sábado, 26 de octubre de 2013

De la necesidad de poner por escrito las vivencias/ O el objeto no identificado

-Noooo manches, wey, no sabes qué me encontré en el camino de terracería 
-¿Qué? 
-Una madrola brillante, así con patas... 
-¿Una qué? 
-O sea, una cosa picuda rarísima con foquitos... 
-¿Una cosa? 
-Ya, wey, sepa la madre qué era, pero te juro que lo veías y se te caía la baba 
-Ah, ok, me queda clarísimo

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