jueves, 17 de octubre de 2013

Perogrullo pega en el marco

Cartón de Alexei Talimonov  
Verdad de perogrullo: en el futbol -se reitera desde la media cancha- no reside la identidad nacional. O que levante la mano el que acudió a las urnas a votar por los once seleccionados del equipo de futbol mexicano. En ese sentido, conviene recordar la ecuación proporcional directa: a mayor impotencia social/psicológica mayor fanatismo futbolero. De manera similar a la proyección psicológica que se establece con los Superhéroes del comic y ahora del cine, así ocurre con los jugadores de futbol: el espectador se enfunda en el uniforme del goleador y por el lapso que dura un partido, experimenta una existencia vicaria de triunfador. Para regresar luego, ya fuera del estadio, ya apagada la TV, a la goliza que le proporciona la realidad social cotidiana. Ya bajo la tutela de otros árbitros: desde su jefe en la oficina hasta la autoridad gubernamental manifestada en la patrulla de policía o el chofer de camión urbano.

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