Convendría un anillo de compromiso menos metálico y más orgánico, que fuese desarrollándose conforme al crecimiento de la relación (al revés de achicarse y estrecharse hasta casi obstruir la circulación del dedo). Pues los hombres (que no mujeres) que concibieron el anillo como símbolo manual -"pido tu mano", declara el novio-, tenían en mente más el sentido de posesión que de cariiño. Pero este es ajeno a la condición de objeto de propiedad privada, ya que que el cariiño pertenece más al reino vegetal, resultado de un proceso de fotosíntesis donde la luz y el calorcito del sol devienen indispensables. Así, el convencional compromiso del anillo es con el frío metal de que está hecho. (MFM)
4 comentarios:
Sabias palabras...de tu autoría?
Así es, Laurísima. Lo firmo.
Y ¿para cuándo te desharás de tu anillo de divorciado, que tan elocuentemente transparenta lo muy casado que aún estás? cras, cres, cris, cris, cres, cras.
Aquabé-¿por qué quitármelo si es negro profundo como la noche -soy noctámbulo- para ver las estrellas, Venus y la luna llena: un espacio giratorio vastísimo más amplio que las cuatro paredes de la monogamia?
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