jueves, 29 de diciembre de 2011

'Lloramos porque nos dejó a su pinchijo'



Por extraño, ridículo y grotesco que nos parezca el espectáculo de llanto colectivo del pueblo norcoreano por la muerte de su Querido Renacuajo Líder, conviene no subestimarlo de forma condescendiente, pues el mecanismo de psicología de masas que ahora se activa en ese país asiático, es el mismo que en un estadio de futbol desencadena la histeria colectiva (en ocasiones, la violencia) un gol del Chicharito o que provoca lágrimas y pesar masivo cuando la Selección Nacional pierde ante un equipo Masiosare. Los norcoreanos chillones que hacen la ola de lágrimas responden al mismo resorte psicológico que hace llorar y gritar bajo presión de la masa: MÉ-XI-CO, MÉ-XI-CO o cantar a coro con pucheros Cielito Lindo o Guadalajara, Guadalajara en los Juegos Patoamericanos de Vázquez Roña. Aunque la mayoría de los norcoreanos jamás conocieron en persona a su Amado Pigmeo Líder, llorar en hordas contiene el mismo dispositivo de contagio que hace aullar a los asistentes a un concierto de Rock, aun cuando la mayoría no conozca en persona al cantante que contempla desde lejos (a la memoria acuden las imágenes de las chicas llorando histéricas ante los primordiales Beatles). Las histriónicas plañideras norcoreanas tienen su equivalente en las dramáticas monjas y beatas que se convulsionan al paso del Papamóvil; en los peregrinos que gimen e imploran de rodillas ante la Virgen de Zapopan o la de Guadalupe; en los miembros de la Luz del Mundo que lloran sobrecogidos por la presencia del Big Brother Samuel Joaquín. Así, el Amado Porky Líder sustituye en Corea del Norte a la máxima idea de figura paterna: Dios (o en su defecto, el Papa) generando más que un fenómeno político comunista, un fenómeno religioso de masas creyentes. Haría falta un opositor que se atreviera a tomar el micrófono: "¡Por fin saliste, Tapón Aferrado, pero en vez de ensartarnos al oso panda con fleco que es tu hijo, queremos libertad de elegir y vivir en una cultura democrática con derechos humanos!" Lo trágico del moqueo masivo es que a diferencia de un estadio de futbol en Occidente con la masa histérica (¡árbitro vendido!), Corea del Norte es un estadio-estado-prisión con una masa que aúlla atrapada sin salida.

No hay comentarios: