lunes, 6 de septiembre de 2010

La Guerra de felipito


Hay gato encerrado
Felipe Calderón ha demostrado que la condición presente es inaceptable y que debemos recuperar el orden público: no ha logrado, sin embargo, demostrar que los altísimos costos de su estrategia sean la única manera de conseguirlo. De hecho, podríamos sospechar que el proceso para recuperar la tranquilidad no es un trauma efímero, como sugiere su retórica. Por el contrario, parece ser invitación a que la violencia se asiente entre nosotros como rutina. Bajo el imperio de la impunidad, el disparo de la violencia no es un pico en la estadística que pronto desciende. Vivimos bajo un Estado que es incapaz de castigar a los delincuentes. El gran error fue, quizás, desatar la dinámica de la violencia con la esperanza de que pronto se contuviera. Lejos de frenarse, la violencia desatada desencadena una estela de venganzas y amenazas que persisten en el tiempo.

El fracaso de la estrategia gubernamental no proviene de la falta de compromiso del presidente con la legalidad, sino de la debilidad del régimen de Derecho. Trágica paradoja: en busca de la recuperación del Estado, el poder público se ha convertido en agencia publicitaria de la impunidad, en involuntario promotor del crimen.

-La estrategia y el presente (fragmento), Jesús Silva-Herzog Márquez

No hay comentarios: