lunes, 26 de noviembre de 2012

El general Haigasido

'Más que gobierno valiente, el suyo fue gobierno de valentonadas. Calderón pudo haber acertado al ejercer su sentido de autocontención pero (a excepción de su confrontación con el SME) erró en sus atrevimientos. Incurrió en uno de los peores vicios del actuar político: la obsesión. En defensa de sus decisiones iniciales y en respaldo de sus soldados optó por suspender relaciones con la realidad. Buscó nuevos argumentos, nuevas explicaciones, nuevas justificaciones para la misma estrategia. Se atrevió a enfrentar a los criminales pero no se atrevió a corregir el rumbo. Su peor papel fue el de su obcecación: comandante de una guerra voluntaria. Voluntaria, digo, porque si enfrentar el crimen no era opción, encararlo con la fantasía de una guerra de liberación, sí lo era.
Conocedor de las leyes, parlamentario decimonónico, Felipe Calderón entendió la importancia de dignificar el ejercicio de la Presidencia. Fue un gobernante sobrio, de infrecuentes desplantes. Pero esa conciencia de Estado, ese aprecio de las reglas, ese esmero por defender las instituciones como patrimonio común, encalló en aquella política de la que se imaginó fundador. En la lucha contra el crimen organizado nada de lo preexistente servía, todo había que inventarlo. Ahí no hubo perspectiva de Estado sino manía de cazador. Por eso, a pesar de haber visto el fracaso de su estrategia nunca admitió responsabilidad para dar el giro de adaptación. Primero los culpables eran los de antes, después los de afuera.
El efecto de su estrategia (lo único que verdaderamente cuenta) fue el contrario al esperado: erosión del Estado, no su fortalecimiento. La libertad es hoy más precaria que hace seis años. El Estado, más arbitrario y abusivo que hace seis años. El presidente católico, el abogado panista, llegó a presumir la muerte como si se tratara de un trofeo. En el sexenio de la muerte, el Presidente se celebró con cadáveres'. (...)
-Felipe Calderón, de Jesús Silva-Herzog Márquez, 26 nov 012, Reforma

2 comentarios:

Unknown dijo...

Una clara y profunda reflexión a manera de conclusión con el inminente fin de sexenio.

Saúl dijo...
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