domingo, 4 de diciembre de 2011

Poder, lectura del

(...) El episodio de Guadalajara muestra la debilidad de Peña Nieto porque enfatiza la fuente de su fortaleza y también sus grietas. No esnobeo al candidato. Me parece absolutamente irrelevante que el político sea un lector voraz o que use la lectura como somnífero. Podría treparme al carro de los burlones que se carcajean con el tropiezo del candidato y recuerdan con ello los resbalones del señor Fox. No me preocupa que un político lea poco y mal, como parece ser el caso del político mexiquense. Me preocupa que sea incapaz de activar neuronas cuando surge el imprevisto. Ese fue el angustioso espectáculo que presenciamos quienes lo vimos hundirse en ese pozo oscuro que es para él la invitación a pensar sin coreografía.
(...) Se le podrá caricaturizar pero no tiene sentido menospreciarlo. Que Enrique Peña Nieto no sea un hombre de ideas no quiere decir que sea una nulidad política. Mientras nos hemos empeñado en desdeñarlo como un simple producto de la televisión, él se ha dedicado a brincar los obstáculos que le han sembrado y lo ha hecho con éxito. Quiero decir que hay en él una intuición política y un sentido de disciplina que no podemos seguir ignorando.
-Jesús Silva-Herzog Márquez

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