domingo, 13 de noviembre de 2011

La obsesión por un orden bien 'peinado'

La belleza no es homogénea sino diversa



En la vida cotidiana, la manía por el orden, la perfección, la pulcritud, la proporción y la simetría, aplicada con alto grado de rigurosidad, precisión y exactitud, es una invitación a la frustración o la desesperación. Por una simple razón: la realidad no está hecha de absolutos perfectamente bien recortados. Antes bien la naturaleza se presenta plena de irregularidades, no de líneas rectas. El modelo de belleza así, no ha de cifrarse en un robot o rígido maniquí. Ha de incluir más bien, ciertas características despeinadas, holgadas, sueltas, dejadas a su curso natural, esto es, irregular, libre y relajado. Sin caer en el extremo hippie a la desgreñé-y-qué o en la postura antitodo me-rapéy-qué, conviene no obsesionarse por planchar las irregularidades del pelo "grifo" (animal fabuloso, por cierto), pues ¿quién, cuándo y por qué decretó que el cabello relamido y planchado es el mejor?

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