El prestamista y su esposa, 1514, Quentin Matsys (amplíese)
Mientras el marido sopesa las monedas (en la antigüedad, la gente limaba las orillas del metal precioso para quedarse con algo de polvo de oro o plata), la esposa lee un misal con oraciones a la Virgen a quien encomienda el éxito de la fortuna familiar... que sabe bajo riesgo. Ha escuchado en la calle a los vecinos (dos de ellos se vislumbran por un resquicio de la ventana a espaldas de la esposa) especulando sobre las sumas colosales que posee el prestamista; otro más se ha colado en la habitación sin ser advertido (el espejo lo descubre) a fin de urdir un plan para hacerse de algunas monedas. Así, en lo que a primera vista se antoja apacible escena hogareña, se descubre una atmósfera cargada de intriga y sospecha.
1 comentario:
Invertir en conocimientos (leer libros) produce siempre los mejores intereses. Benjamín Franklin.
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