jueves, 28 de febrero de 2019

Tecnología 4T


Beckettiana

Godot nunca se fue

-Edgar Krauss en La droga de los profetas

"Soy Procusto, ahora te ajusto"


Adictos al Manual de Carreño

La divisa del que piensa poco o mal, suele ser: "¿Qué pensarán de mí?"

-Fernando Savater en Diccionario filosófico

martes, 26 de febrero de 2019

lunes, 25 de febrero de 2019

Tu mente es un punto rojo que ha de inferir en dónde se encuentra

Imagen relacionada

El lecho de Procusto

Teseo ataca a Procusto en su propio lecho, vasija griega del 440 a. de C.

domingo, 24 de febrero de 2019

Poiesis

Yo no escribo para matar el tiempo
ni para revivirlo
escribo para que me viva y reviva

-O. Paz

Hilo...

Hércules a los pies de Ónfale, 1912, Gustave Courtois

Razones técnicas de por qué AMLO nos mintió a los jaliscienses al dejarnos sin gasolina dizque por "cerrar los ductos para combatir el huachicol"

Gasolina robada
-Gabriel Zaid, 24 feb 2019

Si se escribe huachicol en el buscador de Google, salen millones de referencias. Si se escribe "Petróleos Mexicanos Logística" o "Pemex Logística" salen poquísimas (ni la milésima parte), aunque es la empresa que sufre el robo de gasolina. 
Pemex Logística es la paraestatal encargada del transporte y almacenamiento de hidrocarburos, petrolíferos y petroquímicos por medios marítimos y terrestres, sobre todo ductos. Cuenta con 32,000 kilómetros de ductos, 1,485 pipas, 520 carros de ferrocarril, 74 terminales de almacenamiento, 58 estaciones de bombeo y compresión, 17 buques tanque, 16 terminales marítimas y 10 terminales de gas licuado. Incluye una Coordinación de Medición del Área de Sistemas de Medición. 
La gasolina se roba en las refinerías y en los ductos, desde hace muchos años. Se ha dicho que el sindicato petrolero (que controla las pipas) robaba en la refinería de Azcapotzalco con pipas de doble fondo. También ahí se usaron túneles para robar. En los ductos, hay tres tipos de ladrones: la delincuencia organizada que los perfora y bombea el combustible a sus pipas, sus cómplices en Logística y los vecinos del lugar de la fuga que la aprovechan para llenar cubetas y garrafones. 
Los ductos tienen sensores que avisan cuando hay fugas (baja la presión). También válvulas, a todo lo largo, para abrir y cerrar el flujo. El tramo donde se produce la fuga (accidental o provocada) puede ser aislado, cerrando las válvulas de antes y después, automáticamente o a control remoto. En el tramo aislado quedan unos 10,000 barriles. 
El ejército cuida los ductos con guardias de 25 soldados cada 20 kilómetros. Si encuentran una fuga, avisan y establecen un cerco para que nadie se acerque mientras se repara. La situación puede observarse con drones. 
Pemex Logística sabe perfectamente dónde, cuándo, cómo y cuánto le roban. Hasta lleva estadísticas de las tomas clandestinas. Pero no da la cara. Razón de más para que la prensa la investigue y la Cámara de Diputados la cite a comparecer. Las declaraciones patrimoniales de sus altos funcionarios (actuales y anteriores) deben ser investigadas. Y hay que dar incentivos a los funcionarios menores (especialmente en la Coordinación de Medición) para que actúen como testigos protegidos. 
Cerrar los ductos permanentemente para impedir el robo sería absurdo. La inversión multimillonaria ya está hecha. Sustituirla por pipas multiplicaría por diez o quince el costo de mover la gasolina. Y las pipas no están exentas de robos, fugas ni explosiones. Baste recordar los rótulos de aviso que llevan para que otros vehículos no se acerquen demasiado.      
Cerrar los ductos temporalmente genera desabastos costosísimos que no sirven para nada, porque 10,000 barriles son todavía un buen botín; porque el cierre inhabilita los sensores y facilita que los chupaductos hagan más perforaciones; y, finalmente, porque al reabrir se vuelve a lo mismo. Cerrarlos después de Navidad (cuando las reservas bajan mucho) empeora el desabasto. 
Construir más refinerías no tiene sentido, porque la producción de petróleo ha bajado tanto desde 2004 que en 2018 se importó. Porque importar más crudo para producir gasolina sería un pésimo negocio, ya que la gasolina añade poco valor frente al costo de producirla. México no produce más que la quinta parte de la gasolina que consume, porque es más económico importarla que importar petróleo. 
Para acabar con la venta de huachicol en gasolineras clandestinas, hay que localizarlas. La Organización Nacional de Expendedores de Petróleo y todas las gasolineras legítimas tienen interés en denunciarlas para que desaparezca la competencia desleal (vender barato combustible robado). Hace falta un teléfono 01 800 del SAT o del INEGI (que tienen censadas las gasolinera) donde cualquier persona pueda informar anónimamente de gasolineras sospechosas. Según Onexpo, por cada gasolinera legítima hay cuatro de huachicol. Los grandes consumidores públicos (empezando por la Comisión Federal de Electricidad) y privados (por ejemplo, las grandes empresas camioneras) ameritan otro tipo de investigación. 
En la Wikipedia, hay una página sobre la tragedia reciente (Explosión en Tlahuelilpan) con versiones en otros ocho idiomas. La tragedia se ha vuelto un escándalo internacional en la prensa, las redes sociales y la web, con toda razón. También sería un escándalo que no hubiera consecuencias en Logística y en la fallida intervención del ejército para disuadir a los vecinos ladrones (pudo espantarlos con helicópteros).

Día de la bandera


Perfil


sábado, 23 de febrero de 2019

viernes, 22 de febrero de 2019

Es viernes y don Venus lo sabe/ O de asociaciones libres de la memoria histórica

Todas las personas que aparecen junto a Carranza (incluido él) en la presente fotografía, ya fallecieron ¡Qué impresión! 
'

jueves, 21 de febrero de 2019

¿Cambio de juego?


Hits


De ya

 Instantánea
-Gonzalo Rojas 
 
El dragón es un animal quimérico, yo soy un dragón
y te amo,
es decir amo tu nariz, la sorpresa
del zafiro de tus ojos,
lo que más amo es el zafiro de tus ojos;


pero lo que con evidencia me muslifica son tus muslos
longilíneos cuyo formato me vuela
sexo y cisne a la vez aclarándome lo perverso
que puede ser la rosa, si hay rosa
en la palpación, seda, olfato


o, más que olfato y seda, traslación
de un sentido a otro, dado lo inabarcable
de la pintura entiéndase
por lo veloz de la tersura
gloriosa y gozosa que hay en ti, de la mariposa,


así pasen los años como sonaba bajo el humo el célebre
piano de marfil en la película; ¿qué fue
de Humphrey Bogart y aquella alta copa nórdica
cuya esbeltez era como una trizadura: qué fue
del vestido blanco?


Décadas de piel. De repente el hombre es décadas de piel, urna
de frenesí y
perdición, y la aorta
de vivir es tristeza,
de repente yo mismo soy tristeza;


entonces es cuando hablo con tus rodillas y me encomiendo
a un vellocino así más durable
que el amaranto, y ahondo en tu amapola con
liturgia y desenfreno,
entonces es cuando ahondo en tu amapola,


y entro en la epifanía de la inmediatez
ventilada por la lozanía, y soy tacto
de ojo, apresúrate, y escribo fósforo si
veo simultáneamente de la nuca al pie
equa y alquimia.


Filípica pro-socrática

 No me toquen a Sócrates
-Arturo Pérez-Reverte, 18 feb 2019

Reconozco que esta vez me han pateado la bisectriz. Después de muchos años comentando lo que estaba por venir en Cataluña –menester para el que tampoco era necesario el don de la profecía– y encajando el escepticismo de cantamañanas que me llamaban exagerado y pesimista, decidí no volver a tocar el asunto en esta página. Tras permitir entre todos que se desbordara el asunto mediante las adecuadas dosis de pasividad, oportunismo y cobardía, ahora nos toca disfrutarlo, me dije. Así que desde ahora, por mi parte, punto en boca y a otra cosa, mariposa.
Tal era la idea, como digo. Mantenerme lejos de toda esa basura. Al fin y al cabo no soy un periodista con obligaciones informativas o de opinión, sino un fulano que escribe novelas y utiliza esta página para hablar de lo que le apetece. Y en cuanto a opiniones, ahora que quienes antes callaban como putas cantan en plan orfeón –lanzada a moro muerto, se llama la figura–, mi aporte es innecesario. Sin embargo, como digo, acaban de tocarme el asunto. Lo ha hecho Oriol Junqueras, protomártir del Procés, que ha mencionado a Sócrates, Séneca y Cicerón para decir que, como ellos, él tuvo la oportunidad de huir y no lo hizo, afrontando con coraje su destino. Y, bueno. Como esta página la escribo con dos semanas de antelación, no sé qué más habrá dicho en ese juicio que, cuando esto se publique, estará en todo lo suyo. Pero en cualquier caso no tengo más remedio que negarle las referencias.
Dejando aparte a Séneca y un error histórico sobre Cicerón –que sí huyó, pero lo pillaron y le dieron matarile–, me molesta mucho, incluso me ofende, que Junqueras haya puesto sus manos, sucias o limpias, sobre Sócrates, cuyo busto de palmo y medio ocupa lugar de honor en mi biblioteca. El filósofo griego tuvo oportunidad de huir, es verdad. Pudo incluso pedir clemencia, pasteleando con el tribunal que lo sentenció a muerte. Pero Sócrates bebió la cicuta precisamente por obedecer las leyes. Para demostrar que, cuando la ley es justa y democrática, en toda circunstancia está por encima del individuo; e incluso, y ahí está el detalle importante, por encima de la voluntad de cualquier masa vociferante de individuos que dice hablar o actuar en nombre del pueblo.
Para entender en su profundidad moral el proceso de Sócrates y su acatamiento de la sentencia hay que remontarse a la batalla naval de las islas Arginusas, cuando los generales griegos se vieron enfrentados a un proceso, tras un temporal en el que murió gran parte de su gente. Fue un juicio muy contaminado por la política, y Sócrates, miembro de la asamblea, habló en defensa de los acusados. Pero cuando, con las leyes vigentes en la mano, todo parecía favorable a la absolución de éstos, sus enemigos políticos agitaron a la asamblea y al pueblo contra ellos. Menudearon manifestaciones, escraches, testigos falsos, llorosas familias de los náufragos pidiendo justicia y otros recursos. No faltaron sino tuiteros y tertulianos de televisión. Era nada menos que el demos, el supuesto pueblo que allí se manifestaba, poniéndose por encima de la legalidad. Exigiendo estarlo. Pero Sócrates, que era un tío de una pieza, se negó a tragar. Denunció aquello, dijo que la ley estaba por encima del populismo oportunista y, por supuesto, se quedó solo. Acojonados, los miembros de la asamblea votaron lo que el pueblo pedía, y los generales fueron ejecutados. Sócrates jamás lo olvidó, y Atenas, por supuesto, no se lo perdonó nunca: los demagogos, porque se había opuesto defendiendo la ley; los cobardes, porque los había puesto en evidencia.
Y ahí está la explicación de lo que ocurrió más tarde. Porque cuando Sócrates se enfrentó a su propio proceso y fue sentenciado a muerte, pese al ofrecimiento de sus amigos de facilitarle la fuga, él se negó a salvar su vida huyendo. Al contrario: consciente de que –incluso quienes lo habían condenado– toda Atenas esperaba su fuga con alivio, resolvió quedarse en la cárcel y beber la cicuta, aceptando sin protestar la muerte que el Estado, en el uso de sus leyes, le infligía. Dando ejemplo, él sí, de ciudadanía y de coraje, y pagando con la muerte esa coherencia.
Así que no me toquen a Sócrates, por favor. Murió precisamente por respetar las leyes, no por pasárselas por el forro de los huevos, como hicieron, y siguen haciendo, Oriol Junqueras y el resto de la peña. No se escuden en él para salpicarlo también con la podredumbre política, social y moral propia de este país inculto, insolidario, infame, desorientado y en demolición. Que por sus propios tristes méritos, como la Atenas de Sócrates, tiene a menudo, o casi siempre, lo que merece tener.

La flor en el lecho

Apeles y Campespe se saben solos, por Michael Koch

'El pueblo sabio y bueno'

De ese tamaño es la amenaza: lo que estamos viendo es la separación de la democracia y el liberalismo, dos conceptos que casi siempre imaginamos juntos, pero que no son lo mismo. Democracia es la capacidad de un sistema para trasladar las preferencias de la población hacia la toma de decisiones del gobierno; el liberalismo, las instituciones liberales, por su parte, protegen el Estado de derecho y las libertades (derechos humanos). 

 El pueblo contra la democracia

 -Mario Schettino, 19 feb 2019, El Financiero


Yascha Mounk es un joven profesor, director del Centro Tony Blair para el Cambio Global y da clases en Harvard. Su libro más reciente, publicado hace casi un año, se titula El pueblo contra la democracia, que se suma a la creciente bibliografía que intenta explicar lo que estamos viviendo en el mundo. Es un libro interesante, del que hoy le presento un resumen, y mañana mi opinión al respecto.
Mounk dice que "existen tiempos ordinarios, cuando las decisiones políticas influyen en la vida de millones de personas, pero las características básicas de la vida colectiva no están en juego… y hay tiempos extraordinarios, cuando los contornos básicos de la política y la sociedad se renegocian… como resultado, los habitantes de estos tiempos extraordinarios consideran que lo que está en juego en política es algo existencial" (...) "Hoy es cada vez más claro que vivimos en tiempos extraordinarios: en tiempos en los que las decisiones que tomemos, determinarán si el caos terrífico se extenderá; si se liberará una crueldad inconfesable; si un sistema político –la democracia liberal– que ha hecho más por la paz y la prosperidad que cualquier otro en la historia de la humanidad, logra sobrevivir".
De ese tamaño es la amenaza, pues, y Mounk cree que lo que estamos viendo es la separación de la democracia y el liberalismo, dos conceptos que casi siempre imaginamos juntos, pero que no son lo mismo, dice él. Democracia es la capacidad de un sistema para trasladar las preferencias de la población hacia la toma de decisiones del gobierno; las instituciones liberales, por su parte, protegen el Estado de derecho y las libertades (derechos humanos).
El libro consta de nueve capítulos, divididos en tres partes. En la primera, describe con detalle esta separación entre democracia y liberalismo, que le permite identificar cuatro espacios: la democracia liberal (pone a Canadá como ejemplo), la democracia iliberal (Polonia), el liberalismo no democrático (Unión Europea), y la dictadura (Rusia). 
El primer caso es el que usted conoce genéricamente como democracia: hay elecciones, fuentes de información independientes y confiables, igualdad de condiciones en la competencia, libertades amplias (expresión, reunión, etc.). 
En el segundo, la democracia iliberal, hay elecciones, pero nada más: ni la información es independiente ni hay competencia en igualdad de condiciones, y los derechos se van limitando. Es lo que ha ocurrido en Hungría, Turquía, y cada vez más en Estados Unidos. Es la consulta del aeropuerto acá en México, y buena parte de lo que ha ocurrido desde entonces.
El caso del liberalismo no democrático se refiere a cuando una parte sustancial de las decisiones que tienen que ver con la sociedad no se toman por personas electas, sino por expertos en organismos autónomos. Mounk pone el ejemplo de EEUU: en 2007 hubo 138 leyes promulgadas por el Congreso, frente a 2, 926 reglas originadas en las abundantes agencias de ese país. Obviamente, la Unión Europea es el caso más evidente, y por eso la fijación de los movimientos populistas en dicho continente, en contra de 'Bruselas'.
En la segunda parte del libro analiza las tres razones por las cuales cree que esto está ocurriendo: las redes sociales ( que al romper el flujo de información "de uno a muchos", destruyeron la lógica que sostenía a la democracia liberal en su tercera reencarnación; así como los periódicos destruyeron la primera; y el cine y la radio la segunda) ; el estancamiento (y desigualdad económica); y la identidad, que él identifica directamente con cuestiones étnicas. Afirma, por ejemplo, que la democracia liberal pudo ser exitosa porque los países tenían mayorías étnicas homogéneas. 
En la tercera parte, ofrece respuesta a estas tres causas: domesticar el nacionalismo, resolver la economía, renovar la fe cívica.
Para Mounk, el populismo actual es precisamente esa democracia iliberal. Voluntad del pueblo que destruye instituciones, elimina órganos autónomos y expertos, aniquila derechos, y anula la ley. Coincide en eso con Platón y Aristóteles -creo-, quienes no eran afectos a la 'democracia'.

miércoles, 20 de febrero de 2019

Pejelobo en superluna


Lagerfeld ('campamento' en alemán) se confronta con su Yo (adviértse su biblioteca)

Boato

LXXVIII
Las erecciones del Poder no tienen éxtasis

-Juan Gelman en su libro de poemas Hoy

martes, 19 de febrero de 2019

Superluna (en Virgo)


Ritmo marcial


Modelo

Campaspe se desviste ante Apeles por órdenes de Alejandro Magno, 1883, 
por Auguste Ottin
A veces se confunde lo profundo con lo hundido 

-Fernando Savater en Apología del sofista

lunes, 18 de febrero de 2019

Jana Brike: dibujar

Cada que posas te desposo/ O del triángulo amor, arte y poder

Apeles pinta a Campaspe, 1648, Joos van Winghe (o Iodocus Wingius) (amplíese)
Campaspe o Kampaspe fue amante de Alejandro Magno y la primera mujer con la que Alejandro intimó. Era una ciudadana acomodada de Larissa, en la región de Tesalia, Grecia.
Campaspe fue pintada por Apeles, quien tenía la reputación de ser el más grande de los pintores. Alejandro, al ver la belleza del retrato de su amante desnuda, descubrió que el artista apreciaba y amaba a Campaspe más que él. Así que Alejandro se quedó con el retrato y permitió a Apeles quedarse con Campaspe.
El nombre de Campaspe fue posteriormente utilizado en la poesía como sinónimo de ‘amante’.

Fake emergency


Procastinación

La utopía debería ser vista como aplazamiento de la vida y por tanto, como lo no deseable, como otro de los rostros de la represión, que amarga con su engañosa perspectiva, la entrega del pensamiento al goce

-Fernando Savater en Apología del sofista

Experiencia


domingo, 17 de febrero de 2019

Paradoja

El frenesí erótico (que los animales no conocen) es tachado paradójicamente de bestial, y la inteligencia pura (la más exclusivamente humana) es denominada inhumana

-Fernando Savater en su Diccionario filosófico (1995)

Buey/ cuento de Shübun, monje zen (1432-1460)



1. La búsqueda del buey. Cuando salió en busca del buey -que nunca estuvo perdido- el boyero se alejó de sí mismo y acabó extraviado en lugares desconocidos. "En un yermo infinito, el boyero camina solo entre las hierbas en busca del buey"
2. Encontrar las huellas. Después de escuchar la enseñanza, el boyero ha aprendido parte de la verdad. Ha encontrado las huellas. "Las huellas del buey están agrupadas aquí y allá, bajo los árboles, a la orilla del agua".

 
3. La visión del buey. El boyero, tras escuchar un bramido, ve de repente al buey y al contemplarlo se percibe a sí mismo. "El canto del ruiseñor se estremece en la copa de los árboles… Ya no existe un lugar donde el buey pueda esconderse". 
4. Capturar al buey. Por primera vez el boyero se topa con el buey que estaba oculto en un terreno yermo. Pero el buey se siente bien allí y el boyero deberá domarlo para conducirlo al establo. "El boyero, tras muchos esfuerzos, ha capturado al buey. Ni por momento debe soltar las riendas"
 
5. Domar al buey. Ningún pensamiento debe enturbiar la mente del boyero, sin vacilación ha de sostener las riendas. "El boyero no debe dejar ni por un momento el látigo o las riendas, pues, de otro modo, el buey saldría en estampida levantando una nube de polvo".  
   6. El retorno montado en el buey. El combate ha terminado. El boyero toca la flauta y canta montado sobre el buey que camina ya sin riendas. "El boyero conduce al buey al establo, lenta y delicadamente".
 
7. Desaparece el buey, sólo queda el boyero. La dualidad ha desaparecido. El buey sólo era el anzuelo para alcanzar el secreto. "El boyero ha vuelto a casa con el buey. Ya no hay ningún buey. El boyero se sienta sin hacer nada".  
8. Olvido del buey y el boyero. Los deseos han sido olvidados y el significado de la búsqueda ha quedado vacío. "Lo sagrado y lo profano han desaparecido, el camino se termina sin dejar rastro".

¿Cuál es el eje?

Imagen relacionada

Milicos cuicos, coctel suicida

 Seguridad y gobierno
-Luis Rubio

Groucho Marx, el comediante del siglo pasado, lo dijo con absoluta claridad: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, diagnosticarlos de manera incorrecta y luego aplicar los remedios equivocados". El gobierno tiene una gran claridad sobre varios de los problemas que aquejan al país pero es crítico preguntarnos: ¿qué pasa si su diagnóstico es errado?

Desde luego, el gobierno de López Obrador no sería el primero en errar en el diagnóstico para luego aplicar una estrategia equivocada, pero lo que sin duda lo caracteriza es su arrogancia moral: no sólo posee la verdad absoluta, sino que todo el resto es corrupto, es parte interesada o es conservador. Su riesgo de errar es por lo tanto mayor.

En materia de seguridad llevamos décadas dando palos de ciego. Unos gobiernos intentaron construir policías nuevas, otros procuraron centralizar el mando; algunos recurrieron al ejército, otros prometieron regresarlo a sus barracas. Algunos pretendieron comprar a los miembros del crimen organizado, otros desmantelaron las policías existentes. En una palabra, ha habido de todo en los últimos treinta años, excepto claridad sobre lo que se buscaba o continuidad en las políticas. Más ocurrencias que estrategia y lo nuevo no es distinto.

El problema de la seguridad en el país tiene muchas dimensiones pero, enfocado en términos históricos, su carácter resulta transparente, sugiriendo la verdadera naturaleza del desafío. El problema de la seguridad surgió en paralelo al deterioro que, poco a poco, fue experimentando el régimen post revolucionario, sobre todo a partir de los setenta, pero con celeridad desde los noventa. El orden y respeto a la autoridad que existían hasta esos años se debían a la naturaleza autoritaria del régimen, es decir, al miedo que la ciudadanía les tenía a las policías y al gobierno en general. Los priistas hablaban de la fortaleza de las instituciones, pero, en retrospectiva, es evidente que no había instituciones fuertes, sino una estructura muy eficiente y eficaz de control que, además, gozó de enorme legitimidad por muchas décadas.

El gobierno central mantenía un estrecho control sobre todos los factores clave de poder y funcionamiento de la sociedad, lo que le permitía administrar la criminalidad con efectividad, subordinar a los gobernadores (y usarlos como instrumentos de su mando) y dictarle reglas del juego al crimen organizado que, en aquella época, lo integraban esencialmente colombianos cuyo interés se limitaba a transitar por el país para llegar al mercado objetivo. El gobierno mexicano no negociaba con los narcos como muchos imaginan, sino que establecía reglas del juego que, en concordancia con la naturaleza del régimen, implicaban pagos a actores locales o federales para agilizar el proceso. La seguridad era producto de la fortaleza del régimen central y no de la existencia de una estructura profesional, eficiente y "moderna" de policías o procesos judiciales. Es ese control autoritario el que AMLO pretende recrear.

En la medida en que aquel régimen se fue resquebrajando -por el crecimiento de la población, la lógica de la economía global, la incipiente apertura política- su capacidad de control se fue mermando. Es decir, nunca hubo una decisión explícita que modificara la naturaleza del régimen: su deterioro fue producto de su agotamiento gradual y de decisiones en otros ámbitos que impactaron su fortaleza. Y ahí yace el problema de fondo: mientras que el país ha ido cambiando en todos sus ámbitos -participación política, libertad de expresión, cambio tecnológico, globalización económica- el gobierno se quedó atorado en sus mismas estructuras de antaño.

El problema de la seguridad (como tantos otros) surge del agotamiento de un sistema de gobierno que no se ha transformado en los últimos cincuenta años y que ya no empata con la realidad del país de hoy. Involucrar al ejército en asuntos de seguridad fue una decisión desesperada para enfrentar un problema real, pero sin que mediara un reconocimiento de la naturaleza del fondo del asunto. En este contexto, es absolutamente legítimo y meritorio el debate sobre la guardia nacional: encumbrar al ejército como factótum en este asunto no es solución, es tan solo otra medida desesperada.

El problema de fondo es la inexistencia de gobierno -mucho más grave en algunas latitudes que en otras, como ilustra Tamaulipas vs. Querétaro, por citar dos casos prototípicos- y no las drogas, la corrupción o la violencia por sí mismas.

El gobierno del presidente López Obrador tiene que enfocar el problema correcto para poder resolver el asunto que aqueja a toda la población y que consume recursos, ánimos y vidas como ningún otro. Por supuesto que el ejército tendrá que ser parte de la solución, pero no puede ser la solución en sí misma: no está capacitado para funciones policíacas ni le responde a la ciudadanía. De la misma forma, meramente tratar de reconstruir el viejo gobierno todopoderoso de los sesenta es absurdo porque no es posible: las condiciones que lo hacían viable dejaron de existir cuando creció y se desarrolló la sociedad y no hay nada que el gobierno pueda hacer para recrear aquel esquema, a menos de que pretenda imitar a Pinochet.

Bibliomanía


sábado, 16 de febrero de 2019

¿Recuerdo es igual a pasado?

Los recuerdos no son tanto registros del pasado como actividad mental presente. Aunque situamos los recuerdos en el pasado, la actividad de la mente, como cualquier actividad, sucede exclusivamente ahora. Los significados, las interpretaciones, el sentido de las experiencias, cualesquiera que sean, los articula la conciencia en el presente.  
Las huellas de memoria que quedan de nuestras experiencias pasadas no son ni representan esas experiencias: sólo son un vestigio, una marca que persiste en el presente.

Para nutrir la paranoia civil/ Walking Dead: ¿y si Victoriano Huerta regresa?

Terminar de entregar México a los militares
- Emiliano Monge, 16 feb 2019
Partamos de una pregunta sencilla: ¿por qué hace falta consagrar en la Constitución la militarización de la seguridad pública, si no vivimos en un régimen militar?
Regresemos, después, algunos años: tal vez, la mayoría de los análisis políticos de finales del siglo pasado y comienzos del presente milenio, han sido parciales. O como dice el viejo dicho: por ver los árboles, no vimos el bosque. 
Debajo de las pugnas entre estatistas y privatizadores, populistas y neoliberales, derechistas e izquierdistas, la verdadera batalla por el poder, en los sótanos del viejo sistema de partido único, primero, y en los de la alternancia, después, se dio entre los civiles y los militares —como si la Revolución de 1910 nunca hubiera terminado. 
Las preguntas, por más temor que despierten, son entonces obligatorias: ¿la transición del año 2000 fue también un reacomodo de los factores reales de poder —lógico e inercial, si recordamos la ruptura que siguió al levantamiento zapatista y al asesinato de Luis Donaldo Colosio, y si recordamos, además, que en 1996 Ernesto Zedillo solicitó a la Suprema Corte de Justicia la jurisprudencia necesaria para empezar a militarizar tareas de seguridad pública, naciendo la Policía Federal Preventiva? 
Vayamos más allá con estas preguntas, al tiempo que revisamos nuestra historia reciente: ¿es posible que los militares comprendieran, mejor que nuestros políticos civiles —aquellos que no formaban parte de su grupo, es decir, de la facción históricamente encabezada por los herederos de la Dirección Federal de Seguridad, desde la época de Luis Echeverría hasta la de Zedillo— que daba igual cuál fuera el partido en el poder, siempre y cuando el Ejército y la Marina estuvieran detrás o dentro de dicho partido? ¿La elección de cambio de siglo no habría sido, entonces, también una victoria de los militares? 
Si analizamos cómo y cuánto han crecido el poder, la influencia y los intereses del Ejército y de la Marina durante los últimos 18 años, la respuesta a estas preguntas resulta evidente: de la Policía Federal Preventiva zedillista se pasó a la creación de la Secretaría de Seguridad Pública foxista, que implementó los primeros operativos conjuntos, como el de Ciudad Juárez. Por primera vez, entonces, asistimos a la narrativa de los soldados contra los criminales. Pero pongamos un ejemplo —apenas una paja en un extenso campo— que ilustra esto de manera personal y que es también otra pregunta: ¿no fue Rafael Macedo de la Concha el primer procurador general de la República de extracción puramente militar?
Las preguntas, insisto, son demasiadas e inspiran, cada vez que sumamos otra, nuevos temores y mayores confusiones —a menos, claro, que pensemos en el Estado de excepción descrito por Agamben, o en la doctrina militarista que los Estados Unidos han promovido en América Latina—: ¿Los militares no entendieron, durante el sexenio calderonista, tras una elección que puso en entredicho nuestro sistema político, que su presencia y su actuar necesitaban ser legitimadas, dejar de ser subterráneas? ¿No lo comprendieron, además y precisamente, en un momento de crisis de legitimidad del aparato de poder civil? 
¿Y no fue Felipe Calderón quien les otorgó esta legitimidad, militarizando, en la práctica, a la Policía Federal, que de un día para el otro aumentó su número de integrantes un 800% —de dónde, si no de los cuarteles, salieron los 25, 000 nuevos elementos? Ni siquiera hace falta mencionar cuánto creció el presupuesto del Ejército y de la Marina durante el calderonismo, señalar cómo se incrementó la publicidad estatal en su nombre o acusar cómo se avocaron a acciones en las calles para demostrar cómo fue entonces que alcanzaron la legitimación. Lo que hace falta en este punto, en todo caso, es hacer otra pregunta: ¿dónde están los elementos del extinto Estado Mayor Presidencial: será que van a aparecer en la futura Guardia Nacional? 
Pero volvamos a la legitimación. Y es que muy pronto, esta se volvería insuficiente para los militares —pensemos, otra vez, en Agamben y en los vacíos que en la práctica deja el poder civil, para que sea otro quien los llene—. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, en el que el Ejército y la Marina se convirtieron en empresa privada —recordemos, si no, el asunto de la barda perimetral del fallido aeropuerto de Texcoco—, amén de volverse los encargados plenipotenciarios de la seguridad —a través de la Comisión Nacional de Seguridad y de una gendarmería que, aunque no fue creada en el papel, sí lo fue en los hechos—, los militares aspiraron a más. 
 Legitimados y enriquecidos, no solo vía presupuesto —entre 1996 y 2019, el dinero que el erario otorgó anualmente al Ejército y la Marina aumentó casi 6, 000 millones de dólares—, los militares quisieron volverse intocables —para que nadie se atreviera a señalar, a contar o a acusar, por ejemplo, una matanza como la de Iguala, como la de Tlatlaya o como la de Apatzingán; para que nadie, nunca, se atreviera a fiscalizar la compra de armas —entre 1996 y 2019, México pasó de ser el lugar 90 a meterse en los primeros 14 países del ranking— o a investigar el valor de unos terrenos ubicados, por ejemplo, en Santa Fe. 
Y aquí vale hacer un par de preguntas más: ¿por qué nadie, de entre toda la gente que compone el nuevo Gobierno, lo asesora o lo acompaña, quiere acordarse, a pesar de haber utilizado los argumentos de su amnesia durante la campaña que los llevó al poder, que, desde la militarización del país, una sola cosa ha sucedido con los índices delictivos: han subido? ¿Y por qué nadie, a pesar de que también acusaron esto durante la campaña de 2018, parece enterarse de cómo se maneja el dinero al interior de los cuerpos militares? 
Pero volvamos a la revisión de nuestro pasado reciente: para volverse intocables, el Ejército y la Marina ¿no debían volver constitucionales sus lógicas de actuación? Es decir, ¿no debían aspirar a que su quehacer fuera legalizado? Como todo mexicano sabe: aquello que entra en la Constitución, sólo sale de ésta cuando ya no es necesario. Esto era, entonces, lo que debían conseguir los militares. Y por eso fue esto lo que intentaron hacer durante los últimos meses del sexenio peñista: de no haber sido por la SCJN, este objetivo también lo hubieran alcanzado. 
Desgraciadamente, el triunfo que significó la resolución de la Suprema Corte duró muy poco. Porque el nuevo Gobierno, que presume de independencia y que se presume de izquierda, ha decidido entregarle a las Fuerzas Armadas la legalización que tanto habían anhelado, al igual que ha decidido respetar su economía, tanto vía presupuesto como vía empresa privada. ¿O no es esto lo que significan la Guardia Nacional y la operación del aeropuerto de Santa Lucía, por poner, otra vez, un par de ejemplos? 
Y se presenta, entonces, la pregunta más complicada: ¿no corre el riesgo, el cambio de régimen de 2018, de convertirse en el culmen de los acontecimientos que iniciaran en el año 2000? Es decir, ¿no corremos el riesgo de que la Cuarta Transformación cumpla su promesa de ser un cambio de régimen, pero que este suceda no sólo por donde se nos había prometido, sino también por su extremo opuesto? 
¿No corremos el riesgo de que el cambio —se dé cuenta quien lo encabeza o no, se den cuenta los diputados y los senadores que lo acompañan o no, nos demos cuenta quienes votamos por éste o no— sea también el fin de un proceso que transcurre en lo más hondo de nuestro sistema político? ¿No corremos, pues, el riesgo de que el nuevo régimen se vuelva, también, un régimen militar? 
Las preguntas, insisto, son muchas, aunque haya dos que las engloben y resuman: ¿por qué todos nuestros Gobiernos, del partido que sean —incluso de aquellos que llegaron al poder gracias al discurso de la paz—, están urgidos por ceder ante el Ejército y la Marina?
Y así volvemos a la pregunta más sencilla, reformulándola: ¿por qué, si el carácter militar de la Guardia Nacional será temporal, hace falta legalizarla en la Constitución?

viernes, 15 de febrero de 2019

Findesemanía a ritmo de cariiño

Es viernes y don Venus lo sabe


Pejelogo feroz


Unidad/ O del uni-verso

El cielo y la Tierra tienen la misma raíz.
Todas las existencias son una unidad, 
No tienen mas que un solo cuerpo 

-Genjo Koan del 'Shobogenzo'
del maestro Dogén

El secreto de la vida   y de la inmortalidad del cuerpo está inscrito  en la estructura misma del cosmos, y, por tanto, igualmente en la estructura del microcosmos que es todo ser humano.

-Mircea Eliade en El misterio de la flor de oro                                           

Rancho news

Los periódicos locales
-Rubén Aguilar, 14 feb 2019
 El negocio de los periódicos tiene que cambiar, para "convertirse en los depositarios de la información regional de una comunidad", asegura William Randolph Hearst III (Nueva York, 1949), integrante del consejo de Hearst Communications. (El País, domingo, 04,11,18).
"No creo, añade, que puedas aspirar a ser el New York Times en San Francisco o en Baltimore. Sólo hay un puñado de periódicos que pueden aspirar a eso. Pero puedes cubrir esas ciudades. Puedes crear páginas web y herramientas para esa comunidad. Los que van bien son los que han hecho eso". El nieto de William Randolph Hearst, que a principios del siglo XX transformó el periodismo de Estados Unidos, sostiene que "toda oportunidad de ser diferente está en la cobertura local". Es ahí donde un medio puede distinguirse por ser el mejor en su claro ámbito de influencia. 
En lo local, continúa Hearst, es donde los periódicos son distintos a Google o Facebook. Ahí ellos no van a mandar un reportero al ayuntamiento o a un crítico al teatro. "Es ahí donde la prensa tiene una oportunidad, en la producción de contenidos únicos para unos lectores que se sienten parte de un club". 
El cambio de los medios incluye también la forma de financiarse. Asegura que negocios exitosos como Netflix no tienen publicidad y viven de la venta de sus servicios. Dice que esa es una buena lección para los periódicos. Éstos "tienen que pensar en sus lectores como suscriptores a los que les das un servicio y con los que tienes una relación. El producto es esa relación". 
En su visión, los periódicos basados en el “viejo modelo” de la publicidad tienen "que redescubrir la relación con los clientes. Hace 30 años, lo importante era que el anunciante estuviera contento. Ahora tengo que hacer que tú (el suscriptor) estés contento". 
 Hearst no piensa que el problema que ahora tienen los medios se resuelva reduciendo las mesas de redacción porque "no es ahí donde se va el dinero de verdad". Los problemas están en la distribución, la publicidad o temas financieros. Nunca la quiebra de un periódico tiene su origen en que "se pagaba demasiado a los periodistas". 
En la visión de Hearst no hay nostalgia por el pasado "cuando los editores de los periódicos eran de las personas más importantes de la ciudad" y para él es muy claro que en la actualidad "eres tan bueno como lo sea tu web". Ahora ve como problema las noticias falsas que son "términos contradictorios". 
 Una noticia por definición es verdad. El mayor creador de información falsa siempre es el gobierno, afirma y manifiesta su preocupación por el personaje que ocupa la Casa Blanca al que compara con Mussolini "veo la pomposidad de Il Duce, la realidad 'alternativa' ".

jueves, 14 de febrero de 2019

De a tiro


Poeta visionario: Blake

Todas las Biblias o códigos sagrados han sido la causa de
los errores siguientes:
1.-Que el hombre posee dos principios reales de
existencia: un Cuerpo y un Alma.
2.-Que la Energía llamada Mal, sólo nace del
Cuerpo; y que la Razón, llamada Bien, procede del
Alma.
3.-Que Dios atormentará al Hombre durante toda la
eternidad porque éste sigue su Energía.

Mas los siguientes contrarios son verdaderos:

1.-El Hombre no tiene un Cuerpo distinto de su Alma; pues lo
que llamamos cuerpo es una porción de Alma
percibida por los cinco sentidos, las puertas principales del
Alma.
2.-La Energía es la única vida, y nace del Cuerpo;
y la Razón es el límite o circunferencia periférica de la Energía
3.-Energía es delicia eterna

-William Blake, 1793, en El matrimonio del cielo y del infierno

Las exigencias de San Valentín

Fusión

Cuando Yu-K'o pinta

Cuando Yu-K'o pinta bambúes
Todo es bambú, nadie es gente
¿Dije que no ve a la gente?
Tampoco se ve a sí mismo:
Absorto, bambú se vuelve,
Un bambú que crece y crece


- Su Tung-P'o, poeta chino (1037-1101),
traducido por Octavio Paz en  
Versiones y diversiones

Venus visita a la Minerva (¡felicidades y cariiño a todos los tapatío/as!


En éx-tasis/ Disolución del Yo y el ex-terior

coplas del autor sobre un 
éxtasis de alta contemplación
 
Entréme donde no supe,
y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo


  Yo no supe dónde estaba,
pero, cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo


  De paz y de piedad
era la ciencia perfecta,
en profunda soledad,
entendida, vía recta;
era cosa tan secreta,
que me quedé balbuciendo,
toda ciencia trascendiendo


  Estaba tan embebido,
tan absorto y ajenado,
que se quedó mi sentido
de todo sentir privado;
y el espíritu dotado
de un entender no entendiendo,
toda ciencia trascendiendo


  El que allí llega de vero,
de sí mismo desfallece;
cuanto sabía primero
mucho bajo le parece;
y su ciencia tanto crece,
que se queda no sabiendo
toda ciencia trascendiendo


  Cuanto más alto se sube,
tanto menos entendía
que es la tenebrosa nube
que a la noche esclarecía;
por eso quien la sabía
queda siempre no sabiendo
toda ciencia trascendiendo


  Este saber no sabiendo
es de tan alto poder,
que los sabios arguyendo
jamás le pueden vencer;
que no llega su saber
a no entender entendiendo,
toda ciencia trascendiendo


  Y es de tan alta excelencia
aqueste sumo saber,
que no hay facultad ni ciencia
que la puedan emprender;
quien se supiere vencer
con un no saber sabiendo,
irá siempre trascendiendo


  Y si lo queréis oír,
consiste esta suma ciencia
en un subido sentir
de la divinal esencia;
es obra de su clemencia
hacer quedar no entendiendo,
toda ciencia trascendiendo

-San Juan de la Cruz

martes, 12 de febrero de 2019

F(i)ebrero


Sin valor a curriculum


Fray Bartlett


El Yo y la Naturaleza/ O cuando se disuelve dicha frontera/ O sobre la 6ta sinfonía de Beethoven, según Ramón Andrés


La 6ta/ Primer movimiento: Erwachen heiterer Empfindungen bei der Ankunft auf dem Lande ( 'Despertar de sensaciones alegres al llegar al campo' ): Allegro ma non troppo.

lunes, 11 de febrero de 2019

(Des)cifra(do): Octavio Paz

Hermandad

Homenaje a Claudio Ptolomeo


Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.

Sentimiento oceánico/ Claraboya hacia el abismo

Videmus nunc per speculum in aenigmate
('Vemos ahora en enigma por medio de un espejo')
San Pablo, I, Corintios, 13, 12

El mundo externo -las formas, las temperaturas, la luna- es un lenguaje que hemos olvidado los hombres, o que deletreamos apenas (...) Hasta los sonidos irracionales del globo deben ser otras tantas álgebras y lenguajes que de algún modo tienen sus llaves correspondientes, su severa gramática y su sintaxis, y así las mínimas cosas del universo pueden ser espejos secretos de las mayores (...) La aterradora inmensidad de los abismos del firmamento es una ilusión, un reflejo exterior de nuestros abismos, percibidos en un espejo. Debemos invertir nuestros ojos y ejercer una astronomía sublime en el infinito de nuestros corazones ... Si vemos la Vía Láctea, es porque existe verdaderamente en nuestra alma (...) Todo es símbolo, hasta el dolor más desgarrador. Somos durmientes que gritan en el sueño. No sabemos si tal cosa que nos aflige no es el principio secreto de nuestra alegría ulterior (...) Cada hombre está en la tierra para simbolizar algo que ignora y para realizar una partícula, o una montaña, materiales invisibles para edificar la Gran Ciudad global (...) No hay en la tierra un ser humano capaz de declarar quién es, con certidumbre. Nadie sabe qué ha venido a hacer a este mundo, a qué corresponden sus actos, sus sentimientos, sus ideas, ni cuál es su nombre verdadero, su imperecedero Nombre en el registro de la Luz...

- Fragmentos de El espejo de los enigmas de Jorge Luis Borges