domingo, 19 de junio de 2011

Apuntes sobre el Día del padre

- ¡Te sigues mordiendo las uñas!
- Ay, apá

¿Por qué el Día del Padre es celebrado con mucha menor intensidad que el Día de la Madre? Puestas al margen las ofertas comerciales que encuentran más difícil encorbatar a papá que entregar un sartén a mamá, la respuesta se encuentra en el vínculo. La conexión umbilical con el cosmos amniótico, la salida por la escotilla del vientre materno, el parto, genera un vínculo biológico, natural del hijo, de la hija, con la madre; pero, con el padre, ¿dónde está el cordón umbilical? Podrá argumentarse el coito, el semen con su bolsita de ADN, que fecundó algún óvulo, pero ¿cuándo ocurrió exactamente dicho suceso? Después de nueve meses de gestación, luego de nacer, ¿cómo, cuándo se establece el vínculo hijo/a-padre? Se adelanta así, que el vínculo con la madre es de facto, carnal, sensorial, químico, nutricio; en cambio, el vínculo con el padre es cultural. Por ende, es abstracto, no tangible... hasta que se impone un nombre/apellido. Soy fulanito de Tal (padre). ¿Por qué, si la madre fue la que se embarazó, gestó, acarreó, parió, alimentó..., su apellido va detrás, en segundo lugar, después del paterno? Porque así lo ordena el padre. Es decir, así lo dicta el sistema patriarcal. Por tanto, el vínculo con el padre es una etiqueta con nombre y apellido: "es hij@ del señor Mengano". ¿Y quién es la madre? Revísese el segundo apellido. El padre entonces es símbolo de Autoridad, de la Última Palabra (porque la primera se da en la lengua materna), del Orden, del Límite, de la Ley. Aun en los casos de ausencia de la figura física del padre, la etiqueta nombra la propiedad: se pertenece, se es propiedad privada del señor Perengano. Por el padre entonces, se cuela todo la estructura social piramidal, todos los mecanismos de sometimiento y obediencia. Edipo desearía quedarse eternamente adherido al pecho, a los brazos de su madre, pero: ¡Orden! La madre perteneció, pertenece al padre desde antes de que tú, insolente mentecato de-mente incestuosa, nacieras. Y por lo mismo, tú también perteneces al padre ¡Obedece! Despégate de la madre. Y si se es niño, así, en masculino, la orden transporta usos y costumbres machistas: "sé hombrecito, nada de llorar como una niña, deje las faldas de su mami". Por tanto, el vínculo con el padre es la vinculación con la sociedad machista. "Píntenle el cuarto de azul a mi hombrecito." ¿Y si el hijo no obedeciera? Se descubre así, el castigo. Y el miedo.

"Claramente, sólo me acuerdo de un único incidente de los primeros años. Tal vez tú también lo recuerdes. Cierta vez yo lloraba durante la noche, pidiendo agua incesantemente, sin duda no porque tuviera sed, sino tal vez en parte para molestar y en parte para divertirme. Como no habían dado resultado algunas amenazas, me sacaste de la cama, me llevaste en brazos hasta el balcón y me dejaste allí solo, en camisón, frente a la puerta cerrada. Indudablemente esa vez me volví obediente, pero había sufrido un daño interior. Nunca he podido relacionar lo lógico -para mí- de ese absurdo pedir agua, con lo inmensamente terrible de verme transportado afuera. Muchos años después todavía me persigue la espantosa idea de que ese hombre gigantesco, mi padre, esa última instancia, pudiera venir una noche y casi sin causa sacarme de la cama y llevarme al balcón: hasta tal grado era yo una nulidad para él." ('Carta al Padre', Franz Kafka.)

Junto con el castigo, en ocasiones brutal a base de violencia física, se inocula el sentimiento de culpa, clave para la noción de pecado de la institución religiosa que por allí, por la falla, la grieta de la voluntad, se cuela completa. Padre nuestro que estás en los cielos... La idea de Dios-Padre ingresa también, sin ningún obstáculo. Se cree en el padre, por tanto, se cree en Dios: ¿o acaso preferirías ser castigado? ¡De rodillas! Y a orar para que al Padre te perdone.

"Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra" ('Génesis', versículo 26, la Biblia.)

El Padre se re-conoce en la imagen del hijo/espejo, incluso, si es varoncito, llevará su mismito nombre que para eso embarazó a su mujer, para que le diera un espejito que refleje su imagen y semejanza. ¿Y si naciera niña, mujer? "Tendré que embarazarla de nuevo", gime el miembro de la grey machista, "hasta que me dé un hombrecito que preserve mi apellido". El vínculo paternal, la noción de Dios, del sistema patriarcal, implica entonces una fuerte dosis de narcisismo. Y del mismo modo, después de la figura del Padre vendrá la del Profesor, la del Director de la escuela, la del sacerdote, del Padrino, del Amigo Poderoso, del Jefe: ¡Orden! Padre significa un vínculo de jerarquía. "Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; danos hoy nuestro pan de cada día". Por la clase social del Padre asimismo se nacerá pobre, clasemediero o rico; pero la Orden, la disposición, el Ideal del sistema patriarcal-religioso-machista es que el hijo "señoree en la tierra". Si el Padre no logró dicho objetivo en su generación, para eso está precisamente el hijo, sueño del Padre que incluye también la noción de propiedad privada de mujer, casa, familia, auto y dinero.

"tú has trabajado mucho durante toda tu vida; te has sacrificado por tus hijos, especialmente por mí, y por tanto yo he tenido una 'vida disipada' -según tus palabras-, he tenido entera libertad para estudiar lo que quisiese, no he tenido que preocuparme por mi alimento ni por cualquier otro problema; tú no esperabas ninguna recompensa por esto, ya que conoces de sobra la 'gratitud de los hijos', pero con todo esperabas algún halago, alguna señal de comprensión afectiva, y yo, por el contrario, me he ocultado de ti en mi cuarto, con libros, amigos absurdos e ideas extravagantes. Nunca te hablé con franqueza (...)"- Ibídem, Franz Kafka.

Se repite ahora la pregunta inicial: ¿por qué el Día del Padre es celebrado con mucha menor intensidad que el Día de la Madre? El vínculo paternal, la cadena obediencia-castigo-culpa se procesa, se asimila, se digiere, más lentamente-traga-la-piedra que el vínculo con la madre (por supuesto, el proceso también incluye la digestión de la combinación madre-padre). La mayor o menor salud psíquica del hijo/hija -esto es, el significado de ser hijo/hija de-, dependerá del desciframiento más o menos a tiempo (de preferencia antes de repetir en automático el esquema natural), del vínculo, del Nombre, del mensaje, de la voluntad del Padre: "santificado sea tu Nombre, venga a nos tu reino". ¿Hará falta añadir que toda la estructura de poder, el complejo engranaje de subordinaciones de la vida burocrática-política, reside, culmina en la figura paternal del señor Presidente y sus figuritas a escala: el señor gobernador; el señor diputado; el señor Cardenal; el señor Empresario; en suma, en las variantes del señor Padre o Padrino (God-father), de todo aquel que tiene el don de poder, de imponer su: ¡Orden!

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