domingo, 4 de diciembre de 2011

¿Catarsis? No hay tal

Magú recibió el Premio de La Catrina
3 de diciembre de 2011.- Para Magú (San Miguel el Alto, Jalisco, 1944), alias Bulmaro Castellanos Loza, 'el cartón funciona como catarsis para una sociedad agraviada como la nuestra'. Añadió que 'el humor ha funcionado bien para una sociedad que no tiene forma de desquitarse de los poderosos. El humor político la redime, da la oportunidad del desquite, de asumir como suya la burla que el caricaturista le aplica al político. Eso les da a los ciudadanos una especie de descanso, regular o durante algunas horas al día, hasta el día siguiente, cuando otro político nos hace alguna fregadera y buscan un caricaturista cañón que lo exhiba y lo ridiculice', expresó.

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La palabra catarsis, del griego kátharsis, surgió en un contexto médico con el significado de 'purga' (del intestino) y fue Aristóteles quien le dio el sentido de purificación de las pasiones al referirse al efecto que la tragedia griega producía en los espectadores. Como bien observó el filósofo ateniense, el público se identificaba con los males, dolores, errores y sufrimientos de los actores en escena, en quienes cada espectador depositaba o proyectaba los propios males, dolores, etcétera, para de ese modo, purgarlos, esto es, purificarlos. Igual función cumplen ahora las telenovelas o melodramas: hacen pasar por agua-de-llanto las pasiones a fin de rebajar su carga incendiaria, antisocial. Así, algo malo, dañino, atorado dentro de la persona (como malos humores en el intestino), se libera, se desaloja mediante la catarsis. En terapia psicoanalítica se trata de hacer salir del sujeto, mediante la palabra catártica, un secreto patógeno, consciente o inconsciente, que produce un estado de alienación o locura.
Ahora bien, si se considera que la catarsis es un término relacionado con la tragedia, lo doloroso y lo patógeno; y si se considera que los caricaturistas políticos o dibujantes de humor nos situamos más bien, del lado de la comedia, con sus recursos humorísticos y cómicos; hay que concluir entonces que catarsis y caricatura no combinan, pues la comedia (al contrario de la tragedia que usa el dolor como purga) emplea los mecanismos que van de la sonrisa a la carcajada, para reafirmarse con placer (no con dolor) en la realidad.
Por ende, la función del cartón político va en el sentido positivo de informar y reafirmar, mediante el sentido del humor (no del dolor) al ciudadano (e)lector en su estado de conciencia alerta sobre el statu quo, situación de poder imperante o coyuntura política actual.
Por ende, la función del cartón político no es la catarsis, como se denunciaba en los setentas desde cierta posición de izquierda ortodoxa -que Magú debió de escuchar muy bien-, que acusaba incluso a los caricaturistas pequeñoburgueses de hacerle el juego al sistema, ya que en vez de invitar al activismo político, en vez de incitar a tomar las calles, en vez en suma, de hacer la revolución, apagaban -mediante catarsis- la mecha de la bomba revolucionaria, siempre a punto de estallar, que derrumbaría, al fin, el sistema burgués. Por eso, la tesis catártica huele a ropa vieja, mala conciencia y sentimiento de culpa. (MFM)

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