lunes, 3 de octubre de 2016

Editorial de Sanlunes/O letrerito de "Disculpe las molestias que le ocasione la obra"

Letrerito, por favor, para no imprimir llantas en la rúa
-Manuel Falcón
Puesto que la fecha 2 de octubre se tornó ya plurifecha, pues sirve para incluir toda las protestas habidas y por haber (desde la originaria masacre del 68, el cambio climático, pasando por el copete de Peña Nieto peinado masivamente por Roger Waters, hasta incluso el eructo sin aviso del Volcán de Colima), conviene aprovechar el mítico día para articular una propuesta sencilla: que el H(arto) Ayuntamiento coloque letreros en las calles que están embadurnando con betún negro, por favor ¿Qué les cuesta dirigirse a los automovilistas de la Zona Metropolitana (ese incesante hormiguero apretujado) mediante la consabida fórmula de cortesía: "Disculpe las molestias que le ocasiona la lechereada de calles que durará sólo una eternidad". De por sí, el temperamento del Homo-neuroticus tapatío pulula por las calles con ánimos de pleito (hay automovilistas enardecidos perfectamente dispuestos a convertirse en Hannibal Lecter si otro chofer no les cede el paso –es el llamado Síndrome de Aubry-pistolas). ¿Qué necesidad de incitar a la violencia sólo porque el H(ermético) Ayuntamiento no quiere gastar en mantas y letreros visibles a diez metros de distancia?
A poco de meditar el asunto, se advertirá de que no se trata de ninguna nimiedad: "¿letreros que avisen a los choferes, a prudente distancia, de la labor bajo el rayo del sol (por qué demonios, los obreros del betún, no trabajan de noche o de madrugada cuando no hay tráfico, sigue siendo un misterio tradicionalmente tapatío inviolable bajo la categoría de 'usos y costumbres') que llevan a cabo las cuadrillas de peones y camiones chapopoteros?". La petición incluso se solicita sin moño porque debían incluirse "rutas alternas". Pero no se pide demasiado: simplemente si el alcalde Alfaro ya lanzó su programa de "Renovación de calles" (y peatones) con una inversión de 1, 500 millones de pesos, que incluya en dicho presupuesto el siguiente rubro: "letreritos para que el automovilista no acabe atascado en la alfombra de chapopote". Se entiende la rivalidad con los otros avisos de las obras públicas que se realizan a nivel estatal a propósito de esa monstruosa cirugía a corazón abierto que constituye la Línea 3 del Tren ¿Ligero? (oneroso y atronador); se comprende también que el Secretario priista de Movilidad (imagen súbita de Servando Sepúlveda meneando las caderas a ritmo de twist) no colabore o coadyuve nomás tantito con las autoridades naranjas de Movimiento (imagen instantánea de Enrique Ibarra meneando las caderas a ritmo de twist) Ciudadano; casi se puede oír al Secretario de Movilidad: "les presto durante quince minutos un cuico de a pie para que juegue con el semáforo-en caso de que haya semáforo- en medio del caos vial  de la avenida que estén embadurnando").
Resulta así, cada vez más difícil la coexistencia pacífica y cordial en la Zona Metropolitana de Guadalajara (¿dónde quedó aquel "índice de felicidad"-chupándose el dedo- que alguna vez propuso evaluar la secretaría de Planeación?). Corresponde a las autoridades de los H (acendosos) Ayuntamientos, sobre todo los anaranjados, dar muestra de empatía con los habitantes del Valle de Atemajac; que deben ser sus interlocutores, no las autoridades tricolores rivales (estatales y federales). Revísese el caso del bloqueo al estacionamiento del aeropuerto de Guadalajara (en rigor, de Tlajomulco, hermana república de donde es originario el juguito-de-naranja-para-todos), por los ejidatarios del Zapote (en realidad, sapote que pedía nomás un besito al príncipe federal Jerry Ruiz Esparza, Secretario de Comunicaciones y Transportes-que nunca vino. Los ejidatarios tuvieron que conformarse con besito chino. Con caliño del secletalio López). Es un ejemplo atroz sobre la manera en que las autoridades de los tres niveles –tan sólo porque sus funcionarios respectivos pertenecen a diferentes partidos- entran en colisión, dejando atrapados en medio del pleito a los usuarios del aeropuerto gachupín (por cierto, ¿hasta cuándo se responsabilizará Hernán Cortés para ponerse al corriente en sus pagos al H (ospitalario) Ayuntamiento de Tlajomulco?). En suma, se aprovecha la plurifecha del "2 de octubre no se olvida es Alzheimer" para solicitar de la manera más atenta a los encargados de la "Renovación de calles" que coloquen letreros que avisen diez metros antes de sus guerras de lodito con chapopote. ¿Es mucho pedir?

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