Cuadrúpedo en la aurora, alto en el día
y con tres pies errando por en vano ámbito de la tarde, así veía la eterna esfinge a su inconstante hermano,
el hombre, y con la tarde un hombre vino
que descifró aterrado en el espejo de la monstruosa imagen, el reflejo de su declinación y su destino.
Somos Edipo y de un eterno modo
la larga y triple bestia somos, todo lo que seremos y lo que hemos sido. |
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