jueves, 12 de agosto de 2010

Espejo

Bar del Folies Bergère, Manet, 1881 (amplíese la imagen para ver los detalles)
Edouard Manet fue más allá de la escuela de los impresionistas franceses mediante propuestas arriesgadas casi enigmáticas, difíciles de interpretar para los espectadores del siglo XIX habituados al realismo nítido, rápida y fácilmente comprensible. En efecto, obsérvese con clama el presente cuadro: Manet muestra a una rubia reconocida como Suzon, la barista que ofrece champán y cervezas a los clientes que recorren el París de noche en plan de juerga, lo cual, por ejemplo, para los clientes británicos -los más acaudalados- era casi imposible hacer en su propio país, en el Londres conservador, victoriano de entonces. Así, la Suzon posa de frente con un gran espejo a sus espaldas; sin embargo, la escena que se refleja detrás resulta intrigante: aparece un dandy con sombrero de copa que seduce a la misma Suzon que sin embargo, de frente, aparece sola. ¿Es una escena que ocurrió antes o está por ocurrir? En todo caso, el espejo -como el pintor- no copia, no imita, no es fiel a la realidad. Pues la barista Suzon, en el reflejo no está sola: el caballero del sombrero de copa, le coquetea abiertamente y del florero de la barra extrajo una flor que deslizó -lo confirmamos al ver a la rubia de frente- en el escote de la rubia. Y mientras dicha escena transcurre en un plano íntimo, el espejo refleja también una escena pública en la que aparecen los demás clientes del ruidoso salón iluminado con enormes lámparas de araña, mientras presencian un espectáculo de bailarinas al trapecio (en la parte superior izquierda, se ven las piernas en mallas verdes, de una de ellas). El presente cuadro y en general, la obra de Manet fue así, un adelanto de lo que vendría después: el arte que no refleja lo real, no realista.

6 comentarios:

Sergio dijo...

y que tal si es que son 2 mujeres? una,la que esta de espaldas se aprecia más robusta que la de la flor en el escote no??

Falcón dijo...

Sergio- observa con mayor detenimiento el espejo: está exactamente a espaldas de la Suzón, entre ella y la pared de espejo hay una cortísima distancia, incluso observa la botella roja de la barra y su reflejo en el gran vidrio. Así que para que otra mujer distinta a la Suzón se reflejase allí, tendría que estar para empezar, de frente, hombro con hombro con la Suzón; y además, el caballero que coquetea en la barra, debería aparecer ¡de espaldas! a la Suzón y a la barra (desde el punto de vista de Manet que pintó la escena observando a la Suzón otra vez, de frente).

Anónimo dijo...

¡Qué refinado eres Falcón!, compartiendo temas unos más interesantes que otros, pero siempre a fondo, con síntesis de mucha calidad, producto del bagaje intelectual acumulado.
En esta cuestión de la pintura, deverías comentar si ya onoces o darte una vuelta si no, al Convento de Guadalupe Zacatecas, que tiene una pinacoteca virreinal, con una enorme cantidad de retratos de los diferentes superiores que dirigieron la conquista espiritual del norte del país. Estos retratos podrían ser muy aburridos, pero fueron hechos por extraodinarios pintores, que reflejan las complejas personalidades de estos comandantes de religiosos -la CIA de la tierra y creían ellos, del cilo también, de esa época-. También en las pinturas, existe una gran riqueza de técnicas, algunas de ellas muy adelantadas conceptulamente, similares a concepciones pictóricas modernas, pero desarrolladas en los S XVII y XVIII.

Sergio dijo...

sí claro tienes razón Falcón, de hecho ayer parte de mi sueño fué mezclar esta pintura y la escena de la película el " resplandor " de Kubrick, cuando Jack Nicholson en sus alucinaciones se acerca a la barra en uno de los salones del overlook hotel en medio de una fiesta y platica un rato con el cantinero!!

Anónimo dijo...

Suzon está en su período menstrual

Anónimo dijo...

efectivamente,está en el segundo dia de la "regla", pero además sufre de espantosos "cólicos"...ajá sus ojos lo dicena