domingo, 5 de enero de 2014

Los Santos Reyes Magos de Cajititlán y sucursales anexas

¿Por qué en Navidad los niños tapatíos escriben cartita al Niño-dios; por qué en cambio, los niños defeños la redactan con destino a los Reyes Magos; y por qué los niños norteños dirigen su lista de regalos a Santa Clos? 
La imposición de la fe cristiana a sangre y fuego (hay quienes se decantan por el eufemismo: evangelización), de parte de los conquistadores españoles, brinda la respuesta. Pues junto con pegado, al pie del jinete con armadura, venía el cura. Y dependiendo de la orden a que éste se adscribiera (dominico, franciscano, agustino) era la modalidad de la adoctrinación o catecismo. 
En efecto, los franciscanos difundieron en Guadalajara la costumbre generosa del Niño-dios, mientras que los agustinos hicieron lo propio en el DF (más Michoacán, Guanajuato y Estado de México) con los Reyes Magos (*); la influencia anglosajo-jo-jo-na de Santa Claus remolcado por un trineo más arbolito navideño, evangelizó a la niñez norteña... y resto del mundo (el american-way-of-life devino con el tiempo en la más eficaz doctrina).
Frailes agustinos fueron los que se encargaron asimismo de implantar en el sur de Jalisco la celebración de los Santos Reyes. De ahí la costumbre de que el consabido trío de monarcas bíblicos arribe, aun hoy en día, a la Laguna de Cajititlán, en Tlajomulco, vía sendas lanchas  (de haberse impuesto, por cierto, la travesía mediante nado de mariposa, se hubiese fomentado la natación infantil), ya que en dicho lugar (Cajititlán, del náhuatl caxitl: 'plato'  y tlan 'el lugar'... del plato o platón de la laguna) existió precisamente un convento que hormigueaba de monjes agustinos conscientes de que se dirigían a una comunidad de pescadores ¿Qué mejor manera de adoctrinar que a partir de la laguna como sinónimo de Providencia, la cual, bajo la forma de Reyes en bote, prodiga  regalos, obsequios, milagros y peces multiplicados?
Y conviene recordar también, a propósito de la Epifanía del 6 de enero, que no obstante el férreo centralismo del país ("fuera de la ciudad de México todo es... " Cajititlán) y de que los capitalinos vulgo reyes-chilangos se aplicaron en propagar la festividad de los Reyes Magos, sólo alcanzaron a filtrar costumbres colaterales como (re)partir la rosca (la corona en traducción de repostería) con monito o Niño-dios (esto es, todo cristiano es un ser divino y posee, por tanto, sus 15 minutos warholianos de corona o dignidad de rey).
*********************************************************************** 
(*) En el Evangelio según San Mateo, aparecen en escena los misteriosos "Magos de Oriente"... siguiendo una estrella "en movimiento" (si venían de tan lejos, ¿a poco el trío se echó tooodo el viaje nomás de noche?), misma que debió hacer sus fintas, pues los Magos tuvieron que hacer un alto para preguntar (y de paso chismear) el domicilio al rey Herodes. ¿Y de dónde salió eso de que eran Reyes que se apodaban entre ellos con una rima a todo dar: Melchor, Gaspar y Baltasar? Resulta evidente que a la hora de redactar, Mateo tuvo que sacarse de la manga una forzada metáfora que diera cuenta de cómo la realeza, las testas coronadas, de aquí (Herodes) y acullá ("de Oriente"), cayeron de rodillas ante el verdadero rey: Jesús. ¿Y lo de "magos"? Again: metáfora para mostrar el sometimiento de la magia al verdadero mago ("caminó sobre las aguas" -pero no de Cajititlán): Jesús.

2 comentarios:

Carlos Jesús Corona Villaseñor dijo...

...y justo de eso me preguntaban mis chamacos y no les supe contestar. Gracias por la aportación.

Baltazar dijo...

Nótese que la Biblia anglosajona los tilda de sabios ("The Three Wise Men") más no les adjudicó licenciatura en Ciencias de lo Brujístico como nosotros los hispanohablantes.