viernes, 3 de mayo de 2013

Visita formal -no de fondo

Chícharo Chong- dile: sereno, moreno
Barack Obama visita el DF para acudir a Palacio Nacional a 'sesiones de trabajo' con el nuevo aparato de gobierno de Peña Nieto. Por supuesto, el mensaje real no se encontrará en el sentido literal de los discursos sino en lo que se omite o pierde énfasis para reordenar la agenda bilateral. Así, se desbanca el tema de la guerra haiga-sido-como-haiga-sido contra las drogas, en favor del más urgente rubro económico.
Adviértase que para Obama es un viaje casi de rutina (en su comitiva no aparece nadie de primera línea) como bien puede apreciarse en la prensa estadounidense: ningún medio considera nota de primera el viajecito al DF; en cambio, sí lo es para toda la prensa mexicana.
En el plano de los gestos simbólicos, el presidente priista avisa, envía la señal a la Casa Blanca de que el suyo es un régimen de alternancia y por ende, todas las gestiones entre las burocracias mexicana y estadounidense, habrán de reencauzarse de manera diferente a la de los panistas (que dejaron deambular como Juan por su casa -o John at home- a la DEA, la CIA, el FBI, la ATF, el Consejo de Seguridad y la Secretaría de Estado, por no mencionar a la Marina y Ejército gringos). Los priistas regresan al esquema anterior de disponer de un margen de maniobra para recibir al vecino como vecino, en el entendido de que quienes mandan en casa son los mexicanos.
La anhelada reforma migratoria, si viene algún día, vendrá después de reacomodar los tics y gestos de poder. (MFM)

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