martes, 21 de febrero de 2017

Los bueyes de la post-verdad/O del síndrome del pinochismo ruso

Una enfermedad cerebral mucho más dañina, contagiosa y real nos aflige hoy: la que ha eliminado la capacidad o incluso el deseo de decenas de millones de distinguir entre la verdad y la mentira. La podríamos definir como la bovinización del ser humano tiene su origen en Rusia, donde la enfermedad lleva siglos incubándose (...) pero ahora se ha acelerado por la ya visible campaña global de desinformación sistemática cibernética rusa (que tiene de aliados tanto a Julian Assange de WikiLeaks como a Edward Snowden).  
El mundo político de EE UU ha sido rusificado. A la mitad del pueblo estadounidense le es irrelevante hoy si las declaraciones que provienen del Ejecutivo son mentira (medio país ha sido infectado por el virus de "los hechos alternativos"). Han abandonado la razón por la fe y, como ganado al matadero, se dejan engañar alegremente por el presidente y sus compinches. Masha Gessen, una periodista nacida en Rusia, escribió en The New York Review of Books

"La mentira es el mensaje. No es sólo que Putin (un Stalin light) y Trump mienten, es que mienten de la misma manera: descaradamente; y con el mismo propósito: imponer el poder sobre la verdad"


-John Carlin

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