domingo, 4 de julio de 2010

Cuento para día de lluvia

Llevan ya más de veinte años viviendo juntos, son una pareja sólida y estable; pero hoy es una tarde lluviosa en Guadalajara.
- Sandra, ¿dónde está mi melancolía? ¡La dejé ayer aquí justo sobre la mesa!
- De seguro la alzó doña Norma, ayer vino a hacer el aseo.
- Le he repetido una y mil veces a esa ruca que no toque mis cosas. Hoy me quiero poner espiritual y melancólico, Sandra, tú sabes cómo soy cuando llueve ¿Qué hago ahora?
- Córtate las uñas de los pies, parecen garfios.
Por fortuna, Arturo sabe que ama a Sandra, con una intensidad y deseo criminales; usaría en este momento el encendedor para prenderle fuego al periódico que lee su amada.
- ¿Sabías, Arturo, que Pamela Anderson tiene celulitis en las orejas?
- Sandra, ¿cómo puedes ser capaz de leer semejantes fruslerías? Deberías ayudarme a encontrar mi melancolía.
- Busca en el refri.
- ¿Por qué en el refrigerador? Mi melancolía no puede enfriarse, tú lo sabes bien, Sandra.
- Ya ves que a doña Norma le da por guardar todo en tuppers.
En la azotea se escucha el martilleo de las gotas, arrecia la lluvia; y Arturo, que esperaba recibir el día lluvioso con su correspondiente dosis poética, abre el refrigerador y, en efecto, allí está su melancolía guardada en un tupperware verde... pero, ¡en el área del congelador!
- ¡Sandra, ve nomás, es el colmo!- dice, mientras arroja sobre la mesa su melancolía compacta como queso manchego.- ¡Mañana me despides inmediatamente a esa ruca insolente!
- Cálmate, Arturo, ¿por qué no ves una película de Tarkovsky?
Arturo sabe que ama a Sandra, con una intensidad y deseo coléricos, sobre todo cuando reconoce que ella tiene la razón: el cineasta ruso es el adecuado para este día lluvioso. En bata, con bóxers con caricaturas estampadas del Pájaro Loco, sin afeitarse, con una taza de café frío en la mano, Arturo resopla, mientras selecciona en su mente la película. Claro: "Nostalgia".
- ¿Por qué no ves "Nostalgia"?- le sugiere Sandra, sin apartar la mirada del suplemento de espectáculos; también bebe café, cruzada de piernas en el sillón. Hasta ese momento, Arturo no había advertido que bajo la bata corta (apenas le llega a las rodillas), Sandra lleva puestos unos breves calzoncitos de lencería blanca casi transparentes, y sus pechos libres... Afuera la lluvia incluye ahora, generosa, granizo, con lo que aumenta el estruendo sobre el techo.
- ¿Y si vamos a la cama, Sandra, se te antojaría...?
- ¿Perdón?- con una mano tras la oreja- ¿tu melancolía, dices? Ponla bajo la luz de la lámpara del estudio, ya verás cómo se calienta.
Arturo sabe que ama a Sandra, con una intensidad y deseo furiosos, sobre todo cuando no se siente escuchado.
- ¡Sandra: acompáñame a ver "Nostalgia" de Tarkovsky!- grita Arturo para dejarse oír por encima de la granizada, al tiempo que abre su bata por donde asoma una incipiente turgencia viril. En ese momento se va la luz.
- ¡Ay, Arturo, ve por las velas!- exclama Sandra en la penumbra- ¿dónde las habrá guardado doña Norma?
- Busca en el refri - musita a regañadientes Arturo. (MFM)

5 comentarios:

r dijo...

Hermoso día para el romance -con o sin velas-, pero aquí en donde vivo, quienes me llaman a gritos, son la escoba y el trapeador.

¡Agur!

Carlos G Garibay dijo...

Me hubiera gustado quedarme tranquilamente en casa hoy a escribir en la computadora, con el caballito de tequila a un lado y buena música; pero unas diligencias me llevaron a coger el paraguas y salir a darme de golpes con la lluvia. No me gusta usarlo, prefiero el agua cuando no se convierte en un agudo mojapendejos.

Ya estoy aquí como me hubiera gustado desde un principio solo que..., mojado. Con un café y un pan tostado al lado y recordando que también amo a mi mujer con intensidad y deseo criminales... que si no... ¿saben que? ai' se ven...

¡salud!

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ross dijo...

La parte que más me gusta es que la ama con intensidad y deseo.

Will Camajou dijo...

Excelente relato, amigo, te atrapa desde que empiezas a leerlo. Me llama la atención el uso que haces de la "melancolía", es obvio que debe de haber algo de ironía en ello y el "amor" que el personaje siente por su mujer, me reí un rato. Saludos.