sábado, 15 de octubre de 2011

Si muero lejos de mí

- ¡Ciña, oh, Patria, tus sienes, Olivia!

y la revelación hace estragos: lo que tú contemplas, mortal, es el argüende de los mexicanos de clóset, aquellos que emergen de su escondrijo nacionalista al amparo de 'los puntos fuertes de los lados débiles', los patriotas en sus ratos libres que se engolosinan con el mariachi más el charro más el Himno más el mantra coral MÉ-XI-CO, MÉ-XI-CO ¡Qué bonito tropezar con la nacionalidad que se creía perdida, este civismo alborotado anda todo apasionado por Volver!
-Carlos Monsiváis en Los rituales del caos

No se trata de redactar la fe de erratas banales -¡Chente olvidó la letra del Himno Nacional cuyo autor nunca pudo retener completo! ¡Le silbaron al silbante Vázquez Roña!- de la Gran Fiesta de inauguración en el estadio Omnilife-Chivas-Panamericanos (nótense las capas).
No se trata de desatar una Guerra Civil en Facebook o Twitter entre quienes están A Favor y quienes están En Contra de esa ceremonia inaugural con zapping de cultura popular (bien nutrida desde controles remotos por Televisa y TVAzteca), fervores ultranacionalistas (los atletas mexicanos, quizá por la proximidad del Halloween, aparecieron disfrazados ¡de charros!), copia a escala de rutinas olímpicas (la antorcha con Paola Espinosa investida de Campanita en la Disneylandia de Vergara), despliegue de espectáculos digitales de luz y sonido y pirotecnia con dedicatoria al pasmo babeante con cara de ilumínenme (¡qué majestuoso espectáculo de Primer Mundo... contratado por el inframundo!), presencia solemne (nos ponemos de pie) de los Solemnes Inevitables: el Presidente saliente de México, el Dueño eterno (don Mario), el palero ocasional de rango olímpico (Jacques Rogge), las H. Autoridades locales y los Notables del pueblo. Más el pueblo ya muy aplaudido, pero siempre aplaudidor.
No se trata en fin, de hacer acto de presencia como aguafiestas en el papel de relator de las Amarguras de la Villa (malhumorado felipito llega rayando avión justo después del diálogo con el poeta Javier Sicilia) y los múltiples pendientes prioritarios postergables.
No se trata entonces sino de preguntar en qué momento la asociación de un empresario privado con un gobierno estatal, a propósito de un negocio privado, se transformó en símbolo nacionalista y regionalista; en qué instante la empresa Juegos Panamericanos, Inc. (más las que se acumulen), en específico, la identidad de Váquez Raña mutó en Identidad Nacional. Léanse en las redes sociales los efectos fehacientes, los efluvios sensibles: "hoy estoy orgullosa de ser mexicana ¡qué gran inauguración!"/ "cuando escuché la canción de Guadalajara- Guadalajara me puse a llorar y a gritar ¡Viva Jalisco!"; desafíos de síganme-los-buenos: "demostrémosle al mundo de qué estamos hechos los mexicanos: bien por los organizadores", etcétera tierno.
No se trata tampoco de ir más allá de la Gran Fiesta de inauguración: tampoco. "O sea, al Omnilife vine a ver a Maná y el copete de Alejandro Fernández, pero ¿asistir a las competencias de badmington, de hockey sobre pasto, de boliche? ¡No manchen! Los boletos que sobraron que se los den a los nacos", sugiere Preocupada Social en Twitter, "yo compré para gimnasia artística -¡Cynthia ya se recuperó de su tobillo!-, clavados y volibol".
No se trata ni mucho menos, de gritar ¡Viva México! a cualquier hora o en cualquier competencia, ¡por favor! ¿Tiro con arco? Entiéndase, se es ultramexicano a sus horas y ante masiosares de categoría.
No se trata de desacatar las órdenes de las televisoras: cuando se 'ocupe' ya nos indicarán a quién hay que acudir a gritarle MÉ-XI-CO, MÉ-XI-CO. Digo, cuando de veras la Patria esté en riesgo.

si la mariposa moteada se hace invisible contra el suelo,
el demonio se funde con el periódico abierto
(Tomas Trömer en traducción de José Emilio Pacheco)

"No se trata de criticar a los organizadores o a las Autoridades", me aconsejan e invitan asistentes-previamente-conmocionados a la Gran Fiesta inaugural con un ultranacionalista Park and Ride, "ahorita todos somos mexicanos". Éxito rotundo de los empresarios que jinetean deportistas: lograron transmutar su negocio personal y sus maniobras político-deportivas en un acto masivo de Identidad Nacional, de orgullo (sumimos la panza e inflamos el pecho) Regional. Todos a coro: Guadalajara, Guadalajara, hueles a limpia tierra repavimentada.../ México, lindo y querido, si muero lejos de tu presupuesto...

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