miércoles, 5 de septiembre de 2012

Don Étimo gusta pezón ¿con piercing?

Piercing castranti

Te penetras tu cuerpo tú
Antes de que te penetre yo
Me desafías con trofeo colgando tú
El falo que descuelgo yo
-Lucius Azor





La parte central y eréctil del pecho: el pezón, es palabra que proviene ¡de pie! Pues se origina en el latín pecciolus; a su vez, de pediciolus, de pedis, 'pie'. Se trata de una metáfora botánica que al pecíolo o piecito o tallito que sostiene la hoja se le compara... con el pezón femenino. ¿Quién no ha cortado una ramita y la ha sostenido por el tallito en la boca? ¿Fantasía de jardinero que sostenía en la boca el pezón del ama de casa? Por cierto, el vocablo inglés piercing procede de pierce, a su vez del francés perser, del latín pertusiare: de 'pertundir', 'perforar'. Los aretes son ejemplo de perforación muy antigua; ahora hay piercing en el ombligo, en los pezones, en los labios de la boca, en los párpados... El piercing en el glande se conoce como 'Príncipe Alberto' (Prince Albert, el príncipe consorte -de la reina Victoria- que según rumor, conectaba la cadena de su reloj de bolsillo a la punta del pene que se erguía de un tirón); el piercing en los labios de la vagina se llama 'Princesa Albertina' (Princess Albertina). ¿Se incrementa vía metal frío, lo cálido de la zona erógena? Se abren las apuestas.

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