El coloso, Goya
Los gigantes fueron puestos en el mundo por Gea (o Gaia), la Tierra, para
vengar a los Titanes encerrados por Zeus en el Tártaro. Son seres
ctónicos, que simbolizan el predominio de las fuerzas salidas de la
Tierra y, en ese sentido, crudos, primitivos, reconocidos más por su gigantismo material e indigencia espiritual. Se asocian con lo instintivo y oscuro del inconsciente de
los seres humanos; pero por otro, implican una grandeza, una cierta
omnipotencia infantil. Son la
trivialidad magnificada. Imagen de la desmesura en provecho de los
instintos corporales y brutales como los saurios de las primeras edades.
No pueden ser vencidos sino bajo los golpes conjugados de
un dios y un hombre.
Todos los dioses adversarios de los gigantes, Zeus,
Atenea, Dionisos, Afrodita, Poseidón, dejan al ser humano el cometido
de exterminar al monstruo.
La evolución de la vida hacia una espiritualidad creciente
es el verdadero combate de los gigantes. Pero esta evidencia implica
el esfuerzo propio del hombre.
El mito de los gigantes es una llamada al desarrollo (no cuantitativo sino cualitativ0) cultural y espiritual humanos.
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