viernes, 10 de enero de 2014

Duda cívica/ Nos ponemos de pie para entonar...

¿Cuál es la eficacia didáctica de estatuas como la Madre Patria (más obelisco fálico pegadito) en la avenida México de Guadalajara? ¿En qué clase de espectador pensaba el escultor a la hora de picar piedra? ¿De veras supuso que inspiraría sentimientos maternales con dicho monumento? Quizá convenga recordar ahora que la moda cívica que sembró el país con esculturas patrioteras (¿qué tal la otra Madre Patria en la puntita del chupirul escultórico a los Niños Héroes, en avenida Chapultepec?) corrió paralela a la construcción de la identidad nacional (whatever that means/escena de charro crudo tendido en diván freudiano) en las décadas posteriores a la Revolución y sobre todo, durante la Segunda Guerra Mundial, antes de que emergieran los EEUU como primer potencia universal e implantaran urbi et orbi el american-way-of-life. En el vértigo de la era digital, ¿con qué ojos -está muy alta para tomarse un selfie con ella- contemplar a la Madre Patria? ¿Se animaría algún político actual a invertir en una estatua así hoy en día?

1 comentario:

quique dijo...

Te cometo para que sirve: para hacer bolas a la gente.

Mi suegra un día se armó de valor para preguntar que cosa era eso en la glorieta de Niños Héroes; al saberlo permaneció callada (cosa rara) como 5 minutos, hasta que no se aguantó la risa. Casi me meo cuando me confesó "Yo siempre me persignaba porque pensé que era la Virgen María".