jueves, 9 de septiembre de 2010

Himno tormentoso/ relato de café

Alzo la mirada: las nubes oscuras efervescentes, apretujadas se reflejan en mis lentes (sorbo una taza de café), allá afuera el cielo ruge (pido un lápiz a la chica de la caja registradora), presagia tormenta (mientras redacto anécdota sobre el Himno Nacional), aunque es temprano, el ambiente oscurece de súbito (comienzo anotando la ironía de que haya sido un Bocanegra quien compuso la letra de nuestro himno), la mesera de medias rojas enciende las luces de la cafetería (en efecto, Francisco González Bocanegra, recordado por el apellido materno, pues en México, un "Pancho" o un "González" son invitación al olvido instantáneo, fue el compositor), las nubes ennegrecidas cierran filas entre sonoras carcajadas de truenos y relámpagos (fue un 12 de noviembre de 1853 , cuando el once veces presidente Antonio López de Santa Anna, ataviado con gorro bicornio de plumas, espadón, altas botas, capa y fanfarronería, cayó en cuenta de que le hacía falta un himno para celebrar sus hazañas), comienza a lloviznar, la gente corre con periódicos y bolsos en la cabeza (así que, presto, Santa Anna mandó que se organizara un concurso para la composición de la letra del himno, su himno; la música ya vendría después), junto a mi mesa, el señor de bigote y cejas teñidas, terminó su café hace rato, pero finge buscar algo en el fondo de la taza, no quiere salir a mojarse allá afuera (cuando el poeta Bocanegra, en su natal San Luis Potosí, leyó la convocatoria del concurso de Santa Anna, bostezó; su atención reclamaba cosas más interesantes como visitar a su novia Guadalupe González del Pino y Villalpando, o simplemente Lupita), una amiga entra de prisa al café para no mojarse, el copete escurre sobre su nariz (en la convocatoria se lee que Santa Anna ofrece como premio, el honor de que la letra ganadora sea declamada en su presencia, en acto solemne, en el Teatro Nacional), mi amiga pide un anticafé descafeínado (y al enterarse la novia Lupita de la convocatoria, instó a su pachorro novio Bocanegra, poeta lírico famoso en San Luis Potosí, a que aprovechase el concurso para componer un himno), disimulo mi atención hacia mi amiga -no deseo dejar de escribir-, pero el frío ha provocado que sus pechos apunten dispuestos a fusilar (Bocanegra, el novio poeta, bosteza con desánimo, él vino a casa de su novia por arrumacos; pero Lupita insiste en la Gran Oportunidad, y al ver la indiferente reacción de Bocanegra, urde una estratagema: en insólito gesto, la novia de provincia invita al poeta de provincia, ¡a sus aposentos!), mi amiga me observa con el rabillo del ojo, quiere conversar, continúo redactando (sobresaltado por la propuesta íntima, Bocanegra sigue a su atrevida novia Lupita a la recámara. En cuanto ingresan a la habitación, ella lo invita a sentarse en la mesilla del tocador, le da pluma y papel, y le solicita un poema de amor), "¿escribiendo en tu Diario?", me interroga mi amiga desde su mesa, con un dejo de ironía; intento una respuesta, pero sorbo mi taza de café ("aguarda un momento", exclama Lupita, "no hay suficiente tinta, voy por otro frasco"; perplejo, el poeta Bocanegra , intenta adivinar el nerviosismo de su novia, pero apenas abre la boca cuando Lupita ha cerrado tras de sí, la puerta de la recámara), "¿o escribes una carta de amor?", insiste mi amiga riendo, en demanda de atención; finjo, sin detener el lápiz empuñado, estar a la mitad de una frase de redacción imperiosa, le pido tiempo con una señal (adentro de la habitación, encerrado, Bocanegra escucha la vocecilla de su novia: "cerré ya la puerta con llave. No te voy a dejar salir hasta que me entregues la letra de un himno "; Bocanegra protesta: "mañana, mejor mañana, Lupita, te prometo que...", pero Lupita es porfiada: "¡No sales hasta que termines los versos de un himno para el concurso! ". El poeta de provincia no tiene más remedio que sentarse a redactar un himno, rápido, para salir de la tensa situación), levanto la mirada en busca de la mesera: otro espresso, por favor (cuatro horas más tarde, el encerrado poeta Bocanegra, golpea la puerta con los nudillos; Lupita acude presurosa y pregunta desde fuera: "¿Y bien?". Una a una las hojas de papel escrito -10 estrofas-, van saliendo por debajo de la puerta), mi amiga se levanta para ir al baño, me doy cuenta de que tiene la espalda mojada hasta la rabadilla (la tenaz novia de provincia, Lupita, reúne las hojas en un paquete que un criado lleva de inmediato al correo. Dos semanas después, por las calles de San Luis Potosí, el bando presidencial anuncia al triunfador de la letra del Himno Nacional Mexicano: "¡el ganador es el poeta de provincias, Francisco González Bocanegra!". Lupita abraza a su atónito novio y le susurra al oído que ahora sí, acepta ser su esposa), cuando regresa del baño, mi amiga desea saber dónde voy a dar el grito; "no suelo asistir al grito", le respondo en tono amable (el 16 de septiembre de 1854 , en el Teatro Nacional, el general López de Santa Anna, apoltronado en la silla presidencial, contempla en escena al exaltado poeta potosino, con la boca negra como boca de cañón, al fin Bocanegra, declamar verso a verso, estrofa a estrofa, el himno belicoso: "¡Mexicanos al grito de guerra, el acero aprestad y el bridón, y retiemble en sus centros la tierra al sonoro rugir del cañón!"; el selecto público del Teatro Nacional, atento a las manos de Santa Anna que por fin aplaude, se viene abajo en aplausos), mi amiga se asombra: "¿y no vas a aprovechar el puente para salir?" Cierro mi cuaderno de notas, termino mi café y le pregunto: "¿te gusta el Himno Nacional?". (El poeta Bocanegra, empapado en sudor: ahora es Bocaseca, sube al estrado para recibir el abrazo del pluripresidente Antonio López de Santa Anna, mientras éste comenta por lo bajo a su secretario particular: "ahora hay que organizar un concurso para meterle música a estos versos. ¿Te acuerdas cómo se llamaba el viejito catalán, aquel que dirigía la orquesta militar en La Habana, que me recibió con gran estruendo? "Es el músico Jaime Nunó -responde al instante el secretario particular-, su Excelencia." Santa Anna entrega el diploma a un Bocanegra de bigotes caídos. "Pues mañana sales por Veracruz en el vapor de las 11 -susurra Santa Anna a sus espaldas- y me traes al viejito catalán, en el camino de regreso le platicas del himno." Lupita besa a Bocanegra, mientras Santa Anna en compañía de su guardia de honor, se dispone a salir por la puerta trasera del teatro, rumbo al palenque: le apostó fuerte al gallo de pico negro.) MFM.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡PINCHE HIMNO MARIGUANO !

Sabino dijo...

marigüano "El almuerzo desnudo" de William Burroughs, por si lo quieres leer, una obra bastante interesante y no tiene nada de peyorativo que la haya escrito un drogadicto
Lo del Himno, la verdad sigue siendo un homenaje al santo patrono de la corrupta clase política y de los grandes negocios.
Po ello, debemos cambiarlo. Podemos organizar una convocatoria para un himno más inteligente y que refleje lo que somos como país y lo que aspiramos a ser.