miércoles, 28 de julio de 2010

El sicario que no sabía redactar un recibo de honorarios

La larga hoja de servicios del sicario Gumaro Zendejas, alias el Poste (ahí colgaba a sus víctimas), lucía impecable; pero todo se venía abajo al momento de redactar el recibo por pago de honorarios. En efecto, ¿qué poner en "Concepto"? ¿"Quince ejecutados por asfixia correspondientes al mes de julio"? Resultaba pobre la redacción, pues faltaba desmenuzar el sentido de "asfixia". Pero escribir "Quince ahorcados en el mes de julio" resultaba insuficiente, pues dejaba fuera el poste. ¿"Quince columpiándose de un poste en el mes de julio"? Se podría malinterpretar como juego infantil si no se exponía que, anudada la soga al cuello, las víctimas se columpiaban por el viento. El sicario Gumaro (a) el Poste se encontraba en aprietos. Tenía aún fresco en su memoria el final de su compadre sicario, Rigoberto Onofre (a) el Zíper, cuando el Jefe de jefes, el Señor Mascarrieles, al leer el recibo de honorarios mal redactado del Zíper, le ordenó llevar un recado al Pozolero; el Zíper terminó sus días en el menú de un restaurante de comida típica de Guadalajara. Así que el Poste debía andarse con cuidado. Decidió consultar con la Mujer del Bajío, la famosa Lola Lanzagranadas, alias la Loba. "Escribe -aconsejó ella con voz ronca, entre fumadas al habano y sorbos al whisky- lo que te salga más simple y directo". Los generosos muslos entrecruzados de la Loba eran una visión espléndida bajo su minifalda de cuero negro, pero el Poste volvió en sí, al recordar el apodo de Lola Lanzagranadas; el último que se atrevió a meterle mano sin su consentimiento, aún mastica una granada en el cielo de los sicarios. El Poste agradeció el consejo y se despidió de mano de la Loba y de cada uno de sus veinticuatro escoltas. Luego de dejar dos rifles de alto poder y una bazuca recortada en el casillero de la librería Gandhi, el Poste entró a buscar un libro sobre redacción de recibos de honorarios. Quizá ahí podría encontrar una pista para el rubro "Concepto". Se dirigió a la dependiente, una gordezuela desgreñada enfundada (apretujada, más bien) en una camiseta amarilla: "¿Qué libro buscaba?" -preguntó ella con voz gangosa. "Alguno sobre cómo redactar recibos de honorarios", respondió el Poste. La gordezuela despeinada -apenas si podía verle los ojos- preguntó de nuevo: "¿de qué autor?". El Poste dirigió su mirada al techo, hizo como que se esforzaba por recordar algún nombre: "cualquier autor está bien, me interesa más bien el tema", profirió contundente el Poste. La gordezuela, reajustando su camiseta hacia abajo (no se distinguía el busto del estómago), volvió a interrogar: "¿de qué editorial?". El Poste no contaba con esa clase de preguntas; dirigió de nuevo su mirada al techo y prorrumpió a voz en cuello: "¡la que sea, no importa, sólo me interesa el tema!". La gordezuela fue a un mostrador donde consultó en el monitor de una computadora. "Únicamente me aparece -gangueó bajo la cabellera desgreñada- el 'Manual de Recibo de Honorarios de los Zetas', de autores varios, es una antología, ¿quiere que se lo traiga?". El Poste experimentó un sobresalto: si el Jefe de jefes, el Señor Mascarrieles, se enteraba de que en su biblioteca personal tenía un libro de los acérrimos enemigos, el Poste bien podría ir solicitando, en calidad de ingrediente, cita con el Pozolero. "¿No tiene de algún otro autor, señorita?". La gordezuela resopló sobre el mechón de cabello que le caía en la cara: "Me aparece también el 'Manual de Recibo de Honorarios de los Zetas, Volumen II, con prólogo de Carlos Monsiváis". El Poste dio las gracias y se despidió de la gordezuela que se subía los jeans por la espalda donde asomaba una tanga negra ahogada entre carnes abundantes. Recogió del casillero los dos rifles de alto poder y la bazuca recortada y enfiló en la Hummer blindada rumbo a su departamento -loft- en el piso 40. Lo dejaría a la inspiración del momento. El Poste redactaría el recibo sin pensarlo dos veces, como le saliera, al fin y al cabo lo importante eran la cantidad y el desglose de ISR e IVA. "Quince cabrones amarrados del cuello con nudo de soga, colgados de postes de la CFE hasta balancearse de los pies por el aironazo propio del mes de julio". En el interior de su despacho, el Jefe de jefes, el Señor Mascarrieles leyó el recibo de pago de honorarios de Gumaro Zendejas (a) el Poste, mientras éste aguardaba de pie, afuera, en la antesala, rodeado por dieciséis escoltas del Jefe de jefes. En la pequeña estancia repicó el timbre del teléfono, la secretaria levantó el auricular, escuchó una orden, colgó y preguntó sin despegar la mirada del monitor donde redactaba algo en Facebook: "¿Gumaro Zendejas, alias el Poste?". Este dio un paso al frente boca arriba; un escolta lo sujetaba del cabello de la nuca: "Servidor". La secretaria, riendo por algún texto que le enviaba una amiga de Facebook, habló con voz amable y cantarina: "el Jefe de jefes, el Señor Mascarrieles, le pide que lleve usted un recado al Pozolero". El Poste, hasta ese momento sereno, se descompuso y comenzó a gritar: "¿En qué me equivoqué, juro que redacté con toda claridad el rubro "Concepto", cuál fue mi error?", gemía con llanto entrecortado mientras la secretaria le entregaba el recado para el Pozolero. En el interior de su despacho, el Jefe de jefes, el Señor Mascarrieles, al romper el recibo del Poste, comentó a sus siete guardaespaldas escondidos tras los muebles de oficina: "¡Ah, si será bruto el Poste, cómo se le ocurre delatar en el recibo a un socio, la CFE no nos lo perdonaría!". (MFM)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Juar, juar, juar! Me gustó el cuento corto, Don MF.

Pero no puedo dejar de pensar que la visita de "El Poste" a Librerías Gandhi tiene mucho de autobiográfica...

Anónimo dijo...

¡Está de pelos este cuento señor Falcón! Me gustó la parte donde con toda calma deja sus armas en los casilleros de la Ghandi, y también la causa de su visita al pozolero jajaja…

Que tenga un excelente día…

«John Newman»

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJA¡¡¡¡¡¡ME ENCANTÓ.....Y LA NOSTALGIA DE ACUDIR A GANDHI...pero ya es Verano¡¡¡¡¡GRACIAS ...BUEN DIA

Anónimo dijo...

vidente? asi sería el narco si la droga fuera legal en este pais? ingenioso cuento ;)

Carlos Jesús Corona Villaseñor dijo...

Buenísimo.... la aportación a la literatura del nuevo género de la ¿nar-co-media? promete vender muy bien... Esperaremos con ansia el libro con la compilación de textos.

Anónimo dijo...

muy cansona la lectura por ser un sólo párrafo, métale aigre cada tanto, por favorrrrrrr

Anónimo dijo...

Solicitar cita en calidad de ingradiente con el Pozo.
jajajajaja.

Anónimo dijo...

gordezuela.......una sola palabra......pura elocuencia.......donde quedaron los choros mareadores sobre respeto, equidad de genero y demas blah, blah, blah, MFM? cuento es cuento, pero lapsus es lapsus y no hay pa donde moverse