jueves, 2 de junio de 2011

Mordidita frita

Ken-tu-cky-ere? Ken-tu-kyere?
El Coronel Sanders (1890-1980), inventor del concepto culinario de pollo frito Kentucky (Kentucky Fried Chicken o KFC), tan denostado por asociaciones protectoras de animales que juran que la franquicia mata los pollos mediante sádicas cachetadas guajoloteras, no tenía ningún grado militar ni era cocinero profesional. Sus habilidades para reducir a pollo con ensalada todo el menú, las adquirió cuando quedó huérfano de padre. Su mamá debía salir a trabajar y Harland Sanders, con seis años de edad, debía cocinar para la familia. Todas las variantes y distintas presentaciones del pollo, las probó el niño primero, y luego el jovencito Sanders. Más tarde, trepándose al concepto de fast food propio de estresados oficinistas de la era capitalista de la pos-guerra, Sanders estableció su cocina KFC y recibió en 1935, el título honorario de manos del gobernador del estado, de Kentucky Colonel. Quizá porque con él, los pollos marchaban.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Falcón investígale más, pues parece que en el sur de EU, hasta el primer tercio del S XX, los terratenientes obtenían, adquirían o se les daban rangos militaeres superioes como parte delas milicias estatales, al ofrecer sus capacidades materiales para apoyar coyunturalmente necesidades de movilización, equipamiento y avituallamiento de voluntarios para detectar y sofocar rebeliones -como las de los negros, obreros, mineros, etc-, así como para recoger información útil para el Gobierno estatal.

Anónimo dijo...

Más allá de la crueldad hacia los pollos, el Kentuchy es denostado por una sencilla razón: sabe a madres. El pellejo es legendario por ser tan grasoso (crujipollo o receta secreta por igual), la ensalada de col es una mentada de madre, y los panecillos chiclosos y crudos complementan la idea de que te acaban de ver la cara. Ah, pero lo detestable de Kentuchy es que no sólo la comida es una experiencia desagradable: La digestión también. Repetirás eructos con sabor a huevo podrido durante un buen rato.

De niño me encantaba ir a este changarro, pero con los años supe a lo que sabía el pollo bien cocinado y ya va un bueeen rato que no voy.

Anónimo dijo...

es cierto lo que dice el segundo anónimo. Lo que es increíble es cómo existen consumidores para esa basura de comida, que además no es barata.