martes, 2 de julio de 2013

Mirada

La fuerza de la mirada de la joven nos desvía la vista del obvio pecho desnudo; parece insinuar: "no reside ahí la clave de lo que observas".  En mi pecho cuelga una cruz de rubíes... en apariencia: se trata más bien de los cuatro puntos cardinales hacia los cuales se abre mi corazón. Y otra joya cubre mi frente: un asterisco de perlas porque mi conciencia obedece al cielo... en apariencia: se trata más bien de mi inteligencia con ocho puntas, el doble que las del corazón. De ahí que mi cabeza coronada de laureles me haga parecer poeta... en apariencia: se trata más bien de mis ideas que se ramifican de modo incesante. En efecto, el seno desnudo puede significar que soy una mujer deseosa de entregarse al primer hombre que me preste atención... en apariencia: se trata más bien de (de)mostrar que estoy abierta a recibir las estaciones propicias al amor: la primavera y el verano. Por eso te ofrezco -no apartes ni un instante tu mirada de la mía- un ramillete de margaritas y anémonas, símbolo de la ninfa Flora. La cascada de rizos húmedos, esa sí, aguarda tus dedos sutiles. Me gustas. (firmado) Lucrecia. 
Lucrecia Borgia, 1525, Bartolomeo Veneto

1 comentario:

Alán Díaz dijo...

Gracias por dedicar tiempo a compartir tan valiosas aportaciones.