"Una persona con una creencia equivale a la fuerza de 100, 000 que sólo tienen intereses" (cita del filósofo John Stuart Mill).
Este es el único mensaje que Anders Behring Breivik, detenido por los atentados de ayer en Noruega
(91 personas muertas: 84 en Utoya
y 7 por la bomba en el centro de Oslo),
ha publicado en su perfil de Twitter,
el pasado 17 de julio.
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Si en vez de creencias, el noruego ultraestúpido hubiese tenido ideas
(pues el dilema no es únicamente entre creencias e intereses), las hubiese sometido a la crítica, al debate y la reflexión; es decir, hubiese descubierto los matices, los claroscuros, en vez de creer solamente en el blanco (raza nórdica) y el negro (árabes musulmanes). La creencia es producto de la impotencia intelectual que orilla a defenderla mediante la violencia.
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