llega la militarización del país, al servicio de un proyecto político. 

Usar al Ejército para amedrentar periodistas críticos es un exceso que va más allá del habitual desplante autoritario con que nos despierta todas las mañanas el Presidente de la República. 

Durante su conferencia del viernes López Obrador atacaba a Carlos Loret, y dijo que hace no sé cuántos años lo entrevistó sobre la compra de Agro Nitrogenados, en la que denunciaba corrupción. Y que al día siguiente el periodista tuvo en el estudio al director de Pemex, Emilio Lozoya.
 "Por ahí está seguramente (la entrevista). Es difícil que se consiga ahora...", dijo. 

En ese momento se levantó el general Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, con una tablet en la mano y esa antigua entrevista de Loret a Lozoya, y se la entregó para que el Presidente siguiera atacando al periodista. 

Lo del general Bucio no es eficacia, sino persecución.  

¿Qué tiene que hacer un general de División, a cargo de la Guardia Nacional, en el marcaje a un periodista? 

¿Por qué el general trae en su tablet las entrevistas de Carlos Loret de Mola?
Fue público. En cadena nacional para quien quisiera verlo.
Obvio que se trató de un mensaje a todos los periodistas que el Presidente detesta. Están marcados por el Ejército.
¿Muy críticos, muy valentones? Ahí está la tablet del general Rodríguez Bucio. 

Lo que presenciamos es la creciente militarización para apuntalar un proyecto político. Se está pervirtiendo la función de los militares.
En el proceso de demolición institucional que está en marcha las Fuerzas Armadas también son víctimas, aunque ahora les pongan el cielo y las estrellas sobre su mesa. 

Si faltaba una imagen de la cooptación del Ejército para el proyecto político de la 4T, ahí está la del comandante de la Guardia Nacional con una computadora en la mano y la información, al instante, sobre un periodista desagradable al Presidente.
El actual gobierno ha desnaturalizado el papel de las Fuerzas Armadas al sacarlas de sus tareas constitucionales y ponerlas al frente de grandes negocios que son manantiales de corrupción.
Pusieron al Ejército a construir un aeropuerto civil, para que salga más barato, dicen. Está mal, pero hasta ahí aparentemente no es grave.  

Lo inadmisible, por peligroso e inconstitucional, es que el Ejército se haga cargo de la administración y comercialización de la que será la principal terminal aérea del país.
 A los militares los hacen responsables de incautar drogas y grandes cantidades de dinero ilícito que se mueven en un aeropuerto internacional. A la vez, los militares van a administrar y en su caso concesionar las casas de cambio, hoteles, tiendas y aduanas de ese aeropuerto. No combina. 

El Presidente les va a entregar el control de puertos y aduanas, que son de los mayores polos de corrupción en el país. (Nombraron a una civil como Coordinadora de Puertos y Marina Mercante, pero las tareas estarán a cargo de los militares).
 Aduanas, en los hechos, ya no será tarea de Hacienda, sino del Ejército. 

El comercio exterior lo va a vigilar el Ejército, cuando es función de la Secretaría de Economía. 

¿Qué tiene que ver todo eso con las tareas constitucionales de nuestras Fuerzas Armadas? Absolutamente nada.
 El artículo 129 de la Constitución es claro: "En tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar".
   
    Lo están violando olímpicamente. 

El Presidente pone a las Fuerzas Armadas "donde hay". 

Cuidado, porque el hábito no hace al monje.
La corrupción no la hace tal o cual uniforme, sino la oportunidad.
 Desde luego que hay valores, pero no todos están hechos de la misma madera. 

Con la desnaturalización de sus funciones tal vez tengamos, dentro de un par de años, a grupos de las Fuerzas Armadas que se corrompan y se amafien. Van a administrar las aduanas, el aeropuerto de Santa Lucía, los puertos, vigilar flujos migratorios, construcción de más de mil sucursales de un banco, repartir fertilizantes...
 ¿Entendemos lo que eso significará para el país? 

Cuando haya que regresarlos a sus deberes constitucionales, ¿se va a poder? Son las Fuerzas Armadas. 

Y le deberán esos negocios –los que tienen un mayor potencial lucrativo–, al proyecto que hoy gobierna el país y concretamente a su actual Comandante Supremo.
 Para perseguir al crimen organizado, y someterlo, la Guardia Nacional no sirve. 

Es una amalgama deforme de militares, que tienen una formación muy específica. Marinos, que tienen vocación diferente. Policías federales, con educación y adiestramiento completamente distinto. Y reclutas de nuevo ingreso que no tienen idea de nada. 

Por eso estamos como estamos. Cada vez más copados por los ejércitos irregulares del narcotráfico, que a la vez lo son del secuestro, la extorsión, el crimen, e imponen sus propias leyes. Hasta uniformes e himnos tienen. En lo que sí da respuesta rápida la Guardia Nacional –qué digo rápida, inmediata– es cuando el Presidente dice que sería complicado encontrar una antigua entrevista de un periodista al director de Pemex en la primera mitad del sexenio anterior. 

Así es muy difícil hacer periodismo crítico. Con el aliento del Ejército (maneja la GN) en la espalda. 

No se vale. Ellos son una fuerza armada. 

Si hubiera un gremio unido, los periodistas estarían hoy pidiendo la destitución del general. Pero como no lo es, cuando mucho se le manda un abrazo a Loret o al agredido del momento.

domingo, 26 de julio de 2020

jueves, 23 de julio de 2020

martes, 21 de julio de 2020

lunes, 20 de julio de 2020

domingo, 19 de julio de 2020

jueves, 16 de julio de 2020

Don Bendito Corajes


Convocatoria y Carta de respuesta


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Bendito coraje 
-Andrés Manuel López Obrador
Celebro que escritores y periodistas que han defendido desde siempre el modelo neoliberal o neoporfirista se agrupen, se definan y dejen de lado la simulación para buscar restaurar el antiguo régimen, caracterizado por la antidemocracia, la corrupción y la desigualdad. La historia nos enseña que cuando se pone en práctica un proceso de transformación, siempre se produce una reacción conservadora. De modo que es absolutamente legítimo que exista una oposición al Gobierno que represento y a las acciones que estamos consumando. Quizá lo único que pueda reprocharse a tan famosos personajes es su falta de honestidad política e intelectual, manifestada en el mismo contenido de su proclama. Bastaría con preguntarles: ¿cómo contribuyeron a "los avances democráticos... para salir de un sistema autoritario y establecer la democracia" si casi todos ellos defendieron o guardaron silencio cómplice ante los fraudes electorales de la historia reciente del país? Por otra parte, da pena ajena su argumento de que buscan construir una alianza con miras a las elecciones de 2021 para obtener la mayoría y "asegurar que la Cámara de Diputados recobre su papel como contrapeso constitucional al Poder Ejecutivo". ¿Qué acaso no se han enterado que está por llegar extraditado de España, Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, quien al parecer presentará pruebas y explicará cómo se lograba el "contrapeso" que pretenden "recobrar" los abajofirmantes? En fin, en 2021 el pueblo decidirá libremente sobre su destino. Y de verdad no creo que la mayoría apoye el regreso al país de la corrupción, de los potentados, de los intelectuales orgánicos, de los privilegios, de la hipocresía, de la marginación, del clasismo y del racismo. No cabe duda que vivimos tiempos interesantes. Sea por interés o por puro coraje, los conservadores que fingían ser liberales por fin se están quitando la máscara.
SUBSTANCE 100 | Collecteurs

4Terapia ocupacional


miércoles, 15 de julio de 2020

martes, 14 de julio de 2020

lunes, 13 de julio de 2020

domingo, 12 de julio de 2020

Manifiesto microrrevolucionario

Un fantasma recorre el mundo: el fantasma del coronavirus. Un microbio invisible lidera la revolución contra todas las megasociedades modernas y sus macroestructuras tecnológicas y gubernamentales. Un microbio paradójicamente imposible de combatir con las armas más gigantescas y costosas como bombas atómicas y misiles nucleares, inservibles desde ya frente a la compleja y sofisticada microestrategia letal del microbio rebelde. (MFM)

12 de julio: felicidades, abogado

San Ivo, 1450, por Rogier van der Weyden
Hoy es Día del Abogado. La palabra proviene del latín ad-vocatus: 'convocado'. Se convoca al abogado, por cierto, a festejar su día hoy porque el 12 de julio de 1539 se estableció la primera cátedra de Derecho en nuestro país, entonces la Nueva España. Por cierto, los abogados tienen santo al cual encomendarse sin causar honorarios: San Ivo de Kermartin (1253-1303), oriundo de la Bretaña francesa, inmortalizado en los siguientes versos:

San Ivo bretón
Maravilla fue para el pueblo
Abogado, mas no ladrón

Quisquillosos con la carga semántica -derivada de la picaresca popular en barandillas y juzgados- del vocablo abogado (casi sinónimo de coyote, abogángster, asistente o representante de hombres de poder o político grillo con cargo al erario) algunos Licenciados en Derecho prefieren que se les llame licenciados a secas jamás abogados. No obstante que licenciado es el que se licencia (u obtiene licencia para ejercer la profesión) de cualquier carrera universitaria, aun así hay quienes rehuyen ser identificados como abogados y ascienden vía escalera eléctrica académica a una 'maestría' (con lo cual ya no serán simples abogados ni licenciados del montón sino -nos ponemos de pie- maestros); y en un esfuerzo más de alpinismo institucional tropezando entre becas, tesis, investigaciones, fotocopias y más papeleo institucional, alcanzarán la cima del 'doctorado' (figura máxima de autoridad académica, el doctor, cuyas dos letras "o" en la palabra obligan a vocalizar la onomatopeya de pasmo reverencial: "¡Oh!", se confunde luego -oh, ironía- con la palabra  médico, con lo cual, tanto monta, monta tanto, viene siendo lo mismo un doctor en Derecho de Harvard que un dentista de Universidad Little Duck).

"El cultivo de la inteligencia, del libro, de la cultura, hay que defenderlo"

sábado, 11 de julio de 2020

jueves, 9 de julio de 2020

miércoles, 8 de julio de 2020

martes, 7 de julio de 2020

sábado, 4 de julio de 2020

viernes, 3 de julio de 2020

Findesemanía ya en la julionda

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Prócer profiláctico


Ex muy in

El ex-secretario de Hacienda reflexiona sobre los desafíos y el estado de la economía de México  
-Javier Lafuente, 2 de julio de 2020, El País


Carlos Urzúa (Aguascalientes, 1955) habla de economía de forma apasionada. Durante una hora, va y viene con detallados análisis y reflexiones que complementa con anécdotas, la mayoría de su etapa de funcionario público, primero como secretario de Finanzas del entonces DF (2000-2003) y después como secretario de Hacienda del actual Gobierno, cargo que abandonó en julio de 2019. La salida de Urzúa supuso un portazo a la Cuarta Transformación por parte de alguien que no es que crea que los objetivos del presidente, Andrés Manuel López Obrador, no sean los correctos, sino por la formas en que se opera dentro del Gobierno. Sin entrar a valorar su salida, Urzúa, recién terminados los exámenes como profesor del Tecnológico de Monterrey que es a lo que dedica la mayor parte de su tiempo, repasa, a través de videoconferencia, la actualidad económica del país y reflexiona sobre los desafíos que encara México.
Pregunta. ¿Cómo definiría el estado de la economía de México?
Respuesta. Yo diría que es malo. Ya veníamos enfrentando problemas desde el año pasado y la crisis de la covid nos hundió y nos mandó por una espiral hacia abajo; pero el problema ya se veía venir desde antes. Entender lo que está pasando en México, al menos en términos económicos, no es difícil porque está muy bien diagnosticado desde hace mucho tiempo. ¿Cuál es el problema principal, seas el Gobierno federal o los estatales, que enfrentas? Esencialmente que no tienes dinero. La recaudación tributaria es ahorita del orden del 14% del PIB. Cuando tú tienes una recaudación así, a no ser que tengas ganancias extras muy grandes por derechos de hidrocarburos o del cobre, como en Chile, o cosas de ese tipo, no va a salir bien nada porque es demasiado poco dinero para la magnitud de los problemas que enfrentas. La gran mayoría de los países en Latinoamérica tienen al menos una recaudación tributaria del 20% del PIB. Si tú quieres ser un país que de manera, digamos, ordenada pueda progresar, donde la justicia misma sea evidente en el trato diario por parte del Gobierno a sus ciudadanos, donde haya grandes oportunidades de educación, de salud, etcétera, pues tienes que tener una cierta cantidad de dinero y México no la ha tenido. De vez en cuando nos salvan yacimientos petroleros como Cantarell, en la época de López Portillo, pero ahora sí estamos enfrentando el asunto de manera muy descarnada, simplemente no hay dinero, esa es la primera cosa.
La segunda es que si quieres crecer como país debes tener al menos una inversión del orden del 25%. La inversión pública ha ido reduciéndose a lo largo de los años. Cuando yo hablaba antes de entrar al Gobierno de lo que pretendíamos hacer, me gustaba mucho citar las cifras que en ese momento existían. Si mal no recuerdo, era de 22,4% en 2018. 3,3% era inversión pública, 19,1% era inversión privada, tanto nacional como extranjera. A mí me gustaba mucho decir que lo que íbamos a tratar de hacer era subirlo a un 25%. ¿Con qué? Con mayor inversión privada, nacional y extranjera, pero también esforzándonos nosotros como Gobierno y también me gustaba decir que ese 3,3% de inversión pública en el Gobierno anterior de Peña Nieto, como lo sigo creyendo, era de muy mala calidad, por corrupción, por malos diseños. Entonces, a mí me gustaba mucho decir: “Nuestra inversión va a ser buena. Nuestra inversión pública va a ser de mucha calidad”. ¿Qué es lo que pasó ya para 2019? Que en lugar del 22,9% del PIB acabó siendo 20,2% del PIB. ¿Por qué? Porque la inversión pública cayó, porque ya no hay dinero; que la inversión privada también cayó. ¿Por qué? Pues, por una falta de confianza, me parece a mí, en el Gobierno federal.
P. Como tantas veces, en México se diagnostican las fallas, pero si se conocen tan bien, ¿qué motivo impide que se adopten esas medidas que pueden mejorar la situación?
R. Bueno, en México, la gente y las empresas no están acostumbradas a pagar muchos impuestos. Cuando se tiene la oportunidad de quitar algún impuesto, los gobernantes lo hacen, en vez de ponerlo. El mejor ejemplo es el impuesto por la tenencia vehicular, que lo quitó en realidad, de manera implícita, no de manera directa, Felipe Calderón. Ese impuesto, que era federal y que lo administraban los Gobiernos locales y que lo usufructuaban los Gobiernos estatales era federal por la simple y sencilla razón de que si no, sucedería lo que acabó sucediendo: la carrera hacia el fondo donde todos los Estados empiezan a reducir sus impuestos y al final es lo que tenemos. Morelos no cobra tenencia vehicular. Los coches más valiosos en Ciudad de México. Hay una tradición de no pagar, una tradición incluso fomentada, yo diría, por las propias autoridades que impiden, no que impiden, pero que, supongo, ahuyenta, atemoriza a los gobernantes que empiezan su sexenio. López Obrador ha sido muy claro desde siempre. Él no quiere impuestos. Creo que no lo debía haber dicho, pero lo dice y lo repite todo el tiempo. Una de las razones por las que lo hizo fue obviamente para ganar votos.
P. ¿Cuáles son los mayores riesgos ahora mismo que enfrenta México en materia económica?
R. Creo que lo que se nos viene encima va a ser sumamente complejo por muchas razones. El mayor riesgo que yo veo es este enfrentamiento que está germinando, pero que eventualmente se va a dar, muy pronto, entre los Gobiernos, sobre todo estatales y el Gobierno federal, porque no hay dinero. La gran mayoría de sus ingresos provienen de las participaciones federales, pero las participaciones federales dependen de cuánto recaudas y eso depende de la dinámica que tiene tu economía, y en este momento todo se esta cayendo. Todavía no hay cifras respecto a mayo, por ejemplo, pero seguramente el impuesto sobre la renta y el IVA se desplomaron. Eso, desde un punto de vista de la ley de coordinación fiscal, significaría que también las participaciones disminuirían de manera dramática, no solo las del Gobierno federal. Por fortuna, hay un fondo de estabilización de ingresos estatales que debe tener todavía unos 60.000 millones de pesos que nos pueden ayudar unos tres, cuatro o cinco meses, pero no más que eso, y hay también un fondo federal que nos puede ayudar, que debe tener ahorita unos 140.000 o 150.000 millones de pesos y que nos puede ayudar a paliar un poco la situación, pero no mucho. Hay un segundo riesgo que sí es muy preocupante y del que nosotros estábamos muy conscientes desde el inicio, que es el asunto de las pensiones, que a final del día es una bomba de tiempo que va a estallar.
P. Y ante esta perspectiva, ¿cuáles son las medidas más urgentes que se deben adoptar?
R. Muchos hemos sido muy críticos con el Gobierno federal respecto a esta falta, me parece a mí, de conocimiento económico. Dejemos el conocimiento económico, de solidaridad social. Yo creo que el Gobierno mexicano ha mostrado una frialdad que pocos Gobiernos podrían haber mostrado con lo que está pasando. Realmente, el gasto que tiene dedicado el Gobierno a paliar este problema es cualquier cosita, básicamente nulo, ¿no? Creo que la política fiscal ha sido muy mala, pero sobre todo creo que no se ha cuidado. Todavía no se ha entendido la importancia del sector formal en México. Estamos castigando la formalidad en México, y ahora a los empresarios y a los trabajadores, seguimos insistiendo en que deben estar cotizando en la seguridad social cuando no tienen dinero, cuando muchos de ellos no tienen capital de trabajo, están mermando su propia riqueza, la poca que van a tener en el futuro, y posiblemente pongan en riesgo incluso su situación de servicios médicos cuando estén viejos. Esencialmente, debió haberse subsidiado el empleo formal, al menos el Gobierno pagando las contribuciones del trabajador y del empresario hasta, digamos, cinco salarios mínimos y también, me parece a mí, ayudando un poco a esta gente que está acudiendo a sus afores, y en este momento, dando eso que está retirando, devolviéndolo o al menos cambiando la ley para que no se necesiten tener 1.250 semanas para poder tener servicios médicos cuando estés viejo. Ahora, yo también he sido muy crítico, y tengo muchos amigos que me critican por ello, con la postura monetaria del Banco de México.
P. El Banco de México ha sido más timorato que otros bancos centrales.
R. Yo creo que sí. Es decir, tienen al final del día miedo de hacer algo que de alguna manera pueda hacer surgir de nueva cuenta la inflación. Técnicamente, el banco central de México es bueno, pero desde siempre, después de su autonomía, ha sido muy cauteloso, muy conservador. En la crisis de 2009 teníamos unas tasas altísimas. Las tasas eran del 8,25% a fines de 2008 cuando ya todo mundo, en todos los países del mundo, habían bajado sus tasas de manera increíble. Ahora está sucediendo parcialmente lo mismo. Si uno les dice: “Oye, ve lo que están haciendo todos los demás países del mundo, todos los demás bancos centrales”, ellos dicen: “Es que la inflación… porque si tú te fijas bien, en el último dato de inflación, los alimentos subieron mucho”. Bueno, sí, los alimentos subieron mucho en muchos lados precisamente porque la gente no puede siquiera ir al supermercado, pero la verdad es que la presunción que todo mundo tiene en el resto del mundo es que los precios de los alimentos van a caer eventualmente porque la gente no tiene dinero ni siquiera para comer. Las tasas de las hipotecas todavía están muy altas. La gente está estrangulada. Las empresas van a tener problemas muy graves y esto es quizá otro asunto que yo diría que me preocupa mucho, no solo en México, ahora sí como latinoamericano. Me preocupa mucho la situación de la deuda latinoamericana externa de nueva cuenta. Creo que la situación va a ser más dramática de lo que la gente piensa. Argentina es un ejemplo muy claro, pero pronto se les va a ir para arriba a muchos países de América Latina. A nosotros también. El Gobierno dice: “No, es que no quiero aumentar mi deuda”. La deuda la vas a tener que aumentar, para empezar, porque vas a tener que cubrir huecos, pero para terminar no es un asunto nada más del déficit, es un asunto de cuánto es tu deuda respecto a tu PIB y tu PIB va a caer de forma extraordinaria.
P. La decisión de no endeudarse ha sido una de las más controvertidas. ¿Cómo lo interpreta? ¿A qué atribuye esa decisión y qué consecuencias puede tener?
R. Bueno, esto es bien sabido, yo incluso lo he dicho. El estilo personal de gobernar del presidente es muy autoritario y él, en particular, creo que tiene menos interés en escuchar a economistas que el que mostraban muchos presidentes anteriormente. Yo diría que hay que remontarse a la época de Luis Echeverría, cuando llegó un momento en que la presidencia decidía en materia económica, pero algo así está sucediendo ahora. Creo que es un poco por ignorancia, con todo respeto para el presidente, él no tiene por qué saber mucho de economía, la verdad. También creo que es porque fue una de sus banderas. Él tenía varias banderas económicas. La primera era no alzar impuestos y la segunda: “No se apuren, todos estos déficits y deuda que hemos tenido es simplemente porque hay una corrupción dentro del Gobierno federal, porque se dan unos lujos que nosotros no vamos a tener”. Entonces, es susceptible a creer, digamos, en estas ideas que no tienen mucho fundamento.
Hay que recordar que él siempre estuvo muy preocupado, creo que correctamente, por la manera en que se rescató el sistema financiero tras la crisis de 1994-1996. El sector bancario particular estaba en una situación muy mala. Primero, porque habían sido vendido los bancos de manera totalmente, ¿qué diré?, absurda. Teníamos una banca bastante buena para estándares de un país subdesarrollado hasta que López Portillo la nacionalizó en 1982, y cuando la privatiza Carlos Salinas de Gortari lo hizo de una manera muy mala. En lugar de vender a banqueros, lo vende a casa bolseros y así nos fue. Son dos animales muy diferentes los casa bolseros a los banqueros. Estaba la situación muy complicada, se tenía que rescatar la banca, pero se rescató de una manera muy poco transparente. López Obrador siempre ha puesto mucho énfasis en lo que pasó en ese momento; de hecho, escribe un libro sobre el Fobaproa con datos que no están tan mal. Yo no sé quién se los haya pasado, pero no estaban tan mal. Es un libro interesante. Entonces, yo creo que él se ha confundido, con todo respeto, no entendió realmente la petición de las empresas. Una cosa es que venga a pedirte el sector financiero que lo rescate y otra cosa es que venga el sector real a decirte: “¿Sabes qué? Ayúdame a que no tenga que despedir a tanta gente. Ayúdame con costos de seguridad social, costos laborales”. Es lo mismo que los casa bolseros y los banqueros, son dos animales muy diferentes y es muy riesgoso realmente dejar caer al sector real. Dada la crítica tan feroz que siempre hizo al Fobaproa de alguna manera u otra dentro de su interior, pues pensó que él no quería hacer algo similar.
P. Sobre el enfrentamiento con el sector privado, ¿cree que es pasajero, algo que se puede dominar, o se ha entrado en un camino de no retorno?
R. Eso sería casi, casi la puntilla para la economía. Del 22,4% del PIB de inversión en 2018, 19,1% fue privada, nacional y extranjera, y 3,3% pública. Cuando termina 2019, era 20,2%. Cae la inversión pública de 3,3% a 2,8% porque, simplemente, no hay dinero, no hay espacio fiscal ya. Pero lo notable es que baja la inversión privada de 19,1% a 17,9%. Ese es el signo más desalentador y más peligroso, aparte del asunto humano, el desempleo y la pobreza. Es una cifra dramática porque eso explica la falta de confianza por parte del sector privado. Yo tenía una gran esperanza en que pudiera ser un buen Gobierno y por eso acepté integrarme de nuevo a su equipo. Creo que el momento en que ya todo cambia es en esta decisión que toma de detener el aeropuerto de Texcoco. Creo que esa fue una idea errónea. Nosotros se lo decíamos, yo se lo decía, otros se lo decíamos dentro del Gabinete, otros dentro del gabinete decían lo contrario, pero era una decisión —me parece a mí— extraordinariamente costosa, en términos primero de lo que ya tenías ahí adentro, un costo hundido de más de 100.000 millones de pesos. Segundo, del impacto que tendría sobre las empresas constructoras, muchas de ellas mexicanas por cierto, muy pocas extranjeras, para las que ese era su gran proyecto para los siguientes dos o tres años. Pero aparte, el impacto que iba a tener sobre la inversión privada, sobre los inversionistas nacionales. Es algo que yo creo que nunca se debió haber hecho. ¿Por qué lo hizo? La verdad, no sé, pero fue una muy mala decisión. Creo que fue la peor decisión de todas, junto con su discurso, que la verdad también… Él ya había ganado y ya era presidente. No entiendo todavía este discurso diario que es tan polarizante, tan maniqueo, ¿no?, que simplemente no le ayuda a un presidente en ningún lado, ni siquiera a Trump en Estados Unidos. En fin.

P. Otro tema del que usted ha escrito es el desprecio por la energía limpia. En este sentido, ¿cuál cree que es el plan del Gobierno para el sector energético?
R. Nunca estuve muy cercano al sector energético y no soy, digamos, muy cercano tampoco a Manuel Bartlett ni a Rocío Nahle. Cuando el presidente y la gente de la Secretaría de Energía habla de autosuficiencia energética, con todo respeto, hay una ignorancia absoluta. Es decir, no está solamente el petróleo, pues es, para empezar, el gas. Nosotros no estamos produciendo en absoluto gas para todos los volúmenes que necesitamos y el gas, eventualmente, ya pronto en unos años, va a ganarle la partida al petróleo en términos de la fuente energética por excelencia. Pero aparte, tenemos todo este asunto, la energía solar, la fotovoltaica, la energía eólica, geotérmica, donde México podría tener realmente un futuro muy promisorio. ¿Por qué se dio esto que se está dando? Al inicio, no había una gran atención a la Comisión Federal de Electricidad. Yo diría que era sobre todo a Pemex. El presidente está obsesionado con Pemex y casi todas las discusiones versaban sobre Pemex. En el caso de la Comisión Federal de Electricidad, yo creo que, poco a poco, fue ganando terreno Manuel Bartlett. Creo que él es un político muy astuto. Creo que es una persona que tiene un desconocimiento absoluto acerca de la compañía de electricidad, pero es un hombre sumamente astuto y es un hombre que, en cierta medida, creo yo, refleja parte de lo que siempre fue López Obrador. López Obrador fue un priista cuando era joven, pero un priista setentero, que tenía estas ideas de Echeverría, de López Portillo. Creo que Bartlett ha jugado muy bien su juego. La primera noción de que algo andaba mal, de que esta administración de la CFE quería dibujar una línea respecto a la anterior fue con el asunto de los gasoductos, que ya estaban concluidos y que la CFE no quería pagar. Allí fue cuando yo empecé a sentirme incómodo y ya más cuando Manuel [Bartlett] empieza a hablar de una manera —esto lo he manifestado públicamente también— de una manera muy tonta; es decir, realmente sin entender lo que es el valor presente. Yo se lo manifesté al presidente y básicamente lo que me dijo fue: “No te metas”, y yo sí estuve muy preocupado. Yo sí creo que pudo haber estado en riesgo el T-MEC por esto. Por fortuna, se resolvió, no como quería la CFE, sino simplemente se alargó la concesión. Yo creo que esta aversión por la energía limpia es genuina. De inmediato llegaron muchos actores fuertes —tanto de dentro como de fuera de México— , y eso hace que alguien con esta postura tan nacionalista, o estatista, como la de Bartlett, y también de López Obrador, le dé un tinte no correcto políticamente a estas energías limpias.
P. Uno de los mayores desplantes que usa no solo el presidente, sino buena parte de su gabinete o afines, es acusar de neoliberal, de conservador, a todo el que discrepa, pero, ¿acaso la economía mexicana no es neoliberal también?
R. Claro. Mire, yo diría que él usa la palabra ‘neoliberal’ como un insulto. Es decir, en lugar de decir ‘pendejo’ o ‘chinga tu madre’, dice ‘neoliberal’ porque él generalmente no dice malas palabras. Creo que es absurda la manera en cómo él y cómo Morena, en general, emplean el término. La economía mexicana es muy neoliberal. De hecho, nosotros somos una economía extraordinariamente abierta para estándares internacionales y dependemos totalmente del comercio exterior. Nuestra suerte está echada desde 1994 y si el T-MEC no florece como yo espero que florezca, pues a ver qué sucede con México. Entonces, la economía mexicana es totalmente neoliberal. Lo único que no es neoliberal, probablemente sea esta intervención en el sector de energía. Y ya.

miércoles, 1 de julio de 2020