sábado, 24 de diciembre de 2011

Cuento post-navideño

La cena de Nochebuena congregó a toda La Familia encabezada por la Tuta. Sus muchachos trajeron para el intercambio, cocadas, chongos zamoranos de éxtasis y enormes ates de membrillo como bazucas. El pavo fue encargado al Pozolero del Teo, el gravy humano a los Zetas y el relleno de picadillo de sesos al Cártel de Juárez. En un ambiente baleado y festivo, todos disputaron palmo a palmo sus zonas de influencia en la espaciosa cocina. Bandejas de oro circularon con vasos de whisky, tonsol y tequila. Edgar Valdez Villarreal avisó que transformaría en confeti a quien osara regalarle de nuevo una Barbie. Para imbuir la atmósfera de espíritu navideño el Mayo Zambada entonó a dúo con el Mochomo, el villancico: Pero mira cómo mueren los peces en el río... Los chicos del Cártel del Golfo, ataviados de pastorcitos con granadas, escenificaron una pastorela con el Jefe de la Policía Municipal de la plaza en el papel de burro que lleva a lomo a la Virgen que representó Miss Islas Caimán, novia de El Indio. La aparición súbita de quien afirmó llamarse el Señor de los Suelos produjo un rumor y luego un silencio incómodo entre los asistentes. Desde la cocina el Pozolero gruñó: "¿Qué no era más bien, el Señor de los Cielos?", dijo mientras ahogaba en ácido los últimos cloqueos del guajolote. "Bien, es que, o sea, porque", tartamudeó sudando copiosamente el hombre de baja estatura vestido con saco rojo y corbata rosa que caía en su pecho como lengua de vaca a la manera de empleado de Sanborn's; "es que yo quiero empezar desde abajo". La respuesta provocó un atronador aplauso de bienvenida al neófito. Música de la Arrolladora Banda Chupa-limón puso a todos a bailar. En el patio trasero los sicarios hacían cola para pegarle a la piñata que tenía ojos, orejas, nariz y boca con la que protestaba. La Reina del Pacífico repartió buñuelos entre los ruborizados miembros de la Policía Federal Preventiva. Mediante una discreta pantalla de plasma de 70 pulgadas, Osiel Cárdenas Guillén, desde una penitenciaría de Houston, envió un sentido y críptico mensaje: "Que pasen todos ustedes, sus escoltas y sus familias una Feliz Navidad y que no vea don Próspero el Año Nuevo", y alentó a mantener las tradiciones, pero no las extradiciones. Cuando los presentes se enteraron de que Santa Claus no vivía en el Polo Norte sino en México y que en realidad era el Chapo, quedaron pasmados, lo que no mermó su apetito feroz con el que atacaron el pavo y las casas circunvecinas. Afuera caía la nieve que helicópteros militares y de la DEA arrojaban en pequeños copos artificiales. Frente a la casa donde se ofrecía la cena, en una gran manta agitada por el viento se leía: Ven blindado a mi casa esta Navidad...
(MFM)

No hay comentarios: