(...) Dos. El príncipe no es la
primera página de la ciencia política, como han dicho
muchos. Nada más
ajeno a su pensamiento que la idea de una racionalidad exacta, despojada
de cualquier subjetividad. El Estado no es artefacto de la técnica, es
una obra de arte. El artista al que se dirigió Maquiavelo no tiene nunca
control absoluto sobre el material al que aplica su genio. El gran
defensor de la voluntad política nunca creyó en la omnipotencia del
deseo ni en la supremacía de la razón. Sostuvo exactamente lo contrario:
que lo impredecible, lo incontrolable, lo indómito reside en el corazón
mismo de la política. Los delirios del control político absoluto
exhiben la máxima ignorancia.
Tres. Maquiavelo no fue maestro de tiranos. En El príncipe pensó, sobre
todo, en la conquista del poder. El personaje que le seduce es aquel que
no ha heredado una corona y que, sin embargo, a golpe de valentía y
audacia, prudencia y arrojo, es capaz de conquistarla y conservarla en
su cabeza. Antonio Gramsci lo leyó bien: fue maestro de revoluciones.
Cuatro. Tampoco fue predicador del mal. La palabra virtud aparece una y
otra vez en los 26 capítulos de El príncipe mostrando todo lo que le
importaba el bien a su autor. Tampoco creyó que la política fuera un
territorio amoral, donde las consideraciones sobre la bondad o la maldad
de la conducta fueran irrelevantes. Todo lo contrario. Sabía que en el
gobierno de los hombres hay que tomar elecciones dramáticas y que, con
frecuencia, hay que elegir entre males. Su herejía fue advertir que el
bien no produce solamente cosas buenas y que del mal surge, en
ocasiones, un bien. Si el hecho acusa al político, dijo, los resultados
pueden excusarlo.Cinco. El príncipe desprende la
política de cualquier pretensión de Verdad. A su autor no le interesaba
conectar los principados o las repúblicas a la gran cadena de la
existencia o al plan de la Creación. Los hombres se guían por la
apariencia antes que por la verdad. En la opinión, no en la razón,
radica el mando.
(...)
Ocho. Si en El príncipe
Maquiavelo renuncia a la política como una vía de la esperanza es porque
asienta un criterio humano de evaluación: la responsabilidad. El Estado
es una carga que obliga, no una licencia. Quien no sea capaz de
comprender esa dimensión no debe acercarse a su territorio. Por eso
Maquiavelo es el gran teórico de la responsabilidad política.
-Ocho notas sobre Maquiavelo, deJesús Silva-Herzog M
1 comentario:
eres un buen lector y un mejor divulgador de textos condensados - seleccionas lo escencial y resaltas las frases que son tiros de inteligencia-, como esta interpretación lúcida sobre la mecánica del poder
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