-Francisco Garfias
El desorden institucional y la desconfianza entre el Ejército, la Marina, la PGR y la PFP, hecho reconocido al más alto nivel, ha contribuido a prolongar la guerra contra el crimen organizado que, en la percepción de la ciudadanía, está cada día más fuerte y mejor armado. Hay coincidencia entre gobernadores y legisladores, en que los soldados no comparten información de inteligencia con los marinos; ni éstos con el Ejército; ni ambos con las policías; ni éstas con los militares. El patético cuadro se completa con la inutilidad de las policías municipales que, en palabras de un conocido alcalde, “sólo sirven para levantar borrachos.”
El desorden institucional y la desconfianza entre el Ejército, la Marina, la PGR y la PFP, hecho reconocido al más alto nivel, ha contribuido a prolongar la guerra contra el crimen organizado que, en la percepción de la ciudadanía, está cada día más fuerte y mejor armado. Hay coincidencia entre gobernadores y legisladores, en que los soldados no comparten información de inteligencia con los marinos; ni éstos con el Ejército; ni ambos con las policías; ni éstas con los militares. El patético cuadro se completa con la inutilidad de las policías municipales que, en palabras de un conocido alcalde, “sólo sirven para levantar borrachos.”
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