viernes, 30 de noviembre de 2012

¿No quieres salir en Sociales? Eres un rencoroso social o no eres fotogénico

Por fin le dio el al buey ese

"The Beautiful People, envuelta en esa pausa metafísica
que solicita la admiración ajena de los hábitos de la apariencia
y preservación del rango; los Happy Few con sus aspirantes
a petronios que se entregan a la imitación y autocelebración patéticas"
-Carlos Monsiváis, en Días de Guardar.

"¿Os habéis preguntado, hijos míos,

qué espolea la codicia y la corrupción?"
- El Marqués de Sade, en Justina

Hay que luchar contra el sentimiento de humillación,
que es la peor trampa, la más destructiva
-Rosa Montero

"En México, las grandes fortunas
no surgen ni caminan solas:  
van de la mano del gran poder"
-El monopolio en la era global
(varios autores)


7 razones 7 para rechazar un suplemento de Sociales como proyecto editorial en un medio que ejerce el periodismo crítico:

1- Fomenta la discriminación clasista, o el clasismo, en el sentido de que registra como única SOCIEDAD visible, emblemática, ejemplar y representativa, a la de los ricachones del pueblo, haigan sido como haigan sido ricachones. Familias pobres con árbol genealógico plantado en la cola del camión; o de clases medias con alcurnia tasada en quincenas y prestaciones salariales, no son SOCIEDAD visible 
2- Difunde en un medio público una visión privada, alucinante y anacrónica: la creencia en un sujeto social de primera categoría o ARISTOCRACIA. Esto es, la selección natural de las familias... ricas que lo son por su Grandeza Natural, innata (no por el modo truculentamente social como arribaron a dicha Grandeza). De ahí el concepto de selectividad, exclusividad (el periodista como cadenero de antro) implícito en los nombres de los suplementos: Club (el pobre carece en automático de membresía), Quién (¿hijo de Quién, dijo usted? No sabes con Quién estás hablando), Gente Bien (Gente Mal va en Nota Roja),  Chic (lo anti-naco es el sentido del gusto innato desarrollado por los árbitros de la elegancia con capacidad innata para seguir con docilidad y cartera innata los caprichos y vaivenes post y retro de la moda). Los más ávidos clientes de un suplemento de Sociales, por ende (llegan tarde a la High, y encima gritando: '¡pero, llegamos!'), son los nuevos ricos, los amos del alpinismo social, los que desembolsan más rápido para pagar la crónica periodística (el género mendiga de rodillas ante don Gastón Billetes) de la boda de mhijita con el connotado junior. Así es, los nouveau riches (comencé sin nada, sembrando en un rancho del rico del pueblo y terminé sembrado en mi curul de diputado, desde donde compré el rancho) son los mejores patrocinadores-consumidores de Sociales junto con su némesis que los aborrece: las familias de los Grandes Apellidos Originales que ya estaban aquí, pertrechados en una mansión, pertrechada en un coto, cuando Dios fundó la colonia Paraíso.
3- Apuesta a rebajar el arte de la fotografía a rango de kitsch o de plano, cursilería arrogante. En efecto, suponer que el álbum de fotos de la familia Scoopebillelle es digno de publicarse en un periódico, supone elevar a dicha familia (previo pago facturado de fotografías a toda plana) a entidad de interés público. Pero, ¿a quién diablos le puede importar, más allá de la sala de los Scoopebillelle, el retrato del patriarca de pie junto a su respetable, sentada y enruquecida esposa, rodeado de hijos y nietos reproducidos como conejos? El kitsch es arte fallido que pretendió imitar; mientras que lo cursi es sensiblería hilarante que se supuso sublime ¿Qué los une? Su pretensión de solemnidad, de seriedad, su condición de actos involuntarios de autoimportancia. ¿Qué los encumbra y ensalza? La fotografía kitsch (deformidad profesional del retrato) publicada con toda solemnidad y seriedad en un suplemento de Sociales.
4- Ejecuta un acto de prestidigitación mediática por el que lo frívolo, accesorio, fútil y banal... muta en Lo Importante, Lo Ideal, Lo Deseable. Así, el perfil del público lector de suplementos de Sociales, es el femenino (la misoginia la anticipa y asegura la familia patriarcal que subvenciona el derroche de sus miembros), puesto que ellas poseen la avidez de la mirada sobre la moda y... cómo les acomoda. Ojo avizor a la ropa, lentes, bolso, zapatos y relojes de marca, pues no hay peor crítica de la mujer que otra mujer: ve nomás el vestido que se puso Zutanita que de por sí está enana, para arrastralo por toda la boda de Menganita que por cierto, se ve como mimo con ese maquillaje.
5- El periodismo fiel al afán de lucro (que a la vez, aprovecha, explota) de los grandes empresarios (pequeños y medianos  alcanzan a aparecer amontonados dentro del periódico, NO en el suplemento), se presta a reproducir y enaltecer como materia de opinión pública, la forma de vida privada de quienes anhelan (y pagan para) ser fotografiados e impresos para la Posteridad (sinónimo de fin de semana que dura la lectura del suplemento) en unión de sus Mejores Familias, con sus Mejores Ropajes, adquiridos en los Mejores Centros Comerciales -la plaza comercial transitable por las Mejores Familias, es la única realmente existente: el resto son tianguis-, en los cuales (se cierra el círculo), los grandes empresarios poseen sus Mejores Tiendas o Socios.
6- Más que la lectura, se fomenta la condición de voyeur. El suplemento de Sociales invita a devorar prójimo con la mirada puesta en el ojo de la cerradura u objetivo de la cámara fotográfica (pues se trata como ya se dijo, de darle rango de Importante, de Materia de Opinión Pública, a las aventuras de los ricos en la Vida Privada). Y el sobrexcitado mirón, fisgón (si es pobre y clasemediero: atisbador acomplejado, siempre a la zaga, siempre excluido, pero con todo el derecho a mirar la riqueza), procede a aprender, a asimilar el clasismo natural, a conocer su clase social, mediante el recurso didáctico mnemotécnico. Comienza el examen: ¿Quiénes son los ricos? ¿Cómo se visten? ¿Con quién se desposan? ¿A dónde viajan? ¿Cómo se divierten? ¿Cuáles son sus pasatiempos, deportes, usos y costumbres? Si el lector voyeur es rico nativo, procede a memorizar la lección de los suplementos que ofrecen el ojo de la cerradura a nivel internacional. Así, entonces: ¿Quiénes son los ricos de EEUU, de Europa, de China? Se desprende un subgénero abrumadoramente teenager: ¿Quiénes son los Ricos y Famosos, las Estrellitas y Astros en el universo del espectáculo? ¿Cómo se visten? ¿Con quién se desposan? ¿A dónde viajan? ¿Cómo se divierten? Y aquí se deslinda un subgénero más, ya no anacrónico sino decadente: los voyeurs de monarquías. ¿Quién es el Rey y la Reina; quién el príncipe y la princesa? ¿Cómo se visten? ¿Con quién se desposan? ¿A dónde viajan? ¿Cómo se divierten?
7- Finalmente, el suplemento de Sociales inhibe la crítica política y hace pasar por Orden Natural Justo/Normal inscrito en un Tiempo Metafísico Apacible (sonría, mirando aquí a la cámara por favor) y Eterno (vulgo ocio: los ricos siempre están de vacaciones o, dicho de otra manera, trabajando incansablemente por descubrir nuevos lugares y pasatiempos contra el aburrimiento, pues no todo es golf, polo o copa hípica en esta vida), lo que en realidad es un orden social injusto, opresivo, prepotente, conflictivo, violento... y lleno de nacos. De ahí que el lector voyeur de suplementos de Sociales, tenga la vista fija en lo que su conciencia concibe como un antro exclusivísimo siempre de moda, atestado de ricos que no dejan entrar a cualquiera: EEUU. (MFM)

1 comentario:

Baltazar dijo...

Y aquí en Guadalajara sobran los avídos lectores de esos panfletos publicitarios del estilo de vida de los (ilícitamente) ricos y (lamentablemente) famosos.

Pero aquí suele darse una especie de personalidad social múltiple, algo así como una esquizofrenia sociocultural; ansiar/emular el estilo de vida y los atavíos del rico, pero sin abandonar los valores y la sensibilidad (y a veces la estética) del pobre. Cuántas veces no hemos de ver al junior a bordo de una reluciente Hummer ó Ford Lobo del año, pero con la Banda del Cerro Chato a todo volumen en su estéreo, raudo como bólido por avenida Patria con rumbo al puesto de tortas ahogadas de su prefencia, modelando una playera de 400 pesos, una cachucha tachonada con piedritas rutilantes (300$) y una cadenota dorada colgándole del cuello.