viernes, 15 de noviembre de 2013

De gigantes en vez de gigantas

Escultura de giganta en Hamburgo, Alemania
Resulta extraño que tanto en la mitología como en la literatura se narren historias de gigantes, pero nunca de gigantas ¿Por qué? La escala del sistema patriarcal machista se muestra generoso al otorgarle a la fémina talla de diosa, hada, ninfa, musa, diva, ángel, bruja,... pero, ¿de giganta? No. El hombre reconoce la capacidad multiorgásmica femenina y se resiste a concebirla como giganta ya que implicaría admitir -oh, virilidad erecta temporal rebasada- una inagotable fuente de placer exclusiva de ella. Pero sobre todo porque una giganta pondría en evidencia la ridícula terquedad del hombre obsesionado por re-introducirse una y otra vez exactamente por donde salió expulsado para siempre. Mero simulacro de retorno al origen. Eso es lo intolerable de la giganta: proporciona al hombre adulto la ilusión de caber de nuevo, de cuerpo entero, dentro de ella. Mejor imaginar gigantes, ogros, titanes, dispuestos siempre a la guerra por el simple coraje de no poder regresar al omnímodo placer uterino.  

2 comentarios:

Billy dijo...

Pues hay historias de titánides (por ejemplo Febe, titánide asociada con la luna, Tetis, titánide del mar, y Mnemósine, la titánide de la memoria).

A pasando a otros temas, no hay ángeles femeninos. Nomás el Ángel de la Independencia, y ese no es ángel, sino la diosa Victoria.

Falcón dijo...

Billy- tienes razón, lapsus comercialis. Recordé la publicidad de ropa interior femenina con "los ángeles" (o las mejores modelos del mundo) de la marca Victoria's Secret. La fantasía masculina es, en este caso, la de contemplar seres irreales, etéreos, inmateriales por su inaudita belleza. But, don't touch!