lunes, 18 de octubre de 2010

¿Cuál Musa te inspira, a cuál te encomiendas?

¡Ríe, oh Musa, conmigo, no de mí o me reiré de ti!
¿Cuál es el concepto de la palabra Musas? Ayuda saber que Zeus concibió nueve con Mnemósine, la diosa de la memoria. ¿Por qué la Memoria? Porque aun con el mayor grado de inspiración y creatividad, es necesario recordar, tener presente las reglas, la técnica, las formas de una disciplina ya sea en el arte o el conocimiento. Los griegos representaron mediante la figura femenina (¿madre que pare, amante que dota de éxtasis, hija u obra concebida?), a esa chispa que despierta la mente, que enciende la imaginación, que predispone el estado de conciencia para crear. No en balde la palabra música proviene de Musa; incluso el vocablo museo, resguardo de la memoria (Mnemósine, diosa de la memoria engendró la inspiración, recuérdese), de lo que vale la pena mantener presente, olvidar (no existe el olvido, sólo el bloqueo) y guardar para el futuro.
La Musa puede manifestarse a través de una persona real, pero significaría que dicha persona posee tal fuerza vital para alterar nuestro estado mental ordinario que es capaz de abrir una grieta en nuestra realidad cotidiana, por donde se cuela otra visión, una nueva forma de ver la realidad; por eso hay musas que al agrietar, cual mineros con pico y pala, violentan, hunden nuestro mundo, como bien recuerda la poeta Ana Ajmátova:

Cuando en la noche oscura espero su llegada,
se me antoja que todo pende de un hilo.
¿Qué valen los honores, la libertad incluso,
cuando ella acude presta y toca el caramillo?

Mira, ¡ahí viene! Ella se echa a un lado el velo
y se me queda mirando larga y fijamente. Yo digo:
"¿Has sido tú la que dictó a Dante las páginas
sobre el infierno?"
Y ella responde: "Yo soy aquella."

Así, dejarse llevar por las Musas, por la mera improvisación, puede resultar riesgoso, la trama puede desembocar en locura infernal. De ahí verbigracia, que la épica de la embriaguez que tanto se encomia para alterar, inspirar artificialmente la conciencia, se vuelva con facilidad en la pesadilla donde la Musa se transforma en monstruo. Y piénsese en las (o los) amantes que comienzan siendo fuente de inspiración y terminan perdiéndonos, invitándonos a departir con el Minotauro en su fiesta interminable del laberinto.
De ahí la necesidad de cierta disciplina (de discípulo, aprendiz) para mantener a raya a la Musa, no al grado de gritonearla para serenarla sino más bien de pactar con ella diplomáticamente, como el acuerdo con el Ángel caído, demoníaco: mejor es pactar que desafiarlo; negociemos: tú ¡Oh, Musa!, me inspiras, me develas mundos de conciencia extra-ordinarios, pero no te permitiré que me extravíes en ellos o me abandones arriba, montado, en rotación incesante, en algún planeta maravilloso, pero sin posibilidad de retorno. Pues los seres humanos no somos mero espíritu, también carnita: requerimos condiciones humanas (no sobre o infrahumanas) para vivir la creatividad sin que se nos desprenda la cabeza en el proceso.
El concepto de Musa insta a formular la pregunta inevitable: ¿es necesario buscarla o permitir que se manifieste? Lo segundo parece ser lo más razonable. Cualquier actividad humana -no sólo la propiamente artística- si se hace con pasión, si su ejecución depara placer, debe generar simultáneamente una forma de vida que no impida el paso a la Musa.
Y si, como muchos creemos, el arte es componente necesario de la condición humana, más nos vale construir formas de vida que no ahuyenten a las Musas. En efecto, ¿se concibe una forma de vida sin música, sin sentido del humor, sin hacer el amor, sin poesía, sin fantasía, sin imaginación?
A veces un conflicto existencial o una crisis personal puede abrir la puerta a la Musa, si sabemos reorientar las fuerzas destructivas hacia la reconstrucción. Sublimar o sub-limar, limar por abajo, desde la base, un trastorno neurótico por ejemplo, puede convertirlo en actividad no autodestructiva sino afirmativa, creativa: escribir, dibujar, bailar, pintar, filosofar...
El concepto de Musa en suma, es chispa que puede producir un incendio personal, pero también una fogata que nos resguarde del frío y del entumecimiento; así, conviene no abandonarse a las llamas con vocación fatalista, piromaníaca, sino mejor, encauzar el proceso, comprar una caja de cerillos.
Por cierto, aunque me atraen todas, mi Musa es Talía (no la muñeca de trapo del magnate de Sony), la musa que inspira la comedia, el sentido del humor (de humor corporal; de húmedo, que humidifica, que quita lo seco y la rigidez a las relaciones.)
¡Canta oh, Musa Talía, en mi Blog y caricaturas, ilumina a las bellas amigas y amigos, a los blogonautas que me acompañan, para que no nos dejes caer en la tentación facilista del facebook! Cariiiño de tu parte, Talía: es lo único que demandamos. MFM.
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9 Musas 9

*Calíope: es protectora de la poesía épica. Su nombre siginfica la de la "bella voz".
*Clío: es la musa de la Historia; en las representaciones clásicas aparece con un rollo de escritura en las manos. Introdujo en Grecia el alfabeto fenicio, antecedente de muchas de las letras del español.
*Érato: musa de la poesía amorosa; aparece con Cupido a sus pies. Inspira además el mimetismo.
*Euterpe: inspira la poesía lírica y la música; se le simboliza con una flauta doble. Su nombre significa la que "entretiene" o "deleita".
*Melpómene: Musa de la tragedia, aparece representada con la máscara trágica y una maza o espada.
*Polimnia: inspira la poesía sacra (poli-muchos; e imnia, himnos); vela también sobre la geometría.
*Talía: Protectora de la comedia y la poesía bucólica. Su nombre significa la que "florece". Se le representa como una joven risueña coronada de hiedra, con la máscara cómica en una mano y, en la otra, un cayado de pastor.
*Terpsícore: patrocina la danza; se le representa con una lira.
*Urania: Musa de la astronomía y la astrología.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A TALÍA, por supuesto ¿a quien mas?

ross dijo...

Tú no necesitas musas... tu creatividad es inagotable y tu brillo infinito.

Sabino dijo...

¡qué buena reflexión sobre los conceptos de inspiración y sus metáforas, las musas! eres admirable sin duda, pues escribes mejor que como dibujas -en lo que eres una autoridad en el país- o a lo mejor nos sorprendes también con una obra plástica que deslumbre los sentidos y la inteligencia