martes, 20 de noviembre de 2012
E.T.-iPhone
Al imaginar seres extraterrestres (su forma, su lenguaje, sus naves, su posible planeta o galaxia) realizamos la misma operación mental que al imaginar un Dios extraterrestre (su forma o dimensión, su medio de comunicarse con nosotros mediante enviados: ángeles o profetas, textos sagrados but of course dictados -Dios es ágrafo-, su habitat en el Cielo o en el Más Allá). Y al imaginarlos, la mente humana, de manera morbosa insiste en hacer gala de subestima, pues se imagina que dichos seres deben ser, por supuesto, superiores en inteligencia y poder ¡Qué poca imaginación!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
No necesariamente, recordemos el caso de ese entrañable extraterrestre llamado Alf
Publicar un comentario