lunes, 30 de diciembre de 2013

Eolo en frío/ O apunte sobre la comunicación ambiental


Cuando a Eolo, Señor de los Vientos, le da por ingerir grandes cantidades de hielo junto con sus bebidas decembrinas, poco a poco, de cubito de hielo en cubito de hielo, va transformando el interior de su cuerpo -panorama inextricable de estalactitas y estalagmitas- en una gigantesca y profunda caverna gélida. Y cuando a Eolo le llega el reflujo o momento de soplar, eructar o expeler su vaho sobre algún punto de la geografía del planeta, significa que enfriará y humedecerá al instante, poblaciones enteras.
Es el caso hoy en día de Guadalajara. El frío cala hondo y se cuela por doquier gracias a la humedad o aliento eólico. Los habitantes de la zona metropolitana así, borrachos de frío, tiritando, se ven obligados a refugiarse en casas y departamentos convertidos ya en refrigeradores comunales donde familias enteras se entumen y se ven forzadas a...  convivir, conversar, comunicarse. Y Eolo no sopla de balde. Su mensaje y aliento invernal es de largo alcance. Cubre también las costas. De manera que la gente no tiene el recurso de salir huyendo a las playas en pos del sol, ya que el Astro Rey se encuentra (jaque mate) sometido al mismo álgido dictado eólico. 
Así, el soplo glacial de Eolo desafía chamarras, suéteres, bufandas, gorros, guantes, botas y abrigos de todos los grosores; calentadores, sistemas de calefacción, chimeneas donde, según narra la crónica policíaca, se han sacrificado ya árboles de navidad.
Precisamente en estos días de témpano, el eminente sociólogo con doctorado en geopsicoeconomía estructural diacrónica, José Antonio Barbó Nerudito ha visto la ocasión propicia para dictar su conferencia: "La coexistencia forzada de los tapatíos por razones extrapsíquico-sociales: un ensayo introductorio sobre la conducta animal-humana expuesta a amenazas ambientales exógenas". Prolija y enredada como toda tesis académica con valor a curriculum y beca, la conclusión de Barbó, sin embargo, es simple: "por causas ajenas al control social emerge una fuerza centrípeta que obliga a la sociedad civil tapatía a elevar sus grados de interacción íntima y comunicación humana forzada". 
La tesis del académico, miembro del SMI (sistema municipal de investigadores) ha calado hondo en una zona metropolitana habituada a huir de sí misma no sólo a través de la erección de torres y cotos periféricos ("Ángel de la Guarda, dulce compañía, aléjame -vertical y horizontalmente- de la perrada, día a día"); o perderse en los hormigueros de plazas comerciales ("ya vi tres películas: una en 1D, otra en 2D y una más en 3D; pero ya me mareé: vamos por unos nachos en 4D"); o mediante la convencional estrategia gregaria del reventón-en-masa-de-los-cinco-sentidos ("¡invitemos al antro a las toritas del alcoholímetro!"); sino ahora -y he aquí el dato más relevante- a fugarse, al infinito de perfiles y más allá, a través de las redes sociales
En efecto, no es lo mismo ingresar al estadio de Facebook/Twitter con un solo boleto, de manera individual, en calidad de pasajero único, que hacerlo de forma tribal cual cibernauta en su computadora o tableta, sabiéndose escudriñado 24 horas por 24, por los ojos de la abuelita, la mamá, el papá, la tía, el hermano, la prima... "¿Qué estás viendo, hijita, que tienes las mejillas coloradas?"/ "Ya llevas ahí sentado más de 72 horas, ¿por qué no te desconectas para convivir un rato con tu tío gorrón que vino desde tan lejos a visitarnos?"/ "De perdida para variar ponte a ver La red social (The social network) en Blu-ray"
Por supuesto que la forzada convivencia intramuros ("cierre esa puerta, abuelo, por favor") prodiga encuentros y reencuentros eróticos ("oye, no te había visto bien"). Ya prepara, en ese sentido, el INEGI (Instituto Nacional de Geochismografía Intramuros) su informe demográfico: "durante el soplido gélico de Eolo, solamente en Zapopan y Guadalajara, se embarazaron de triates más de 3 mil parejas en 3 mil hogares..."/ "26 mil adolescentes perdieron la virginidad con 26 mil preservativos, mientras evadían el tedio hogareño"/ "14 mil señores, entre los 30 y 50 años, perdieron 14 mil cinturas al no dejar de comer y beber 5 veces al día, durante todo diciembre..."/ "Ateridos por el frío, 8 mil políticos cesaron de robar por congelamiento de las articulaciones de las manos"/ Etcétera.
"¡Vaya fría y descortés manera de despedir el año 2013, caray!" -rugen bajo techo miles de huestes tapatías. 
Pero, ajeno a cálculos meteorológicos optimistas ("ánimo, es un viento pasajero, no pierdan la fe: no hay sábado sin sol ni domingo sin su amor") y predicciones apocalípticas ("este frío es consecuencia del calentamiento global, del ensanchamiento del agujero de la capa de Superozono, de la conversión en bosque bonsai de La Primavera, salgamos todos en pelotones desnudos en bicicleta a exigir calor"), Eolo, crudo, continúa con su bufido glacial sobre la zona metropolitana encerrada-en-sí-misma en Guadalajara. (MFM)

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