jueves, 21 de julio de 2011

Sueño y Razón

A Brujilda

Grabado 43 de Los caprichos, 1799, Francisco de Goya
A primera lectura, se antoja un oxímoron: ¿"el sueño de la razón"? La razón es conciencia alerta, despierta; mientras que el sueño es lenguaje inconsciente, dormido ¿Cómo ha de interpretarse entonces el título del grabado? Hay un hombre dormido cuya conciencia aletea, sueña con seres nocturnos, animales asociados con las brujas: búhos, lechuzas, gatos... ¿Monstruos? ¿O símbolos zoomórficos de otro nivel de realidad? Verbigracia, el de la noche profunda que constituye invitación, pasadizo secreto para eludir al guarura de la razón. Adentrarse sin embargo, al submundo del inconsciente no es aventura simple ni exenta de riesgos. Lo supieron las brujas mismas que perdieron la razón en la hoguera. No es tampoco como suponen algunos, que la razón llevada al extremo produzca monstruos, sino que los genera la razón hundida en el sueño, dormida, aletargada, dejada al arbitrio de la imaginación onírica. Según Goya. Pues cabría añadir que lo verdaderamente monstruoso es la sola razón sin sueño. Soñar, de todos modos, sucede sin autorización de la razón que sólo criba, filtra, interpreta. ¿Conclusión? Se yerra al separar. Porque situar sueño, imaginación y fantasía, de un lado; y conciencia alerta, analítica, descifradora, de otro, es no comprender que se trata de dos momentos de un solo espacio: el ojo de la mente. Se razona soñando, de manera simultánea.

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